Francisco De Venanzi nació el 12 de marzo de 1917, una salud frágil lo acompañó durante toda su vida, lo que no impidió que desde muy joven demostrara un gran interés por el estudio y deseos de adquirir conocimientos. Los estudios secundarios los realizó en el Liceo Andrés Bello y algunos de sus compañeros de estudio fueron Ramón J Velázquez, Luis Manuel Peñalver, Juan Di Prisco y Jesús María Bianco. Di Prisco y De Venanzi continuaron estudios de medicina en la Universidad Central de Venezuela (UCV), hecho que originó una gran amistad entre ellos la cual se estrechó mucho más debido al matrimonio de Juan Di Prisco con Rosa De Venanzi, hermana de Francisco. Ambos obtuvieron el título de médico y doctor en medicina en 1942.
Ya desde sus años de estudiante en la UCV mostró gran interés por la investigación científica y comienza a publicar sus primeros trabajos el mismo año de su graduación de médico. Desde estudiante estuvo interesado en el área de bioquímica y aspectos nutricionales. Los niveles de proteínas como índice del estado nutricional en sujetos sanos fue su tesis presentada para obtener el título de médico y doctor en Ciencias Médicas.
A los pocos años de haberse graduado de médico, De Venanzi fue becado por la Fundación Rockefeller para realizar una maestría en las áreas de nutrición y endocrinología en la prestigiosa Universidad de Yale, en los Estados Unidos. A su regreso, a mediados de la década de los 40, ingresó como profesor tanto de la Cátedra de Patología General y Fisiopatología de la Facultad de Medicina como de la Facultad de Odontología de la UCV.
Desde estudiante se sintió atraído por la investigación científica. Fue Premio Luis Razetti de la Facultad de Medicina de la UCV con un trabajo sobre calorías y proteínas en un grupo de trabajadores de clases populares y esto aumentó su vocación por esta actividad profesional. Pasa a formar parte de la cátedra de Patología General y Fisiopatología del Instituto de Medicina Experimental de la UCV después de ganar el concurso con su tesis sobre nutrición. Con dicha tesis gana también el premio de la Junta de Beneficencia como la mejor tesis en medicina. El cargo académico en la Cátedra de Fisiopatología lo ejerció diariamente hasta su jubilación y, aun siendo Rector de la universidad, cumplió con su compromiso en la cátedra con los proyectos de investigación y con la docencia.
A comienzos de los años 50, con el golpe de estado de 1948, se inició una dictadura militar que duraría 10 años por lo que debido a las adversas condiciones políticas se vio obligado a renunciar a su cátedra junto a un gran número de profesores de la UCV. Durante esos años fuera de la universidad, no cesó su actividad científica y junto a Marcel Roche funda el Instituto de Investigaciones Médicas de la Fundación Luis Roche y además fue director fundador del Centro de Investigación en cáncer de la Sociedad Anticancerosa. Allí se reúnen un grupo de investigadores que posteriormente conformaron el grupo inicial del Instituto de Investigaciones Científicas (IVIC).
De Venanzi consideraba que el desarrollo científico en un país facilita el proceso de maduración mental del sujeto tanto desde un punto de vista personal como social, crea una actitud científica, altamente deseable en múltiples actividades humanas, y además constituye la clave del progreso material. La ciencia en nuestros países es fundamental para alcanzar un desarrollo integral de la sociedad.
Desde ese momento comienza a cristalizar la idea de crear una asociación que propicie el encuentro de investigadores para compartir sus investigaciones y el 20 de marzo de 1950 funda junto a un grupo de intelectuales la Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia (ASOVAC), con la idea de promover la actividad científica en el país; funda seguidamente la Fundación Venezolana para el Avance de la Ciencia (FUNDAVAC), conformada por empresarios con el objetivo de crear becas de estudio, fondos de investigación y fondos de publicación que contribuyeran de manera efectiva al financiamiento de la actividad científica en el país. Instituciones que existen hasta hoy.
La actividad científica de Francisco De Venanzi se centró en aspectos nutricionales, bioquímicos y endocrinológicos, trabajos que realizaba con su grupo de colaboradores. Estudió en profundidad la epidemiología y los factores etiológicos del bocio endémico en poblaciones de los Andes venezolanos concluyendo que esta afección era causada por deficiencia de yodo en la dieta. Destacó la importancia de enriquecer a algunos alimentos con yodo para prevenir el bocio y el hipotiroidismo que eran endémicos en esa región. De Venanzi fue pionero en Venezuela en la aplicación del método de captación de yodo radioactivo para el diagnóstico de la disfunción tiroidea. Estudió deficiencias vitamínicas y de proteínas y su influencia en aspectos nutricionales y endocrinológicos
De Venanzi publicaba tanto en revistas nacionales como en revistas internacionales y fue también autor de muchos artículos científicos, de divulgación de la ciencia y de política científica, universitaria y nacional.
Al inicio de la era democrática en el año 1958, fue nombrado presidente de la Comisión Universitaria encargada de redactar la Ley de Universidades y posteriormente fue electo Rector de la UCV, cargo que ocupó hasta 1963. En el Aula Magna al inicio de clases, siempre decía: “La universidad debe ser un centro de activa creación original de ciencia y cultura y en ese orden de ideas trataremos de facilitar en lo posible la labor de Facultades como la de Humanidades y Educación, estructurar definitivamente la Facultad de Ciencias y propiciar la investigación en todos los departamentos universitarios, el verdadero avance del país está ligado indisolublemente al futuro de sus Universidades…todo lo que represente un aumento de las posibilidades financieras se traducirán en definido progreso…”
Destacaba la importancia de la formación del personal y la protección de ese recurso humano. Remarcó el papel político de las universidades y cómo ésta debe ejercer el ejercicio de la crítica, del respeto mutuo y su participación activa en las decisiones que afecten el destino de la universidad y del país. Sostuvo que la universidad, además de trabajar en favor de la ciencia y la cultura, debía irradiar su razón de ser a la población venezolana, enseñarle cómo se deben usar las garantías constitucionales y cuando éstas estén en peligro, la universidad democrática debe explicar al pueblo como sustituir la voluntad arbitraria de un hombre por el consenso del grupo. Por ejemplo, durante el levantamiento militar del general Castro León que ocurrió apenas comenzaba la democracia, De Venanzi dijo: ¨La universidad se opondrá con todas sus fuerzas a que la nación se convierta de nuevo en el perpetuo campo de concentración al servicio de mezquinas ambiciones de un grupo¨ Cuanta vigencia tienen ahora sus palabras.
Durante el período en que ejerció el rectorado de la UCV fue director de ASOVAC, instaló la Facultad de Ciencias inaugurada junto con Rafael Pizani, presidió la primera sesión de trabajo del Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico (CDCH), creó la Escuela de Salud Pública y el Instituto de Previsión del Profesorado y fundó la imprenta universitaria.
Durante los años iniciales de la década de los años 60, De Venanzi se rodeó de grupos de científicos, intelectuales y profesores universitarios que se reunían para discutir temas universitarios, de educación y de cultura; seguramente durante esas reuniones se señalaron las características que debían tener las universidades del país. Se llegó a editar la revista Universalia que constituía una publicación de interesantes artículos de opinión sobre estos temas.
Desde el inicio de su rectorado, la universidad comenzó a ser amenazada por fuerzas políticas tanto dentro como fuera del país. Le toca vivir una época muy difícil de confrontación estudiantil y profesoral durante la cual se organizó el movimiento guerrillero. Su empeño fue que la Universidad debía ser un instrumento de superación del pueblo y no un instrumento de poder político. De Venanzi fue un defensor a ultranza de la autonomía universitaria y para asegurar su independencia hizo respetar la diversidad de pensamiento y de ideologías y protegió la libertad de cátedra e investigación. En sus 5 años de rectoría se sentaron las bases de los lineamientos de la universidad y no solamente se ocupó de mejorar la UCV sino también se interesó en todas las universidades nacionales.
En 1977, De Venanzi crea la Asociación para la Investigación Universitaria (APIU) para incentivar aun más esta actividad en la UCV, asociación que existe hasta hoy manteniendo actividades importantes dentro de la UCV.
El optimismo fue una característica de su personalidad que se expresaba siempre en sus conversaciones, hasta en momentos de las mayores dificultades e incluso durante períodos en que su salud se deterioraba.
Francisco De Venanzi, dotado de gran tesón, perseverancia e ideas claras y junto a un número importante de intelectuales profesionales y hombres de cultura, pudo en tan corto tiempo realizar las reformas universitarias de acuerdo con el concepto de la universidad moderna para esa época, aportando su trabajo e ideas que fueron fundamentales para el desarrollo del país en la democracia que se iniciaba.
Fue un gran promotor del conocimiento, la cultura y el pluralismo político. Tal como lo expresó su hijo el Dr. Augusto De Venanzi, en abril del año 2017, en un acto que se realizó para conmemorar el centenario de su nacimiento, organizado por la APIU y la Facultad de Ciencias de la UCV, “hay tres conceptos que siempre lo orientaron en todas las acciones de su vida: el bien, la verdad y la belleza”.
Pancho como le decíamos familiarmente, frecuentaba la casa de mis padres donde se conversaba sobre los momentos que vivía en ese entonces la universidad y el país, historias que quedaron grabadas en mi memoria. ¡Cuanta vigencia tienen esas reflexiones en esta Venezuela que vivimos hoy día! Cuando ocupé el cargo de Secretaria General de la ASOVAC tuve la suerte de conversar muchas veces con Pancho sobre las necesidades del país y como desde ASOVAC podríamos contribuir en ese sentido. Decía, “nunca imaginé estar conversado estos temas con mi sobrina”.
El Dr. Francisco De Venanzi falleció el 12 de septiembre de 1987 dejando un legado fundamental a las universidades y al país. Fue ejemplo de trabajo constante, emprendimiento inigualable y de una gran capacidad de trabajo.
María Cristina Di Prisco
Nota sobre la autora: María Cristina Di Prisco es médico egresada de la Universidad Central de Venezuela (UCV) con postgrado en Puericultura y Pediatría (UCV) y PhD con mención en Inmunología, de la Universidad de Cambridge, Inglaterra. Tiene pasantías en los servicios de Dermatología del Hospital de Addenbrooke en Cambridge, Inglaterra y del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, España. Tiene publicaciones en revistas de la especialidad, nacionales e internacionales. Es Profesor Titular Jubilado del Instituto de Biomedicina, Facultad de Medicina, UCV. Actualmente ejerce la medicina privada y es consultor del Servicio de Alergia del Hospital San Juan de Dios y en la Unidad de Dermatología Integral LV en Caracas.
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