La Asociación Americana del Corazón (American Heart Association-AHA) publicó este mes de noviembre, sus nuevas guías dietéticas para mejorar la salud cardiovascular. La guía ofrece un enfoque más integral, es decir, no se centra en la inclusión o exclusión de un alimento, nutriente o compuesto en específico, más bien nos invita a llevar de forma general un patrón de alimentación saludable, entendiendo a la dieta y sus componentes como un todo y que en armonía pueden ofrecer mayores beneficios para tener salud cardiovascular. La guía además expone los beneficios que tiene la adherencia a estos patrones dietarios sobre la prevención de enfermedades crónicas como la diabetes, enfermedades neurodegenerativas y deterior renal. Adicionalmente, toma en cuenta los desafíos estructurales que “ponen cuesta arriba” la adopción de patrones dietéticos saludables.
Se sabe que las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la principal causa de morbi-mortalidad en el mundo (casi 9 millones de muertes por cardiopatía para el 2019). En Venezuela este panorama no es distinto, la OMS estimó para el 2018 que las enfermedades crónicas no trasmisibles representaban el 70% de las causas de todas las muertes del país, específicamente las ECV representaban el 30%.
Actualmente se habla que el seguimiento de un patrón dietético saludable desde la etapa concepcional y mantenido a lo largo de la gestación lleva a mecanismos de programación fetal reduciendo la susceptibilidad de ese futuro adulto a desarrollar enfermedades crónicas, en especial ECV.
Estas guías basadas en evidencia mencionan 10 pautas dietéticas que debe tener un patrón de alimentación saludable:
- Ajustar la ingesta y el gasto de energía para lograr y mantener un peso corporal saludable. La obesidad es una enfermedad en sí misma y un factor de riego para el desarrollo de ECV, en tal sentido promover el consumo de porciones adecuadas y la práctica regular de ejercicio contribuye equilibrar el balance energético y mantener no sólo el peso dentro de un rango saludable, si no también mejorar la composición corporal, ya que de nada vale tener un peso corporal total adecuado pero a predominio de grasa con disminución de la masa corporal. Es necesario que se miré más allá y se considere los compartimientos corporales graso y masa libre de grasa, para reducir verdaderamente el riesgo a enfermedades crónicas.
- Coma muchas frutas y hortalizas, elija una amplia variedad. Se sabe que el consumo de al menos 5 raciones al día (400g) entre frutas y hortalizas nos aporta una buena cantidad de nutrientes y compuestos bioactivos que reducen el riesgo de ECV y mejorar la salud en general. Adicionalmente, el mensaje que nos da esta pauta es la variedad, mientras más variada la alimentación, mientras más tipos de frutas y hortalizas enteras y frescas se incluyan en la dieta, más nutrientes podremos obtener de ellas. Sin embargo, este mensaje es muy general, y dependiendo el país el cumplimento de la meta de 5 raciones de frutas y hortalizas puede resultar complicado. En el caso particular de Venezuela, se promueve el consumo de frutas y hortalizas de temporada para reducir el gasto en este grupo de alimentos y una forma estratégica para dar diversidad alimentaria en el año. En los casos extremos, en donde las personas no tienen acceso para cumplir con la meta de consumo, la fundación 5 al día Venezuela promueve una campaña denominada “toma dos de la mano”, en la cual se hace la acotación que es conveniente iniciar al menos con dos raciones de frutas y hortalizas e ir progresando hasta conseguir la inclusión de 5 raciones en la dieta.
- Elija alimentos elaborados principalmente con granos integrales en lugar de cereales refinados. Preferir alimentos a base de granos integrales aporta mayor cantidad de fibra y produce saciedad, lo cual se ha visto que reduce los niveles de colesterol en sangre y la glicemia, así como también contribuye al mantenimiento del peso corporal. Adicionalmente, un mayor consumo de fibra se ha asociado a mejoras en la flora intestinal, relacionada en los últimos años con la génesis de la obesidad y desarrollo de enfermedades degenerativas.
- Elija fuentes saludables de proteína. La propuesta que se ha venido desarrollando en diversas organizaciones dietéticas e incluso desde entes que trabajan en pro de frenar el cambio climático, es reducir el consumo de proteínas de fuente animal y preferir proteínas vegetales (leguminosas, frutos secos, chía). Dentro de las proteínas de origen animal, se aconseja aumentar el consumo de pescados y reducir el de carnes rojas. La reciente dieta basada en plantas se fundamenta en este principio, no obstante, su creciente popularidad ha despertado en la industria alimentaria el interés tratando de desarrollar productos que parecieran entrar bajo esta filosofía alimentaria; mas sus afectos deben llevarla con precaución pues, en ciertos casos, esta dieta de moda puede ser excesiva en productos ultra procesados y azúcares refinados siendo contraria al principio de un patrón dietético saludable.
- Use aceites vegetales saludables en lugar de aceites de plantas tropicales (coco, palma), grasas animales (mantequilla y manteca de cerdo) y grasas parcialmente hidrogenadas. En este punto hay que resaltar la promoción que ha tenido en los últimos años el consumo de coco y sus derivados como parte de una dieta saludable, sin embargo, los profesionales de nutrición, hemos hecho hincapié que el uso regular de coco o aceite de coco puede ser contraproducente para la salud y traducirse más bien en aumento en el riego cardiovascular, debido al perfil de ácidos grasas de tipo saturados que contiene estos alimentos. En este sentido, cuando hablamos de salud cardiovascular se sugiere la ingesta de un perfil de grasas mono y poliinsaturadas, que podemos obtener ingiriendo aguacate, frutos secos, semillas, aceites de oliva o canola, pescados.
- Elija alimentos mínimamente procesados en lugar de alimentos ultraprocesados. Los alimentos ultraprocesados se caracterizan por ser productos refinados, altos en azúcares simples, grasas saturadas, grasas trans y sodio. Por lo cual se ha asociado su alta ingesta al aumento de peso a corto plazo y al desarrollo de enfermedades crónicas, principalmente diabetes, hipertensión, infartos. Un reciente metaanálisis encontró asociación entre el consumo de alimentos ultraprocesados y la obesidad, esto constituye un factor de riesgo para ECV y aumento de la mortalidad.
- Minimice la ingesta de bebidas y alimentos con azúcares añadidos. Los azúcares agregados se han asociado consistentemente con riesgo elevado de diabetes tipo 2, cardiopatía coronaria y exceso de peso corporal. Por lo cual la recomendación reducir al máximo el añadido de azúcar refinada, miel o fructosa a las preparaciones en casa. Así mismo, al comprar productos industrializados verificar que no contenga entre sus ingredientes altas cantidades de glucosa, sacarosa, dextrosa, jarabe de maíz o arce. La recomendación para la población venezolana es mantener una ingesta de azúcares simples entre el 5-10% del requerimiento calórico total; el resto de los carbohidratos deben ser de tipo complejo y altos en fibra.
- Elija y prepare alimentos con poca o nada de sal. El consumo alto de sodio en los alimentos se ha asociado con hipertensión arterial. En general, los efectos de la reducción del sodio sobre la presión arterial tienden a ser mayores en los individuos, personas de mediana edad y de edad avanzada e individuos con hipertensión. De acuerdo con las recomendaciones internacionales de la OMS, la ingesta de sodio para la población general debe ser menos de 5g de sodio/día (1 cuchara de té). Mientras que la AHA recomienda para los pacientes que presentan hipertensión o cardiopatía un consumo de 1,5g/día.
- Si no bebe alcohol, no comience; si elige beber alcohol, limite su consumo. De acuerdo con la literatura científica el consumo excesivo de alcohol aumenta el riesgo a padecer ECV, mientras que un consumo bajo pareciera tener un efecto cardioprotector. No hay un consenso internacional sobre cuánto es la ingesta recomendada. España recientemente actualizó sus recomendaciones luego de una revisión exhaustiva de la evidencia científica acordando como límite seguro y de bajo riesgo 10g/día de alcohol para las mujeres y 20g/día para los hombres, esto representa ½ copa de vino y 1 copa de vino respectivamente.
- Cumpla con esta guía independientemente del lugar donde se preparen o consuman alimentos. Esta pauta hace referencia a que independientemente de si los alimentos son preparados en casa o se consumen fuera del hogar, se debe seleccionar productos o preparaciones que se apeguen en lo posible a las recomendaciones de patrones dietéticos saludables
Llama gratamente la atención como estas pautas de la AHA se alinean perfectamente a las guías de alimentación basadas en alimentos, desarrolladas por algunos países. Esto resulta un punto positivo, ya que significa que la comunidad científica está manejando el mismo lenguaje y se le ofrece a la población un mismo mensaje desde diferentes puntos. Adicionalmente, se evidencia como se pueden adoptar las guías y ajustarlas al ámbito clínico dándoles mayor protagonismo y utilidad.
Al hablar de patrones dietéticos saludables, la dieta mediterránea, la dieta DASH, las dietas vegetarianas (adecuadamente formuladas), siguen siendo una referencia en cuanto a patrones dietéticos saludables, debido a que fomentan el consumo de cereales enteros, promueven el consumo de frutas y hortalizas frescas, ofrecen un adecuado perfil de ácidos grasos e invitan a reducir la ingesta de sodio, azúcar simple y alcohol.
En relación a otros estilos de dieta que están popularizadas actualmente entre la población como la dieta cetogénica y el ayuno intermitente, la evidencia científica es limitada, por lo cual faltan estudios de seguimiento a largo plazo para observar si existe beneficios entre su práctica y la salud cardiovascular.
Un aspecto que resalta en las recomendaciones de la AHA, es que exponen los desafíos que prestan ciertos grupos de la población para acceder a este tipo de dieta. En el caso particular de Venezuela, los factores socioeconómicos y la inseguridad alimentaria representan una limitante importante para que la población pueda adoptar un patrón de alimentación saludable, además la crisis económica del país ha llevado a que una proporción importante de los alimentos sean importados, disminuyendo la producción nacional. En este sentido, se puede decir que no gozamos ni de dietas saludables ni sostenibles.
Por otro lado, la guía toca el tema de las dietas de tipo occidental y su relación con el medio ambiente, las cuales se ha visto que generan un impacto negativo al ambiente y favorecen el cambio climático. Adicionalmente, podríamos ir más allá y decir que el hecho de enfermarse o de desarrollar algún tipo de enfermedad crónica también genera un impacto importante tanto al medio ambiente como al entorno familiar, pues se desvían recursos económicos, humanos y de tiempo para la atención y rehabilitación de la persona con la enfermedad, generando pérdidas y una carga adicional al país. Por tal motivo la adopción de patrones dietéticos saludables disminuye no sólo el impacto negativo al medio ambiente sino en el entorno familiar.
En general, los patrones de alimentación saludables que promueven la salud cardiovascular, son aquellos que contienen principalmente frutas y hortalizas, alimentos elaborados a base de granos integrales, fuentes saludables de proteínas (principalmente plantas, pescado y mariscos, productos lácteos bajos en grasa o sin grasa), aceites vegetales líquidos y alimentos mínimamente procesados, bajos en azúcar añadido y sal.
Como reflexión final lo interesante de esta guía, es que toma en cuenta el entorno como modulador clave de las enfermedades crónicas. No es sólo disminuir o aumentar la ingesta de un solo nutriente sino que va más allá y comprende la importancia de la educación nutricional, de las amenazas y oportunidades que ofrece el entorno en que se desarrollan los individuos, así como el impacto que generamos al medio ambiente.
Claret Mata
Sobre el autor: La Profesora Claret Mata es Licenciada en Nutrición y Dietética de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Magister en Nutrición (USB). Profesora de Evaluación Nutricional en la Escuela de Nutrición y Dietética de la UCV y Profesora invitada del postgrado de Nutrición Clínica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la UCV. Miembro de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición y miembro institucional de la Fundación Celíaca de Venezuela.
Pablo Hernández
Sobre el autor: El Profesor Pablo Hernández es Licenciado en Nutrición y Dietética de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Magister en Nutrición (USB), Especialista en Análisis de Datos en Ciencias Sociales. Profesor de Nutrición Humana en la Escuela de Nutrición y Dietética de la UCV. Profesor del Diplomado de Educación en Diabetes Terapéutica (UCV). Editor Asociado de la “Revista Digital de Postgrado” de la Facultad de Medicina de la UCV. Miembro del Observatorio Venezolano de Salud (OVS), de la Fundación “5 al día” Venezuela, de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición, y de la Fundación Bengoa para la Alimentación y la Nutrición.