Un estudio realizado en funcionarios públicos británicos mostró una disminución de las facultades cognitivas con la edad.
Cada vez más personas tienen posibilidades de llegar a edades avanzadas. Pero también, llegar a la ancianidad con plenas facultades es difícil. Se sabe que perdemos capacidades cognitivas con la edad, pero se pensaba que este deterioro ocurría después de los 60 años. Sin embargo, este estudio mostró que el declive comienza en la edad madura, entre los 45 y 49 años.
El trabajo fue publicado en la revista The British Medical Journal el 5 de enero de 2012, y participaron investigadores del Institut National de la Santé et de la Recherche Médicale (INSERM) en Francia, del University College London en Inglaterra y de Harvard University en EEUU.
Este es un estudio de tipo prospectivo, en donde los participantes (5.198 hombres y 2.192 mujeres de la cohorte longitudinal Whitehall II) fueron evaluados 3 veces durante 10 años a partir de 1997-99 y se les practicaron pruebas de memoria, vocabulario y fluidez fonética y de semántica. Para el análisis estadístico los participantes fueron comparados con ellos mismos, longitudinalmente, y también transversalmente con otros participantes.
La publicación mostró que con la excepción del vocabulario, todas las categorías evaluadas disminuyeron en todos los grupos de edad (45-49, 50-54, 55-59, 60-64, y 65-70) pero fue más rápida en las personas mayores. Por ejemplo, la pérdida de razonamiento fue similar (4%) en hombres y mujeres con edades de 45-49 años, mientras que el deterioro fue mayor en hombres (10%) que en las mujeres (7%), en el grupo de 65-70 años.
Los ajustes por nivel educativo no cambiaron los resultados. También se encontró que los datos transversales no son fiables y son influenciados por el nivel de educación. La importancia de este trabajo reside en la metodología utilizada (estudio prospectivo o longitudinal) que permite llegar a resultados más concluyentes.
El deterioro refleja el envejecimiento biológico. Se sabe que la función cognitiva se pierde con la edad y que su deterioro es una característica de la demencia. Sin embargo, conocer que comienza a edades tan tempranas indica que se deben identificar los factores determinantes del deterioro cognitivo y evaluar procedimientos para su prevención o modificación.
Según el editorial publicado en el mismo número, el estudio presenta varias fortalezas, entre las cuales se encuentra la evaluación de la función cognitiva en distintos momentos de una década. La importancia de esto reside en la futura posibilidad de predecir riesgos de demencia a partir de cambios de la función cognitiva observados en épocas tempranas de la vida.
Los autores en el artículo concluyen: “a pesar de la mucha investigación sobre el diagnóstico precoz, fisiopatológico y estudios clínicos, no se han identificado biomarcadores o perfiles cognitivos que predigan con exactitud la demencia. Sin embargo, hay suficiente evidencia que demuestra la importancia de los estilos de vida saludables y de los factores de riesgo cardiovascular en el desarrollo de la demencia en la edad adulta. Para algunos de estos factores como la obesidad, hipertensión, hipercolesterolemia, el control es más efectivo en la edad media que en las edades ancianas. Está emergiendo un consenso que lo que es bueno para el corazón también es bueno para la cabeza. El control agresivo de los factores de riesgo conductuales y cardiovasculares, lo antes posible, es un blanco clave para la práctica clínica y la salud pública”.
Por: Irene Pérez Schael