Un grupo de investigadores de los Institutos Gladstone, liderizado por Yadong Huang y donde también participaron Nga Bien-Ly (primer autor), Anna Gillespie, David Walker y Seo Yeon Yoon, demostró cómo interactúan la proteína apoE y el beta-amiloide en la enfermedad de Alzheimer. La investigación fue publicada en The Journal of Neuroscience.
Estudios anteriores demostraron que diferentes variantes del gen apoE, como apoE3 y apoE4, estaban asociadas con el riesgo genético de adquirir la enfermedad, siendo el apoE4 más importante que el apoE3. Es conocido que cada ser humano hereda dos variantes, una por cada progenitor, las cuales dan lugar a la proteína apoE. Además, se conoce que los pacientes con Alzheimer tienen grandes cantidades de beta-amiloide en sus cerebros. Un estudio reciente, realizado por otro grupo, demostró en el modelo de ratón del Alzheimer que el aumento inducido de la proteína apoE revertía la producción acumulativa de beta-amiloide.
Estos resultados permitieron al grupo de Gladstone, tratar de demostrar si la proteína apoE podía ser beneficiosa para controlar la enfermedad. Los investigadores usaron ratones modificados genéticamente para producir la variante apoE3 o la variante apoE4, y midieron en el curso del tiempo la cantidad de beta-amiloide en los cerebros de los animales.
Los resultados fueron sorprendentes. Demostraron en ratones jóvenes que la proteína apoE, sin importar la variante génica, eliminaba los excesos de beta-amiloide cerebral.
Además, observaron que a medida que los ratones envejecían, los altos valores de proteína apoE en lugar de inhibir la acumulación de beta-amiloide la aumentaban, especialmente, en aquellos animales con dos copias de apoE4 o dos copias de apoE3.
El experimento con ratones mutados (capaces de producir una sola copia del gen apoE, ya sea apoE3 o apoE4) produjo una caída a la mitad de las concentraciones de proteína apoE y una subsecuente disminución del beta-amiloide. Estos resultados indican que la acumulación de beta-amiloide no está asociada a una variante génica sino a la cantidad total de proteína apoE producida mientras el cerebro envejece.
Los resultados abren la posibilidad de nuevos esquemas terapéuticos para el Alzheimer, enfermedad que afectará para el 2030 a unos 60 millones de personas.
Prof. Felix J. Tapia
Fuente: Nota de Prensa Gladstone, publicada el 3 de abril de 2012.
Imagen apoE tomada de sciencephoto.com