Todos sabemos que la obesidad, la hipertensión y la diabetes son factores de riesgo de insuficiencia cardíaca (IC), pero ahora, por primera vez, se ha logrado cuantificar los años “libres de IC” que una persona pueda ganar, mientras se haya mantenido sin factores de riesgo hasta los 45 años. Es decir, esta es una edad a la cual debemos intentar llegar con todas las materias eximidas: con una salud cardiovascular ideal.
En un artículo publicado en el Journal of the American College of Cardiology el 17 de marzo de 2015, se analizaron los datos de cuatro grandes estudios nacionales de los Estados Unidos, que abarcaban 18.280 personas que fueron estudiadas desde una edad promedio de 45 años hasta los 95 años. Se identificaron cerca de 1.500 casos de insuficiencia cardíaca (IC) y se comparó la edad a la que los pacientes habían sido diagnosticados con IC, con respecto a sus factores de riesgo y el estado de salud que habían tenido a los 45 años.
Se encontró consistentemente que los hombres y las mujeres sin hipertensión, obesidad, o diabetes, es decir, sin estos tres factores de riesgo (0 factores de riesgo) a los 45 años, vivían un promedio de 11,3 a 12,7 años respectivamente, “libres de IC”, en otras palabras, sin IC, que aquellos individuos con los tres (3) factores de riesgo. Mientras, que aquellos con hipertensión, obesidad, y/o diabetes (sólo 1 ó 2 factores de riesgo) al inicio del estudio, tenían una menor supervivencia libre de IC (3 a 11 años) con respecto a quienes iniciaron sanos el estudio.
Los autores concluyen que estos resultados ofrecen una nueva forma para mejorar la eficiencia de la comunicación médico-paciente -en relación a que entiendan la importancia de evitar desde la juventud, factores de riesgo clave, y que este podría ser un mensaje más poderoso y práctico que la lectura de los valores relativos y abstractos de los análisis de laboratorio.
Por ejemplo, decirle a pacientes en sus 30 o 40 años que serán mucho más sanos y capaces de vivir de 11 a 13 años más sin IC, si evitan la aparición de esos tres factores de riesgo, ahora.
Los resultados también podrían ayudar a los hacedores de políticas o profesionales de la salud pública a predecir con mayor precisión la prevalencia futura de la IC en la población adulta en envejecimiento.
Los investigadores planean investigar más a fondo los datos para determinar si el uso de medicamentos para controlar los factores de riesgo ayuda a retrasar la aparición de la IC.
Insuficiencia cardíaca y sus principales causas: hipertensión e infartos
La insuficiencia cardíaca (IC) es una enfermedad crónica en la que el corazón es incapaz de bombear eficientemente sangre oxigenada al resto del cuerpo. Puede afectar a uno o a los dos ventrículos, el izquierdo, que envía la sangre a todos los órganos, y el derecho, que envía la sangre a los pulmones para su oxigenación.
Se calcula que a escala mundial 1 de cada 5 personas desarrollará la enfermedad. La IC aumenta el riesgo de otros problemas del corazón, daño a otros órganos y tiene una variedad de síntomas que afectan la calidad de vida, como la fatiga, sensación de dificultad para respirar al realizar esfuerzos, palpitaciones rápidas, tos seca persistente, sibilancias, edema (aumento de volumen en los tobillos, piernas o abdomen), rápido aumento de peso, dificultad para moverse.
Aproximadamente la mitad de las personas con IC muere dentro de los cinco años después de ser diagnosticadas, supervivencia que no es mejor que la de muchos cánceres.
La IC es un síndrome complejo, con una alta prevalencia en la población, situándose en torno al 10% en mayores de 70 años, y continúa aumentando. Su incidencia en mayores de 65 años es del 1% al año.
Se trata de una afección que aumenta con la edad y su prevalencia se dobla con cada década de edad. La IC es un trastorno progresivo y letal, aun con tratamiento adecuado. Aunque se considera una enfermedad de mayores, las bases para la IC se empiezan a sentar desde la juventud.
Según la Fundación Venezolana de Cardiología Preventiva, la IC afecta entre el 1% y el 2% de la población venezolana. Lo cual coincide con las prevalencias que se reportan en varios países europeos y en los Estados Unidos, aunque algunos estudios en España arrojan cifras del 5%.
La hipertensión es la principal causa de IC en Venezuela, mientras que la segunda causa es la cardiopatía isquémica, o infartos, que a su vez son la causa más frecuente de muerte en Venezuela.
La hipertensión somete al corazón a una sobrecarga de presión muy alta, la cual no puede ser mantenida durante mucho tiempo por lo que el corazón va creciendo, y perdiendo su capacidad de contraerse con fuerza.
Se calcula que el porcentaje de pacientes hipertensos en Venezuela está entre el 30% y el 40% de la población. De cada 10 personas, 4 son hipertensas. Esto es una alerta, sin duda.
Prevención Primordial
MiradorSalud discutió hace unos meses acerca de la “métrica” o valores numéricos de los factores de riesgo que de acuerdo a la American Heart Association (AHA) definen una salud cardiovascular ideal (SC ideal) y que constituye un fuerte predictor de mortalidad por Enfermedad Cardiovascular (ECV).
Según la AHA, una SC ideal se aplica sólo a aquellos individuos libres de ECV y de enfermedad cerebro vascular (ECV), en quienes se da la presencia simultánea de 3 factores de salud ideal:
- Colesterol total (sin tratamiento) < 200mg/dL
- Presión arterial (sin tratamiento) <120/<80 mm Hg, y
- Glucosa en ayuno <100 mg/dL)
Y de 4 conductas saludables ideales y
- No fumar: Adultos >20 años: Que nunca fumaron o con abstinencia >12 meses. Niños y adolescentes entre 12-19 años: Nunca probaron o nunca fumaron un cigarrillo completo
- Índice de masa corporal (IMC) < 25 kg/m2
- Actividad física (AF)
- Una dieta saludable
De acuerdo a la AHA, la llamada Prevención Primordial es la clave: evitar, a nivel individual, niveles adversos de factores/conductas de riesgo para impedir eventos clínicos posteriores.
Esto lo podemos ver mejor revisando los tipos de prevención:
Prevención Secundaria: En prevención secundaria, los esfuerzos están dirigidos a la prevención de la recurrencia de eventos clínicos en pacientes con enfermedad clínica manifiesta. Ej: cambios terapeúticos del estilo de vida, administrar aspirina y estatinas para prevenir el infarto de miocardio recurrente en pacientes que ya han sufrido un infarto de miocardio.
Prevención Primaria: los esfuerzos se centran en la prevención de la primera aparición de un episodio clínico de los individuos que están en riesgo. Ejemplos: el uso de medicamentos para bajar la tensión arterial, e intervenciones dietarias en pacientes con hipertensión para prevenir un primer derrame cerebral.
Por lo tanto, los esfuerzos de Prevención Primaria están dirigidos a personas que ya tienen niveles perjudiciales de factores de riesgo conocidos.
Sin embargo, una vez que los niveles perjudiciales de factores de riesgo están presentes, incluso en la edad adulta temprana y media, las elevaciones sustanciales de los riesgos de enfermedad cardiovascular y cerebrovascular, a largo plazo y durante el ciclo de vida, son en gran medida inevitables.
Hay límites en los niveles de los factores de riesgo para orientar la toma de decisiones pero, la asociación de los niveles de los factores de riesgo con el riesgo de las enfermedades cardiovasculares es continua y gradual en todos los niveles.
Es de suma importancia centrarse en la prevención en todos los niveles de riesgo.
Los factores de riesgo pueden resultar en el desarrollo de la arteriosclerosis subclínica y otras alteraciones vasculares y del miocardio en años o décadas
A su vez, la enfermedad cardiovascular subclínica normalmente precede a la aparición de eventos clínicos en años o décadas.
Entonces, evitar los niveles perjudiciales de factores de riesgo en el primer lugar, puede ser el medio más eficaz para evitar eventos clínicos durante la vida útil restante.
Prevención Primordial: “Llegar antes”, para modificar conductas y hábitos de vida nocivos o perjudiciales en un ‘target’ muy específico: los niños, los adolescentes y los adultos jóvenes.
Este abordaje consiste en evitar el desarrollo del sobrepeso, la hipercolesterolemia, la hipertensión y la hiperglucemia, entre otros factores de riesgo que atentan contra la salud del corazón.
La Prevención Primordial tiene relevancia y urgencia en todas las naciones, dada la carga de obesidad y las conductas y ambientes adversos que generalmente comienzan en la infancia.
Nota final
El gran colofón de este artículo es recordar que evitar los niveles perjudiciales de factores de riesgo en primer lugar, puede ser el medio más eficaz para evitar eventos clínicos durante la vida útil restante. Y la edad de 45 años parece adecuada para este tipo de predicciones. Cuídese. Empiece antes.
María Soledad Tapia
Maria.tapia@5aldia.org.ve