La Organización Mundial de Gastroenterología (World Gatroenterology Organization-WGO), estableció en el 2005, que el 29 de mayo fuera el Día Mundial de la Salud Digestiva. Cada año se enfoca en una enfermedad y/o trastorno digestivo en particular con el fin concientizar a las personas sobre la prevención, prevalencia, diagnóstico, manejo y tratamiento de las enfermedades gastrointestinales.
Para este 2021, la WGO en alianza con la Federación Internacional para la Cirugía de la Obesidad y los Trastornos Metabólicos (IFSO-por sus siglas en inglés), se unieron para crear conciencia sobre el problema de la obesidad; por ello, el tema de este año es Obesidad: una pandemia en curso. El objetivo del día Mundial de la Salud Digestiva del 2021 es concienciar sobre la obesidad y su impacto en el desarrollo de comorbilidades, así como el efecto sobre la esperanza de vida, que es tan devastador como cualquier pandemia infecciosa.
La prevalencia de la obesidad está aumentando y se reconoce como una enfermedad que afecta a todos los países en el mundo. Su padecimiento conduce a un grave deterioro de la salud en general. De hecho, la obesidad se ha asociado con varias condiciones patológicas, como lo son las enfermedades cardiovasculares, diabetes y diferentes tipos de cáncer. Además, la obesidad también se ha relacionado con una variedad de trastornos gastrointestinales, es decir, trastornos funcionales del tracto digestivo, así como enfermedad inflamatoria intestinal (EII), pancreatitis y cáncer gastrointestinal.
Se ha reportado que específicamente los trastornos gastrointestinales relacionados con la obesidad incluyen enfermedad por reflujo gastroesofágico, esófago de Barrett, cáncer de esófago, pólipos y cáncer de colon, enfermedad del hígado graso no alcohólico, enfermedad relacionada con la hepatitis C, carcinoma hepatocelular, cálculos biliares, colangiocarcinoma y cáncer de páncreas. Aunque las enfermedades del esófago relacionadas con la obesidad están asociadas con factores mecánicos y humorales alterados, otras enfermedades digestivas relacionadas con la obesidad parecen estar asociadas con niveles circulantes alterados de adipocitocinas y resistencia a la insulina inducidos por la obesidad.
Se ha señalado que los mecanismos de acción que relacionan la obesidad con la génesis de las enfermedades gastrointestinales tienen que ver con los péptidos secretados por los adipocitos, leptina, adiponectina, nesfatina-1 y apelina, los cuales modulan la motilidad de tractodisgestivo, actuando tanto de forma central como periférica.
Además, otro aspecto importante y que ha sido de gran interés entre los investigadores son las modificaciones a nivel de la microbiota intestinal observadas en pacientes obesos y que están relacionadas con varios mecanismos fisiopatológicos, que podrían explicar la relación entre obesidad y enfermedad gastrointestinal.
Dentro de los trastornos que se generan a nivel del tracto digestivo superior se encuentra el reflujo gastroesofágico (RGE). Una de las principales vías patogénicas que vinculan la obesidad con este trastorno parece ser el aumento de la presión abdominal que conduce a la relajación del esfínter esofágico inferior y, por tanto, el reflujo del contenido gástrico. El aumento de presión intragástrica producto de la obesidad principalmente abdominal puede ser un factor de riesgo para la aparición de hernia hiatal y esta a su vez puede producir RGE. Inclusive, la grasa visceral pareciera ser un factor de riesgo mayor para REG y hernia hiatal cuando se le compara con indicadores antropométricos como IMC y Relación cintura-cadera. Adicionalmente, la secreción de adipocinas (leptina y adiponectina) por parte de los adipocitos pudiera influir en la aparición de esófago de Barrett.
La secreción de estas adipocinas pareciese modular la motilidad y el vaciado gástrico, lo que generaría dispepsia funcional. Los cambios en la motilidad y la velocidad de vaciado del estómago vienen dados por alteraciones en los estímulos vagales central y periférica, dando como resultado la dispepsia.
La obesidad también tiene sus efectos negativos en el tracto digestivo inferior. Se ha encontrado relación entre la obesidad y el riesgo de presentar Síndrome de Intestino Irritable (SII) y Enfermedad Diverticular (ED). Varios factores son comunes tanto en la obesidad como en el SII y la ED, como una dieta con alta cantidad de carbohidratos refinados, baja en fibra, alta en grasas, sedentarismo, estrés psicológico, trastorno de motilidad intestinal, alteración de la microbiota intestinal e inflamación.
Como se ha mencionado, el exceso de grasa visceral altera la motilidad intestinal, estimula la producción de adipocinas y de factores inmunológicos que pudieran desencadenar SII. Igualmente, la acumulación de grasa visceral aumenta la presión intraabdominal provocando un aumento de la presión intraluminal y, por lo tanto, mayor probabilidad de formación de divertículo. Por otro lado, se ha descrito cambios a nivel de la microbiota intestinal en las personas con obesidad, teniendo estas personas un perfil de microbioma característico, con aumento de bacterias de tipo fermicutes y disminución de los bacteroides, dando lugar a la disbiosis intestinal.
El impacto que tiene la disbiosis intestinal en el desarrollo de enfermedades gastrointestinales es clave. Las alteraciones en la microbiota conducen a una pérdida progresiva de la barrera de protección en la luz intestinal con aumento en la permeabilidad, esto trae consigo una mayor penetración en la mucosa intestinal de diferentes patógenos, y sus metabolitos, promoviendo un bajo grado de inflamación local, que es otro factor interesante involucrado en este vínculo entre la obesidad y el SII, ambos caracterizados por la liberación de mediadores inflamatorios que pueden irritar las terminaciones nerviosas intestinales. Igualmente, las disbiosis intestinal propia en los obesos, puede aumentar las concentraciones de metano en el colon, lo que da como resultado elevación de la presión intraluminal pudiendo contribuir al desarrollo de ED.
Un trastorno comúnmente encontrado en los pacientes obesos es la inflitración grasa a nivel del hígado, lo que se conoce como Hígado Graso No Alcoholico. La acumulación de grasa en los hepatocitos tiene lugar por una desregulación en el metabolismo de los ácidos grasos a nivel hepático y al estado de hiperinsulinemia producto de la resistencia periférica. Estos eventos causan inflamación y necrosis de los hepatocitos, lo que puede provocar cirrosis y fibrosis. La obesidad también puede modular el metabolismo de los lípidos y las hormonas endógenas, afectar la motilidad de la vesícula biliar, aumentar el riesgo de cálculos biliares y aumentar el riesgo de cáncer de vesícula biliar.
El estado inflamatorio crónico producido por la obesidad, puede desencadenar mecanismos moleculares consistentes con procesos cancerígenos. En la obesidad el tejido adiposo produce aumento de ácidos grasos libres, leptina, inhibidor del activador del plasminógeno 1 (PAI-1), factor de necrosis tumoral α (TNF-α) y resistina y disminución de adiponectina. Esto da como resultado resistencia a la insulina y aumento de la proteína de unión al factor de crecimiento similar a la insulina 1 (IGFBP1) e IGFBP2. En consecuencia, se inhibe la apoptosis y aumenta la proliferación celular conduciendo a la aparición de cáncer.
El punto positivo, es que la obesidad y en consecuencia las enfermedades gastrointestinales derivadas de la acumulación excesiva de grasa abdominal son prevenibles mediante cambios de estilos de vida.
Entre los cambios que se pueden hacer para prevenir la obesidad y mantener una salud gastrointestinal se encuentran: Aumentar el consumo de fibra, ya que produce mayor saciedad y por ende se disminuye la ingesta excesiva alimentos. Además, regula el tránsito intestinal y evita la aparición de cáncer colon-rectal.
- Preferir los alimentos bajos en grasa y carnes magras tipo pollo, pescado, pavo. Las carnes rojas y grasas deben ser consumidas en menor frecuencia.
- Preferir preparaciones de comida saludables como horneado, al vapor, a la plancha. Evitando las frituras y preparación con alto contenido de grasas.
- Evitar el consumo excesivo de harinas, ya que su aporte de fibra y de nutrientes es reducido en comparación con los productos no refinados. Igualmente se debe disminuir el consumo de azúcares simples, pues estos favorecen la disbiosis intestinal y el crecimiento de hongos a nivel intestinal como Candida spp, lo que podría aumentar la permeabilidad intestinal y la producción de metabolitos proinflamatorios.
- Ingerir mínimo 2 litros de agua al día para mantener las heces húmedas, favoreciendo su tránsito regular y ayudar a la lubricación de la mucosa intestinal.
- Disminuir los niveles de estrés psicológico y la ansiedad, ya que es un estado de alerta, donde se liberan hormonas como adrenalina y cortisol. Si este estado de alerta es crónico puede dar lugar a insulinoresistencia y a alteraciones en el metabolismo lipídico.
- Dormir entre 7-8 horas diarias durante la noche, de manera corrida, permitiendo del descanso y sueño reparador. Se ha descrito que las personas que duermen pocas horas tienen mayor riesgo de presentar obesidad.
En este sentido, aprovechemos este día para concientizar sobre la importancia de mantener un peso saludable y principalmente mantener un perímetro de cintura aceptable, evitando así la obesidad, ya que más que un tema estético es un problema de salud pública que deteriora cada vez más la salud de los que la padecen y conduce a complicaciones severas. Todos podemos hacer algo bueno y positivo cada día por mejorar nuestros hábitos y estilo de vida.
Pablo Hernández y Claret Mata
Sobre los autores.
El Profesor Pablo Hernández es Licenciado en Nutrición y Dietética de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Magister en Nutrición (USV), Especialista en Análisis de Datos en Ciencias Sociales. Profesor de Nutrición Humana en la Escuela de Nutrición y Dietética de la UCV. Profesor del Diplomado de Educación en Diabetes Terapéutica (UCV). Editor Asociado de la “Revista Digital de Postgrado” de la Facultad de Medicina de la UCV. Miembro del Observatorio Venezolano de Salud (OVS), de la Fundación “5 al día” Venezuela, de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición, y de la Fundación Bengoa para la Alimentación y la Nutrición.
La Profesora Claret Mata es Licenciada en Nutrición y Dietética de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Magister en Nutrición (USB). Profesora de Evaluación Nutricional en la Escuela de Nutrición y Dietética de la UCV y Profesora invitada del postgrado de Nutrición Clínica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la UCV. Miembro de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición y miembro institucional de la Fundación Celíaca de Venezuela.
2 Comentarios
Coromoto
Excelente artículo
Felicitaciones para Pablo y Claret
JASMIN FLORES
EXCELENTE ARTICULO, ES IMPORTANTE SEGUIR EDUCANDO A LA POBLACION EN MEJORAR SU ALIMENTACION, PARA REFORZAR SU SISTEMA INMUNOLOGICO ANTE LA PANDEMIA DE COVID19, YA QUE LAS PERSONAS OBESAS TIENEN MAYOR RIESGO DE COMPLICACIONES, PERO ES PREOCUPANTE EL INCREMENTO DE OBESIDAD POR EL CONFINAMIENTO, LA FALTA DE ACTIVIDAD FISICA Y EL ESTRES CAUSADO POR LA CUARENTENA ADEMAS EL TEMOR AL CONTAGIO, LO QUE CAUSA ANSIEDAD Y DEPRESION, OCASIONANDO UNA MAYOR INGESTA DE ALIMENTOS NO SALUDABLES, FELICITACIONES¡