A principios de año, la revista The Lancet le dedicó el Editorial al tema de “Los niños y los medios sociales”, debido al problema que representa esta relación y al crecimiento exponencial del uso de las redes sociales en niños y jóvenes, aunque el límite permitido sea el mínimo de 13 – 14 años de edad. Margen que no se cumple como es descrito en el reporte de “Children’s Commissioner for England”, de Anne Longfield, publicado en Life in “like”, y objeto del Editorial. Se estima que 3 de cada 4 niños entre 10 y 12 años tienen cuentas propias en las redes sociales en internet.
Pero antes de comenzar con el tema, es importante aclarar la diferencia entre medios sociales y redes sociales en el campo de las comunicaciones por internet, ya que en inglés cuando se habla de “social media” no se distingue entre medios y redes (“media – networking”), más aun, es común referirse a “social media” cuando se habla de redes sociales.
Los medios sociales comprenden el lugar donde se puede trasmitir información. Son un vehículo de comunicación. En cambio, las redes sociales comprenden una estructura social compuesta por personas u organizaciones unidas por un interés común con el fin de interactuar mediante diversos formatos de comunicación. Los medios sociales son estáticos y existían antes de que aparecieran las redes, como son, por ejemplo, la televisión, radio, revistas, periódicos; por el contrario, las redes tienen como objetivo conectarse con otras personas. En los medios sociales, el fin del proceso es la transmisión de información y, en el las redes es la comunicación recíproca entre el emisor y el receptor.
Sin, embargo, cuando emerge el “World Wide Web”, los medios sociales dejaron de ser estáticos y a causa de su tremenda capacidad de interactividad fue posible ampliar su disponibilidad y conversión a medios de comunicación entre personas. Entonces, se anexaron los videos y blogs, entre otros, al concepto antiguo de medios. Se podría decir que las redes son una subcategoría de los medios sociales. Ambas han avanzado tanto que van más allá del tiempo y el espacio, amén de que, hoy día, son aspectos fundamentales de la comunicación alrededor del mundo.
Los medios sociales ayudan a la gente a conectarse y las redes mejoran o aumentan esa conexión entre personas que comparten intereses, pasiones y causas comunes. Para 2018, las redes sociales más usadas en el mundo son: Facebook con 2.130 millones de usuarios por mes, le siguen Youtube con 1.500, Instagram con 800, Linkedin con 530, Google+ con 395, Snapchat con 356 y Twitter con 330 usuarios mensuales.
La investigación trata sobre los efectos de las redes sociales en niños entre 8 y 12 años de edad y evalúa la manera cómo las redes son utilizadas por ellos y las consecuencias en su bienestar. Su valor recae en que la mayoría de los estudios han sido en los adolescentes mientras que este grupo de edades no ha sido investigado. El estudio, realizado en Inglaterra, consistió en trabajar por medio de entrevistas y tareas digitales con 32 niños, divididos en 8 “focus group”, que poseían distintas características de residencia, origen y nivel socio económico.
En el estudio, las redes sociales más utilizadas fueron Snapchat, Instagram, Musical.ly y Whatsapp, aunque algunos utilizaron Twitter y Facebook, plataformas que son poco empleadas por los pequeños. Los niños de menor edad no tenían una rutina en la conexión, pero lo hacían varias veces a la semana; los mayores, al contrario, tenían el hábito de conectarse en múltiples momentos del día y algunos durante todo el día. La utilización de las redes permitió a los niños ser más creativos y sentirse más felices por la interacción con amigos, lo que ayudó a fomentar relaciones. Sin embargo, cuando se pasó de los juegos a la amistad, particularmente con los mayores, comenzaron a aparecer las necesidades de la reafirmación social de la imagen, la retroalimentación entre pares y de aspirar a estilos de vida inalcanzables. Los niños estaban bien entrenados en cómo librarse de depredadores y extraños más no así de cómo protegerse en otras situaciones que pudieran afectar su estado de ánimo y emociones.
En resumen, al clasificar los pensamientos de los niños entre positivos y negativos, se observaron los siguientes aspectos positivos: hacer amigos, hablar con la familia, buena opinión del futuro, aprender nuevas cosas, poder reírse y hacer reír a otros, mostrar la propia personalidad, crear cosas que le gusten a otras personas, compartir con amigos los logros y conseguir ayuda para las tareas.
Pero, los aspectos negativos fueron más: preocupación por lo que los demás piensen de ellos, recibir y leer comentarios de otros, preocupación por cómo sus hermanos usan las redes, no saber en quién poder confiar, ver cosas que no están destinadas a ellos, no entender ¿por qué los padres publican fotografías de ellos?, usar las redes porque todo el mundo las emplea, asustarse de lo que podría pasar si no estuvieran seguros en las redes, ser diferentes a las personas que comparten las redes, no tener nada bueno que publicar, sentirse celosos de los que tienen o hagan otras personas, no saber a veces qué hacer cuando ocurren cosas malas en las redes, recibir muchos mensajes aun cuando no se quiere usar el celular.
Según la Academia Americana de Pediatría, en la década pasada, el 22% de los adolescentes se conectaba a las redes más de 10 minutos al día y más de la mitad lo hacían más de una vez. El 75% poseía celulares, el 25% de ellos utilizaba las redes sociales, el 54% enviaba mensajes de texto y el 24% usaba mensajería instantánea. Por lo tanto, una gran parte del desarrollo social y emocional ocurre a través de internet y los teléfonos celulares.
Debido a la limitada capacidad de esta población para regular su uso y su susceptibilidad a la presión de su entorno, las redes se convierten en un alto riesgo para ellos. Estudios indican la ocurrencia de “cyberbullying” (acoso cibernético), experimentación sexual, problemas de privacidad y “sexting” (enviar o recibir mensajes de contenido sexual). En Europa, el 12% de los niños entre 9 y 10 años ya usan las redes, llegando a 75% en los de 13 y 14 años de edad.
Un estudio, realizado en Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, España, Italia y Rusia por Connected Kids, muestra que el 44% de niños y jóvenes de 8 a 16 años están constantemente online, más de la mitad (73% de 14 a 16 años) admite no imaginarse la vida sin celular, el 40% rechaza no poder usar el celular durante las comidas, el 40% publica datos sensibles o privados. En las redes, el 33% miente acerca de su edad pretendiendo ser mayor, internet domina la interacción social a medida que son mayores y el 37% reportó haber encontrado contenido peligroso como amenazas financieras y “bullying”, llegando a 47% en los que usan constantemente las redes; además de que los jóvenes no saben distinguir entre la verdad y lo falso o lo apropiado y lo inapropiado. El estudio concluye que los niños y jóvenes viven sus vidas online, y, en algunos momentos, a expensas de las relaciones y actividades que contribuyen a su salud y bienestar.
Dado que no todo el tiempo las redes constituyen un ambiente saludable para los niños y adolescentes, es importante que los padres, maestros y pediatras estén conscientes de la necesidad de alertar a los niños sobre los riesgos de las redes y monitorear su uso para evitar daños emocionales como el “cyberbullying”, el más frecuente, o la depresión Facebook.
El mundo ha cambiado enormemente con el advenimiento de las redes sociales y como consecuencia han aparecido nuevas conductas en la sociedad e individuos. Se habla de adicciones a internet, al cibersexo o a las redes sociales; en 2013, fueron incluidas las redes sociales en el Manual de Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales de la Sociedad de Psiquiatría de los Estados Unidos. Nuevas conductas de tipo adictivo asociadas a los usuarios de las redes como la dominación de pensamientos, sentimientos y conductas, inversión de grandes cantidades de tiempo y esfuerzo en ellas, alteración de las emociones, fenómeno de la abstinencia, negación de las consecuencias de dicha actividad están siendo evaluadas y caracterizadas.
Un aspecto poco estudiado es el impacto del exceso de esta actividad en la sustitución de la relación cara a cara por la de las redes. Un ejemplo sería el caso de un joven que a través de las redes puede expresarse y demostrar sentimientos, pero no lo hace cara a cara, hecho que iría en detrimento de las relaciones interpersonales en persona. Esto incidiría en la salud mental ya que se ha demostrado que las relaciones afectivas entre amigos, compañeros de trabajo y familia contribuyen a mantener sano y más joven el cerebro. Las relaciones sociales positivas ocupan el cuarto lugar entre los factores que influyen en la salud cerebral. Algunos afirman: “el cerebro humano es social y necesita socializar”.
No obstante, es poca la investigación dedicada a este tema y todavía no sabemos cuáles serán las reales consecuencias de esta conducta en el hombre del futuro, en el que se convertirá este joven o niño adicto a las redes sociales.
Irene Pérez Schael
Nota: Fotografía de Guiainfantil.com
2 Comentarios
Auxi Scarano
Muy valioso la integración que ofrecen sobre un tema tan importante hoy día. Ciertamente el uso de las redes sociales digitales implican un cambio de civilización que genera ya nuevas mutaciones. Como todo lo humano, ofrece aportes valiosos y otros dañinos según sea su «uso». Plantean claramente lo positivo y lo negativo, y la realidad requiere que admitamos que las nuevas generaciones no podrán concebir la vida sin el uso de sus equipos. No es sólo un celular el que tiene el niño o adolescentes, ese equipo es además de un teléfono, un modo de comunicarse con los demás, es un excelente juguete, es una biblioteca, es una cámara fotográfica, es un álbum de fotografía, es un diccionario, es una mapa, un recetario, es cine, es una manera de ver alos familiares que están afuera, etc …un mundo infinito muy atractivo, a la mano, que requiere unos adultos conectados con esa realidad en forma sana, para poder guiar su uso adecuado.
Para los padres, el recurso es tan atractivo como para los niños, tal vez menos para los abuelos porque es un lenguaje nuevo.
Tiene riesgos para evadir la realidad o distorsionarla, sobre todo cuando no hay madurez para enfrentar y digerir contenidos que requieren madurez.
En las redes se traspasa la vida, y el bullign que antes se hacía en el salón de clases ahora está colocado en las redes. La tarea de los padres sigue siendo la misma, atender, estar pendiente, conocer las dificultades emocionales de sus hijos, cubrir sus temores, y enseñar de la importancia de los vínculos .
Mirador Salud
Gracias Auxi
Ella es psicoanalista y ha trabajado este tema, por eso considero muy valiosa su opinión que añade criterio y nos enriquece.
Particularmente importante es la situación de las redes en el contexto venezolano, cuando no existen medios de comunicación veraces ni mucho menos neutrales. Es así que para estar informados debemos recurrir a las redes por lo que la tentación del mal uso está a la vista.
De nuevo gracias Auxi por tu enriquecedor comentario.
Saludos
Irene