¿Qué pensaría usted si le dan una noticia como esta?:
La legislatura y la gobernación trabajarán juntas para llegar a un acuerdo sobre un presupuesto operativo que proporcionará desayunos y almuerzos gratuitos para todos los estudiantes de primaria y secundaria del estado. De esta manera, se reducirá el hambre infantil, se apoyará a los trabajadores de nutrición escolar, y se reforzará el sector agrícola del estado. Todo esto, apoyado con una coalición de más de 200 organizaciones no gubernamentales del área de salud, educación, trabajo, agricultura, y de beneficencia.
Creo que pensaríamos que esto es una de esas promesas electorales irreales de un candidato a gobernador -que debe ser un farsante- de un país irreal en el cual, votantes reales, podrían creerse, reírse o disgustarse, por una promesa tan ilusoria.
Bueno, esto es una realidad desde el mes de julio de 2021 en el estado de California de los Estados Unidos de América.
La Ley de Comidas Escolares Gratuitas para Todos de 2021 que tiene como objetivo proporcionar comidas gratuitas a todos los estudiantes de las escuelas públicas, fue presentada por la presidenta del Comité de Presupuesto del Senado del estado, en febrero pasado. Este proyecto de ley se conoce como SB 364, o School Meals for All.
Antes de que comenzara la pandemia, más de 3.6 millones de estudiantes de California recibían comidas gratuitas, o a precio reducido, en la escuela, después de haber sido elegidos mediante un extenso y engorroso proceso de solicitud que hacía que muchas familias necesitadas prescindieran de solicitar estos planes. La ley elimina estos procedimientos, y ahora, todos los estudiantes de escuelas públicas de California pueden obtener el beneficio sin preguntas ni papeleos desalentadores. Además, como los criterios de elegibilidad se basaban en el nivel de pobreza nacional sin tener en cuenta el costo de vida regional, muchas familias eran “no elegibles” pues no eran “oficialmente pobres”, pero tampoco podían alimentar a sus hijos.
Con la ley desaparece el estigma asociado con las comidas gratuitas y a precio reducido en la escuela, pues ahora las comidas serán gratis para todos. Entonces, si todos los niños tienen acceso a alimentos escolares sabrosos y nutritivos se eliminará la percepción de que las comidas escolares son «solo para niños pobres» y se afianza otra idea: la de crear un programa de comidas escolares en todo el estado que desarrolle hábitos saludables y sentido de comunidad.
Finalmente, se reducen mucho los gastos administrativos, así como miles de dólares en cargos de comida no pagados que el Distrito Escolar Unificado tiene que financiar.
La ley convierte a California en el primer estado del país en extender el programa de Transferencia Electrónica de Beneficios por Pandemia (P-EBT) que es un beneficio complementario para grupos familiares con estudiantes que perdieron temporalmente el acceso a comidas escolares gratis o de precio reducido por el cierre de escuelas o la educación a distancia de manera indefinida De esta manera se asegura que los niños tengan acceso a alimentos durante las vacaciones o emergencias.
La pandemia provocó grandes cambios
Con el cierre de las escuelas en marzo de 2020, muchas escuelas transformaron sus estacionamientos en sitios de recogida de alimentos. La necesidad de comidas gratuitas fue evidente en la gran cantidad de familias que recogían alimentos en las escuelas y en los bancos de alimentos.
De marzo a diciembre de 2020, las escuelas públicas de California sirvieron más de 450 millones de comidas escolares gratuitas. Solo en abril de 2020, los bancos de alimentos de California distribuyeron alimentos a más de 1.5 millones de hogares, alrededor de 4.5 millones de personas. En un solo mes, se alimentó al 62% del número total de personas atendidas en todo el año 2019. Para ese momento, casi el 20% de todos los hogares de California, y 27.3 % de hogares latinos con niños y 35.5% de hogares de ciudadanos de color, con niños, informan sobre inseguridad alimentaria. Se trata del doble de las tasas de pre-pandemia, que afecta a unos 8 millones de californianos.
Otro de los cambios precipitados por la pandemia fue que los fondos federales permitieron que las escuelas ofrecieran comidas a cualquier persona, sin solicitudes, calificaciones, ni preguntas.
El Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles, el más grande del estado con 600.000 estudiantes, repartió más de 400.000 comidas al día, y San Luis Obispo, con 7.500 estudiantes, repartió 30.000 comidas a la semana en el punto álgido de la pandemia, casi el triple que antes.
Este proyecto de ley también da prioridad a los alimentos que se cultivan en el estado de California. Al promover los alimentos cultivados en California, el proyecto de ley del Senado ampliará las oportunidades de mercado para los ganaderos, agricultores y productores locales. Ayudará a educar a los estudiantes sobre cómo sus elecciones de alimentos pueden marcar una diferencia en sus comunidades y el planeta.
Como resultado, la SB 364 ha sido apoyada por una coalición de varias organizaciones sin fines de lucro que abogan por los más desfavorecidos y luchan contra el hambre infantil, así como por numerosos agricultores dentro del estado.
El respaldo de más de 200 organizaciones en una coalición llamada School Meals for All, Skinner, junto al trabajo de otros legisladores que presionaron para obtener fondos del presupuesto estatal, aprovecharon el impulso en un momento de un superávit presupuestario inesperado en el estado. Entre estas organizaciones se encuentran varios Bancos de Alimentos de California: Alameda County Community Food Bank, California Association of Food Banks, Food Bank for Humboldt County, Los Angeles Regional Food Bank, Food Bank, Sacramento Food Bank & Family Services, San Diego Food Bank, San Francisco-Marin Food Bank, Second Harvest Food Bank of Orange County, Second Harvest Food, The Resource Connection Food Bank, The Food Bank of Contra Costa and Solano, Westside Food Bank.
Según los cálculos, el presupuesto proporcionará US$ 54 millones para el próximo año escolar, complementando los fondos de la administración de Biden hasta junio de 2022. Después de eso, California gastará US$ 650 millones al año. Recordemos que la población de California es de 39.5 millones de personas.
Cuando las aulas vuelvan a abrir durante el período de otoño, los 6.2 millones de estudiantes de escuelas públicas tendrán la opción de comer comidas escolares gratis, independientemente de los ingresos de su familia.
Reflexiones
Esta noticia nos hace reflexionar y comprender que cuando se conjugan intereses por el logro del bien común y de materializar una gran idea como es este programa universal de alimentación escolar, el cual contó con apoyo unánime y bipartidista en la legislatura del Estado de California, se pudo lograr una meta fenomenal, que anteriormente no había sido ni siquiera vislumbrada, ya que, antes de la pandemia, los legisladores solo habían perseguido proyectos de ley específicos, como aliviar la deuda de los almuerzos escolares por ejemplo, que mucha gente registrada en el programa, no podía pagar ni siquiera con los precios reducidos de esta opción. Nada de este calibre. El apoyo de las 200 organizaciones fue fundamental.
Nosotros en Venezuela nos encontramos con un sistema de alimentación escolar, si bien es cierto que gratuito, colapsado, en ruinas, al que le trae una luz de esperanza el inicio de operaciones del Programa Mundial de Alimentos en Venezuela, y en plena pandemia.
Los niños y niñas menores de 6 años son la prioridad del programa el cual se ampliará progresivamente a otros estados venezolanos para llegar a 185.000 personas para fines de este año, 850.000 para fines del año escolar 2021-2022 y 1,5 millones para fines del año escolar 2022-2023.
El Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas (WFP) inició su programa de comidas escolares en Venezuela la primera semana de julio de 2021, con las primeras raciones para llevar a casa para niños en 277 escuelas preescolares y su personal en todos los municipios en el estado de Falcón, al Oeste de Venezuela.
Las madres, padres o tutores recogen las raciones para llevar a casa en la escuela en la que sus hijos e hijas están matriculados. La ración mensual para cada niño y niña menor de 6 años contiene 6 kilos de arroz, 4 kilos de lentejas, 454 gramos de sal yodada y 1 litro de aceite vegetal. Una vez que se reabran las escuelas preescolares, WFP ayudará a rehabilitar los comedores y capacitará al personal en prácticas de inocuidad alimentaria para servir comidas calientes nutritivas. Las escuelas están actualmente cerradas en Venezuela debido a la pandemia de la COVID-19.
El programa se realiza en cooperación con las autoridades escolares, los profesores y conjuntamente con organizaciones no gubernamentales locales. WFP recibe recursos de donantes internacionales, y espera recaudar casi US$ 30 millones para esta etapa, lo que garantizará la implementación de sus operaciones en Venezuela hasta finales de 2021.
Tal como lo dice WFP: “Como organización humanitaria financiada por fondos voluntarios, WFP sigue en conversaciones con posibles donantes para asegurar fondos adicionales para garantizar que los niños y niñas vulnerables de Venezuela tengan un buen inicio en la vida”.
Todo lo arreglaremos
poco a poco:
te obligaremos, mar,
te obligaremos, tierra,
a hacer milagros,
porque en nosotros mismos,
en la lucha,
está el pez, está el pan,
está el milagro.
Fragmento de Oda al Mar de Pablo Neruda
María Soledad Tapia.
Maria.tapia@5aldia.org.ve