La American Heart Association (AHA) adoptó en 2010 una ambiciosa meta estratégica para el año 2020: mejorar en 20% la salud cardiovascular (SC) de los estadounidenses mediante la reducción del 20% de las muertes por enfermedad cardiovascular (ECV). Lo hace fijando una métrica o valores numéricos que permiten medir y monitorear la SC. Al año 2012, la evidencia de que esta métrica es un fuerte predictor de mortalidad por ECV es cada vez mayor.
En esta oportunidad, la sección Con Lupa presenta algunas de las consideraciones que hizo la AHA para esta métrica, las cuales pueden servirnos de guía para nuestra SC.
La AHA definió el concepto de SC, así como la métrica para monitorearla en el tiempo, fijando niveles que cubran intervalos completos de conductas/factores de riesgo, que permitan calificar la SC como: a) pobre, b) intermedia, ó c) ideal.
Entonces, la AHA definió que una SC ideal se aplica sólo a aquellos individuos libres de ECV y de accidentes cerebro-vasculares (ACV), en quienes se da la presencia simultánea de 4 conductas saludables ideales y de 3 factores de salud ideal (todo en positivo).
Conductas saludables ideales
- No fumar:
Adultos >20 años: Que nunca fumaron o con abstinencia >12 meses
Niños y adolescentes entre 12-19 años: Nunca probaron o nunca fumaron un cigarrillo completo
- Índice de masa corporal (IMC) < 25 kg/m2
- Actividad física (AF) en niveles que promueva SC (¿?)
- Una dieta saludable que promueva SC (¿?)
Calcule su IMC
Factores de salud ideal
- Colesterol total (sin tratamiento) < 200mg/dL
- Presión arterial (sin tratamiento) <120/<80 mm Hg, y
- Glucosa en ayuno <100 mg/dL)
Revisemos algunos fundamentos y cómo otorga la AHA valores medibles a AF y régimen alimentario (dieta).
Actividad Física
El mensaje está claro: la inactividad puede ser causa de enfermedad y muerte. Las personas que mantienen niveles razonables de AF tienen menor probabilidad de enfermedades crónicas, particularmente ECV, o muerte prematura, contribuye a la prolongación de la vida y a su calidad, con profundos efectos benéficos fisiológicos, psicológicos y sociales.
Las preguntas son muchas: ¿Cuánta AF debo hacer y de qué tipo? ¿A qué hora y cómo la mido?
Las excusas también: No tengo tiempo, sufro de la espalda, no tengo donde caminar, estoy muy ocupado, salgo muy tarde del trabajo, y hasta “con este tráfico no llego al gimnasio”. Lo dijo Bill Nye: “Algo no marcha bien en una sociedad que va en coche al gimnasio.”
MiradorSalud ha tocado el tema de AF en varias oportunidades: En Con Lupa de julio se habló de patrones de inactividad en diferentes regiones del mundo y hasta del programa Ciclovía que comenzó en Bogotá, y está en más de 100 ciudades en las Américas. Igualmente, que permanecer >3 horas sentados al día puede acortar hasta en 2 años la expectativa de vida (EV), aunque se cumplan con las recomendaciones mínimas de AF. Ver TV por >2 horas/día puede reducir hasta 1,4 años la EV.
Veamos ahora qué quiere decir la AHA con “niveles de AF que promueva SC”.
Según la AHA, en adultos, el mayor impacto benéfico para la salud ocurre con “al menos” 150 minutos a la semana de AF de “al menos” moderada intensidad como caminar a paso rápido, ó 75 minutos semanales de AF de intensidad vigorosa, ó una combinación equivalente de AF moderada con actividades aeróbicas vigorosas.
Es cierto que a mayor actividad física, más beneficios, pero el beneficio suele ser marginal al compararlo con aumentos pequeños y conservadores, como p.ej., pasar de “no hacer nada de AF, a caminar 10 minutos diarios.” Esto es estimulante para los inactivos.
Las recomendaciones de AF para niños y adolescentes son mayores: al menos 60 minutos/día, todos los días de AF moderada o vigorosa (esta última al menos 3 veces a la semana y debe incluir ejercicios de fortalecimiento muscular y óseo.)
Surge de inmediato una pregunta ¿Cuál es el tiempo y tipo de AF incluidos en el currículo escolar de los niños venezolanos?
En MiradorSalud discutimos que 20 min de ejercicio físico aeróbico diario durante 3 meses puede reducir el riesgo de diabetes tipo 2 en niños con sobrepeso/obesidad. Igualmente, que cuando los adolescentes no cumplen con 1 de las conductas saludables recomendadas, como 60 min de actividad física/día, ó las 5 raciones diarias de frutas y hortalizas (F&H), tampoco cumplen otras como: ver menos de 120 min/día de TV, desayunar, peso adecuado, no fumar, bajas ingestas de grasa total/saturadas, todas muy alejadas de conductas saludables ideales para SC.
La clasificación de AF puede lucir rígida y “encasillada”. En varios artículos de MS hemos discutido formas de contabilizar la AF. Por ejemplo, el Cuestionario de Minessota de actividad física en tiempo libre que relaciona AF con enfermedad y evalúa el gasto energético en tiempo libre a través de múltiples actividades, incluidas las del hogar (barrer, mover muebles, caminar con las bolsas del mercado, etc.).
También, hemos dicho que se presta mucha atención a la relación entre AF moderada a vigorosa con la salud, pasando por alto el importante efecto benéfico que tiene el simple acto de levantarse, moverse y reducir el tiempo que transcurrimos sentados.
Podríamos entonces, y con la ayuda de nuestro médico o nutricionista, trabajar en nuestra métrica de AF y compararla con la de la AHA.
Dieta
La dieta es realmente una compleja constelación de múltiples factores que incluye numerosos alimentos individuales y sus nutrientes, sobre cada uno de los cuales hay evidencia diversa de efectos en la SC. Aunque existe una métrica objetiva para perfiles de lipoproteínas, presión arterial, glucosa en sangre, IMC, fumar, y hasta para AF, para el caso de los hábitos dietarios saludables no existe un biomarcador único, o una métrica objetiva. MiradorSalud, por ej., informó sobre un trabajo en el que se proponen los niveles de carotenoides en sangre.
Por lo tanto, la AHA propuso que la métrica para régimen alimentario debería basarse, en lo posible, en los siguientes aspectos:
- Frutas y hortalizas: ?4,5 raciones (tazas) al día
- Pescado: ?dos raciones de 3,5-onzas por semana (preferiblemente pescado alto en grasa)
- Cereales enteros ricos en fibra (?1,1 g de fibra por 10 g de carbohidrato): ?tres raciones diarias equivalentes a 1 onza diaria
- Sodio: <1500 mg por día
- Azúcar y bebidas azucaradas: ?450 kcal (36 onzas) por semana
La ingesta está calculada para una dieta de 2.000 kcal y debe ser escalada en concordancia para otros niveles de ingesta calórica.
La AHA reconoció que existen otros factores importantes para la definición de un patrón dietario saludable como evitar grasas trans/saturadas, carnes procesadas u otros productos ultra-procesados, y sugiere sustituir los anteriores por nueces sin sal, semillas, legumbres y fuentes vegetales de proteínas y de grasas insaturadas. Aconseja también cubrir los requerimientos de Ca, K, Mg, y fibra dietaria, a través de un aumento de consumo de lácteos desgrasados, de otras fuentes de electrolitos, y de un aumento de la ingesta de F&H y cereales enteros (por la fibra).
La AHA señala también otros factores secundarios para medir hábitos alimentarios saludables y es que sean consistentes con un plan de alimentación del tipo DASH (Dietary Approches to Prevent and Treat Hypertension–Enfoques dietarios para prevenir y tratar hipertensión).
La métrica secundaria es la siguiente:
- Nueces, legumbres y semillas: ?4 porciones por semana
- Carnes procesadas: Ninguna o ?2 porciones por semana
- Grasas saturadas: <7% de la ingesta total de energía
La AHA consideró incluir una métrica para una ingesta calórica apropiada y grasas trans, lo cual no se hizo por no contarse con datos de muestras nacionales representativas para una cuantificación adecuada del gasto energético y del consumo de trans.
Sin embargo, la AHA incluyó varios elementos en la métrica que pueden afectar favorablemente el balance energético, como el consumo de F&H, otros vegetales y cereales enteros ricos en fibra, que pueden contribuir a saciar el apetito y a bajar el consumo de dulces y bebidas azucaradas.
Este enorme esfuerzo de la AHA nos deja clarísimo algo: La salud cardiovascular va mucho más allá de la ausencia de ECV, y existen metas y objetivos que deben ser recomendados por los médicos, que los pacientes deben poner en práctica a través de estilos de vida saludables y medidas básicas de protección (MiradorSalud presentó evidencia de los efectos protectores de la vacuna de la influenza en la SC).
La llamada prevención primordial es la clave: evitar, a nivel individual, niveles adversos de factores/conductas de riesgo para evitar eventos clínicos posteriores.
Para ponerse a pensar ¿No?
María Soledad Tapia
Maria.tapia@5aldia.org.ve
Un Comentario
Marco
Excelente articulo…
Excelente Autora…