Las guías alimentarias basadas en alimentos (GABAs) constituyen una herramienta de salud pública que brinda recomendaciones dietéticas para favorecer un mejor estado nutricional de la población. En este sentido, las GABAs se definen “como la expresión de principios de educación nutricional en forma de alimentos cuyo propósito es educar a la población y guiar las políticas nacionales de alimentación y nutrición así como de los sistemas alimentarios”.
Varios países cuentan con sus guías, pero no todas son basadas en alimentos, sino simplemente en una serie de mensajes orientados a la buena alimentación. El mundo actual requiere un cambio de paradigma en sus guías debido al impacto que tienen los sistemas alimentarios en el calentamiento global y la necesidad de satisfacer las necesidades de alimento en todas las poblaciones.
En este sentido, los reportes generados en los últimos años por las organizaciones internacionales están apuntando a la necesidad de implementar sistemas alimentarios sostenibles y dietas saludables para disminuir el hambre y llegar a los objetivos del desarrollo. Lograr un cambio en los sistemas alimentarios para hacerlos más sostenibles, pareciera algo sencillo, pero en realidad no es tarea fácil; de acuerdo con la FAO “la sostenibilidad de las dietas va más allá de la nutrición y el medio ambiente e incluye dimensiones económicas y socioculturales”.
Venezuela, fue pionera en Latinoamérica en el desarrollo de las guías, constituyendo un modelo para otros países. El Instituto Nacional de Nutrición y la Fundación Cavendes en 1991, unieron esfuerzos para publicar las «Guías de Alimentación para Venezuela«, fruto del esfuerzo de un grupo de profesionales de la nutrición del Instituto Nacional de Nutrición, de la Fundación Cavendes, la Universidad Central de Venezuela y la Universidad Simón Bolívar. Son la expresión práctica de los conocimientos de nutrición y representan la referencia de los contenidos para la educación en nutrición. Contiene 12 Guías con 40 mensajes educativos, sobre los siguientes temas: alimentación variada, compra de alimentos, importancia del peso adecuado, prácticas de alimentación en familia, lactancia materna, consumo de grasas totales, prácticas de hábitos higiénicos en la manipulación de alimentos.
Sin embargo, hace 30 años que fueron publicadas y hasta la fecha no se han hecho actualizaciones, más que las de diseño en el 2010, por Fundación Bengoa. Los mensajes no se han ajustado a las demandas de la población venezolana; así mismo lo expresa la Dra. Maritza Landaeta: “Las Guías de Alimentación Venezolanas, publicadas en 1990, requieren de una actualización, ante los cambios en el perfil socio demográfico, económico y epidemiológico propio de un país en transición alimentaria y nutricional. Este instrumento, fundamental para desarrollo de políticas debería adecuarse a las nuevas realidades del país”
Países como Alemania, Catar, Suecia y Brasil han incorporado en sus GABAs la sostenibilidad y las dietas saludables. De manera genérica los mensajes que presentan en común están orientados a abordar 4 ejes fundamentales de la sostenibilidad: el eje ambiental, el económico, el de salud y el socio cultural. Entre los mensajes destacan:
- La diversidad alimentaria
- Balance entre la ingesta y el gasto de energía.
- Alimentación basada en tubérculos y cereales integrales, leguminosas, frutas y hortalizas.
- Moderado consumo de proteínas de origen animal, especialmente de carnes rojas.
- Prefiere el consumo de lácteos o productos derivados bajos en grasa.
- Preferir el consumo de pescados provenientes de la piscicultura.
- Consumir más semillas y frutos secos sin sal.
- Consumir pequeñas cantidades de alimentos ricos en grasa, azúcar o sal.
- Incluir aceites y grasas con una buena relación de Omega 3 y 6.
- Beber al menos 2 litros de agua al día
- Preparaciones de comidas basadas en tradiciones culinarias locales.
En este punto, cabe preguntarse si realmente el concepto de sostenibilidad puede incluirse y aplicarse al caso de Venezuela, sabiendo la crisis política, económica alimentaria y de salud que existe en el país. Actualmente hay una serie de hechos que alejan al país de la sostenibilidad alimentaria y de las dietas saludables, entre los se pueden mencionar: la situación alimentaria y nutricional de la población la cual, según los últimos reportes, como ENCOVI, informan que el 94% de la población presenta inseguridad alimentaria en alguno de sus grados. Por consiguiente, no hay diversidad alimentaria; la mayoría de los venezolanos está cambiando su patrón de alimentación hacia leguminosas y tubérculos, con muy bajo consumo de proteínas, frutas y hortalizas.
La ingesta de alimentos en la mayoría de los hogares se ha reducido, siendo los más afectados los grupos vulnerables: niños, mujeres embarazadas y ancianos. Esto lo demuestran los informes que reflejan, por ejemplo, las cifras de desnutrición en los menores de 5 años; en los que Cáritas de Venezuela ha reportado un incremento sustancial para abril de este año del 5,8% en tan sólo 6 meses, pasando de 11,5% (nov 2019) a 17,3% (abril 2020) de niños < 5 años con desnutrición global.
Por otro lado, el consumo de proteína animal, de acuerdo con los criterios de sostenibilidad, debe moderarse; sin embargo, la ingesta de este rubro en algunos hogares venezolanos es muy bajo, hecho que no es lo deseable, ya que son la principal fuente de aminoácidos esenciales, necesarios para el óptimo crecimiento y desarrollo de los niños y el mantenimiento de la masa muscular en el adulto la cual se ha asociado a un mejor estado de salud y sobrevida. Esta situación es similar con los productos lácteos. Este bajo o extinto consumo de carnes y leche puede estar influenciado por los costos, los cuales son altos y no le alcanza el dinero a la población para adquirirlos. En el caso de los pescados, la variedad a la que pueden acceder los venezolanos se limita a unas pocas, siendo la sardina la protagonista, por su menor costo.
En cuanto al consumo de grasas, no hay muchas opciones donde los hogares puedan escoger. Gran parte de las familias consumen aceites de mezcla, ricos en ácidos grasos saturados, margarinas hidrogenadas y grasa animal como piel de pollo.
Adicionalmente, las tradiciones culinarias venezolanas se han tenido que modificar como una estrategia de supervivencia, un claro ejemplo es la elaboración de la arepa, la cual, por definición es la preparación hecha a base de maíz seco molido o harina de maíz pre-cocida que se le adiciona agua y sal. Sin embargo, en los últimos años se ha visto como las familias, en pro de maximizar el rendimiento de la masa o harina de maíz, le incorporan tubérculos o cereales como el arroz, u otro alimento que permita la formación de la arepa con menos cantidad de harina. Igualmente, el plato tradicional pabellón criollo, ha sido modificado, e incluso le han eliminado alguno de sus componentes, como la carne mechada, que puede no encontrarse en el plato o ser sustituida por concha de plátano mechada.
Dentro de este mismo eje socio cultural de la sostenibilidad, hay un mensaje que las guías actuales de Venezuela incorporan, siendo el acto de “comer en familia”; la realidad de muchos venezolanos es que este hecho de compartir con tus seres queridos en la mesa se ha perdido en los últimos años ya que los hogares se han tenido que fragmentar por la migración de sus miembros al extranjero en busca de mejor calidad de vida.
Otro punto importante, del cual nos habla la sostenibilidad es que se debe favorecer la producción y consumo local de alimentos. Sin embargo, la realidad de muchas comunidades es que no cuentan con el suministro de agua constante, ni siquiera para cubrir con sus necesidades de higiene, mucho menos para mantener riego constante a las posibles plantaciones. Adicionalmente, las políticas actuales no favorecen la agricultura nacional y de hecho muchos de los rubros que años atrás se producían en el país, actualmente se importan, violando así la soberanía alimentaria.
En agosto de este año se llevó acabo la reunión del Grupo de Interés Especial sobre guías alimentarias, coordinado por el “Centro Latino-Americano de Ciência e Tecnologia em Soberania, Segurança e Educação Alimentar e Nutricional da Região Sul” (CeLASSAN), en el cual Venezuela tuvo la oportunidad de participar y comentar su experiencia en la elaboración y aplicación de las guías. Además, se pudo conocer que la Fundación Bengoa está trabajando en la actualización de las mismas.
Lo ideal sería, para que las guías tengan un efecto en la población, deben ser acogidas y apoyadas por el estado. El Ministerio de Alimentación y el Instituto Nacional de Nutrición deberían aceptar la realidad actual y participar en el cambio de las Guías Alimentarias, además de utilizarlas para generar políticas públicas que favorezcan la transición hacia un modelo de sistema alimentario sostenible. Se deben crear programas educativos en comunidades donde se explique y se ponga en práctica los mensajes de las GABAs. Para llevar a cabo las acciones el gobierno pudiera apoyarse de las instituciones y ONGs que actualmente están atendiendo a las comunidades deprimidas como una forma más expedita de llegar a la población.
Definitivamente deben actualizarse las Guías alimentarias venezolanas teniendo presente el contexto del país, pero estas deben ser aplicadas no sólo para educar a la población sino para generar políticas alimentarias que contribuyan a mejorar el estado nutricional y a reducir los niveles de inseguridad alimentaria de la población.
Claret Mata
Sobre el autor: La Profesora Claret Mata es Licenciada en Nutrición y Dietética de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Magister en Nutrición (USB). Profesora de Evaluación Nutricional en la Escuela de Nutrición y Dietética de la UCV y Profesora invitada del postgrado de Nutrición Clínica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la UCV. Miembro de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición y miembro institucional de la Fundación Celíaca de Venezuela.
Pablo Hernández
Sobre el autor: El Profesor Pablo Hernández es Licenciado en Nutrición y Dietética de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Magister en Nutrición (USV), Especialista en Análisis de Datos en Ciencias Sociales. Profesor de Nutrición Humana en la Escuela de Nutrición y Dietética de la UCV. Profesor del Diplomado de Educación en Diabetes Terapéutica (UCV). Editor Asociado de la “Revista Digital de Postgrado” de la Facultad de Medicina de la UCV. Miembro del Observatorio Venezolano de Salud (OVS), de la Fundación “5 al día” Venezuela, de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición, y de la Fundación Bengoa para la Alimentación y la Nutrición.
Un Comentario
Aminta Inojosa
Que interesante seria que el estado apoyara su programa