El término primavera, ha tenido una evolución interesante. Hasta el Siglo de Oro en España (1492-1659), se designaban las estaciones del año como: verano, estío, otoño e invierno. Sin embargo ya la palabra primavera incluía el significado de “entrada del verano”. Más adelante el Diccionario de Autoridades de la RAE, publicado entre 1726 y 1739, estableció la clasificación actual explicando que, según su etimología, la primavera se usaba regularmente para designar el tiempo del estío. Se hicieron así sinónimos estío y verano.
El nombre de las estaciones en latín y las nuevas propuestas en español destacan que, hasta el Siglo de Oro en España, el período entre el 21 de marzo al 21 de septiembre era designado con tres nombres: primavera: comienzo de la estación conocida ahora con este nombre, verano: tiempo de la primavera y comienzo de lo que hoy llamamos verano y estío el resto de la estación del verano.
Posteriormente según testimonio del Diccionario de Autoridades, se produce una reestructuración significativa de este período extendiendo el significado de la palabra primavera su significado y haciéndose sinónimos verano y estío y manteniéndose solamente las dos palabras actuales: primavera y verano.
En la mitología griega, el inicio de la primavera se traduce en alegría y abundancia. Año tras año, Deméter (diosa de la naturaleza) se le permitía reencontrarse con su dulce hija Perséfone, quien había sido raptada por Hades, pudiendo pasar solo la mitad del año con su madre. Este mito explicaba para los griegos de la antiguedad el cambio de las estaciones y el ciclo eterno de la muerte y el renacimiento en la naturaleza.
Desde el punto de vista de la astronomía, en el Hemisferio Norte esta estación comienza el 21 de Marzo tras el equinoccio de primavera y termina alrededor del 21 de junio tras el solsticio de verano. En su inicio la tierra alcanza su posición más alejada en su órbita alrededor del sol, con ello se produce la mayor diferencia entre la duración del día y la noche. La primavera se caracteriza por que los días son más largos que las noches, además los árboles y los campos vuelven a florecer. Su inicio y culminación nunca suceden en la misma fecha, ya que nuestro calendario se ajusta para compensar cada ciclo de la órbita de la Tierra alrededor del sol.
En las naciones pertenecientes al Hemisferio Norte la primavera se considera como la época más propicia del año para preparar la tierra y cultivarla. Esto produce mejores resultados en la obtención de cosechas ya que inmediatamente después inician las temporadas de lluvias con la finalización del verano y la llegada del otoño. En Iberoamérica, aludiendo a sus condiciones climáticas agradables, se celebran distintas festividades en honor a la juventud, el amor, la vida, el sol y el aire.
Por su posición geográfica, en la franja ecuatorial, a Venezuela le corresponde un clima tropical templado, con dos grandes períodos estacionales en el año: un período lluvioso (marzo a noviembre y un período seco (noviembre a marzo). Adicionalmente, se celebra el 19 de marzo Día de San José, como Día de la Primavera. Por tanto con esta entrega estamos honrando el inicio de la primavera.
¿Qué deseamos plantar?
Siento especial predilección por observar las coincidencias o sincronicidades entre los ciclos de la naturaleza y nuestros procesos psicológicos. Hasta ahora he publicado varios artículos referidos al estímulo u oportunidad que nos brinda la época invernal con sus noches más largas para el recogimiento y la reflexión anual. Personalmente, al coincidir mi cumpleaños con la última semana del año, ha sido un motivo especial para prestar atención a lo sucedido en el año y a los planes de evolución personal para el año siguiente.
Donde vivo actualmente disfruto de un mayor contraste estacional. A mi alrededor destacan los brotes de hojas nuevas en árboles desnudos, brotes verdes más claros en plantas de hojas perennes y los jasmines fragantes. En esta ocasión, el inicio de primavera activó mis deseos de conocer más sobre plantas nativas – con menos requerimiento de riego – para incorporarlas en un jardín en vías de renovación que tenemos.
Al reflexionar sobre el tema recordé los experimentos que hicimos para cultivar tomates enanos y fresas, entre otros, por ser los favoritos de mi nieta-asistente. Empezamos con los tomates y preparamos una maceta de vivero con la mezcla de tierra recomendada y con mucho cuidado seguimos las indicaciones para sembrar las semillas.
Día a día, estuvimos revisando el progreso de nuestras semillas plantadas en filas espaciadas regularmente. Después de la primera semana empezamos a ver brotes en unos sitios, pero no en otros. Mi nieta ingenuamente me preguntó ¿Porqué no están brotando todas las semillas que sembramos? Sin pensarlo mucho le respondí – porque no todas las semillas están preparadas para nacer -.
Este argumento me vino a la mente al relacionar la siembra de semillas con el concepto de desarrollo personal que subyace en la mayoría de programas de coaching que conozco. Por ejemplo, una persona desea mejorar su forma de trabajar para evitar procrastinar asuntos importantes. En las sesiones de coaching, buscamos explorar conjuntamente – con ejemplos específicos – las circunstancias de cuando esto sucede y diseñamos prácticas conductuales que esta persona deberá realizar para evitar la procastinación.
Sin embargo, para que estas prácticas logren su propósito (cambiar esta conducta) las circunstancias (tierra, envase, sol y agua) deben ser los apropiados. Aún así, puede ser que no se produzca el cambio deseado. En estos casos, buscamos profundizar más sobre lo que impide que la persona realice la práctica que la ayudará a no procrastinar. En este caso su deseo de cambio está claro, pero puede tener condiciones inconscientes que se lo impiden. La persona no está preparada para cambiar o la semilla no está preparada para nacer. Cuando la persona no hace la práctica, la modificamos por otra más factible de realizar. En todo caso, se pueden cambiar las prácticas, pero si no se llega a la raiz de lo que está impidiendo el cambio, no habrá progreso alguno, aún teniendo consciente que de alguna forma está saboteando sus intenciones. En este caso, el de ser más productiva en su trabajo.
Pareciera entonces que las intervenciones que se pueden hacer a través del coaching son limitadas o que en ciertos casos se necesitarían sesiones de terapia profunda para lograr los cambios deseados. ¿Quiere decir que el cambio siempre es deseable y posible?.
Hice una pausa e hice algo que me hizo repensar lo que parecía ser una convicción firme de mi parte. Sincronísticamente releí el siguiente escrito de Pema Chödrön en su libro Start Where You Are: A Guide to Compassionate Living [Comienza donde estás: Guía para vivir compasivamente]. [Según traducción propia]:
«Ya tenemos todo lo que necesitamos. No hay necesidad de automejora. Todos estos viajes que nos imponemos a nosotros mismos, el temor intenso de que somos malos y la esperanza de que somos buenos, las identidades a las que nos aferramos con tanto empeño, la ira, los celos y las adicciones de todo tipo, nunca tocan nuestra riqueza básica. Son como nubes que bloquean temporalmente el sol. Pero todo el tiempo nuestro calor y brillantez están aquí mismo. Esto es quienes realmente somos. Estamos a un parpadear de ojos de estar completamente despiertos.» Pema Chödrön
Práctica para un cambio compasivo
Para dejarlos con un reto reflexivo pero con una actitud optimista, les dejo lo que creo puede ser un compromiso entre los deseos de cambio que me traen mis clientes de coaching y las recomendaciones de nuestra sabia Pema Chödrön.
- Cuando se sientan insatisfechos por algo que deseen cambiar en ustedes hagan una pequeña meditación, tomando una pausa de sus quehaceres.
- Pongan una alarma para no preocuparse por el tiempo y pongan 5 minutos. Cierren los ojos y respiren buscando relajar su cuerpo.
- Piensen: ¿qué es lo que verdaderamente les molesta de ustedes que quisieran cambiar?.
- ¿Cuál sería el sol personal que se oculta detrás de esa actitud o conducta?
- Exploren ¿cómo pueden intensificar esos rayos de sol inherentes en su humanidad que está siendo ocultado por esa nube gris?
- Seguramente empezarán a notar un cambio sin mayor esfuerzo, al enfatizar conductas positivas y naturalmente disminuirán los aspectos que ustedes consideran indeseables en el momento.
- Cierren la meditación agradeciendo la claridad que siempre estará a la disposición de ustedes.
Espero disfruten esta práctica. Como siempre los invito a compartir sus resultados o cualquier otra sugerencia acerca de estos artículos. Muy agradecida por su lectura.
Jeannette Díaz
Foto: Rupert Britton de Unsplash
Nota sobre la autora:
Jeannette Díaz es Doctora en Educación de la Universidad de Massachusetts, Amherst, Profesora Titular Jubilada de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela. Durante sus 28 años como docente, Coordinadora Académica y Coordinadora de Investigación disfrutó siendo mentora y coach de estudiantes y profesores apoyándolos en el desarrollo de sus habilidades creativas y progreso en sus carreras docentes. Formalizó esta área de interés cursando estudios y obteniendo la Certificación como Integral Master Coach® de Integral Coaching Canada. Es miembro de la Federación Internacional de Coaches en el nivel Profesional (PCC). Actualmente trabaja como coach, ayudando a profesionales creativos
3 Comentarios
Alicia Ponte
Gracias Jeannette, me llegó muy hondo.
Salduos
Gisela Marie
Muy bueno. Bella la foto no sé en cuál orden los tulipanes y las orquídeas son mis flores favoritas. Gm
Jeannette
Mis apreciadas lectoras, gracias por sus comentarios que me animan a seguir escribiendo para ustedes.