Continuamos con la segunda edición de los artículos relacionados entre sí enmarcados dentro de un contexto para llegar a una meta de forma coordinada y alineada con un objetivo que tiene que ver con la búsqueda de respuestas asociadas al pensar, la mente, el YO y los aspectos mencionados en publicaciones anteriores de este año. Aquí trataremos 4 componentes afines a lo que somos (cerebro-mente-emociones-sentimientos. Parte 1) y en un segundo artículo completaremos un quinteto agregando el Cuerpo. Parte 2.
Comenzamos elaborando las siguientes preguntas, algunas de las cuales ya se han planteados en otros artículos, pero sus argumentos siguen vigentes, así como intentar conocer sus respuestas: ¿cuál es la relación entre la mente y el cerebro?, ¿tiene la mente una realidad material? ¿cómo aprendemos y recordamos?, ¿está la mente relacionada con las emociones?, ¿puede pensar una computadora? y ¿es la mente únicamente un procesador de información?
Introducción filosófica y de otros campos
Hablar sobre la mente es algo absolutamente complejo porque tiene muchos vértices; entre ellos se encuentran la filosofía, el cognitivo, la neurobiología, la psicología, la lingüística, la informática, la religión y la inteligencia artificial, meramente para mencionar algunos de los campos del saber que nutren la mente. En paralelo, se intercambian el concepto de mente con la consciencia, amén de comúnmente unirla con el alma y el espíritu, a lo que no nos referiremos en esta oportunidad. Es importante recordar la definición de consciencia: «el darse cuenta de» .
Una de las correspondencias consideradas más problemáticas es el vínculo cerebro-mente, el cual nos permite – mediante su organicidad, sumada al laberinto neurológico – tener consciencia del sí mismo y del entorno, pensar, saber lo que conocemos y percibimos. Este problema filosófico está aún por resolver, aunque existen varias teorías neurobiológicas que abren caminos en este sentido.
La relación mente-cerebro nace desde tiempos inmemorables. En la época de los filósofos griegos, Platón defiende el dualismo mente/cuerpo basándose en la sobrevivencia del alma después de la muerte, lo que indica que son entes separados. En cambio, Aristóteles postula como principio de vida un cuerpo habitado por un alma o espíritu que no se contraponen. Luego, siguen en la edad media los escolásticos cuya filosofía reconoce a Dios a partir de la razón pura donde la religión ocupa un lugar importante. Con René Descartes y su famoso “pienso, luego existo”, comenzó la historia moderna del pensamiento, se arraiga el dualismo entre el pensamiento y el alma y, además, se implanta el racionalismo occidental que sostiene que la razón es la fuente principal del conocimiento y que aún existe hoy.
A la par, es imprescindible mencionar al filósofo Immanuel Kant quién partió del empirismo y el racionalismo para crear su razón kantiana que contempla hechos y acciones de nuestra existencia cotidiana. El conocimiento no puede ser independientemente de la experiencia, ni la razón puede aplicarse sin experiencia. El racionalismo crítico de Kant tiene su base en la búsqueda de la razón y la verdad transcendental, una búsqueda que exige no sólo producir una teoría, sino que también se debe probar su validez. En fin, según Kant nosotros no conocemos al mundo total como es sino como lo organiza nuestra mente. Por esto la importancia de la validez
Este dualismo filosófico, observado en cuerpo/alma, materia/espíritu, objeto/sujeto, causalidad/intencionalidad, objetividad/subjetividad…, es interesante porque refleja la necesidad del hombre de ubicar la mente en algún lugar del cerebro y preguntarse cómo se relaciona con la consciencia, lo espiritual, lo cognitivo, entre otros conceptos subjetivos como lo doloroso del dolor, el aroma de una rosa o la rojez del rojo…
Aunque el dualismo sigue sin ser definitivamente resuelto, con los progresos en el área de las neuroimágenes y computación, no solo podemos visualizar – asociado a una tarea – la conformación del cerebro en conjunto, sino que puede ser estudiado por partes o fracciones.
Es así que, desde el punto de vista de la naturaleza biológica y fisiológica de la mente existen investigaciones, las que solo mencionaremos rápidamente, que intentan unir en un todo la relación mente-cerebro. Entre estas se encuentran los métodos del mundo de los fractales que son patrones geométricos cuya estructura básica, fragmentada o aparentemente irregular, se repite a diferentes escalas como copias de sí misma, como es el brócoli, cuyas ramas son versiones similares desde la flor completa hasta sus ramas más pequeñas. Aplicando esta teoría se ha estudiado la organización en fractales de las redes neuronales cuando ocurren pensamientos muy complejos; por ejemplo, cuando nos llegan ideas muy complicadas que unen conceptos, contextos y experiencias globales se producen patrones de interacciones cerebrales que se reflejan simultáneamente en distintas escalas en un “todo” que se repite; o sea no hay separación entre cerebro y mente.
Otro caso es el de la física cuántica que trata de explicar la naturaleza de la mente mediante la búsqueda de sus correlatos neuronales con sus fundamentos. Los conceptos cerebro cuántico, mente cuántica y consciencia cuántica han ganado mucho terreno en la neurobiología del cerebro. Se está profundizando en varios aspectos como son si la física cuántica opera o no en las estructuras biológicas y, entre otros, la psicopatología cuántica que estudia las patologías como la depresión, ansiedad, demencia, esquizofrenia o alucinaciones en el marco de una teoría del cerebro cuántico. No obstante, no profundizaremos en estos mundos tan complejos. La idea es saber que ellos existen y están siendo trabajados/estudiados para resolver la dualidad mente-cerebro.
Finalmente, el cerebro humano es demasiado competente y calificado, al considerar cuánto es la porción de datos que tenemos en nuestra cabeza, partiendo de que nuestro cerebro tiene entre 85 y 100.000 millones de neuronas que se comunican entre sí por medio de 150.000.000 millones de sinapsis en un laberinto neuronal que intercambia y almacena información. ¿Podríamos tener una vaga idea de la inmensa magnitud, complejidad y funcionabilidad de nuestro cerebro y de nuestra mente? En el video que aparece en este artículo sobre la comunicación entre las neuronas a través de la sinapsis se puede observar la maravilla y la tamaña complejidad de nuestras neuronas, cuyos conceptos biológicos y fisiológicos se discutieron en el artículo anterior llamado “Cerebro-Neuronas-Neurotransmisores-Redes neuronales Parte 1 y 2”
Si bien, los saberes sobre el cerebro y la mente son muy extensos, aquí nos dedicaremos, sin más, a la mente y su relación con la consciencia, percepción, emoción y sentimiento.
Mente, consciencia y percepción
La mente es parte indisoluble del cuerpo, trama que trataremos en la Parte 2. Sin embargo, debemos partir que en nuestro cerebro existe una increíble representación de nuestro organismo debido a que la mente trabaja con la información que llega a nuestro sistema nervioso procedente de los sentidos que son parte de nuestra anatomía. Al mismo tiempo, por medio de su función cognitiva, entonces, la mente convierte esa información sensorial, sea el caso de un sonido, de una visión o de una palabra en pensamientos complejos con el fin de comprender la totalidad del fenómeno sucedido; así que, según lo que acontece a cada instante, nuestro cuerpo recibe información sensorial, la trasmite a nuestro cerebro donde es procesada y se producen pensamientos que surgen de patrones coordinados de interacciones entre las redes neuronales, de manera que la información es integrada, evaluada y resuelta, fenómeno mostrado en anteriores oportunidades. Es importante saber que estos patrones cambian a medida que suceden nuevas experiencias; así pues, nuestra mente no es estática y veremos el por qué.
Por otro lado, la consciencia no es lo mismo que la mente, aunque algunos las confunden. La mente es el proceso de un conjunto de información que proviene sensorialmente del entorno ya sea externo o interno; por el contrario, la consciencia es un estado, más no es un proceso, que nos permite darnos cuenta de nuestra propia existencia, de la de los otros y de las cosas que pasan en el mundo en que vivimos,como fue mencionado al principio. Antonio Damasio, a quién nos referiremos más adelante, nos explica en este video el misterio de la consciencia, que aquí la escribo con una “s” porque la utilizada comúnmente conciencia sin “s” se refiere a la moral o el bien y el mal, que consiste en la sensación de ser y de propia existencia y sin esta mente consciente no tendríamos ningún conocimiento de nuestra humanidad, ni del mundo, ni sentiríamos dolor, ni felicidad.
A la naturaleza de la mente-consciencia debemos agregarle la percepción, la cual es la forma en la que el cerebro interpreta las sensaciones que recibe a través de los sentidos para formarse una impresión inconsciente o consciente de la realidad física de su entorno. Es un proceso constructivo por medio del cual organizamos las sensaciones con la idea de captar conjuntos o formas dotadas de sentido.
En otras palabras, la recepción de la información es moldeada a partir de nuestra percepción, producto del conocimiento adquirido a través de las experiencias unido a nuestras características subjetivas como creencias y valores. La integración, por medio de la percepción, de nuestras experiencias o nuestro pasado con la información sensorial nos permite valorar el mundo. Es así que todo este conocimiento que modela mi percepción es producto de mi historia, creencias, experiencia y de mi aprendizaje por lo que es único, pero a la vez universal, como ocurre con los fractales.
En concreto, nuestra mente al pensar tiene la capacidad de transformar los estímulos en conocimiento mediante procesos cognitivos como atención, aprendizaje, memoria, lenguaje, razonamiento, toma de decisiones que luego se traducen en comportamiento. Sin embargo, la mente también actúa en automático y en el 95% de la vida como se describió en “¿Cómo funciona la mente?”
A lo expuesto es importantísimo señalar que sin nuestro cuerpo como almacenador y receptor del mundo sensorial (externo e interno), no podríamos ser conscientes, ni pensar. Cuando nos sumergimos en el mundo complejo de la mente no la podemos separar tampoco del cuerpo, como se verá en la Parte 2.
Antonio Damasio: emoción y sentimiento
Antonio Damasio es un distinguido neurocientífico portugués-estadounidense, profesor de neurociencia, filosofía y psicología en la Universidad del Sur de California y en el Instituto Salk y es el director del Brain and Creativity Institute. Su área de investigación es la neurobiología, estudia los sistemas que subyacen a la emoción, memoria, sentimientos, consciencia, lenguaje y toma de decisiones y ha trabajado intensamente en los correlatos neuronales con las emociones y sentimientos. Desde la neurobiología, profundizó y estudió lo que pasaba en nuestro cerebro y mente con la emoción y el sentimiento. Ahora, él nos aclara que no todo está exclusivamente relacionado con el conocimiento y razonamiento; hay algo más… y es ese algo más tiene que ver con las emociones y los sentimientos.
La emoción y el sentimiento, para Damasio, están vinculados, pero son distintos. En su libro “En busca de Spinoza”, explicado muy bien por Gustavo Faigenbaun, destaca la importancia de diferenciar la emoción del sentimiento, conceptos comúnmente confundidos. La diferencia solamente reside en el tiempo que transcurre al experimentar uno u otro; en el caso de la emoción todo sucede muy rápido y no dura mucho por el contrario el sentimiento es más prolongado y no desaparece. La emoción con el tiempo se puede transformar en sentimiento.
Él creó un nuevo paradigma donde la emoción y el sentimiento juegan un papel importante en la mente. Formuló la hipótesis de la huella somática, un mecanismo mediante el cual las emociones guían (o sesgan) el comportamiento y la toma de decisiones a partir de la percepción (historia personal) que influye en las emociones y, además, postuló que la racionalidad requiere de un aporte emocional. Por ejemplo, las emociones afectan e influyen en el proceso de aprendizaje, en consecuencia, influyen en la toma de decisiones.
La emoción es la reacción integral, de forma inmediata y sin necesidad de pensar, que tiene el cuerpo frente a un estímulo determinado. Ante el peligro sentimos miedo, una emoción, que se manifiesta en la aceleración del corazón, sudoración, se eriza la piel, hay secreción de cortisol, es decir las emociones son acciones, movimientos que se manifiestan externamente; en cambio, los sentimientos son eventos internos, invisibles y que no se pueden medir como el cortisol. Por ejemplo, cuando se habla de la tristeza, una emoción, se debe relacionar con un sentir como sería el no estar motivado o maldecir la vida la vida que le tocó vivir, los cuales son pensamientos asociados a la mente y al sentir, o a sentimientos de desánimo o desesperanza.
Para Damasio: “La diferencia entre una emoción y un sentimiento es que la primera está siempre referida a una secuencia de acciones y el sentimiento es el resultado de esa secuencia de eventos”.
A la vez, en estos procesos participa la consciencia y para que las imágenes visuales, táctiles o auditivas se hagan conscientes en la mente tienen que estar conectadas con los sentidos; por ejemplo, al encontrarnos en un lugar con alta temperatura, sentimos mucho calor, al rato, estamos conscientes de la alta temperatura y decidimos hacer algo al respecto y entonces actuamos. Es decir, nos dimos cuenta que podíamos quemarnos y actuamos.
Así pues, las emociones se encuentran en el cuerpo y consisten en un complejo de respuestas químicas, neuronales y de comportamiento, mientras que los sentimientos se encuentran en la mente y ambos cumplen un rol adaptativo para mantener la homeóstasis corporal y así sobrevivir. Así que, las emociones provocan sentimientos, aunque también existen sentimientos que provienen del interior del cuerpo como el sentir hambre o frío que no son emociones.
A la par, a raíz de un sentimiento, producto de una reacción emocional, se forman en la mente o el cerebro lo que Damasio ha denominado mapas mentales y neuronales que representan las partes del cuerpo que en conjunto operan de cierta manera unidas al sentir y al sentimiento. Estos mapas crecen a medida que experimentamos emociones y sentimientos.
Damasio señala: “Los sentimientos constituyen un componente crucial de los mecanismos de regulación de la vida, desde simples hasta complejos. Sus sustratos neurales se pueden encontrar en todos los niveles del sistema nervioso, desde neuronas individuales hasta núcleos subcorticales y regiones corticales”.
Para él tanto la consciencia como los sentimientos son el resultado de interacciones de un sistema nervioso con un cuerpo humano que los contiene por lo que la consciencia y los sentimientos caminan juntos al cuerpo y al sistema nerviosos. No hay una separación entre las funciones del cuerpo y el cerebro relativo a lo mental, como se verá en la Parte 2.
Agrega el investigador en una entrevista: la consciencia es un fenómeno físico que brotó del sentir que ha evolucionado en el tiempo a través de los sentidos. Los sentires de nuestros remotos ancestros estaban relacionados a necesidades básicas y primarias, necesarias para la sobrevivencia, fenómenos que también enfrentamos con circunstancias como cuando vivimos lo que fue la pandemia y ahora con los vínculos a las redes sociales.
En fin, el origen del sentimiento es un cuerpo reaccionando a un estímulo que provoca una emoción en la siguiente secuencia de eventos: 1. estímulo, 2. selección del programa emocional, 3. emoción, 4. mapeo neuronal y 5. sentimiento (estado mental). Al mismo tiempo, el tener sentimientos, mente, consciencia, atención tiene su origen en esos mapas mentales por lo que el sentimiento es la base de la vida mental y está sujeto al Yo. Para él, el YO es una consecuencia del sentimiento.
Al unísono, las emociones son elementos que afectan e influyen en el proceso de aprendizaje y consecuentemente, influyen en el proceso de toma de decisiones. De hecho, somos esencialmente “creadores de soluciones” para nuestra vida. Algunas veces somos creadores no-conscientes (forma automática) y otras veces sí somos conscientes cuando pensamos (estar plenamente consciente) como se ha mencionado anteriormente. En cualquier caso, a la hora de aportar soluciones, necesitamos de esos elementos, emoción y sentimiento, que es parte de todo el proceso. Es substancial insistir en que el sentir no depende solo de la realidad sino de la organización biológica del organismo.
Según mi interpretación, los sentimientos son percepciones o imágenes mentales que provienen o son influenciados por los mapas mentales del cerebro. El cerebro se mapea a sí mismo. Lo que quiere decir que nuestra percepción, ya sea esta auditiva, visual, olfativa, táctil, gustativa, de dolor o hambre, es el resultado de la interpretación de estos mapas mentales construidos a partir de nuestro aprendizaje, creencias y experiencias. De aquí que la realidad no existe sino en nuestra mente, dicho de otra manera: lo que sentimos no depende solamente de la realidad sino de la organización biológica del organismo que la puede transformar porque cada quién la percibe según quién es o cómo es.
Aquí llegamos al derrumbe de la idea de Descartes “pienso, luego existo” que Antonio Damasio expresó en su libro “El error de Descartes: emoción, razón y cerebro humano”, muy sencillamente explicado en este video, y que lo transformó en “existo, luego pienso” o “somos y después pensamos”.
Para finalizar con un constructo sobre el cuerpo, la mente, emociones y sentimientos que pueda ser transformado por uno mismo agregaremos lo que pensó Spinoza sobre la felicidad.
Según él, «el estado mental de felicidad o alegría es una transición hacia una significativa perfección que, a su vez, implica mayor armonía funcional ya que aumenta la libertad para elegir y actuar. El sentir tristeza, más bien, conlleva a una menor transición a la perfección por lo que disminuye el poder y la libertad para actuar. La tendencia de estos estados mentales contribuye o no con la autoconservación».
La capacidad de nuestra mente de sentir armonía y sentimientos positivos nos dará mayor libertad de acción, mayor participación de un Yo equilibrado y nos enrumbará hacia una inteligencia emocional. Por el contrario, la falta de armonía o la existencia de una discordia interna disminuirá esa libertad de “ser”. Al igual, cuando hay alegría las imágenes en nuestra mente pasan velozmente y las asociadas a la tristeza pasan muy lentamente.
Para darle más peso a este constructo que impulsa el logro de esta libertad y poder actuar, lejos del pasado y viviendo más el presente, es interesante señalar que en las últimas décadas ha habido un auge en investigaciones que han tratado de comprender y predecir el impacto de los procesos afectivos (emociones, sentimientos, motivaciones, estados de ánimo, entre otros) en cómo pensamos y nos comportamos, así cómo se vinculan con nuestro bienestar y le dan forma al actuar. Si bien, también es importante la función cognitiva.
Aquí podemos preguntar: ¿cómo ha afectado el ambiente desarticulado y catastrófico que ha enfrentado el venezolano por varias décadas?
Nunca está demás y siempre es beneficiosos recordar la buena noticia de que nosotros podemos intervenir en nuestro bienestar, como está detallado en el artículo sobre neurogenesis, neuroplasticidad y el pensar. Se ha demostrado que cada una de las mencionadas prácticas influyen en nuestro bienestar emocional y nos acercan a nuestro Yo y Ser. Esperamos haber respondido desde algún ángulo, parte de las preguntas planteadas
Finalizamos repitiendo las lúcidas frases de dos personajes famosos: José Ortega y Gasset – “Yo soy yo y mis circunstancias” y de Santiago Ramón y Cajal, el padre de la neurociencia – “Todo hombre puede ser, si se lo propone escultor de su propio cerebro”.
Irene Pérez Schael
Ver Parte 2: «Hablando del cuerpo…construyendo un quinteto«, publicado seguidamente de éste.
Nota: Todos los enlaces funcionaron para el momento de su publicación.




















4 Comentarios
Alicia Ponte
Genial la relación con la dupla de los Damasio, grandes investigadores, pensadores y neurocientíficos siempre acertados en su aproximación a los sentimentos y la consciencia. Gracias Irene
Mirador Salud
Si, Alicia, Antonio Damasio es un gran científico y tiene una capacidad para integrar información desde distintos vértices.
Abrazos y muy sentidas gracias
Irene
Liliana Miñán
Infinitas gracias! Siempre iluminas la comprensión de lo que nos pasa, generando esperanza…»La capacidad de nuestra mente de sentir armonía y sentimientos positivos nos dará mayor libertad de acción, mayor participación de un Yo equilibrado y nos enrumbará hacia una inteligencia emocional. Por el contrario, la falta de armonía o la existencia de una discordia interna disminuirá esa libertad de “ser”. Al igual, cuando hay alegría las imágenes en nuestra mente pasan velozmente y las asociadas a la tristeza pasan muy lentamente.» Construyamos más y mejor armonía…!
Mirador Salud
Gracias Liliana, estudiar la mente, sentires y pensamientos ha sido maravilloso para adaptarse sin someterse al entorno y
porque el conocer el YO nos da libertad.
Millones de gracias por expresar esa comprensión rodeada de cariño, le da valor al trabajo de investigar y escribir
Saludos
Irene