Un estudio publicado en el Journal of Epidemiology and Community Health explora, con resultados muy interesantes y positivos, cómo el ambiente que reina en el hogar y las actitudes de los padres y la familia, afectan la ingesta de frutas y hortalizas (F&H) por parte de los niños.
El trabajo se titula Comer en familia ayuda a los niños a alcanzar sus “5aldía”, y se refiere a las 5 raciones diarias de F&H establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para prevención de enfermedades crónicas y déficit de micronutrientes.
La investigación fue realizada por el Grupo de Epidemiología Nutricional de la Escuela de Ciencias de los Alimentos y Nutrición de la Universidad de Leeds, en el Reino Unido, liderizado por la Dra. Meaghan S. Christian, con la Dra. Charlotte Evans en el equipo, de quien ya se había comentado en MiradorSalud otro de sus excelentes trabajos: el primer meta-análisis que cuantifica el impacto de un amplio grupo de intervenciones escolares en Estados Unidos, Canadá, Europa, y Nueva Zelanda, sobre la ingesta diaria de F&H en niños de edades entre 5 y 12 años.
En el estudio que nos ocupa, se trabajó con una muestra de 2.383 niños con 8 años de edad promedio, y sus padres, provenientes de 52 escuelas primarias de Londres. A estos niños se les aplicó una versión modificada del Instrumento para Evaluación de Niños y su Dieta (Child and Diet Evaluation Tool -CADET-), con énfasis en la ingesta de F&H.
El CADET es un cuestionario empleado exitosamente para la recolección rápida de información de los alimentos y de la nutrición de niños de escuelas primarias con estratos sociales y étnicos diversos. Se considera que puede funcionar mejor que los cuestionarios de frecuencia de alimentos. El “diario CADET” abarca una lista de 115 tipos distintos de alimentos y bebidas agrupados por categorías.
En el estudio se incluyeron también preguntas como:
- ¿Cuántas veces por semana, en promedio, se reúne su familia alrededor de la mesa para cenar (o almorzar)? y
- ¿Corta o prepara usted las F&H para sus niños en la mesa?
Se encontró que todos los niños consumían un promedio de 293 g de F&H por día. Los niños de familias que declaraban que comían siempre una comida juntos a la mesa, consumían 125 g más de F&H que las familias que nunca comían juntos, mientras que los niños de familias que comían algunas veces juntos, consumían 95 g de F&H más que estos últimos.
Entonces, en las familias que siempre comían juntas a la mesa, los niños alcanzaban las recomendaciones gubernamentales inglesas de 5 porciones al día (5aldía), comparadas con 4,6 porciones y 3,3 porciones en los niños de las familias que comían juntos algunas veces, o nunca lo hacían, respectivamente.
El consumo diario de F&H por parte de los padres se asoció con una ingesta de F&H mayor por parte de los niños (88 g) al compararlos con niños cuyos padres raramente o nunca, consumían F&H.
Por otro lado, el tener una diversidad de F&H en el hogar, se asoció a un aumento de la ingesta. Lo que es más, los resultados indican que por cada tipo adicional de fruta u hortaliza que se encuentre en el hogar, la ingesta de F&H por parte de los niños aumentaba en 5 g.
También, el cortar y preparar las F&H en casa y en la mesa se asoció a un mayor consumo por parte de los niños: Las familias que registraban cortar siempre las F&H para sus niños, consumían 44 g (la mitad de una porción) más que aquellas que nunca lo hacían. A su vez, los niños cuyos padres cortaban sólo algunas veces las F&H que se servían en la mesa, consumían más que aquellos cuyos padres nunca lo hacían.
Igualmente, se investigó si había diferencias entre la ingesta promedio de nutrientes y la frecuencia de comer en familia alrededor de la mesa, encontrándose que las familias que siempre comían juntas, tenían ingestas promedio significativamente más elevadas de carbohidratos, fibra, azúcar, folatos, carotenos, vitamina C, F&H.
El impacto es positivo aunque sea sólo una comida familiar a la semana, en la que se les presenten alimentos variados, con presencia siempre de F&H, que los niños coman junto a sus padres o hermanos mayores quienes deben modelar conductas alimentarias adecuadas. Todo esto resulta fundamental para la creación de sus hábitos alimentarios propios y preferencias.
La comida familiar no afecta solamente la ingesta de F&H, sino que puede ser un predictor de la calidad general de su dieta.
Adicionalmente, hay otros beneficios distintos al nutricional, ya que comer en familia representa mayor tiempo para conversar, estimula e incentiva la planificación de las comidas junto a los padres, y representa una oportunidad ideal para modelar conductas saludables alrededor de la mesa, los alimentos y hasta los valores familiares.
Ya que los hábitos alimentarios se forman y definen en la niñez, la promoción de comer en familia debe formar parte de las campañas de salud pública que concientizan acerca de la salud y los valores familiares mediante intervenciones sencillas.
Otro mensaje de salud pública que puede emplearse es el de invitar a cortar y preparar las F&H en familia para aumentar su ingesta. Si los niños tienen acceso a F&H ya limpias, cortadas y preparadas, se aumenta la probabilidad que las consuman.
En conclusión, lo mencionado anteriormente puede representar un mensaje positivo de salud pública para los padres, quienes a su vez pueden mejorar sus hábitos alimentarios, al mejorar los de sus hijos.
El mensaje clave y final es: Comer F&H en familia puede ayudar a alcanzar las recomendaciones de la comunidad médica y científica mundial: 5aldía, y representar una oportunidad para mejorar las conductas familiares alrededor de la comida y los alimentos.
María Soledad Tapia
Maria.tapia@5aldia.org.ve