“Sin una visión, la gente perece..con una visión florecemos…”
Barbara Marx Hubbard
En los primeros meses del año, les hago llegar esta crónica con la intención de que pueda ser fuente de inspiración, de optimismo, y de esperanza renovadora y creativa para el futuro personal y colectivo, y que esto al final redunde en un buen estado de salud mental y físico para todo el año.
Es por esto que escogí el tema de la evolución consciente, materia controversial, pero de gran importancia para el futuro de todos los que habitamos este planeta. Estamos frente a una gran encrucijada, por primera vez en la historia de la humanidad tenemos la posibilidad real de auto-aniquilación, que se evidencia por un estado de violencia caracterizado por la amenaza de guerra nuclear y terrorismo, devastación del medio ambiente, calentamiento global y persistencia de la pobreza.
La gente advierte esta situación, que está causando estragos en la psique colectiva de los habitantes de este planeta, caracterizado por depresión, ansiedad y desesperanza, lo cual producirá graves enfermedades, especialmente del sistema inmune, como ya lo estamos evidenciando. Por lo tanto es una cuestión de supervivencia para la raza humana movernos hacia nuestro próximo ciclo evolutivo de una forma consciente.
Sin embargo, también por primera vez en la historia, vivimos un momento estelar y de gran desafío, y aunque todavía no lo percibamos con claridad, en nuestras manos yace el potencial para guiar consciente y responsablemente el próximo salto evolutivo.
La evolución consciente es una visión que surge precisamente en ese momento en la historia para tratar con la nueva condición humana. Tal y como Einstein lo advirtió: “la humanidad no puede resolver sus problemas desde el mismo espacio de conciencia que los creó. Es necesario crear una nueva conciencia”. Evolución social es un vasto campo designado para guiarnos en el uso ético y creativo de nuestro propio poder hacia la próxima fase de la evolución humana, de forma que podamos crear un futuro igual a nuestro potencial espiritual, social y científico.
Es una tarea vital y donde todas las personas podemos encontrar nuestro propósito en la vida, participando ética y creativamente desde todos los ámbitos del quehacer humano: salud, educación, justicia, espiritualidad, derechos humanos, ambiente, comunicación y otros en la construcción de esta nueva humanidad.
La contribución de la ciencias de la salud a este proceso es fundamental. Así lo demuestran: la epigenética, que nos induce a asumir la responsabilidad por nuestro genoma y el de generaciones futuras; la neurociencias y sus nuevos conceptos de neuroplasticidad, que es la habilidad natural del cerebro para formar nuevas conexiones y cambiar hábitos, creencias y ganar libertad; la psiconeuroinmunología, y el nuevo concepto que hemos desarrollado de “ inmunoalfabetización”, que es la habilidad para entender los principios de organización, funcionamiento y células involucradas en la respuesta inmune, y usar estos principios para apropiarse del sistema inmune y por lo tanto de la salud individual y colectiva.
Piénselo, reflexione y haga su contribución creativa este año, para el próximo salto evolutivo. El planeta y su propia psique se lo agradecerán.
Marianela Castés