A una joven médica a quien llamaremos Yelitza, madre de dos pequeñas hijas para ese momento, le acababan de diagnosticar un cáncer de mama. Apenas podía hablar sin dejar de llorar cuando trataba de hablar sobre su enfermedad: estaba devastada por el diagnóstico.
Le sugerimos que hiciera el programa de apoyo psicosocial para personas con cáncer. Sin embargo, ya había comenzado la quimioterapia y sus niveles de glóbulos blancos descendían peligrosamente. El programa comenzaba cuatro días después por lo que le recomendamos que practicara dos veces al día ejercicios de imaginación guiada y que si el día antes del programa sus glóbulos blancos habían aumentado significativamente podría incorporarse al mismo en compañía de su esposo.
Yelitza asumió con responsabilidad y coraje esta tarea. Sus hijas participaron de la aventura y, con sus dibujos, la ayudaron a darle forma a los linfocitos T y a las células NK (Natural Killer). Utilizaron motivos del mar, algo con lo que toda la familia se conectaba. Cuando uno llamaba a su casa las niñas contestaban: mi mamá no puede atender, está visualizando. Esas vocecitas resuenan en mis oídos hasta hoy con especial cariño. Por supuesto, Yelitza asistió al programa con un número significativo de glóbulos blancos. De vez en cuando sé de ella y de sus hijas, hoy convertidas en unas jóvenes muy especiales.
Entre las varias herramientas de que disponemos para apropiarnos del sistema inmune, resalta de manera eficiente la imaginación guiada o visualización. La siguiente frase, expresada por la neurocientífica Candace Pert (1998), candidata a Premio Nobel de Medicina por su trabajo en neurociencias cuando apenas tenía 26 años de edad, expresa claramente el significado de esta extraordinaria herramienta. “La meditación, la visualización o la imaginación guiada son formas de entrar en la conversación interna del organismo, interviniendo conscientemente en sus interacciones bioquímicas”.
Invitamos a los lectores a apropiarse de esta definición, porque resalta la capacidad que tenemos de entrar en nuestro interior e intervenir de manera consciente en sus manifestaciones, poniéndolas a trabajar a nuestro favor, lo cual reafirma el gran poder que tenemos sobre nuestra salud y la posibilidad de curación.
¿Por qué funciona la imaginación guiada?
1.- Nuestro cuerpo no discrimina entre imágenes sensoriales en la mente y lo que llamamos realidad. En un experimento realizado por Rizzolati y colaboradores (1996), se le pidió a un grupo de voluntarios que observaran un objeto y se evaluó la actividad cerebral mediante una Tomografía de Emisión de Positrones (TEP), luego se les pidió que imaginaran ese mismo objeto, observándose que en ambos casos se activaban las mismas áreas del cerebro. Estos resultados confirman que cuando imaginamos se produce una verdadera actividad cerebral, que redunda en cambios fisiológicos y bioquímicos en el organismo.
2.- En un estado elevado de conciencia somos capaces de aprender, crecer y cambiar más rápido. Esto significa que para poder realizar cambios fundamentales de crecimiento y curación, sobre todo aquellos que vienen de nuestra interioridad, es importante encontrar momentos de tranquilidad, recogimiento y silencio que nos permitan acceder a ese espacio interior y permitirá establecer un diálogo con nuestro organismo. Si estamos todo el día conectados con lo exterior, llámese televisión, celular, internet, radio o trabajo, no se establecerá el marco mental adecuado para que esos cambios ocurran.
3.- Nos sentimos mejor con nosotros mismos cuando creemos tener el control de lo que nos está ocurriendo. La imaginación guiada, permite que la gente recupere un cierto control sobre lo que le está sucediendo.
En la siguiente crónica seguiremos insistiendo sobre esta herramienta y la forma de utilizarla de manera eficiente para retomar el control de la salud.
Marianela Castés
cronicasdemcastes@gmail.com
Un Comentario
Marisela Febres
Interesantísimo este artículo, me gustaria leer mas al respecto