A FLAMA y al Mercado de Productores y Abastecedores de Santa Fe, Argentina. Para alinearse con la Agenda 2030 de las Naciones Unidas hacia sistemas agroalimentarios más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles, el Marco estratégico de FAO 2022‑2031 plantea cuatro mejoras: una mejor producción, nutrición, medio ambiente y una vida mejor, y el enfoque de “asegurar que nadie se quede atrás”.
Para ello es preciso involucrar a toda la gama de actores como son productores, transportistas, agentes responsables de la venta de alimentos (mayoristas y retail), proveedores de servicios para la cadena de producción, consumidores, agentes que intervienen en la eliminación de los alimentos, organismos reguladores, etc., e implicar sus actividades interrelacionadas que reflejan las interconexiones entre las dimensiones económica, social y ambiental de los sistemas agroalimentarios.
La “Mejor nutrición” debe involucrar los esfuerzos para poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición en todas sus formas, en particular promoviendo alimentos nutritivos y aumentando el acceso a dietas saludables. FAO desglosa esta mejora en: dietas saludables para todos, nutrición para los más vulnerables, alimentos inocuos, pérdidas y desperdicios de alimentos, mercado y comercio.
El Informe del Grupo de alto nivel de Expertos en Seguridad Alimentaria y Nutrición del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial señala tres componentes de los sistemas alimentarios que interactúan directamente entre sí: las cadenas de suministro de alimentos, los entornos alimentarios y el comportamiento de los consumidores. El entorno alimentario es el contexto físico, económico, político y sociocultural que enmarca la interacción de los consumidores con el sistema alimentario con miras a propiciar elecciones alimentarias saludables y sostenibles por parte de los consumidores.
Los entornos alimentarios son también el reconocimiento de que los sistemas alimentarios no están únicamente relacionados con la producción de alimentos y el resto de la cadena de suministro que incluye el consumo, sino también con el comportamiento de los consumidores, sus dietas, las consecuencias de las mismas en la nutrición y la salud, sus repercusiones sociales, económicas, ambientales
Disponer de alimentos sanos y asequibles en los establecimientos de venta de alimentos y en los servicios de alimentación permite a las personas hacer elecciones alimentarias más saludables. Un entorno alimentario adecuado debe asegurar idealmente que los alimentos que contribuyen a una dieta saludable y sostenible sean los más disponibles, asequibles, atractivos y ampliamente promocionados por sus beneficios para la salud, la nutrición y el medio ambiente. Estos entornos pueden contribuir a que la elección saludable sea la más deseable en contraposición con elecciones de otra naturaleza.
¿Y los mercados mayoristas?
Un importantísimo constituyente de los sistemas alimentarios son los mercados mayoristas que desempeñan un papel esencial para garantizar la seguridad alimentaria y la disponibilidad y acceso a los productos frescos en las zonas urbanas, lo que los convierte en uno de los principales proveedores de dietas saludables al ser las frutas y hortalizas, legumbres, granos, semillas, de sus segmentos más importantes. Una proporción significativa de la producción agrícola se comercializa en estas centrales mayoristas, para luego pasar a mercados libres, supermercados, mercados de distintos tamaños, servicios de alimentación, etc.
En diciembre de 2018 se firmó un acuerdo de cooperación – Memorando de Entendimiento (MoU), entre la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe y la Federación Latinoamericana de Mercados de Abastecimiento (FLAMA) que representa a los mercados mayoristas de alimentos públicos y privados de América Latina y el Caribe y a sus entidades representativas nacionales–federaciones, asociaciones comerciales de mercados mayoristas, organizaciones de pequeñas y medianas empresas en el sector productivo y comercial, entre otras – en cada uno de los países que la componen.
La firma de este documento es un reconocimiento al rol de FLAMA como representante de los mercados de América Latina y el Caribe vinculado a la Unión Mundial de Mercados Mayoristas (WUWM por sus siglas en inglés) y responde una de las directrices de FAO: “la mejora y modernización de los centros de abasto y su funcionamiento, que faciliten el acceso a alimentos frescos y saludables para la población de los centros urbanos y rurales.”
FAO y FLAMA realizaron antes de la pandemia por coronavirus una encuesta sobre los mercados mayoristas y su impacto en los sistemas agroalimentarios, y hallaron que el 70% de los mercados mayoristas había desarrollado sitios web en 2019 para informar sobre los precios y promover la comercialización de los productos. Además, un 52.7% de los mercados señaló que implementó medidas para la gestión de las pérdidas y desperdicios de alimentos en la región a través de protocolos y estructuras de orientación. El sondeo también develó que el 73% de los mercados mayoristas habían impulsado programas sociales por cuenta propia, en asociación con el sector público o con organizaciones de la sociedad civil. El mercado mayorista de Venezuela que se menciona es Mercasur (antes Mercamara), en San Francisco, Estado Zulia, que registra una población atendida de 5.82. millones de habitantes.
El estudio del impacto de la pandemia del coronavirus (COVID-19) dio lugar en 2020 y 2021, a la generación de una serie de boletines FAO-FLAMA – Mercados mayoristas: Acción frente al COVID-19: Boletines-FAO-FLAMA | Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe | Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. La presencia de mercados mayoristas de Venezuela en estos boletines es escasa y solo aparecen en algunos casos, Mercasur, el Mercado Mayorista de Coche y Mercagir.
Pérdidas y desperdicios de alimentos y economía circular
Los mercados mayoristas manejan importantes volúmenes e invariablemente ocurren pérdidas y desperdicios de alimentos (PDA) tanto en el transporte, recepción, almacenamiento, comercialización, lo que los hace un elemento muy importante de los sistemas alimentarios para centrar esfuerzos, iniciativas e intervenciones para reducir PDA. Resulta importantísimo recopilar información sobre la cantidad de alimentos que se pierde o desperdicia a nivel mayorista, y la implementación de buenas prácticas, el desarrollo de procedimientos adecuados para mejorar la eficiencia logística en esos mercados urbanos (proveedores y compradores,) y prevenir y gestionar los desperdicios e incluirlos en el modelo de economía circular.
El Boletín. 9. FAO-FLAMA Sistemas alimentarios y COVID-19 en América Latina y el Caribe: Cómo disminuir las pérdidas y desperdicios de alimentos comunica importantes aspectos sobre las PDA como el impacto de la COVID-19 en las mismas, recomendaciones y medidas que pueden ser tomadas para prevenirlas y disminuirlas. Una sección del boletín está dedicada a “Experiencias relevantes en la región” donde se mencionan casos exitosos en México, Chile, Argentina, República Dominicana, Colombia, y Costa Rica.
Muy interesantes es la entrevista a Germán Sturzenegger, Coordinador del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que habla sobre #SinDesperdicio, plataforma de socios, entre los cuales se encuentra la FAO, comprometidos con la reducción de pérdidas y desperdicios de alimentos en América Latina y el Caribe. Asímismo, la entrevista a Marcela Villegas, Directora de Innovación Central de Abasto de la Ciudad de México, que habla del Centro de Acopio para la Recuperación de Alimentos (ITACATE) cuyo objetivo es reducir el desperdicio de alimentos en la Central de Abasto, acopiando y recuperando alimentos y distribuyéndolos a instituciones públicas o privadas, o a grupos humanos o personas individuales, que luego los reparten de manera equitativa entre familias o sectores poblacionales más desprotegidos. La Central de Abasto (CEDA) de la Ciudad de México es el mercado mayorista de mayor extensión del mundo, con un tráfico diario de más de 30.000 toneladas de mercancía. Alrededor del 35% de los alimentos que se consumen en México se venden a través de la CEDA. Resulta muy interesante el estudio de caso que cuantificó la pérdida y el desperdicio de alimentos —específicamente frutas y verduras— en sus instalaciones y evaluó los comportamientos y actitudes de sus vendedores respecto de los desechos alimentarios generados.
Uno de los modelos que funcionan en los Mercados Mayoristas es su vinculación con Bancos de Alimentos. En el Boletín N.º 5. 09/10/2020. FAO y FLAMA. 2020, se toca este tema de tanta importancia: “Los mercados mayoristas y su relación con los bancos de alimentos”. De los estudios realizados por la Oficina Regional de la FAO para ALC y encuestas FAO-FLAMA, se estima que existen al menos 58 bancos de alimentos en los mercados mayoristas de nueve países ALC. Venezuela no tiene bancos de alimentos. Aquí un ejemplo del Mercado de Productores y Abastecedores de Santa Fe, Argentina en dos instantáneas que nos hablan de su relación con el Banco de Alimentos de Santa Fe.
La economía circular (EC) es un nuevo modelo de producción y consumo que garantiza un crecimiento sostenible en el tiempo. De manera sencilla puede decirse que involucra la conservación de los recursos naturales, la reducción de los residuos y del despilfarro. Se considera un nuevo modelo económico que pretende replantear nuestros modos de producción y de consumo para limitar el derroche de recursos naturales, la producción de residuos, el desperdicio, las emisiones y la contaminación. Se trata de pasar de una economía lineal (extraer, producir, consumir, desechar) a una economía más circular, o sea: compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido y lograr la sostenibilidad. Este modelo económico se puede instalar en el sector agroalimentario aunque son muchos los desafíos, pero también oportunidades. El aprovechamiento de residuos y excedentes de alimentos para reinsertarlos al sistema permite ahorro en recursos, generación de ingresos, creación de empleos, uso de nuevas tecnologías, y lograr menor impacto ambiental, mayores beneficios socioeconómicos y mayor seguridad alimentaria.
Los sistemas alimentarios de la región deben ser parte relevante de la economía circular y no se pueden dejar fuera los mercados mayoristas de los centros urbanos que comercializan la mayor parte de los alimentos consumidos en las ciudades y tienen un impacto significativo en la generación de residuos y en el consumo de agua y energía para su funcionamiento. Además, los mercados mayoristas, mediante la incorporación de elementos de la EC, podrían reducir el precio de ciertos alimentos y aportar a la seguridad alimentaria, al reducir las PDA.
El Boletín N.º 7 (24/08/2021) FAO-FLAMA se dedica precisamente a la economía circular y los mercados mayoristas de alimentos. Durante los meses de mayo y junio de 2021 en 12 mercados de América Latina se aplicó una encuesta sobre el posicionamiento de los mercados mayoristas de alimentos en relación a los principios de economía circular. El método de recolección de información fue realizado mediante la aplicación de un cuestionario el cual fue llenado junto al acompañamiento de técnicos de las representaciones de FAO en los países participantes. El cuestionario estuvo compuesto por 63 preguntas sobre consumo de agua, electricidad, recuperación y tratamiento de residuos orgánicos e inorgánicos; también se buscó conocer estimativos de costos de operación de reciclaje e inversiones en capacitación de personal y e instalaciones. La encuesta contó con la participación de mercados de Argentina (1), Brasil (2), Chile (2), Colombia (2), Costa Rica (1), Ecuador (1), México (1) y Perú (2), de los cuales 9 son predominante mayoristas y 3 predominantemente minorista.
Corolario
La intensa actividad sobre mercados mayoristas de América Latina y el Caribe producto de la fructífera relación FAO-FLAMA en la región debe ser un llamado para que la Representación de la FAO en el país y los miembros de FLAMA en Venezuela aprovechen esta vinculación y sus beneficios para la modernización, capacitación, intercambio de información, políticas, y actividades producto de estos nexos, para promover los mercados mayoristas como parte esencial de los sistemas alimentarios, con el uso de buenas prácticas para recibir, manipular, almacenar y mercadear alimentos que provienen en su mayoría de áreas rurales y dinamizar la comercialización de productos frescos, la reducción de PDA, todo lo cual pueden contribuir con soluciones a la seguridad alimentaria, las dietas saludables, y retos climáticos a través de la economía circular. Un aspecto particular de Venzuela es que a excepción del Mercado de Valera (MERCAVAL), único activo de carácter privado en Venezuela, todos los mercados mayoristas del país son de administración pública. Se hace prioritario un diálogo sobre la reducción de pérdidas y desperdicios de alimentos en Venezuela y el papel de los mercados mayoristas como actores dentro de este proceso y su incorporación al modelo de economía circular.
María Soledad Tapia