Afortunadamente para nosotros, cada vez más neurocientíficos se están ocupando de dilucidar los misterios del funcionamiento de nuestro cerebro. Entre ellos sobre cómo podemos lidiar mejor con la cantidad de información que recibimos y la cual aumenta exponencialmente cada día. Esta situación muchas veces nos hace perder la perspectiva haciéndonos sentir que nuestras facultades están disminuyendo más aceleradamente que lo esperado. Nos alivió enterarnos que en los últimos 20 años se ha generado la misma cantidad de información que en todos los años sumados desde el inicio de nuestra civilización.
Se nos olvida que muchas labores realizadas por empleados de compañías de servicios han sido redirigidas al usuario, como por ejemplo la familiar operadora telefónica, líneas aéreas u otros servicios que deben accederse electrónicamente. Además el avance de las telecomunicaciones ha permitido expandir nuestro ámbito de acceso a la información y podemos enterarnos de noticias del mundo entero en tiempo real.
Las posibilidades de entretenimiento también se han ampliado con video juegos a los cuales se puede acceder desde cualquier pantalla. Nada más en el popular YouTube se suben 6.000 horas de video cada hora. A esos ejemplos habría que añadirles los correos electrónicos, notificaciones de facebook, twits y otros, aparte de la correspondencia normal, periódicos, libros y revistas que leemos por trabajo o disfrute, ¿Y si para poder estar al día exigimos todavía más a nuestras memorias teniendo que recordar claves de teléfonos, IPods, IPads y programas diversos, amén de cómo funcionan? ¿Consecuencias? De acuerdo a un estudio reciente de Microsoft nuestra capacidad de concentración ha disminuido de doce segundos (año 2000) a ocho (2015), lo que nos coloca por debajo de los nueve segundos del inquieto pez dorado.
La revolución de la psicología y la neurociencia
Gracias a los nuevos desarrollos tecnológicos de imagenología que permiten conocer la actividad cerebral en tiempo real, los expertos han podido precisar ciertos aspectos sobre como nuestro cerebro procesa la información que recibe. Así, nuestra imagen del cerebro como un archivo de gavetas mejor la actualizamos por la de un sistema de archivo compuesto de redes superpuestas.
En solo veinticinco años los campos de la psicología y la neurociencia han revolucionado sus perspectivas y métodos. La invención de la neuroimagenología no invasiva ha permitido desarrollar instrumentos que permiten no sólo mostrar los contornos y estructura del cerebro, sino fotografiar el cerebro trabajando en tiempo real. Sobre todo ha abierto oportunidades de colaboraciones – antes impensables – entre científicos de estas áreas.
Los primeros estudios se focalizaron en la localización de las funciones cerebrales que se activan al practicar un deporte, oír música o resolver problemas matemáticos. Actualmente, el interés radica más bien en conocer cómo estas regiones trabajan conjuntamente. Ya se ha podido concluir que las operaciones mentales no siempre ocurren específicamente en una región cerebral – cómo se pensaba anteriormente – sino que más bien son realizadas por circuitos o redes de grupos relacionados de neuronas.
Muchos de estos avances científicos, complementados por entrevistas a personas con demostrada eficiencia y logros en campos exigentes, son expuestos gratamente por Daniel Levitin en su último libro La mente organizada. En este artículo comparto parte de esta información y recomendaciones para ayudarnos a utilizar mejor nuestras capacidades cerebrales en estos tiempos de excesos informativos.
Uno de los ejemplos ilustrativos brindados por Levitin compara algunos de estos procesos neurológicos con el sistema eléctrico que permite el funcionamiento de los artefactos dentro de una vivienda, sin poder realmente precisar el lugar de la electricidad que los activa. En forma similar, por ejemplo, la habilidad linguística no reside en una región específica del cerebro, sino más bien está constituida por una red de distribución – tal como la red eléctrica de la casa – que activa y compromete regiones diversas del cerebro. Por ello, al igual que un bloqueo en algún circuito no tan lejos del área de la cocina impide que funcione el refrigerador – aún enchufado y listo para recibir la corriente – una obstrucción en cualquier parte del circuito del habla, puede impedir su funcionamiento normal.
¿Cómo funciona la atención?
Lo que percibimos no corresponde con la realidad que nos rodea. Prestamos atención o captamos lo que nos interesa, las señales enviadas por nuestros instintos de conservación y las activaciones propias de nuestro cerebro. Se han determinado cuatro componentes en nuestro sistema de atención. El primero es un filtro de atención que constantemente monitorea el ambiente para alertarnos sobre algo que debamos prestarle interés, especialmente si estamos distraídos. El segundo denominado centro ejecutivo es el modo utilizado cuando nos concentramos en una tarea importante. El tercero – utilizado por defecto – es caracterizado por dejar que los pensamientos fluyan sin propósito alguno, en forma no linear. Ese divagar, a veces poco apreciado – pensando que no estamos enfocados o siendo productivos – es el modo donde tiende a auspiciarse la generación de ideas creativas o solución de problemas que habíamos tratado de resolver sin éxito. Ese modo particular es articulado como una red, no localizada en ninguna región específica del cerebro, según lo descubierto por la investigadora Vinod Menon. Esta red une distintos grupos de neuronas distribuidas en varias partes del cerebro, conectándose en forma de circuito. Por ello es capaz de sintetizar informaciones no relacionadas en una idea original.
El modo ejecutivo y el de fluir sin propósito funcionan alternadamente. Cuando uno se activa, el otro se desconecta. Cuando tenemos una tarea exigente, la central ejecutiva entra conscientemente en acción. Lo que permite hacer el cambio es el cuarto componente, el cual funciona como un suiche que nos permite alternar entre estos dos modos. Éste se encuentra localizado en la ínsula, área debajo de la superficie de los lóbulos temporales y frontales.
¿Cómo podemos hacer mejor uso de nuestra energía cerebral integralmente?
Cuando hablamos de ser más eficientes desde el punto de vista integral, nos referimos a que si utilizamos enfocadamente nuestro tiempo podemos ser productivos, no tenemos que trabajar horas extras y podremos dedicar tiempo a nuestras necesidades personales de expansión creativa, familiares y afectivas. Entre las recomendaciones para ello señaladas por Levitin apuntamos las siguientes:
- Evitar hacer varias cosas a la vez (multitasking). Aunque pareciera que estamos siendo más eficientes, en realidad estamos fraccionando nuestra atención entre actividades desarrolladas secuencialmente. Estudios sobre productividad han demostrado que la atención es un recurso limitado y cuando cambiamos de tarea una y otra vez, gastamos más glucosa, generamos cortisol y por tanto terminamos siendo menos productivos y estando más cansados que si hubiéramos hecho las actividades una a la vez. En este caso se gana aplicando la atención consciente en cada tarea e ir fortaleciendo la capacidad de estar en el momento presente.
- Usar el ambiente externo como extensores cerebrales. De esta manera sacamos fuera de nuestra mente lo que no necesita estar allí. Nos eliminamos la angustia de tenerlo pendiente y temer olvidarlo. Escribir los pendientes, preferiblemente a mano, para activar circuitos cerebrales adicionales, lo que no sucede si los escribimos en la computadora, IPad o teléfono. Adicionalmente, nuestra memoria espacial facilita el recordar donde hemos puesto las llaves u otros objetos que tienden a perderse. Para ello debemos colocarlas siempre en un lugar determinado. Practicar el prestar atención, como nos invitan los maestros Zen y sus herederos de “mindfulness”, entrena a nuestro cerebro (especialmente al hipocampo) a recordar donde ponemos las cosas, porque estamos integrando al centro ejecutivo en la tarea de encriptar el momento.
- Aprender a discernir la información valiosa de la que no lo es. Algunos fuimos educados en la era de acumular información memorizándola, ahora junto a las nuevas generaciones el nuevo reto es aprender a usar la información de la manera más inteligente y creativa, distinguiendo las fuentes confiables. Entre las nuevas posibilidades que brinda el internet está el desarrollo de proyectos colaborativos. Por ejemplo, el Re-Captcha (las palabras que tenemos que identificar para distinguirnos como humanos en algunas páginas web) permite traducir textos a otros idiomas, sirviendo además como vía de aprendizaje de los mismos.
- Disminuir las decisiones sin importancia. Para nuestro cerebro es igual tener que decidir entre lo que vamos a desayunar o escoger nuestro atuendo que decidir si cambiamos de trabajo o escoger cuál es el plan de retiro más conveniente. Las decisiones implican un gasto de glucosa que estaremos ahorrando para decisiones importantes. Algunas personas entrevistadas por Levitin se caracterizan por usar un tipo de atuendo como Steve Jobs con sus franelas negras o Mark Zuckerberg (presidente de Facebook) con franelas grises. Argumentan que así no pierden tiempo tratando de mejorar lo que no redundará en una diferencia significativa en su eficiencia y bienestar.
- Estimularnos para crear espacios productivos de trabajo. Para ello es importante eliminar todas las interrupciones posibles, como desconectar el teléfono y correos electrónicos para favorecer la concentración. Todas estas medidas son complementarias a las rutinas para mantener el balance energético al cual nos hemos referido en artículos anteriores.
- Dormir profundo el tiempo que necesitemos y tomarnos pausas entre períodos enfocados de trabajo. La consolidación de memorias se produce cuando dormimos y se ha comprobado que las siestas ayudan en ese proceso cuando no se ha dormido lo suficiente. Recomiendan también tomar descansos de quince minutos por hora y media de trabajo enfocado. Estas pausas deben ser verdaderos espacios nutritivos como conectarnos con el medio natural, hacer ejercicio, leer literatura, hacer u oír música. Contestar correos, chequear Facebook o ver televisión no cumplen con las condiciones requeridas.
En el caso venezolano es imperativo no sólo proteger nuestro cerebro del desgaste emocional por la avalancha de información negativa, sino aprovecharlo para generar ideas creativas. Re-Captcha, el innovador proyecto creado por el Ingeniero guatemalteco Luis von Ahn, es ciertamente un estímulo para potenciar nuestros recursos colaborativos hacia la construcción de nuevas realidades para Venezuela.
Jeannette Díaz
Nota sobre la autora:
Jeannette Díaz es Doctora en Educación de la Universidad de Massachusetts, Amherst, Profesora Titular Jubilada de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela. Durante sus 28 años como docente, Coordinadora Académica y Coordinadora de Investigación disfrutó siendo mentora y coach de estudiantes y profesores apoyándolos en el desarrollo de sus habilidades creativas y progreso en sus carreras docentes. Formalizó esta área de interés cursando estudios y obteniendo la Certificación como Integral Master Coach® de Integral Coaching Canada. Es miembro de la Federación Internacional de Coaches en el nivel Profesional (PCC). Actualmente trabaja como coach, ayudando a sus clientes en el logro de transiciones exitosas en el ámbito personal o profesional. Página web de Jeannette Díaz