Desde el año 2001, un grupo de investigadores australianos describieron a un grupo de carbohidratos de cadena corta fermentables que tenían la propiedad de desencadenar una serie de síntomas a nivel intestinal en aquellos pacientes que presentan hipersensibilidad visceral. Entre los carbohidratos de cadena corta fermentable se encuentran los oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polialcoholes (FODMAPS-Fermentable Oligosaccharides, Disaccharides, Monosaccharides and Polyols).
Se ha descrito que los FODMAPs tienen dificultad para absorberse en el intestino, bien sea porque la tasa de absorción disminuye, porque no se digieren adecuadamente o se acumulan en el intestino, siendo más susceptibles a la acción de la flora intestinal. La fermentación de estos sustratos genera la formación y acumulación de gases, lo que produce distención abdominal, dolor, molestias intestinales. Además, pareciera que los FODMAPs son osmóticamente activos, esto quiere decir que cuando están en la luz intestinal promueven la movilización de agua, aumentando el peristaltismo y favorece la aparición de diarreas.
Ahora bien, ¿en cuáles alimentos podemos encontrar los FODMAPs? En la tabla 1 se muestran los subgrupos que conforman los FODMAPs y los alimentos que contienen, en mayor cantidad, los compuestos fermentables:
Tabla 1. Alimentos fuente de FODMAP
Grupo | Sub grupo | Alimentos |
Oligosacáridos | Fructanos | – Hortalizas: Alcachofa, espárrago, guisantes, cebolla, ajo, cebollín, coles de Bruselas, remolacha, achicoria, brócoli, repollo, hinojo.
– Frutas: melocotón, patilla, caqui y chirimoya. – Leguminosas: guisantes, lentejas, garbanzos. – Frutos secos: pistacho, avellana, nueces. – Cereales: galletas, pan, cereales de desayuno, pasta, cuscús, centeno y cebada. – Inulina: productos de alimentación enteral, laxantes, productos con fructooligosacáridos (FOS). |
Galactanos | – Leguminosas: alubias, garbanzos, lentejas, productos de soya.
– Hortalizas: repollo y coles de Bruselas. – Frutos secos: nueces. |
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Disacáridos | Lactosa | Leche, yogur, quesos blandos o frescos, y productos que lo contengan. |
Monosacáridos | Fructosa | – Frutas: principalmente manzana, pera, melón, melocotón, mango, uva, cereza, patilla, fruta enlatada en jugo natural, frutas secas.
– Edulcorantes: miel, fructosa, jarabe de maíz de alto fructosa, productos “light” endulzados con fructosa. – Hortalizas: espárragos, alcachofas, guisantes. – Vinos dulces. |
Polialcoholes | Polioles | – Frutas: manzana, albaricoque, pera, nectarina, patilla, chirimoya, melocotón, caqui, lichi, cereza, ciruela, pasas, moras, aguacate Vegetales: coliflor, champiñones, guisantes, pimentón verde.
– Edulcorantes: sorbitol, manitol, xilitol, maltitol, isomaltitol. |
En los últimos años se ha descrito que una dieta alta en FODMAPs, es en parte responsable de la sintomatología gastrointestinal que padecen los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal, gastroparesia, enfermedad celíaca y sensibilidad al gluten no celíaca; sin embargo, es en el síndrome de intestino irritable (SII) donde existen más investigaciones y los resultados son más contundentes.
El SII es un trastorno gastrointestinal funcional que se caracteriza por dolor abdominal, distensión abdominal y alteración de los hábitos intestinales. En líneas generales, el tratamiento para el SII se basa en enfoques multifactoriales que se centran principalmente en el tratamiento de los síntomas, siendo la alimentación un punto fuerte del tratamiento. Los médicos en su práctica clínica, así como las investigaciones apuntan sobre una fuerte asociación entre el consumo de alimentos específicos y los síntomas relacionados con el SII.
La literatura científica nos muestra que una dieta baja en FODMAPs puede beneficiar a los pacientes con SII, ya que pareciera que al reducir los carbohidratos de cadena corta fermentables, se reduce la acumulación de estos en el intestino con su consecuente fermentación y se reduce la osmolaridad, lo que se traduce en disminución de la producción de gases y mantenimiento del peristaltismo.
De acuerdo a una revisión sistemática, la aplicación de una dieta baja en FODMAPs redujo la gravedad del SII en comparación con las dietas control (- 0,66, IC del 95% – 0,88, – 0,44, I 2 = 54%), así mismo se reportaron mejorías en la calidad de vida.
Este último aspecto (la calidad de vida), resulta interesante de evaluar, ya que los pacientes refieren que deben limitar sus salidas, reuniones e incluso sus hábitos de alimentación, se aíslan y puede producir mayor ausentismo laboral. Estos cambios llevan a que sufran por lo general de ansiedad y depresión, afectando el desenvolvimiento social normal y en consecuencia disminuye su calidad de vida.
Por otro lado, la aplicación de una dieta baja en FODMAPs, resulta muy restrictiva, por lo cual si bien, mejora los síntomas también pudiera afectar igualmente en los pacientes, su desenvolvimiento social y su la relación con la comida. Por ello, Van den Houte y su equipo evaluaron el impacto de la dieta estricta, no solo en los síntomas, sino también en la calidad de vida, somatización, depresión y ansiedad encontrando que al ofrecer una dieta baja en FODMAPs hubo una mejoría en la severidad de los síntomas, la somatización y depresión de estos pacientes. Adicionalmente, hicieron una fase de reintroducción de los FODMAPs, utilizando polvos con componentes específicos, lo cual mostró que 84% de los pacientes experimentó la reaparición de los síntomas, siendo los fructanos (52%) y el manitol (52%) los principales desencadenantes.
Como se mencionó, la dieta baja en FODMAPs es restrictiva, por lo cual su mantenimiento a largo plazo es controversial, ya que los pacientes pudieran sufrir deficiencias nutricionales, principalmente de micronutrientes, así como alteraciones en la flora intestinal. Por ello, resulta importante que la prescripción del plan de alimentación sea guiada por un nutricionista-dietista con experiencia en enfermedades gastrointestinales.
Entre las interrogantes que pueden surgir en este punto son: ¿cómo logro una dieta baja de FODMAPs? y ¿este tipo de dieta debe seguirse para siempre? Para responder la primera interrogante nos apoyamos en el protocolo propuesto, el cual se divide en tres fases, en una primera fase el aporte de FODMAPs debe ser menor a 3g/día, lo que en la práctica se traduce en restringir todos los alimentos que sean ricos en FODMAPs (tabla 1). Esta restricción dura entre 6-8 semanas. Posterior a este tiempo y con la remisión de los síntomas, se inicia la fase dos, en la cual de manera progresiva se introducen los FODMAPs, para ello, se tomará un subgrupo para irlo incorporando en la dieta cada semana y probar tolerancia. Es importante acotar que la introducción de estos grupos no debe ser sumativa, es decir, la semana en que se pruebe un subgrupo no pueden consumirse alimentos de otros subgrupos, esto con el fin de evitar confusiones en la prueba de tolerancia. Por último, el paciente llega a la fase 3, en la cual se detectan los alimentos que desencadenan los síntomas y estos son retirados del plan de alimentación final del paciente, además se le instruye para que consuma otros alimentos FODMAPs según su nivel de tolerancia.
Desde nuestra experiencia, hemos aplicado una dieta baja en FODMAPs a pacientes con SII, enfermedad celíaca y sensibilidad al gluten no celíaca, siguiendo los protocolos establecidos (fase de restricción FODMAP entre 6-8 semanas y luego fase de introducción progresiva de los subgrupos de FODMAP). Nuestras observaciones han coincidido los resultados de los estudios, los pacientes refieren mejoría de la sintomatología y del estado de ansiedad a las 2 semanas de inicio del plan, manteniéndose por 6 semanas. En la fase de introducción de los subgrupos hemos logrado detectar los alimentos o grupo de ellos que desencadenan los síntomas, retirándolos definitivamente de la dieta del paciente.
En todos los casos, la educación nutricional es clave, ya que llevar una dieta con control de alimentos FODMAPs mal estructurada, puede no sólo acarrear deficiencias nutricionales, sino que puede afectar la calidad de vida del paciente, especialmente en su relación con la comida y su interacción social. En este sentido, se le debe dar opciones de sustitución de alimentos, apoyarlos con recetas de preparaciones, incentivarlos a que entren a grupos de apoyo con la misma condición donde pueden contar sus experiencias y estrategias para surfear as dificultades, enseñarlos a leer el etiquetado de los productos y hacer una adecuada selección de los alimentos.
Claret Mata
Sobre el autor: La Profesora Claret Mata es Licenciada en Nutrición y Dietética de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Magister en Nutrición (USB). Profesora de Evaluación Nutricional en la Escuela de Nutrición y Dietética de la UCV y Profesora invitada del postgrado de Nutrición Clínica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la UCV. Miembro de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición y miembro institucional de la Fundación Celíaca de Venezuela.
Pablo Hernández
Sobre el autor: El Profesor Pablo Hernández es Licenciado en Nutrición y Dietética de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Magister en Nutrición (USB), Especialista en Análisis de Datos en Ciencias Sociales. Profesor de Nutrición Humana en la Escuela de Nutrición y Dietética de la UCV. Profesor del Diplomado de Educación en Diabetes Terapéutica (UCV). Editor Asociado del Directory of Open Access Journal (DOAJ). Miembro del Observatorio Venezolano de Salud (OVS), de la Fundación “5 al día” Venezuela, de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición, y de la Fundación Bengoa para la Alimentación y la Nutrición.