Dados estos tiempos de pandemia, nuestro artículo anterior lo dedicamos a explorar nuevas formas de relacionarnos a través del internet. En mayor o menor grado estamos sufriendo restricciones en la forma de relacionarnos de persona a persona, en comunidades, ciudades y entre países de todo el mundo.
He estado informándome sobre la nueva realidad anticipada por científicos respecto a la situación global y la disponibilidad de vacunas para contrarrestar el virus COVID-19. Según los expertos, el mejor escenario para iniciar el proceso preventivo de vacunación sería a mediados del año que viene. Quiere decir que al menos hasta el primer semestre del 2021, no se podrán eliminar todas o parcialmente las restricciones, según las circunstancias locales, que hasta ahora han probado ser lo más efectivo para contener el incremento de personas infectadas, hospitalizadas y muertas. Se contempla que el tiempo estimado para una supuesta normalidad sería un año a partir de este mes de julio, tomando en cuenta el proceso de distribución de vacunas que sucedería durante el primer semestre del 2021.
Se está hablando del mejor escenario porque la propagación del virus todavía no ha llegado a su máxima expresión en países con mayores dificultades para enfrentarlos como la India, Brasil y el continente africano. Para complicar el panorama, en algunos países desarrollados y con buenos servicios de salud el levantamiento prematuro de medidas y la no colaboración de la ciudadanía para acatar las previsiones mínimas recomendadas han hecho que recientemente se hayan incrementado exponencialmente los casos, llevando al límite los servicios hospitalarios disponibles en las zonas críticas.
No deja de ser frustrante que aparte del acatamiento de las normas que se han comprobado eficaces, nuestra contribución para mejorar la situación es muy restringida a menos que se esté directamente involucrado en los trabajos de primera línea hospitalarios y en el área científica de investigación pertinente.
¿Qué podemos hacer mientras tanto?
Nos alienta saber que el virus será controlado en algún momento, aunque los cambios económicos y sociales que se han generado en consecuencia nos indican que personal y colectivamente viviremos situaciones distintas a las acostumbradas pre-pandemia. Antes de referirme a cómo cada uno puede irse preparando para vivir una “nueva normalidad” en un futuro próximo, deseo contextualizar mis recomendaciones con una investigación recientemente publicada sobre el impacto en la salud mental por la pandemia y el distanciamiento físico requerido para erradicarla.
Entender las implicaciones de la nueva situación que experimentaremos a nivel social.
En abril de este año, fue publicado en el Journal of the American Medical Asociation (JAMA) – sección de Medicina Interna – un artículo titulado “Consecuencias del COVID-19 y del distanciamiento físico en la salud mental: la necesidad de prevención e intervención temprana”.
Allí se prevén aumentos significativos en ansiedad y depresión, drogadicción, aislamiento, violencia doméstica y abuso de niños a consecuencia de escuelas cerradas. Como medidas preventivas sociales, desde la salud pública, se recomiendan tres pasos, que de empezar a implementarse ahora pueden ayudar proactivamente a contrarrestar las inevitables consecuencias y secuelas asociadas a la pandemia.
- Planificar medidas para contrarrestar los efectos del aislamiento, particularmente en las poblaciones física y socialmente marginadas y vulnerables, tales como adultos mayores, inmigrantes indocumentados, personas sin hogar o con enfermedades mentales. En un artículo anterior nos referimos a los efectos de la soledad en las personas y sugerimos estrategias para compensar esta carencia vital de conexión agudizada en estos tiempos.
- Organizar mecanismos de supervisión, reporte e intervención, especialmente respecto a la violencia doméstica y el abuso de niños.
- Reforzar el sistema de salud mental para poder enfrentar los retos que se agudizarán a consecuencia del COVID-19. Ya se están reportando aumentos en crisis por el abuso de drogas como medios de compensar estados de ansiedad y depresión, complicando aún más la situación.
El artículo de JAMA apunta algunas ideas que pueden ser útiles en el caso venezolano donde nos encontramos con un deprimido y disfuncional sistema de salud. Entre otras recomendaciones señalan que las comunidades y organizaciones pudieran considerar el entrenamiento de grupos no tradicionales para brindar atención de emergencia, enseñando al público común cómo chequearse y apoyarse mutuamente. Se ha comprobado que aún pequeños gestos demostrativos de atención pueden hacer una gran diferencia en las primeras etapas de problemas como por ejemplo el aislamiento social. Se puede hacer uso de la telemedicina para hacer visitas a distancia, en grupos y ofrecer recomendaciones vía plataformas tecnológicas. Estas y otras medidas multiplican los recursos físicos y personales disponibles, pudiendo ser componentes importantes tanto para manejar estados de emergencia como para hacer seguimiento y apoyos de rutina.
¿Cómo podemos empezar a crear una “nueva normalidad” personal?
- Reconocer los impactos de este contexto en nuestra situación personal actual y futura. He observado con preocupación comentarios que ignoran la magnitud del impacto que esta pandemia tiene y tendrá en el tejido social y económico de nuestros países y del mundo entero. Pareciera que todavía existen personas que creen que todo volverá a la anterior “normalidad” cuando pase la pandemia y todos estemos inmunizados (porque se padeció el virus o por la vacuna). Los reportes científicos nos señalan que el panorama futuro está lleno de incertidumbres. No se sabe si la mutación de este virus será más rápida que la capacidad de investigación para actualizar las vacunas. Tampoco se sabe cuánto tiempo durará la inmunidad de las vacunas exitosas que se puedan desarrollar es otra de las incógnitas.
- Iniciar el proceso de duelo del antiguo “estado normal”. Sabemos que para vivir y asimilar todo proceso de duelo se pasa primero por una etapa de negación, reconociendo que la “normalidad”, a la cual estábamos acostumbrados, no sucederá. Para evitar enfrentar este proceso, nos tratamos de convencer que son pronósticos exagerados y que eventualmente recobraremos la forma de vida anterior. Luego, en una segunda etapa, al tener más información e irnos convenciendo de que efectivamente perderemos parte importante de nuestro arraigo vivencial, nos tomará la rabia. Después vendrá una etapa de depresión al sentirnos impotentes y desvalidos ante lo que no podemos controlar hasta que finalmente lleguemos a la aceptación de la situación. Pregúntense sinceramente en cuál etapa están en este proceso. Quizás ya hicieron este proceso de duelo. En todo caso es importante reconocer y aceptar la pérdida actual o futura de vivir en la forma acostumbrada, satisfactoria o no. Será sin duda diferente y el reto de un proceso de cambio implica esfuerzos y lidiar con dificultades.
- Prepararnos internamente para vivir de una forma distinta. Imagínense por un momento que hayan tenido o que vayan a tener que emigrar forzadamente. ¿Cómo se visualizan ante un panorama como éste? Les sugiero que lo mejor es ir pensando en las posibles ventajas de la nueva situación y no perder tiempo y energía en lamentaciones que nada brindan.
- Hacer un inventario de valores. Es importante incluir dentro de la semana o diariamente pequeños momentos de reflexión. Pueden empezar por revisar sus valores. ¿Qué es lo que tiene más importancia para nosotros, que sea apoyado por nuestras acciones? No se trata de valores abstractos, deseables, sino los que tenemos tan internalizados que los practicamos sin darnos cuenta. Es el momento de preguntarnos si en estos momentos y pensando en el futuro valoramos más ciertas cualidades o capacidades que no nos parecían tan importantes como la solidaridad, por ejemplo. O por el contrario teníamos orgullo en adoptar conductas que ahora nos parecen fuera de lugar o a destiempo. Dediquen un tiempo a pensar en qué creen y qué practican para apoyar estas creencias.
- Crear nuevas rutinas. Pensando en sus valores actualizados o reafirmados, diseñen nuevas rutinas, retándose a ser más creativos con lo que se tiene a mano. Convoquen su inventiva para iniciar proyectos pensados para ese nuevo futuro todavía algo brumoso.
- Crear un espacio dentro de tu espacio. Si vives con otras personas y ahora el tiempo compartido es mayor, es importante buscar una forma de crear un pequeño lugar al cual puedas recurrir cuando quieras estar separado de la dinámica general. He visto pequeñas oficinas que surgieron de un closet o de una parte del garaje. Si no es posible, investiga lugares a los que puedas ir y te asignes un espacio particular para ti. Por ejemplo, un banco particular en una plaza o un árbol especial en un parque cercano.
- Estar conectado. Es importante para tu salud mental que te mantengas en contacto con las personas que valoras siguiendo las pautas recomendadas. Recuerda que distanciamiento social no quiere decir desconexión social.
- Encontrar y crear fuentes de alegría. Proponte diariamente encontrar pequeñas fuentes de alegría. Puedes releer libros que te dieron placer en otros tiempos, buscar y organizar fotos, dar unos primeros pasos en nuevos proyectos que siempre quisiste hacer. Recorrer lugares conocidos y buscar nuevos detalles que habías pasado desapercibidos.
- Metas realistas. En estos tiempos difíciles teniendo que restringirnos de muchas cosas e impedidos de hacer cosas que antes nos daban placer, baja la guardia y trátate con más cariño y comprensión. Se menos exigente contigo. Tente más paciencia y se menos estricto y exigente en tus metas, tanto en proyectos como en tareas diarias. Si un día decides no tender la cama como es tu costumbre, no te sientas mal por eso y asúmelo con tranquilidad.
- Estar informado, más no abrumado por las noticias. Por último, creo que es importante hacer una dieta voluntaria de internet, bajando el consumo de celulares y videos. Especialmente en lo referente a noticias. Estamos de acuerdo con estar informados, pero estar más tiempo del necesario esperando la última noticia va en detrimento de nuestra salud emocional y mental.
Espero que estas sugerencias, les sean de utilidad y como siempre, les deseo lo mejor, junto a mi disposición de contestar cualquier duda o sugerencia acerca de estos artículos a través de mi página web.
Jeannette Díaz