En este artículo reviso dos publicaciones de 2018 sobre algunos fitoquímicos contenidos en las frutas y hortalizas que amplían la evidencia acerca de los beneficios potenciales del consumo de este grupo de alimentos: Hortalizas crucíferas vs. aterosclerosis subclínica, y las cianidinas presentes en las bayas (y otros vegetales y legumbres), vs. cáncer y envejecimiento.
Crucíferas vs aterosclerosis subclínica
Se considera que los patrones dietarios ricos en frutas y hortalizas (verduras en muchos países) reducen la presentación de la enfermedad aterosclerótica y se relacionan con una asociación inversa con las medidas subclínicas de aterosclerosis: el grosor de la íntima-media de la arteria carótida (CCA-IMT) y la placa, que son la causa subyacente de enfermedad cardiovascular. Es importante investigar las asociaciones de ingesta total de hortalizas y de hortalizas específicas agrupadas de acuerdo con sus principales componentes fitoquímicos, con el CCA-IMT común, y la severidad de la placa carótida.
Las verduras contienen muchos nutrientes y compuestos bioactivos como los fitoquímicos que pueden ralentizar la progresión de la aterosclerosis. Algunos de estos compuestos naturales incluyen carotenoides, polifenoles, compuestos orgánicos de azufre y compuestos que contienen nitrógeno. Diferentes tipos de las verduras contienen diferentes niveles de estos supuestos componentes de protección. Por ejemplo, las verduras crucíferas, como el repollo, las coles de Bruselas, la coliflor y el brócoli, y las verduras de allium, como la cebolla, el puerro y el ajo, son fuentes ricas en compuestos orgánicos de azufre que se consideran beneficiosos para la salud cardiovascular. Por su parte, las verduras de hoja verde, como la espinaca y la lechuga, son una rica fuente de nitrato. Se ha demostrado que el nitrato en los ensayos clínicos reduce la presión arterial, un importante factor de riesgo de enfermedad cardiovascular. Si los componentes específicos tienen una mayor función protectora en la aterosclerosis, determinados tipos de vegetales ricos en estos componentes pueden conferir un mayor efecto cardioprotector.
En un artículo publicado el 4 de abril de 2018 en el Journal of the American Heart Association, investigadores de la Universidad de Western Australia en Perth, estudiaron una cohorte de mujeres adultas mayores (edad ≥70 años) para explorar el impacto potencial de diferentes tipos de hortalizas en las medidas de aterosclerosis subclínica.
El consumo total de hortalizas se calculó al inicio del estudio utilizando un cuestionario validado de frecuencia de alimentos. Las hortalizas fueron clasificadas dentro de estas categorías: crucíferas (repollo, coles de Bruselas, coliflor y brócoli), allium (cebolla, ajoporro y ajo), amarillo / naranja / rojo (tomate, pimiento, remolacha, zanahoria y calabaza), vegetales de hoja verde (lechuga y otros, apio España, acelga y espinaca) y legumbres (guisantes, judías verdes, brotes de soya, brotes de alfalfa, frijoles cocidos, soya, cuajada de soja y tofu y otros frijoles).
La CCA-IMT y la placa focal carotídea fueron evaluadas mediante ultrasonografía carotídea de modo B de alta resolución.
Se estimó así la ingesta total promedio de hortalizas: 199.9 gramos/día, y se encontró que aquellas mujeres que consumían ≥3 porciones de hortalizas al día tenían ≈4.6% a 5.0% menos de CCA-IMT y CCA-IMT máximo en comparación con los participantes que consumían <2 porciones de vegetales.
En una forma más simple: Los resultados mostraron que las mujeres que consumieron la mayoría de las hortalizas tenían, en promedio, paredes de la arteria carótida que eran 0,05 milímetros más delgadas que las mujeres que consumieron la menor cantidad de hortalizas. De acuerdo a los autores, esta diferencia es «probablemente significativa, porque una disminución de 0,1 milímetros en el espesor de la pared carótida se asocia con una disminución del 10 al 18 por ciento en el riesgo de accidente cerebrovascular y ataque cardíaco».
También encontraron que por cada 10 gramos adicionales de vegetales crucíferos consumidos por día, hubo una reducción del 0.8 por ciento en el espesor promedio de la pared de la arteria carótida. No se encontró ese vínculo para otros tipos de vegetales. Tampoco se observaron asociaciones entre las hortalizas y la severidad de la placa.
Después de ajustar el estilo de vida, los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular (incluido el uso de medicamentos) y otros tipos de vegetales y factores dietarios, los resultados continuaron mostrando una asociación protectora entre las verduras crucíferas y el grosor de la pared de la arteria carótida.
La conclusión práctica es que el aumento de hortalizas en la dieta con un enfoque en consumir vegetales crucíferos como brócoli, repollo, coles de Bruselas y coliflor, puede tener beneficios para la prevención de la aterosclerosis subclínica en mujeres adultas mayores. Los investigadores afirman que si sus hallazgos se confirman en estudios posteriores, las pautas sobre cómo comer saludablemente deberían enfatizar que una dieta rica en vegetales crucíferos puede proteger contra enfermedad vascular.
Cianidinas estimulan las sirtuínas: longevidad y efecto contra enfermedades
Las sirtuínas son una familia de enzimas (proteínas) muy conservadas evolutivamente, presentes en un amplio espectro de organismos, desde bacterias hasta mamíferos, que fueron identificadas por primera vez en la levadura Saccharomyces cerevisiae.
Los mamíferos tenemos siete sirtuínas (SIRT) distribuidas de manera diferente en la célula, y su funcionamiento ha sido relacionado con un efecto de protección contra enfermedades asociadas al envejecimiento como el cáncer, diabetes, enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas, gracias a una variedad de mecanismos que incluyen la regulación de la respuesta al estrés, la apoptosis (muerte celular), y la reparación del ADN.
Lamentablemente, a medida que envejecemos, las sirtuínas dejan de funcionar lo que puede contribuir a una variedad de enfermedades.
De esta familia de enzimas, SIRT6 es la menos conocida, pero ha despertado un gran interés por estar asociada a la longevidad, el metabolismo, la reparación del ADN y la reducción de la respuesta inflamatoria lo que la hace un objetivo interesante de estudio e investigación como posible diana terapeútica para las enfermedades inflamatorias y metabólicas, así como el cáncer.
De hecho, laboratorios farmeceúticos han explotado su propiedad regeneradora del ADN, al incluirla en productos cosméticos para “proteger y reparar el ADN, potenciar la síntesis de colágeno y GAGs (glicosaminoglicanos), regular el funcionamiento de los melanocitos y mejorar la renovación celular.» De este modo dicen: “Con la reparación del ADN conseguimos aumentar la producción de colágeno, el cual nos devolverá una piel más firme y joven”.
Recientemente, un equipo de investigadores de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Finlandia Oriental se asoció con el Instituto Nacional del Envejecimiento de los Estados Unidos, para examinar específicamente los efectos sobre la sirtuínas de unos compuestos a los que se les atribuye una plétora de actividades biológicas: los flavonoides, sintetizados en las plantas y los responsables de los colores rojos púrpura a morados y azules en las frutas, hortalizas, frijoles y flores.
En este trabajo publicado en Scientific Report, el 7 de marzo de 2018, los investigadores encontraron que un tipo de antocianina, conocido como cianidina, podría ser de particular interés.
La cianidina -que se encuentra en las uvas, cerezas, arándanos, frambuesas, moras, ciruelas, manzanas y también en alcachofas-, demostró aumentar 55 veces la producción de SIRT6 en las células. Del mismo modo, aumentó la expresión de la enzima en células de cáncer colorrectal. Pero esto no es todo. La cianidina disminuyó la expresión de los genes del cáncer Twist1 y GLUT1, y también aumentó la expresión del gen FOXO3, que es un supresor tumoral. Se puede decir entonces que este compuesto parece reducir la actividad de los genes causantes de cáncer y aumentar la actividad de los genes que detienen el cáncer.
Como dicen los autores: Existe cierto debate sobre si las antocianinas que consumimos sobreviven a nuestro tubo digestivo y entran en nuestras células, pero a pesar de esto, los hallazgos son útiles. Cuanto más entendamos acerca de cómo los químicos interactúan con las células cancerosas y las vías que usan para sobrevivir, mejor equipados estaremos para combatir la enfermedad. Los medicamentos que regulan la vía SIRT6 pueden, algún día, ser útiles en la batalla contra el cáncer.
No está mal comer bayas todos los días. Aquellos que pueden. Nosotros en el trópico podemos recurrir a la caraota (frijol negro) Phaseolus vulgaris. De nuevo, es válida la acotación: aquellos que pueden.
María Soledad Tapia
Maria.tapia@5aldia.org.ve