Un homenaje para el Dr. Antonio García.
Suelo preguntarme ¿qué explica que gente sin recorrido trascendente tenga importante reconocimiento social y público y sean parte de la élite del poder, mientras que gente profunda, trabajadora, dedicada diariamente a quehaceres de verdadera responsabilidad social, estén en el anonimato?
Vargas Llosa, entre otros, explica que son tiempos donde lo que resulta atractivo es “el espectáculo”, lo grandilocuente que llega en forma inmediata, rápida, fácil, práctica – por medios de comunicación sobre todo los digitales – es lo que impregna y seduce.
Lo profundo, elaborado como el pensar, crear, escribir, lo lento, lo que requiere espera, genera rechazo. No obstante, la vida, lo mental, la vida psique-soma es un proceso, tiene ritmo de pasos, de progreso, por más que se le presione y estimule, por más transformaciones y mutaciones propias logradas por la evolución, funciona más o menos igual, es el diseño humano. No se pueden acelerar emociones, integraciones de experiencias, madurez… toma su tiempo crecer.
El Psicoanálisis es un modelo útil para comprender, abordar y atender el funcionamiento de la mente (psique), así como admitir las necesidades, sufrimientos y anhelos del ser humano, según el brillante psicoanalista, Antonio García Fernández, quien falleció en el 2012, no sin antes terminar de escribir “Introducción a la obra de W. R. Bion. Variaciones sobre el tema”, bautizado en diciembre de 2013. Su pasión fue el psicoanálisis, sobre todo, la evolución del mismo. Como en la ciencia, los conceptos básicos del psicoanálisis han evolucionado.
El Dr. García fue pionero en psiquiatría y más, uno de los fundadores del psicoanálisis en Venezuela; quien después de los recorridos teóricos y técnicos de Freud y de los kleinianos, encontró avances en los aportes de su maestro Wilfred Bion (1897-1979) que ampliaron su comprensión del funcionamiento de la psique.
Leer, estudiar, entender el psicoanálisis resulta casi un idioma, y tal vez por ello ha resultado difícil, inasequible a la mayoría, generando distancia, o en el peor de los casos, rechazo y descalificación para lidiar con lo inalcanzable que puede resultar entenderlo.
Intento aquí hacerlo más aprehensible para el ciudadano común.
El psicoanálisis es un “idioma” que intenta ponerle nombre a lo “inmaterial” e inaccesible que es la psique, lo mental, lo inconsciente, lo emocional, lo irracional, el alma, las pasiones, las ganas de vivir y existir bien o, que busca entender, la falta de ganas de vivir, la melancolía, el sufrimiento, el uso de la mentira, la envidia y la rabia que tanto enferma.
El punto de partida de Bion es su Teoría del Pensamiento. Para él, el psicoanálisis busca desarrollar la capacidad de pensar, porque es pensando que se puede mejorar y cambiar la realidad, interna y externa.
Bion parte de la observación de lo mental y emocional, promueve intuir e identificar lo que “es”, lo real, pues se requiere ver las cosas como son realmente para alcanzar el conocimiento real. La mente tiende a mentirse y, al aceptarlo puede estar más alerta. Admitir la realidad dependerá de la capacidad personal que se logre desarrollar para contar con una percepción, interpretación y postura integral frente a la vida, es decir una percepción multidimensional, no asociada a lo concreto: un ver las cosas sólo por encima, sin profundidad.
Cuando observamos en la cotidianidad el mundo externo o el mundo material, lo captamos mediante una impresión sensorial o de los sentidos, después esa impresión la representamos en la mente y en su ausencia volvemos a re-presentarla en la imaginación, y luego la nominamos hasta progresivamente pensarla y luego construir el conocimiento.
Pero muchas veces esas impresiones no logran transformarse, no logran representarse en la mente, quedándose en la psique como sensaciones extrañas que no se pueden identificar, definir, de manera que generan incomodidad o una molestia que no está consciente. Entonces la psique inconscientemente buscará deshacerse de ellas; le urge expulsarlas para retomar el bienestar, y usará la vía del sueño, de un lapsus, a través del cuerpo, de los síntomas o conductas impulsivas. A veces esto no implica mayor inconveniente, otras, se convierten en una disfunción y en un problema que no nos deja funcionar bien. Si la mente se queda en ello, no crece. La mente sana necesita discriminar, diferenciar, admitir que el yo es distinto al no/yo sin problema, sin que ello genere malestar o problema; en eso consiste el pensar.
¿Qué explica que no se desarrolle en un ser humano la sana capacidad para pensar?
La mente recibe impresiones, a veces de una cualidad o intensidad que no logran transformarse en pensamiento, porque el equipo mental de la persona, por diversas razones, sea por falta de experiencia, por ignorancia, por falta de madurez, por arrogancia o narcisismo o por falta de fortaleza para enfrentar y manejar situaciones de la realidad, no puede identificar, digerir, procesar las impresiones y transformarse en conceptos, significados y formas.
Esas sensaciones o ideas aparecen en nuestra mente como aglutinaciones irracionales, sensaciones caóticas, incomodidad, irritabilidad, angustia, que fastidian, tienen presencia obsesiva, rumian, no se entienden, pero están allí y la mente trata de deshacerse de ellas a como dé lugar. Las tenemos todos, pueden estar ocasionalmente o pueden instalarse como modo de funcionamiento mental.
Ahora, y he aquí lo esencial, para poder transformar esas impresiones sensoriales en pensamientos, el requisito indispensable es poder tolerar la frustración.
Tolerar la frustración implica tolerar la ausencia, lo que no es, lo que no está, lo que no aparece, lo que no se da, lo que no cubre la necesidad, la urgencia, el anhelo. Tolerar el NO.
Es complejo lidiar con la frustración – por supuesto hay desde las menores frustraciones, las cotidianas, hasta las mayores – por el dolor que causa, por la renuncia que exige, por el esfuerzo que implica admitir que no hay lo que tanto se desea, por lo difícil que le resulta a la psique deshacerse de deseos, anhelos, necesidades y vivir la vida sin lo que se quiere o necesita.
En general hay dos modos de enfrentar la realidad frustrante. El modo que se elija, elección consciente o inconsciente, depende de la fortaleza interna: o se transforma o se evade.
Evadir es lo más inmediato y la psique, por aquello del Principio de Placer que la motoriza, tiende al mínimo esfuerzo y a negar la realidad. Si no existe suficiente tolerancia a la frustración, entonces se odia la realidad y se actúa en función de ese odio que conlleva a producir un sustituto de la realidad, como es la mentira, la alucinación, el delirio, la psicosis. El resentimiento y la envidia que éste genera es el origen de la enfermedad o trastorno mental.
La intolerancia anormal a la frustración lleva a detestar la realidad-verdad, evidencia la existencia de todo lo que es “No Yo” y, la principal razón de la intolerancia extrema a la frustración es la envidia: “eso no es mío ? no lo soporto ? lo destruyo”, así, no se me hace atractivo o no se me hace amenazante no tenerlo.
El otro modo de enfrentar la frustración es admitirla y transformarla. Un proceso que implica tolerar el dolor, aguantar el mal momento, contar con nuestra capacidad de soportar, tolerar la ausencia y buscar modos de trasformar la realidad dominante ¿qué hago con esta frustración? Ello lleva a estimular la creatividad y el pensamiento. Se comienza definiendo internamente la existencia de la ausencia (lo que no está, lo que no es), se identifica, se ubica qué es y qué no es, se reconoce lo que implica (lo que requiere valentía y no mentirse) atender la circunstancia, explorar las opciones y decidir qué hacer con ello, cuáles pasos y luego esperar por el cambio. Requiere capacidad de contener dentro de sí, todo lo que implica el pro-ce-so y luego, el logro.
Tolerancia a la frustración, duelos y su elaboración y, la capacidad de sobreponerse a la realidad adversa es la tarea. Sin tolerancia a la frustración y sin continencia no se logra desarrollar la función del pensar, sin ello no se llega a la construcción de una mente razonablemente sana y completa. Por lo tanto, esa mente no podrá identificar la verdad-realidad y producirá substitutos bajo la forma de delirios, alucinaciones, dogmas, fanatismos, síntomas, mentiras y misceláneas de la misma categoría; todos con la intención de “protegerse” de la verdad-realidad amenazante de la frustración.
¿Cómo fortalecer la capacidad de pensar?
La expresión de una mente sana es reconocer, aceptar y cambiar la realidad interna y externa del individuo, en las circunstancias que lo permitan. Esto se puede lograr cuando se aprende a desarrollar la capacidad de pensar.
Buscar ayuda psicoanalítica, encontrarle significado a nuestras vivencias, fortalecer nuestro yo y resiliencia, desarrollar tolerancia a la espera y al malestar de algunas circunstancias externas que afecta nuestras vidas mientras se construyen posibilidades y oportunidades, construir grupos de apoyo para enfrentar situaciones que dependen del trabajo en comunidad, pueden ser algunas de las alternativas. La escucha continente psicoanalítica o terapeútica ofrece un espacio que permite desarrollar pensamiento: pensar implica sensatez, discernir, diferenciar fantasía y realidad, dimensionar en la justa medida la realidad, asumir luego la responsabilidad y capacidad de logro frente a las vicisitudes que la vida propia nos plantea.
Análogamente, se requiere unir pensadores en un equipo. Existen muchos pensadores, gente valiosa y seria, solo se necesita concentrarlos aún más y definir los pasos a seguir para alcanzar el país que se desea, para construir mentalmente el futuro.
El país está allí para ser pensado, no porque se sea indiferente o indolente, no se está en frente a la realidad. Existen muchos interesados en pensarlo y transformarlo. El Psicoanálisis está allí para promover pensadores y germinar en mentes potenciales una mejor sociedad, vale la pena su reconocimiento.
Auxi Scarano
Nota sobre la autora:
Auxi Scarano es psicólogo, egresada de la Escuela de Psicología de la Universidad Central de Venezuela (UCV), psicólogo clínico del Hospital Universitario de la UCV, psicoanalista de adultos, niños y adolescentes de la Asociación Venezolana de Psicoanálisis (ASOVEP), donde también ejerce funciones docentes y de supervisión. Miembro Didacta de ASOVEP, IPA y Fepal y AVEPSI. A lo largo de 26 años ejerciendo la profesión, se ha dedicado también a impartir conferencias, conversatorios y talleres para organizaciones y empresas.
Un Comentario
rosa carrasco-cano
excelente…dibuja muy bien, lo que necesitamos aprender del psicoanálisis, y su potencialidad, si nos atrevemos y soportamos su pro-ce-so, para vivir una vida mejor, individual y colectiva.
Gracias, Dra. Scarano