Con esta serie iniciada a principios de año, espero haber reafirmado y brindado nuevas perspectivas al rol y posibilidades que nos abre la creatividad en nuestras vidas. Desde asumirla como modo de vida y servirnos para sanar el alma hasta ofrecerles opciones para desarrollarla. Decidimos también explorar sobre las coincidencias entre las capacidades que nos sirven para ser más creativos y aquellas habilidades que nos ayudan a ser más exitosos en nuestra vida diaria laboral.
Revisando la literatura relacionada y mi propia investigación de doctorado, pareciera que hay un vacío entre las bondades que nos brinda la creatividad y el hacer creativo propiamente. La aplicación de las múltiples técnicas o prácticas recomendadas desde los inicios del campo multidisciplinario de la creatividad, no garantiza convertir a todos sus practicantes en creativos o innovadores. Lamentablemente ese postulado para multiplicar los creativos, originales e innovadores que se deseaban no ha rendido los frutos esperados.
Es importante señalar ante esta aproximación, algo mecanicista y quizás útil para pequeños triunfos, que tuvo fuertes detractores desde sus inicios. Quienes fueron moldeados por los principios tradicionales de la enseñanza de arquitectura y áreas afines no podían reducir el proceso a fórmulas simplistas. Estos profesionales trabajaban y enseñaban orientados por su firme creencia de que: se aprende a diseñar, diseñando. Generalmente este mantra ha sido recibido con perplejidad, confusión y hasta frustración por los estudiantes que se inician y por los no familiarizados con el campo. ¿Cómo puedo aprender haciendo lo que no se hacer? Es la pregunta.
Hoy día, ese principio de vieja data se ha actualizado, abriendo la compuerta a la inclusión de un aspecto importante del desarrollo psicológico individual. Esta iniciativa proveniente del área del diseño industrial la han denominado “prototyping” o hacer prototipos con ideas recién nacidas e irlas perfeccionando mediante iteraciones del proceso. Se apoya en el empezar a hacer tan pronto sea posible, para ir aprendiendo y buscando la información que se necesite a través de repetición del proceso donde en rondas de pruebas se van incluyendo pequeños ajustes o cambios en el prototipo.
Me llama la atención el especial abordaje para llevar a cabo el “prototyping” iterativo que hacen David Kelley, uno de sus promotores fervientes, y su hermano Tom Kelley en su libro Creative Confidence. David es el fundador de IDEO y de la escuela de diseño en Stanford, California (d.school) y Tom es también su socio, colaborador de la escuela de negocios en UC Berkeley y autor de dos obras sobre innovación. El concepto central de su particular enfoque es explicado en su Charla Ted ¿Cómo construir su confianza creativa?
Los Kelley apuntan que un prerrequisito necesario para tener confianza creativa consistiría en que primero debemos creer que somos capaces de crear. Su experiencia exitosa en IDEO y en la d.school se reafirman con las investigaciones de la psicóloga Carol Dweck. Esta psicóloga, investigadora prominente en el campo de la motivación, se ha interesado en comprender por qué las personas triunfan y cómo preparar a los jóvenes para desarrollar su potencial. En sus investigaciones iniciales encontró, al comparar estudiantes con similares niveles de inteligencia y contextos, que quienes alcanzaban mejores resultados tenían una actitud o mentalidad de crecimiento a diferencia de quienes creían que sus capacidades eran estáticas, que no se podían desarrollar.
Aunque la doctora Dweck directamente no se refiere a las capacidades creativas, los resultados de sus investigaciones son de gran utilidad para entender y superar los temores o inseguridades ante el hacer creativo. Tanto los procedimientos que se han desarrollado o reunido en IDEO, como el enfoque que aplican seguidores de los principios desarrollados por la doctora Dweck en “Mindset Works”, están dirigidos a desarrollar capacidades psicológicas para crear. Aspiran llenar el vacío que señalamos anteriormente entre poder desarrollar las habilidades del pensamiento creativo y el sentir la confianza suficiente para aprender creando lo que nos propongamos.
Los conceptos de confianza creativa y mentalidad de crecimiento me llevaron a revisar las conclusiones alcanzadas en mi investigación doctoral en la Universidad de Massachusetts, hace justamente 20 años. Interesada en encontrar nuevos métodos para aliviar las angustias de los estudiantes de arquitectura ante el mantra «diseño se aprende diseñando«, experimentado en carne propia como estudiante, así como «nadar se aprende nadando» en otro ámbito, llegué a la conclusión de que era necesario crear un ambiente o proceso de “empowerment” o empoderamiento facilitado por el profesor. En este caso el profesor, en vez de indicar lo que el estudiante debe hacer, funge de facilitador del proceso mediante el cual el estudiante va adquiriendo confianza en su hacer, liberándose de sus temores. Esto es logrado mediante pequeños pasos o ejercicios donde irá incorporando o ajustando las distintas variables hasta llegar a una solución satisfactoria de lo que se deseaba resolver o diseñar.
A través de mi experiencia investigando las dificultades de los estudiantes en los talleres de diseño, tuve la certeza que no era un problema de técnicas o métodos de la enseñanza-aprendizaje del diseño, sino que había algo intangible que frenaba el desarrollo del potencial creativo de los estudiantes que no estaba siendo atendido. Afortunadamente pude documentar el trabajo de una profesora y sus estudiantes de primer semestre de arquitectura que aplicaba una metodología a contracorriente para la época e institución donde enseñaba. Su enfoque justamente incorporaba lo que los hermanos Kelley están aupando: el tomar en cuenta y ayudar a superar los condicionamientos negativos de los estudiantes con paciencia y disfrute. Ayudarlos a desarrollar una mentalidad de crecimiento, que les permita disfrutar del agua desconocida y no lanzándolos al agua para que aprendan a nadar por instinto de sobrevivencia. Estos planteamientos me alegran en lo profundo, valorando su posible impacto en los métodos de enseñanza para un aprendizaje creativo y para el desarrollo psicológico de tantas personas que se asumen como no creativas, sin haber probado meterse en el agua.
Práctica reflexiva:
- a) Escoge un momento tranquilo para responderte la siguiente pregunta: ¿Crees que tienes una mentalidad de crecimiento o una mentalidad fija?
- b) Si lo deseas podrás corroborar tu apreciación en este pequeño test.
Jeannette Díaz
Nota sobre la autora:
Jeannette Díaz es Doctora en Educación de la Universidad de Massachusetts, Amherst, Profesora Titular Jubilada de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela. Durante sus 28 años como docente, Coordinadora Académica y Coordinadora de Investigación disfrutó siendo mentora y coach de estudiantes y profesores apoyándolos en el desarrollo de sus habilidades creativas y progreso en sus carreras docentes. Formalizó esta área de interés cursando estudios y obteniendo la Certificación como Integral Master Coach® de Integral Coaching Canada. Es miembro de la Federación Internacional de Coaches en el nivel Profesional (PCC). Actualmente trabaja como coach, ayudando a sus clientes en el logro de transiciones exitosas en el ámbito personal o profesional. Página web de Jeannette Díaz