Resistir, resistir, resistir, pareciera ser el mantra que sostiene la lucha venezolana para poner fin a la usurpación, llevar a cabo un gobierno de transición y luego realizar elecciones libres para recuperar la democracia en nuestro país. En nuestro artículo anterior, “Cuando nos sentimos amenazados”, compartimos métodos para mantener nuestro equilibrio vital en circunstancias hostiles como las que se viven en Venezuela. En esta entrega nuestra perspectiva oscilará hacia consideraciones globales que amplíen nuestra visión e inspiren acciones para acrecentar la esperanza del cambio y contrarestar las amenazas de desmoralización y debilitamiento como movimiento social.
La situación que vive nuestro país, más allá de sus dificultades sociales, económicas y políticas, se caracteriza por la violación sistemática de los derechos humanos. Múltiples casos han sido investigados y reportados por el Foro Penal Venezolano, el Observatorio Venezolano sobre la Violencia y Provea, entre otros. Dada su gravedad y urgencia, varias organizaciones internacionales defensoras de los derechos humanos como Human Rights Watch, Amnistía Internacional y Reporteros Sin Fronteras se han pronunciado al respecto y contribuido con sus denuncias expuestas ante organismos como las Naciones Unidas, la Organización de los Estados Americanos (OEA), el Parlamento Europeo, el Grupo de Lima y finalmente introducidas al Tribunal Internacional de La Haya.
Revisando el portal de Open Global Rights (OGR), encontré entre sus interesantes artículos, la serie Narrativas Positivas [Positive narratives] orientada a motivar el cambio de la estrategia comunicacional en pro de los derechos humanos para obtener resultados más exitosos.
En la introducción de la serie Narrativas Positivas de OGR se plantea que:
“El movimiento de los derechos humanos requiere ganarse de nuevo las mentes y los corazones. Mientras los demagogos y populistas inciten el miedo y la rabia, mayor es la necesidad de cultivar la esperanza y la empatía. Cuando los eventos del mundo se presentan en términos de riesgo, amenaza y crisis, las personas pierden la perspectiva de las oportunidades y el progreso. Las campañas de las organizaciones de derechos humanos arriesgan perpetuar este problema si sólo destacan los actos de injusticia, abuso e inhumanidad. Aunque la opresión es un aspecto predominante en el mundo de hoy, hay otra historia, una de resistencia y de personas comunes movilizándose para lograr cambios verdaderos – y lo hacen expresando sus luchas en narrativas enfocadas en la esperanza y el progreso, y con acciones detallando pasos concretos requeridos para respetar y cumplir con los derechos humanos. Desde Chile a Gambia, a las Maldivas, encontraremos ejemplos de todo el mundo que demuestran como las campañas basadas en la esperanza, humanidad y empatía pueden crear cambios históricos, inesperados y perdurables”.
La experiencia de Gambia merece ser compartida en la próxima edición de mayo. Les adelanto que se trata del camino hacia el triunfo de un movimiento popular pacífico que se enfrentó al dictador que había gobernado el país por 22 años y que pretendía ignorar los resultados de las elecciones ganadas por la oposición.
Sin embargo, en esta entrega consideré de mayor pertinencia brindarles un resumen libre de los puntos de la Guía para Comunicaciones Basadas en la Esperanza [A Guide to Hope-based Communications]. Ésta fue desarrollada por Open Global Rights en colaboración con Thomas Coombes para ayudar a las organizaciones que trabajan por la defensa de los derechos humanos para orientar a la opinión pública. Sus puntos parten de una estrategia pragmática para inspirar el diseño de acciones que lideren la agenda en vez estar reaccionando constantemente a las circunstancias externas.
Se parte de la premisa que para potenciar la resistencia y movilizaciones hacia el cambio deseado es necesario que la estrategia, acciones y comunicaciones estén basadas en la esperanza. Se deben producir mensajes positivos que unan los corazones y mente de la población y que provengan de valores compartidos y de la visión de la situación que se desea crear.
Según esta estrategia deberíamos hacer cinco ajustes en la forma en que nos referimos a la situación venezolana en su proceso de transición:
1er Ajuste: Hablar de soluciones, no de problemas.
Aunque es necesario exponer las fallas y los abusos, es importante mostrarle a la población el panorama que deseamos ver. El peligro de sólo enfocarse en los problemas es que nos anestesiamos a nosotros mismos, acostumbrándonos al deterioro, y tomarlo como un nuevo punto de referencia. “Sólo me asaltaron, menos mal que no me golpearon.” “Qué bueno que tendré agua una vez al día, así recojo lo que necesito para nuestras necesidades.”
Requerimos convencer a la población de que es posible otra situación. Una visión alentadora puede cambiar nuestra percepción de las cosas de manera productiva, creando motivación hacia el cambio. Pasamos de asumirnos como víctimas y estar a la defensiva a ser protagonistas de nuestra historia y proponer la agenda a seguir. Recuerden que es más difícil para líderes incapaces inventar excusas de por qué no han solucionado los problemas, que justificar su incapacidad para implementar soluciones.
2º Ajuste: Destacar los valores con los cuales nos identificamos, no a lo que nos oponemos.
En este punto de la guía, se citan interesantes ejemplos de consignas de campañas recientes que al popularizarse tuvieron impactos no deseados. Lemas como “El periodismo no es un crimen” o “Los refugiados no son criminales” lamentablemente conectaron en las mentes del público el concepto de criminalidad con el de derechos humanos. En consecuencia, los periodistas fueron invitados a debatir si su trabajo era o no criminal, perdiéndose la oportunidad de divulgar lo que su trabajo le brinda a la sociedad y más bien proponer medidas para multiplicarlo y elevar su calidad. En el caso de los refugiados, la encuesta IPSOS 2018 – en la cual lamentablemente Venezuela no participó – señaló entre otras cosas que muchas personas pensaban que los derechos humanos protegían criminales.
Para evitar estos efectos y conseguir el impacto deseado, se debe hablar acerca de las políticas que se quieren, de cómo el gobierno pudiera llevarlas a cabo y explicar cuáles serían los valores que se estarían cultivando al aplicarlas. Una manera de hacerlo sería divulgar estas políticas a través de narrativas que contribuyan a difundir una visión de solidaridad, dignidad y compasión – valores que nos unen como seres humanos – más que con mensajes nacionalistas que se construyen en función de comunidades imaginarias solidificadas por luchas contra enemigos comunes. Requerimos referencias que nos unan como seres humanos, no aquellas que nos separen. Por ejemplo, no funciona una fotografía donde aparecen unas manos agarradas a barrotes queriendo ilustrar injusticia, no aclara cómo es la justicia que se quiere. Si no explicamos lo que deseamos ¿quien lo hará?
3er Ajuste: Crear oportunidades, descartar amenazas.
Cuando hablamos de soluciones a nuestros problemas, le damos la oportunidad a las personas de participar en la construcción de una Venezuela mejor, en vez de utilizar amenazas o culpa para motivarlas a actuar. Una perspectiva activada por el entusiasmo y la pasión destacará el contacto humano y el compromiso respetuoso de las personas en las comunidades locales que todos los días construyen puentes y no barreras.
Por el contrario, cuando hablamos desde el conflicto, dividimos. Un mensaje que comunica miedo, se percibe como una presión interesada buscando beneficiar a quien lo genera. Investigaciones han señalado que este tipo de mensajes fomenta perspectivas conservadoras y desconfiadas. Adicionalmente, es necesario tomar en cuenta que las comunicaciones de los medios tienden a destacar los conflictos y no le prestan atención a las muestras de solidaridad que ciertamente suceden en nuestras comunidades. Asi que es importante contrarestar esta tendencia que no beneficia los cambios en pro de nuestra unión como venezolanos dentro de una sociedad democrática.
“Para que las personas oigan nuestros mensajes, necesitan vernos como unificadores, personas que proponen soluciones constructivas, personas que los acompañarán en una jornada, en vez de una lucha. También es importante que puedan sentirse que viven en una cultura menos polarizada contribuyendo a generalizar un ánimo de solidaridad y comunidad, suelo ideal para el cultivo de políticas favorecedoras de los derechos humanos”.
4o Ajuste: Enfatizar el apoyo para los héroes, no la lástima por las víctimas.
Es mejor ofrecer la oportunidad de ponerse al lado de los héroes y ser parte de la construcción del cambio que incitar lástima por las víctimas. Una opción es narrar historias de personas comunes que demuestren perseverancia, determinación y valentía extraordinarios. También se puede ayudar a nuestra audiencia a hacer conexiones con otros individuos, más que con grupos, destacando los pequeños detalles con los cuales todos nos podemos relacionar. Si queremos estimular que las personas sean compasivas, mostrarles otras personas que estén siendo compasivas.
Por el contrario, si presentamos personas que generen miedo, lástima o rabia se puede activar un efecto de deshumanización. Si nos enfocamos en la re-humanización de las personas como nuestro fin, abrimos un nuevo campo de operaciones estratégicas en las campañas de comunicación las cuales seguramente van a producir cambios actitudinales y mejoramiento en las políticas. Contar historias positivas en general ayudan a cambiar actitudes en las personas que intentamos ayudar.
Cuando las personas han construido esterotipos sobre “otras” personas, muy probablemente no cambiarán solo por oír sus historias. En la guía producida por HeartWired para activistas, nos dicen que podemos hacer que se facilite el cambio en las personas mostrándoles alguien como ellos que al relacionarse con el “otro” cambian de actitud. Estas personas que modifican su actitud u opinión y deciden ayudar a otros son también héroes, como en el caso de padres tradicionales irlandeses apoyando a sus hijos en el referendum para avanzar su lucha por la igualdad en el matrimonio.
5o Ajuste: Demostrar que se sabe lo que se está haciendo.
El estratega político Mark Mckinnon dice que todas las campañas son narrativas de esperanza, miedo, amenaza u oportunidad. Aconseja dejar de hablar de que la causa por la que se lucha está siendo atacada. Eso hace parecer que se estuviera perdiendo y ¿quién quiere montarse en un tren que va en la dirección incorrecta?
Es natural que las personas quieran ser parte de algo exitoso. Amnesty International France está desarrollando la campaña “Emoción de la Victoria” para asociar las palabras de “Human Rights” con “victoria” en vez de “problema” o “violación”.
Cualquiera que sean las actividades en las cuales participemos para reestablecer la democracia en Venezuela, es importante destacar que el cambio que se desea no es una cosa con la cual nacemos o que recibimos pasivamente de nuestros gobernantes. Es algo que hacemos todos y que el proceso de reconstrucción será algo que debemos cultivar y hacer crecer.
Es innegable que esta Guía para Comunicaciones Basadas en la Esperanza, aunque diseñada para organizaciones que defienden los derechos humanos, tiene gran aplicabilidad y pertinencia para la Venezuela de hoy. Espero que puedan incorporar sus principios al interactuar en las distintas áreas de su vida.
¡Mantener la esperanza! Una gran mayoría de venezolanos desea un cambio cualitativo importante y desean hacer lo que sea necesario. Para potenciar nuestra resistencia requerimos mejorar la forma de destacar los valores que propiciarán ese cambio y hablarles a las personas sobre ellos. Las evidencias muestran que esta estrategia lleva al camino de la victoria y nuestros derechos humanos como venezolanos son demasiado importantes para no hacer lo que sea necesario para ganar. Divulga esta información para que llegue al mayor número de personas.
No duden en contactarme por mi página web para compartir sus inquietudes o hacer comentarios sobre el artículo.
Jeannette Díaz
Nota sobre la autora:
Jeannette Díaz es Doctora en Educación de la Universidad de Massachusetts, Amherst, Profesora Titular Jubilada de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela. Durante sus 28 años como docente, Coordinadora Académica y Coordinadora de Investigación disfrutó siendo mentora y coach de estudiantes y profesores apoyándolos en el desarrollo de sus habilidades creativas y progreso en sus carreras docentes. Formalizó esta área de interés cursando estudios y obteniendo la Certificación como Integral Master Coach® de Integral Coaching Canada. Es miembro de la Federación Internacional de Coaches en el nivel Profesional (PCC). Actualmente trabaja como coach, ayudando a profesionales creativos, arquitectos y emprendedores a cerrar la brecha entre sus expectativas y logros alcanzados. Página web de Jeannette Díaz