Introducción
Me siento muy contenta de contribuir con este trabajo con MiradoSalud. Su título nos invita a pensar en estas experiencias de desamparo y vulnerabilidad por las que pasamos todos, en mayor o menor grado, en diferentes momentos de nuestras vidas, desde el útero materno hasta la vejez. En esta oportunidad hablaremos sobre la adultez y la vejez, para reflexionar en cómo rescatar su autonomía. También nos lleva a detenernos a considerar a aquellas personas que viven siempre en esas condiciones de desamparo y vulnerabilidad, más allá de circunstancias puntuales y vitales. Todos hemos vivido la precaria situación socioeconómica venezolana que ha agravado mucho las vulnerabilidades propias del ciclo vital de los seres humanos.
La Asociación Venezolana de Psicoanálisis (Asovep) está ofreciendo grupos de reunión de mujeres, que he llamado Encuentro entre Mujeres, para tratar distintos temas de interés actual, como una manera de acercarnos a la comunidad e incentivar la búsqueda de recursos para lograr mayores niveles de autonomía en estos grupos y para tratar de pensar y conocernos más a nosotros mismos.
Historia de Encuentro entre Mujeres
Este encuentro surge de la experiencia que tuve al haber participado en una Comunidad Global llamada “Between Us”, en la que se dictan cursos y talleres, y se organizan cenas que se llaman “Dinner Confidential”. En estas tertulias se exploran diferentes temas relacionados con la manera de cómo las mujeres enfrentan los desafíos y retos de la vida, sus vulnerabilidades y fortalezas, sus emociones y su identidad. El propósito es que sean encuentros íntimos y confidenciales.
El proyecto fue creado por Verónica Márquez, en New York, hace 6 años. El programa ha crecido y hasta el momento se han realizado casi 600 reuniones en 38 ciudades alrededor del mundo, incluyendo Caracas.
Verónica nos da su opinión sobre esta nueva modalidad de presentar Dinner Confidential a la comunidad: “Para mí es un orgullo ver como Dinner Confidential se ha expandido alrededor del mundo. En particular me hace ilusión ver como el proyecto ha inspirado el nacimiento de otras ideas similares. El elemento psicoanalítico que trae Esther a estas reuniones, profundiza estos encuentros. Hay una crisis de soledad creciendo en el mundo; crear espacios seguros para escuchar activamente nuestras historias, es ofrecer refugios de conexión y acompañamiento que tanto necesitamos”.
¿En qué se traduce el éxito del programa?: ¿en la expansión de las reuniones?, o ¿existe alguna retroalimentación para que la organizadora se sienta bien?, o ¿los resultados exitosos se traducen en lo que acontece en el transcurso de la reunión? Creo que esta pregunta se podría argumentar al hablar, más adelante, de los beneficios de estos Encuentros.
Inspirada en esa experiencia, surgen reuniones a las que he llamado Encuentro entre Mujeres, que he conducido desde hace más de dos años. Actualmente, las estoy realizando en nuestra sede de Asovep, con algunas modificaciones a las reuniones originales con el fin de incluir elementos psicoanalíticos. Estas reuniones se encuentran dentro de lo que se llama psicoanálisis aplicado a la comunidad y no tienen ningún costo.
La singular visión que ofrece el Psicoanálisis acerca del fenómeno humano podría convertirlo en una invalorable herramienta terapéutica para los ambientes comunitarios, en especial, en poblaciones vulnerables. Esta novedosa aplicación podría permitirle al psicoanálisis ampliar su alcance, aunque no con la misma profundidad de la terapia individual, aumentando el número de participantes, además de extender sus conceptos y técnicas a otros ámbitos y así poder explorar y comprender una amplia gama de manifestaciones culturales y sociales. De este modo, estoy aplicando mis conocimientos y experiencias en estos encuentros, que han resultado muy satisfactorios tanto para las participantes como para la Dra. Mery Soto y para mí como conductoras.
El psicoanalista que trabaja en un contexto comunitario, o en grupos pequeños, tiene que aceptar las nuevas condiciones de este “setting” o escenario, y estar convencido de que su formación profesional, su encuadre, su escucha, su capacidad de observación y de establecer vínculos, pueden trasladarse a otros ambientes. Es decir: creer en lo que hace. El psicoanálisis aplicado a pequeños grupos comunitarios obliga a pensar y analizar los retos que hay que afrontar en esta nueva experiencia a fin de expandir el alcance de nuestras posibilidades de ayuda a una gama más amplia de personas.
Nuestro país está pasando, desde hace más de veinte años, por situaciones muy críticas en todos los aspectos: sociales, psicológicos, sanitarios, económicos y la población desamparada y vulnerable ha ido en aumento. De allí, la importancia de reflexionar sobre nuevos modos de abordaje para ayudar psicológicamente a estas personas.
Vulnerabilidad y Desamparo: algunas consideraciones
El desamparo se refiere al estado de abandono y falta de protección. Implica sentimientos de vulnerabilidad, desvalimiento y a menudo se asocia con soledad y ausencia de apoyo.
El concepto de vulnerabilidad se refiere al riesgo o susceptibilidad de ser herido o afectado ya sea física, emocional, social o económicamente. La palabra vulnerabilidad proviene del latín vulnerabilis, que significa capaz de ser herido.
Donald Winnicott, destacado psicoanalista inglés, dice que la vulnerabilidad es una condición inherente al desarrollo humano, a pesar de que se requiere un ambiente sensible y receptivo para que el individuo pueda crecer y florecer psicológicamente.
El vínculo es un proceso psicológico fundamental que afecta el desarrollo humano a lo largo de la vida (Fonagy, 1993). Es un mecanismo de comunicación primitivo que se inicia entre la madre y el bebé y permite la construcción del psiquismo infantil (Bion). Somos vulnerables cuando dependemos de otros para subsistir.
Pensando en una evolución natural, sabemos que la infancia y la vejez son las etapas más vulnerables del ser humano, por ser dependientes debido a que los niños y los ancianos no pueden valerse por sí mismos.
En la complejidad del funcionamiento psíquico, podemos observar en una misma persona aspectos que han podido crecer y desarrollarse, al lado de otros que se han mantenido estancados e infantilizados. Podríamos decir que corresponden a sus fortalezas y debilidades. Estas últimas serían sus vulnerabilidades. Es decir, lo que se llama comúnmente El talón de Aquiles que de una u otra forma tenemos todos, y que mientras cuanto más temprano lo identifiquemos mejor nos va a ir, pues demuestra que somos capaces de comprender qué nos ha pasado y cómo lograr transformaciones que nos favorezcan, eso implica conocerse a uno mismo para poder cambiar.
De tal modo que la vulnerabilidad no solo debe verse como una debilidad, sino como un punto de partida u oportunidad para buscar ayuda terapéutica que permita el crecimiento emocional y, por lo tanto, el descubrimiento de recursos necesarios para una vida más saludable.
Es importante no dejar de mencionar que la utilización de las redes sociales, particularmente de una manera excesiva, constituyen un riesgo que nos imprime una alta vulnerabilidad en estos tiempos porque nos hace dependientes, a la vez que modifica el funcionamiento mental y ayudan a padecer la soledad.
En resumen, podemos decir que la vulnerabilidad es una condición que afecta a individuos, comunidades y entornos sociales, y su comprensión es esencial para desarrollar estrategias de prevención, ayuda y resiliencia. La mayor parte de las veces, el desamparo y la vulnerabilidad van de la mano. De allí la importancia del tema y de los abordajes que podamos hacer en ese sentido. Vamos a detenernos a revisar el abordaje de Encuentro entre Mujeres.
Haciendo Encuentro entre Mujeres
Partiendo que la vulnerabilidad emocional se puede manifestar en una amplia variedad de sentimientos y emociones tales como miedo, tristeza, agresión, impulsividad, impotencia, frustración, inseguridad, pensamientos negativos y derrotistas, etc., estos tópicos se debieran incluir progresivamente en las diferentes reuniones que tengamos en Asovep.
Los grupos cumplen una función continente de los contenidos verbales y emocionales que expresan sus invitadas. Los grupos facilitan que sus participantes reflexionen acerca de cuáles podrían ser las situaciones que les hacen sentir más vulnerables y cuáles no. Esta dinámica va llevando a cada una a conectarse más consigo misma y con las demás participantes. Es una manera de construir y recuperar la memoria de su mundo interno y la del mundo externo. En cambio, una persona que intenta esconder sus vulnerabilidades, tratando de no mostrar sus sentimientos y emociones, puede tener muchas dificultades para establecer vínculos profundos con los demás y consigo misma, pudiendo manifestarse, entre otras, en una baja autoestima.
El método consiste en reunir un número no mayor de diez mujeres, en un lugar que facilite un intercambio muy confidencial y también pueda organizarse una pequeña merienda, para abrir otro espacio diferente. A cada una de las participantes, con antelación, se les envía por correo unas preguntas para que puedan reflexionar sobre el tema que va a tratarse ese día, de modo que vayan pensando sobre sus propias experiencias. Los temas son diversos, como ya se expuso anteriormente, pero, en general, tratan sobre emociones y vivencias que impactan nuestras vidas, tales como los miedos, la soledad, el coraje, los celos, la emigración, el amor, el resentimiento, etc. Se trabaja a partir de la vulnerabilidad de cada una de las integrantes del grupo, lo que sirve como iniciativa para que entre todas encuentren recursos que les permitan adquirir nuevos aprendizajes para enfrentar sus dificultades y lograr más autonomía en sus vidas.
La reunión dura entre dos horas y media y tres. Hay tres rondas de participación. Cada integrante tiene 7 minutos para compartir lo que ha pensado sobre las preguntas que recibió. Antes de la primera ronda, el coordinador del grupo explica cómo funcionará el grupo y hace una breve introducción del tema, en palabras sencillas y accesibles. Al mismo tiempo, informa sobre los valores que rigen la dinámica de estos encuentros: honestidad, confidencialidad y respeto por todo lo que allí se comparta. Se pide un trato amable y considerado, que se escuchen sin interrumpirse y no dar consejos.
En la segunda vuelta con una duración igual de 7 minutos para cada quien, el discurso es distinto. Surgen nuevas experiencias y reflexiones de las participantes que más se atreven a compartir sus intimidades, miedos y experiencias. Es decir, que la segunda ronda es más espontánea e íntima.
En la primera ronda podríamos decir que predominan las ansiedades ante la novedad de la situación, o el miedo a no ser aceptada. En la segunda ronda ya hay más confianza y se expresan con más libertad; se dan cuentan que todas tienen dificultades y problemas.
La última ronda es el cierre y se hacen las siguientes preguntas:
- ¿Qué aprendiste hoy?
- ¿Hay alguna de ustedes que quiera preguntar algo al grupo o que desee que alguna del grupo le diga algo en particular?
- ¿Qué se llevan de aquí hoy?
- ¿Qué pueden poner en práctica?
Después de escuchar estas respuestas el coordinador del grupo, que es un psicoanalista, les pide permiso para darles un feedback individual, es decir a cada una de ellas. No es una interpretación, pero sí se trata de dar observaciones que puedan ayudar a pensar desde perspectivas que les permitan conocerse más a sí mismas y a buscar nuevos recursos personales para afrontar los problemas de un modo diferente.
Las integrantes de estos grupos pueden ser mujeres de más o menos la misma edad, es decir, de la tercera edad; o también grupos de distintas edades que permiten ver cómo las experiencias varían de acuerdo con la edad. Cada etapa de la vida adulta presenta diferentes manifestaciones de vulnerabilidad. Una condición es que no deben conocerse entre ellas.
Beneficios de esta experiencia
Creo que el mayor beneficio de estas reuniones consiste en vivir una experiencia vital importante. Hay que decir que las experiencias ayudan a cambiar el modo de pensar. Representan vivencias conscientes, que pueden llegar a movilizar aspectos inconscientes insospechados.
Por otro lado, son grupos de apoyo y sostén. Se aprecia y valora el ser escuchadas por otras personas con atención y respeto.
Ventajas:
- La escucha es un vehículo para la conexión y el vínculo.
- Los intercambios nutren y enriquecen. Cuando se da la experiencia de que no estás sola, sino que estás acompañada con tus vulnerabilidades o con cualquier otra experiencia que puedas compartir con el grupo, pueden construirse y recuperarse vínculos perdidos o deteriorados.
- Lograr ser más tolerante con las diferentes emociones que consideras que te debilitan y disminuyen la conexión con los demás. Hay mucho miedo al rechazo.
- El facilitar que las mujeres se contacten con sus vulnerabilidades y las compartan propicia que al escuchar y ser escuchadas surjan en ellas la empatía, la valentía, la curiosidad sana por las demás y el descubrimiento de sus recursos.
- También decaen las idealizaciones de las supuestas personas, que, por su estatus social, belleza, etc., tienen todos los marcadores de la sociedad cubiertos por lo que podrían llamarse “personas exitosas” y en realidad sabemos que todas somos vulnerables
- La oportunidad, según la persona, de salir del grupo con un aprendizaje concreto y que pueda llevarlo a la práctica, es algo que fortalece a las participantes.
- Estas conversaciones tan significativas llevan a espacios de reflexión, a profundizar en estos temas y a brindar la oportunidad de buscar ayuda terapéutica, si fuese necesario.
- En estos grupos se descubre que, aunque somos diferentes, tenemos muchas afinidades que nos ayudan a construir nuevos vínculos reparadores.
El psicoanálisis en su trayectoria se ha nutrido de la presencia, creatividad, e influencia de mujeres psicoanalistas que lograron transformar sus vulnerabilidades en fortalezas. Solo citaré algunas pioneras que han abierto nuevas rutas en la comprensión del ser humano y cierro agradecida este Encuentro entre mujeres con: Lou Andreas-Salomé, Helen Deutsch, Ana Freud, Melanie Klein, Joan Riviere, Karen Horney, Ester Bick, Madeleine Baranger, Arminda Aberastury y de Venezuela Nora Nava y Miriam López.
Esther Mateo
Nota: Este trabajo fue presentado en las Jornadas Sigmund Freud 2024: Vulnerabilidad y desamparo. Descubriendo recursos. Adultez y vejez: ¿cómo rescatar su autonomía?
Nota sobre la autora:
Esther Mateo de Márquez es psicóloga, egresada de la UCAB (Universidad Católica Andrés Bello), es psicóloga clínica del Centro de Salud Mental del Este (El Peñón), psicoanalista titular en función didacta de Asovep, Expresidenta de Asovep en dos oportunidades, miembro de la Federación Psicoanalítica de América Latina (Fepal) y de la Asociación Internacional de Psicoanálisis (IPA). Docente y supervisora de distintos post-grado de psicología clínica y psiquiatría y del Instituto de Psicoanálisis. Ejerce la practica privada en su consultorio.
4 Comentarios
Alicia Ponte
Gracias Dra. Ciertamente la visión femenina es muy integradora y solidaria y este tipo de encuentros tienen que ser fabulosos.
Enhorabuena
Esther Mateo
Muchas gracias por tu comentario.
Te invito a participar en una reunión.
La próxima será en julio sobre Los Duelos.
Este es mi corre, esthermateor@hotmail.com
Estoy a la orden
Jeannette Diaz
!Estupenda y enriquecedora iniciativa! Tanto para las líderes como para las participantes. Estoy finalizando mi séptima década de vida y vivo en Los Angeles, emigrada desde hace 14 años. Leyendo este artículo imagino que sería la mejor actividad que pudiera ayudarme a integrarme en esta comunidad. Hice un doctorado interdisciplinario y me entrené como Coach Integral de Integral Coaching Canada. Me motivaría mucho participar en un grupo asi o pienso también que pudiera liderizar un grupo similar ¿Cuáles serían sus recomendaciones? Agradecimiento adelantado.
Esther Mateo
Gracias por tu comentario.
Sería importante que tuvieras la experiencia de participar en un grupo antes de coordinar uno.
Dónde estás viviendo actualmente?
Este es mi correo, esthermateor@hotmail.com
Estoy a la orden