El pasado 19 de abril, casualmente fecha conmemorativa de la proclamación de Independencia de Venezuela, el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas, firmaron un acuerdo en el cual se permite al PMA entrar al país y comenzar a desplegar su apoyo humanitario ante la crisis alimentaria y nutricional que se atraviesa desde hace ya varios años.
Recordemos que el año pasado, el PMA fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz, como reconocimiento a los miles de voluntarios y personal que trabaja sin descanso por brindar ayuda a los grupos más vulnerables o que están en situación de riesgo producto de conflictos, post conflictos o desastres naturales.
Desde hace varios años las ONG en el área de salud y nutrición están recogiendo datos y generando informes que han sido presentados oportunamente ante los organismos internacionales con el fin de soportar las solicitudes de ayuda que se hacían y llamar su atención. Las ONG han sido los portavoces de tantos niños venezolanos que gritan en silencio “tengo hambre, ayúdame por favor”. La lucha no ha sido fácil, ha estado llena de trabajo duro y de constancia, para decirle esto, una y otra vez a la comunidad internacional y a los entes humanitarios, que voltearan el rostro para mirar a Venezuela. Para muchos, si la llegada del PMA se hubiera dado un par de años atrás, se hubieran podido salvar más vidas de niños menores de 5 años que fallecieron a causa de la desnutrición severa.
Sin embargo, en este momento todos nos sentimos esperanzados y optimistas con la llegada del PMA, pues no queremos que la situación alimentaria y nutricional de nuestros niños y de nuestra población se profundice aún más, y mucho menos queremos que aumente la mortalidad infantil por desnutrición.
Justamente, en 2019, el PMA obtuvo un permiso para levantar un diagnóstico situacional de nuestra población en materia alimentaria nutricional. Con ayuda de las ONG pudieron recoger los datos y en febrero del 2020 se presentaron los resultados, que permitieron estimar que el 7.9% de la población en Venezuela (2.3 millones) estaba en inseguridad alimentaria severa. Un 24.4% adicional (7 millones) estaba en inseguridad alimentaria moderada. Basándose en el enfoque CARI, WFP estima que una de cada tres personas en Venezuela (32.3%) estaba en inseguridad alimentaria y necesitaba asistencia. Es importante destacar que los datos fueron recogidos en el 2019, es decir, antes del inicio de la pandemia.
Adicionalmente, hace pocos días fueron dados a conocer los resultados de la Encuesta sobre Seguridad Alimentaria realizada por el Observatorio Venezolano de Seguridad Alimentaria y Nutrición (OVSAN), en el cual se siguió la misma metodología CARI del PMA. Aunque esta evaluación cuenta con un alcance nacional en los 23 estados más el Distrito Capital, no pretende ser representativa de la población ni de las entidades federales. Sin embargo, esta investigación refleja que la inseguridad alimentaria es un mal que está azotando a los hogares venezolanos, y eso lo demuestra la cifra de hogares que reportaron situaciones de inseguridad alimentaria (moderada o severa) quienes representaron el 21.6%. Además, 69.1% de los hogares están en una situación de seguridad alimentaria marginal, que indica que se alimentan sacrificando aspectos tan importantes como la educación, calzado, vestido o mantenimiento de vivienda, mientras que sólo un 9% de los venezolanos goza de seguridad alimentaria plena.
Las reflexiones de este estudio apuntan a que no hay un buen acceso a los alimentos y que además no hay estabilidad en el suministro de electricidad, agua y gas. Adicionalmente, hay una gran brecha en el consumo de alimentos entre poblaciones urbanas y no urbanas. También existe una expresión explícita de hambre, por lo que resulta urgente revertir el deterioro de la situación alimentaria del país.
Es por ello que esta ayuda alimentaria llega en un momento importante para paliar el déficit en el consumo de alimentos. Ahora bien, la asistencia alimentaria que ofrece el PMA, beneficiará principalmente a un grupo objetivo vulnerable. El apoyo de este organismo tendrá tres focos de acción:
El primer foco serán las comidas a niños de educación preescolar y especial. Este grupo es de vital importancia pues es el momento en el cuál los niños tienen un potencial de crecimiento y desarrollo, además se termina de formar el cerebro. Esto quiere decir que fallas en la alimentación del niño durante esta etapa puede generar consecuencias negativas a nivel del crecimiento y a nivel del desarrollo cognitivo, los cuales no podrán ser recuperados posteriormente. Para la investigadora venezolana, profesional acreditada en protección y asistencia humanitaria, Susana Raffalli, este grupo es el que se está llevando la peor parte, la mayor carga de la crisis.
El segundo foco es la rehabilitación y reforzamiento de las cantinas y comedores escolares como estrategia para blindar la alimentación escolar. El tercer foco es la generación de capacidades en materia de gestión de recursos, de higiene y manipulación para el personal de las instituciones educativas.
Adicionalmente, en una entrevista, Susana Raffalli, comentó que las acciones del PMA posiblemente tendría un beneficio extra, el cual consiste en darles un plato de comida a los maestros.
Con estas estrategias de acción a nivel del sistema escolar, se busca no sólo mitigar el hambre de los niños pequeños, sino darle los nutrientes necesarios para garantizar el adecuado crecimiento y desarrollo. Además de disminuir la deserción escolar. Muchas familias por no tener que dar de comer a sus hijos no lo mandaban a la escuela. Con este enfoque se quiere cambiar esta situación pues ahora una madre podrá mandar a su hijo al preescolar porque sabe que allí recibirá su comida.
Las operaciones del PMA parecieran arrancar en Mayo de este año y según David Beasley, director ejecutivo del PMA, pretenden abarcar una población de 185.000 niños y niñas a finales de este año, y progresivamente ir ampliando su alcance a 1,5 millones de estudiantes para finales del año escolar 2022-2023. El presupuesto anual previsto es de US$190 millones el cual pertenece al Plan de Respuesta Humanitaria de Venezuela.
Un punto positivo del acuerdo, es que el PMA, tendrá independencia en las actuaciones, esto quiere decir que el gobierno o la oposición, no intervendrán en la logística y operación del programa. Así mismo, se ha asegurado que la inclusión de los niños al programa no estará condicionada por tendencias políticas, ya que la idea es llegar a todos los niños de edad preescolar y con condición especial que se encuentren en riesgo de desnutrición. Igualmente se ha hecho un llamado a no politizar la ayuda humanitaria. Este es un programa sin distinciones, que busca llenar un vacío que ha dejado la crisis alimentaria y nutricional en el país.
Esperamos que la cercanía de la firma del acuerdo con el natalicio del Dr. José María Bengoa, sea un buen augurio para el programa, y que realmente se ayude a mejorar la situación alimentaria de nuestros niños que son el futuro y progreso del país. Tal como está planteado creemos que la ayuda alimentaria del PMA tendrá efectos positivos y su impacto trascenderá el ámbito alimentario.
Pablo Hernández
Sobre el autor: El Profesor Pablo Hernández es Licenciado en Nutrición y Dietética de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Magister en Nutrición (USV), Especialista en Análisis de Datos en Ciencias Sociales. Profesor de Nutrición Humana en la Escuela de Nutrición y Dietética de la UCV. Profesor del Diplomado de Educación en Diabetes Terapéutica (UCV). Editor Asociado de la “Revista Digital de Postgrado” de la Facultad de Medicina de la UCV. Miembro del Observatorio Venezolano de Salud (OVS), de la Fundación “5 al día” Venezuela, de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición, y de la Fundación Bengoa para la Alimentación y la Nutrición.
Claret Mata
Sobre el autor: La Profesora Claret Mata es Licenciada en Nutrición y Dietética de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Magister en Nutrición (USB). Profesora de Evaluación Nutricional en la Escuela de Nutrición y Dietética de la UCV y Profesora invitada del postgrado de Nutrición Clínica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la UCV. Miembro de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición y miembro institucional de la Fundación Celíaca de Venezuela.