El consumo moderado de alcohol se ha relacionado con beneficios para la salud cardiovascular, sin embargo, ese hallazgo podría verse afectado por un estudio reciente que asocia la ingesta de bebidas alcohólicas a un aumento del riesgo de la mortalidad ocasionado por varios tipos de cáncer.
Un equipo de investigadores del National Cancer Institute de EE.UU. reveló que de 560.000 muertes causadas por cáncer durante el 2009 en EE.UU., aproximadamente, 20.000 (3,5%) fueron ocasionadas por enfermedades oncológicas producidas por el consumo de bebidas alcohólicas.
El alcohol es responsable de una de cada 30 muertes por cáncer, cada año, en los EE.UU.
Los autores observaron que la mayoría de las muertes causadas por afecciones oncológicas, en mujeres, atribuibles al consumo de alcohol, fueron debidas a cáncer de mama (56% a 66%), mientras que en los hombres la ingesta de etanol se relacionó, principalmente, con el cáncer de faringe, laringe, esófago y boca (53% a 71%).
Otro hallazgo impactante del estudio reveló que, incluso, beber con moderación no garantiza la prevención de enfermedades oncológicas.
Aun cuando, la mayoría de las muertes (54%) se registraron en personas que ingerían más de tres bebidas alcohólicas diarias (40 g de alcohol), los investigadores observaron que, aproximadamente, 30% de todas las muertes por cáncer, relacionadas con la ingesta de alcohol, se asociaron a un consumo moderado de 1,5 bebidas alcohólicas al día.
El estudio fue publicado en la edición en línea de la revista American Journal of Public Health, el 14 de febrero de 2013.
¿Sabe usted cuánto etanol tiene su bebida?
No es posible medir la cantidad de alcohol que una persona ingiere simplemente contando cuántas copas, vasos o latas ha tomado. La forma más confiable de saberlo es conocer los gramos de alcohol que hay en cada bebida.
Aproximadamente, 150 ml de vino (medida estándar de restaurantes y bares) tiene 15 g de alcohol, mientras que 30 ml de whisky, ron o vodka contienen 10 g de alcohol.
Una “Unidad de Bebida Estándar” en España equivale a 10 g de etanol, en el Reino Unido es igual a 8 g, y en EE.UU. corresponde a 14 g.
¿Cómo aumenta el alcohol el riesgo de desarrollar cáncer?
Estudios previos han reportado que el consumo de alcohol es un factor de riesgo para el desarrollo de cáncer de boca, faringe, esófago, hígado, colón, recto y cáncer de mama en las mujeres.
La ingesta de alcohol en cantidades elevadas incrementa las probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2, cirrosis hepática y pancreatitis crónica. Todos esos factores aumentan, a su vez, el riesgo de presentar cáncer de páncreas.
Cuando ingerimos una bebida alcohólica, entre 2% y 10% del etanol se elimina a través de los pulmones, orina y sudor, mientras la mayor parte del alcohol se absorbe, principalmente, en la porción proximal del intestino delgado.
El nivel máximo de alcohol en sangre se alcanza entre 30 y 90 minutos a partir del momento en que se ingiere la bebida. La velocidad de la absorción depende de la presencia o ausencia de alimentos en el estómago, de la cantidad de alcohol ingerida y las características de la bebida consumida.
La capacidad de absorción del etanol es máxima cuando el estómago está vacío y es mucho más lenta después de una comida abundante y rica en grasas.
La mayor parte del alcohol se metaboliza en el hígado donde es transformado por una enzima (alcohol deshidrogenasa) en un producto tóxico llamado acetaldehído, el cual posteriormente es degradado por otra enzima hepática (acetaldehído deshidrogenasa) a ácido acético, un compuesto químico inocuo que se parece al vinagre.
Igualmente, otra enzima similar (alcohol deshidrogenasa gástrica) descompone una cantidad significativa de etanol en el estómago, antes de que éste sea absorbido en el intestino delgado. Las mujeres no son capaces de metabolizar el alcohol a la misma velocidad que lo hacen los hombres, ya que producen una menor cantidad de esa enzima.
El hígado solo puede metabolizar cierta cantidad de alcohol por hora, independientemente de la cantidad de etanol que la persona haya ingerido, por lo tanto, en caso de una ingesta elevada de alcohol, parte del acetaldehído (compuesto tóxico) se acumula y no se transforma en ácido acético.
Un estudio reciente presentado en la reunión anual de la American Chemical Society, en agosto de 2012, arrojó algunas pruebas que confirmaron el efecto cancerígeno que tiene el acetaldehído.
El acetaldehído se fija a ciertos segmentos del ADN e interfiere con sus procesos de reparación, lo cual aumenta el riesgo de desarrollar cáncer.
El alcohol también daña las células a través de los procesos de estrés oxidativo debido al aumento de la producción de radicales libres.
El etanol puede actuar como un “solvente” al facilitar la entrada de otros cancerígenos al interior de las células, por ejemplo: los compuestos tóxicos provenientes del humo del cigarrillo.
El consumo de alcohol incrementa los niveles de estrógenos y, por lo tanto, aumenta el riesgo de desarrollar el tipo de cáncer de mama que presenta receptores para esa hormona.
En este contexto es preciso destacar que el efecto dañino del alcohol en el tejido mamario se da a dosis bajas de etanol, las cuales no llegan a afectar otros tejidos del cuerpo.
Cáncer versus beneficios cardiovasculares del alcohol
Estudios previos han demostrado que el consumo moderado de alcohol disminuye el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular.
La enfermedad de las arterias coronarias es más frecuente y produce más muertes entre las mujeres durante la etapa de la menopausia, en comparación con el cáncer de mama, lo cual ha generado una gran confusión entre los beneficios y riesgos del consumo de alcohol y el modo más adecuado para balancearlo.
La Sociedad Estadounidense del Cáncer recomienda limitar el consumo de alcohol a una bebida diaria (equivalente a 12 g. de etanol), en el caso de las mujeres sanas. Aquellas mujeres que presenten factores de riesgo para cáncer de mama como antecedentes familiares deberían evitar, en lo posible, la ingesta de alcohol o consumirlo ocasionalmente.
Igualmente, se recomienda que los hombres limiten la ingesta de alcohol a dos bebidas diarias, a pesar de los beneficios cardiovasculares que aporta su consumo.
Sin embargo, no hay un “umbral de seguridad” en cuanto al nivel de consumo de alcohol y el riesgo de desarrollar cáncer.
Si usted no consume alcohol, no hay ninguna razón para que comience a hacerlo. Es más recomendable introducir cambios de estilo de vida que sean beneficiosos para su salud cardiovascular.
Si por el contrario, usted ingiere regularmente alcohol, trate de mantener el consumo dentro de un rango moderado, ya que ingerir cantidades mayores de etanol no le reportará ningún tipo de protección adicional a su sistema cardiovascular, todo lo contrario, el consumo regular y elevado de alcohol puede aumentar la presión arterial, incrementar los niveles de triglicéridos, producir trastornos del ritmo cardíaco y en casos extremos puede ocasionar insuficiencia cardíaca y accidentes cerebrovasculares.
Si bien es imposible evitar que las personas consuman bebidas alcohólicas, el hecho de lograr que tomen conciencia de los riesgos que acarrea el consumo elevado de alcohol, podría ayudarles a tomar decisiones más favorables para su salud.
Dra. Berdjouhi Tsouroukdissian