Alimentación y COVID-19
Desde el 28 de enero de 2020, MiradorSalud empezó a informar acerca de la alerta mundial por el nuevo coronavirus causante de un brote epidémico en China, por el cual, el 30 de enero, la OMS lo declaró “Emergencia de salud pública de preocupación internacional (PHEIC por sus siglas en inglés)”. Debido a su rápido avance, el 11 de marzo de 2020 fue declarado como una pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS) hasta el presente. La OMS realiza actualizaciones continuas sobre la enfermedad por coronavirus (COVID-19. Según datos de la Universidad Johns Hopkins hay cerca de 3.193.961 casos confirmados (entre al link pues los datos cambian diariamente) a lo largo de 185 países o territorios en el mundo. Una emergencia epidemiológica que demuestra cuán vulnerable puede llegar a ser el ser humano a estos “enemigos invisibles” del mundo microscópico.
Desde el primer caso de COVID-19, confirmado el 31 de diciembre de 2019, hasta el momento, todavía no existe una vacuna o tratamiento definitivo para este virus porque aún se dilucidan sus vías de patogénesis y proliferación. Se investiga intensamente sobre nuevas terapias potenciales contra COVID-19, así como en el desarrollo de vacunas a través de diversos enfoques y a velocidad de pandemia.
La información científica actual indica que ni los alimentos, ni los nutrientes, ni los suplementos pueden prevenir la infección por SARS-CoV-2; la clave de la prevención está en cada uno de nosotros, en el correcto lavado de manos, seguir el distanciamiento social y quedarse en casa. No obstante ¿es todo esto una razón para descuidar la alimentación? La respuesta es un contundente NO, porque una dieta saludable es fundamental para mantener una función inmune adecuada.
El estado nutricional parece un factor relevante que influye en el resultado de los pacientes con COVID-19, pero hasta ahora no ha surgido mucha información sobre el impacto del soporte nutricional temprano en estos pacientes. Se conoce muy bien que las personas con un estado nutricional óptimo, que mantienen un equilibrio adecuado entre macronutrientes (proteínas, lípidos y carbohidratos), muestran una menor probabilidad de desarrollar una etapa grave de esta enfermedad. Por estas razones, la nutrición y los hábitos saludables de alimentación juegan un papel prioritario en este momento.
Grupos vulnerables
Según los datos epidemiológicos aportados por China, Europa y Estados Unidos, los grupos que tienen mayor riesgo de presentar una fase grave de la infección por coronavirus son los adultos mayores, los que tienen una enfermedad de base como hipertensión, diabetes, cáncer u obesidad, así como los que presentan malnutrición por déficit.
Los adultos mayores tienen cambios fisiológicos, sociales y económicos que pueden comprometer el estado nutricional. La edad avanzada se asocia con un estado nutricional deteriorado y sarcopenia (pérdida de la masa muscular), tienden a moverse menos y a disminuir la regulación del sistema inmune, es por ello que cuentan con este elevado riesgo.
En un estudio en pacientes de edad avanzada con COVID-19, en Wuhan, la prevalencia de desnutrición fue alta; de un total de 182 pacientes incluidos en el estudio, el 27.5% estaban en el grupo con riesgo de desnutrición y el 52.7% estaban en el grupo de desnutrición, concluyéndose que el apoyo nutricional debe fortalecerse durante el tratamiento.
El estado nutricional parece un factor relevante que influye en el resultado de los pacientes con COVID-19, pero hasta ahora no ha surgido mucha información sobre el impacto del soporte nutricional temprano en pacientes con COVID-19 antes de la UCI. Se ha publicado un protocolo pragmático para la administración de terapia nutricional en pacientes pre-UCI con COVID-19. Adicionalmente, la desnutrición también puede elevar el riesgo de contagio. Está bien establecido que las deficiencias clínicas de micronutrientes afectan negativamente al sistema inmunitario, predisponen a las personas a las infecciones y aumentan el riesgo de morbi-mortalidad asociadas con enfermedades.
Frutas y hortalizas fortalecen inmunidad
La alimentación tiene un rol fundamental en el sistema inmune ya que una ingesta adecuada en cantidad, calidad y variedad puede modular nuestro sistema de defensa y su respuesta ante los agentes infecciosos externos como virus o bacterias. Muchos estudios alrededor del mundo afirman que comer una cantidad adecuada de FyH, como fuente de vitaminas, minerales y compuestos bioactivos con función antioxidante, es una recomendación nutricional muy importante porque pueden mejorar la función inmune.
Se ha establecido que el sistema inmunitario necesita múltiples micronutrientes y otras sustancias bioactivas, incluidas las vitaminas A, D, C, E, B6 y B12, ácido fólico, zinc, hierro, selenio, magnesio y cobre, betacaroteno, polifenoles y flavonoides, así como ácidos grasos omega-3 (ácido eicosapentaenoico y ácido docosahexaenoico), que desempeñan funciones vitales, a menudo sinérgicas, en cada etapa de la respuesta inmune. Estos componentes de la dieta pueden aumentar la proliferación de los glóbulos blancos, mejorar la respuesta de los linfocitos al virus, reducir las concentraciones de citocinas que producen la inflamación, aumentar la producción de interleucina-2 y potenciar la citotoxicidad de las células Natural Killer (NK), o asesinas naturales que se encargan de destruir a las células infectadas o cancerosas.
El papel que juega la nutrición en el apoyo al sistema inmune está bien establecido. Una gran cantidad de datos mecanicistas y clínicos muestran que las vitaminas, los oligoelementos y los ácidos grasos omega-3, juegan un papel importante y complementario en el apoyo al sistema inmunitario. La ingesta y el estado inadecuado de estos nutrientes en el organismo están lamentablemente muy extendidos, lo que lleva a una disminución de la resistencia a las infecciones y, como consecuencia, un aumento de la carga de las enfermedades.
Es por ello que, garantizar el consumo de al menos 3 raciones de frutas y 2 de hortalizas al día (5 al día), es una recomendación ampliamente difundida en las guías de alimentación y nutrición saludable ante la pandemia del COVID-19. La primera recomendación nutricional de OMS para el COVID-19 establece que se deben comer alimentos frescos y poco procesados cada día, recomendando el consumo de 5 raciones de frutas y hortalizas (FyH). La FAO, en su primera directriz recomienda fortalecer el sistema inmunológico a través de la alimentación sana y consciente que evite el desperdicio, con las FyH ocupando los primeros lugares de estas directrices nutricionales. Las «Recomendaciones de alimentación y nutrición para la población española ante la crisis sanitaria del COVID-19» también incluyen a las frutas y hortalizas como parte de una alimentación saludable tanto para pacientes sanos como para aquellos con sintomatología leve en domicilio, destacando que, en cuanto al tipo de frutas y hortalizas, todas son bienvenidas sin excepción, prefiriendo las frescas, de temporada y si es posible, de proximidad. En Latinoamérica destacan los documentos consensos del Comité Internacional para la Elaboración de Consensos y Estandarización en Nutriología (CIENUT), los profesionales de México , la Asociación Colombiana de Nutrición Clínica, quienes también promueven de forma explícita el consumo de 5 raciones de FyH cada día como una estrategia nutricional fundamental para afrontar esta pandemia. Igualmente, el INCAP (Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá).
La EFAD (The European Federation of the Associations of Dietitians) bajo el encabezado de «Prevención a través del apoyo al sistema inmune» compila los documentos que sobre el tema han sido generados en varios países europeos. En todos se promueve el consumo de productos frescos pues el acceso limitado a los mismos, como las F&H, puede conducir a un mayor consumo de alimentos altamente procesados, que tienden a ser altos en grasas, azúcares y sal. Tales cambios en el comportamiento alimentario podrían tener un efecto negativo en el sistema inmunitario, la salud física y mental en general y el bienestar de las personas en todo el mundo.
¿Y a qué se debe el papel protagónico de las FyH? A su aporte nutricional, y es que resulta que la mayoría de los micronutrientes que necesita el sistema inmune, se encuentran en las FyH que nos brinda la naturaleza. A modo de ejemplo:
El betacaroteno se puede encontrar en la zanahoria, la papaya, el mango, las batatas y las hortalizas de hoja verde; tiene la ventaja que en nuestro organismo se puede transformar en vitamina A. La vitamina C tiene un papel demostrado en la reducción del riesgo, la gravedad y la duración de las infecciones del tracto respiratorio superior e inferior, por lo que los requerimientos de vitamina C aumentan durante la infección. La ingesta diaria recomendada es de 40-60 mg al día, pero algunos investigadores sugieren una ingesta de 1-2 g durante las infecciones. Las fuentes naturales de vitamina C incluyen guayaba, pimientos rojos, naranjas, fresas, brócoli, mangos, limones y la mayoría de las FyH. Además, las FyH, así como las hierbas y especias aportan un alto contenido de polifenoles como los flavonoides que podría reducir la capacidad del SARS-CoV2 para infectar las células y por ende, la severidad de la infección por COVID-19, tal como lo afirma un estudio reciente de la Universidad de Era en India.
Recomendaciones a la práctica
Lo anterior indica las razones por las cuales debes consumir más frutas y hortalizas, por lo que quizás ahora te preguntes: – y bueno… ¿Cómo lo hago? Compartimos el video de FAO con recomendaciones y tips para que incluyas más frutas y hortalizas en tu dieta, desde el momento de compra hasta su consumo.
Hace unos días se publicó en la revista European Journal of Clinical Nutrition, un marco de acción multinivel para mantener un estado nutricional óptimo utilizando una versión adaptada del modelo ecológico en salud. Allí se proponen acciones interesantes para desarrollar a nivel mundial, nacional, comunitario e individual. En la comunidad, recomienda ser solidario con quien lo necesita y entre todos velar por el acceso y disponibilidad de los alimentos. En el hogar, recomiendan elegir un estilo de vida saludable, hacer ejercicio, dormir las horas suficientes para sentirse descansado y comer sano incluyendo frutas y hortalizas.
La invitación es a reforzar tu sistema inmune consumiendo más frutas y hortalizas al día, sin olvidar el resto de las recomendaciones básicas que conforman un estilo de vida saludable como realizar o mantener la rutina de ejercicios en casa, incorporar todos los grupos de alimentos en tu plato, evitar las emociones negativas, disfrutar del tiempo en familia y dormir adecuadamente.
Este periodo de confinamiento está aquí para hacernos más humanos, solidarios, y crecer espiritualmente, respetando al planeta y sus seres vivos, que son nuestro prójimo, tomando consciencia que quizás somos muy afortunados si podemos alimentarnos de esta manera que recomiendan las guías mundiales, pues hay muchos venezolanos y personas en todo el mundo que sufren de hambre, y por lo tanto, son muy pobres para acceder a una alimentación saludable. Esto, en medio de este trance de la pandemia de COVID-19 se ha exacerbado. Pensemos en ellos y veamos cómo podemos ayudarnos.
Pablo Hernández
https://youtu.be/QWciCvcOwS8
Sobre el autor: El Profesor Pablo Hernández es Licenciado en Nutrición y Dietética de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Magister en Nutrición (UCV), Especialista en Análisis de Datos en Ciencias Sociales. Profesor de Nutrición Humana en la Escuela de Nutrición y Dietética de la UCV. Profesor del Diplomado de Educación en Diabetes Terapéutica (UCV). Editor Asociado de la «Revista Digital de Postgrado» de la Facultad de Medicina de la UCV. Miembro del Observatorio Venezolano de Salud (OVS), de la Fundación «5 al día» Venezuela, de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición, y de la Fundación Bengoa para la Alimentación y la Nutrición.
3 Comentarios
Irene Pérez Schael
Excelente artículo Pablo. Eres bienvenido a seguir contribuyendo para MiradorSalud.
Saludos
Irene Pérez Schael
Liz Sanchez
Excelente recomendaciones!!
Marisela Duque
Excelente.