Muchos estudios han reportado una asociación entre el ejercicio que se realiza durante el tiempo libre y la disminución del riesgo de enfermedad cardiovascular, pero pocos han investigado la relación entre la actividad física durante las horas de trabajo y la salud cardiovascular.
De acuerdo con un estudio publicado en la edición en línea del 11 de enero de la revista European Heart Journal, la actividad física realizada, tanto en el tiempo libre como durante las horas de trabajo, reduce considerablemente el riesgo de infarto de miocardio.
El estudio INTERHEART analizó datos de 24 260 individuos en 52 países de África, Asia, Australia, América del Norte y del Sur, Europa y Oriente Medio.
Los autores de la investigación se plantearon dos preguntas importantes: en primer lugar, si la actividad física realizada durante las horas de trabajo y la realizada durante el tiempo libre o de ocio diferían en su efecto para reducir el riesgo de infarto de miocardio y, en segundo lugar, si ciertos indicadores de un estilo de vida sedentario, como ser propietario de un automóvil o un televisor, se asociaban a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.
Los participantes fueron clasificados en cuatro categorías de acuerdo con la intensidad de la actividad física o el ejercicio programado realizado durante el tiempo de recreación y de acuerdo con los minutos invertidos, semanalmente, en dicha actividad.
- Predominantemente sedentario: individuos que invertían su tiempo libre principalmente en actividades como la lectura, ver televisión y en general pasar mucho tiempo sentado.
- Ejercicio de leve intensidad: caminar despacio, yoga, pescar.
- Ejercicio de moderada intensidad: usar bicicleta, actividades de jardinería ligera y caminar un mínimo de 4 horas a la semana.
- Ejercicio de gran intensidad: fútbol, natación vigorosa, y correr.
Los resultados fueron muy interesantes, ya que tanto el ejercicio que realizaron los participantes durante el tiempo libre como la actividad física de moderada intensidad que realizaron durante las horas de trabajo redujeron el riesgo de infarto de miocardio.
El ejercicio de leve intensidad durante el tiempo libre o de recreación redujo el riesgo de infarto de miocardio en 13%, mientras que el ejercicio moderado e intenso disminuyeron el riesgo en 24%, en comparación con individuos principalmente sedentarios.
Igualmente, la actividad física realizada durante las horas de trabajo fue catalogada como leve, moderada y extenuante, de acuerdo con la intensidad de las labores. A los participantes se les preguntó si su trabajo era principalmente sedentario o involucraba algún grado de actividad física como caminar en un solo nivel, caminar en un nivel más desplazamientos en subida, cargar objetos pesados o trabajo físico fuerte.
El análisis de los datos reveló que las personas cuyo trabajo involucraba actividad física de leve intensidad tenían un riesgo 11% menor de desarrollar infarto de miocardio, mientras que los individuos cuyos trabajos incluían actividad física de moderada intensidad presentaron una reducción de 22% de su riesgo, en comparación con sujetos que tenían trabajos sedentarios.
Curiosamente, el trabajo pesado, que impone grandes exigencias físicas, no se comportó como factor de protección en la incidencia de infarto de miocardio. Estos resultados se observaron en la mayoría de las regiones del mundo y en los países de bajo, mediano o alto nivel de ingresos.
El efecto protector del ejercicio realizado durante el tiempo de recreación fue mayor que el realizado durante el trabajo.
Las personas propietarias de televisores y automóviles presentaron un aumento de 27% de su riesgo de padecer infarto de miocardio en comparación con los individuos que no tenían automóviles y televisores.
El estudio señala, además, que 69% de las personas de países de bajos ingresos, sorprendentemente, tenían hábitos de vida sedentarios durante el tiempo libre en comparación con 37% de las personas de países de alto ingreso.
Este hallazgo, sumado al hecho de que los países en desarrollo concentran 80% de la incidencia de enfermedades cardiovasculares, debería generar una alerta y estimular a los organismos de salud de esos países a desarrollar políticas sanitarias adecuadas para la prevención primaria de enfermedades cardiovasculares.
El estudio también reveló que la reducción de la incidencia de infarto de miocardio fue mayor en las mujeres que se involucraban en actividades físicas programadas de moderada intensidad, durante el tiempo de ocio, en comparación con los hombres que realizaban el mismo nivel de actividad física. Este efecto protector era aún más pronunciado en las mujeres si el ejercicio era de gran intensidad. Sin embargo, los hombres, en general, invierten más tiempo que las mujeres en actividades físicas.
Desde hace aproximadamente dos décadas, muchos han sido los estudios publicados que han resaltado las bondades del ejercicio como factor protector contra las enfermedades cardiovasculares, sin embargo, la fortaleza de esta investigación radica en su perspectiva global y en la gran cantidad de casos involucrados.
Los autores recomiendan incrementar la actividad física a través de formas alternativas de transporte como la bicicleta y caminar, además de usar las escaleras en lugar del ascensor.
Los resultados de este trabajo dejan a los profesionales de la salud la enorme tarea de convertir estas evidencias en medidas de prevención efectivas.
La inclinación de una gran parte de la población mundial ha sido, hasta ahora, la de sucumbir a un estilo de vida sedentario, a pesar de las directrices difundidas, ampliamente, por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recomienda incorporar, al menos, 150 minutos semanales de actividad física aeróbica de moderada intensidad.
En lugar de reprender a los pacientes por su sedentarismo, la comunidad médica debería diseñar una estrategia eficaz para difundir el mensaje de que el ejercicio es el equivalente a la “píldora mágica”, cuando de prevención se trata.
Paradójicamente, es la intervención terapéutica más descuidada en todo el mundo.
Si deseamos añadir años de calidad a nuestras vidas, envejecer de modo saludable y evitar la unidad de cuidados coronarios, mantenerse físicamente activo bien pudiera ser la alternativa más efectiva, fácil, económica y hasta divertida.
Dra: Berdjouhi Tsouroukdissian