Un estudio publicado en The Lancet Diabetes and Endocrinology, podría estimularnos a cumplir nuestros propósitos personales de consumir menos azúcar en el año que comienza, pero sobre todo a los hacedores de políticas públicas para fijar metas poblacionales para la reducción de factores de riesgo de las enfermedades crónicas.
El estudio realizado en el Reino Unido propone una reducción -gradual y escalonada- del 40% en los azúcares libres añadidos a las bebidas endulzadas con azúcar, sin el uso de edulcorantes artificiales, en un período de 5 años. Se evaluó el efecto de esta estrategia propuesta en el consumo de energía y en el peso corporal, y el resultado fue que se podrían prevenir en el Reino Unido tanto como 500.000 casos de sobrepeso y 1 millón de casos de obesidad, así como a su vez impedir alrededor de 300.000 casos de diabetes tipo 2 al cabo de 20 años.
Los autores se basaron en la exitosa experiencia de reducción de sal en el Reino Unido que ha logrado bajar hasta en 40% la sal en muchos productos, la cual vale la pena recordar: En el año 2003, la Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido (FSA, UK Food Standards Agency) inició un programa de reducción de sal, con el objetivo de llevar el consumo promedio de la población a 6 g/día. Más tarde, la FSA y el Departamento de Salud trabajaron juntos con la industria alimentaria para reducir el contenido de sodio en los alimentos procesados mediante el establecimiento de objetivos de reducción voluntaria, una campaña pública para concienciar al consumidor sobre los beneficios de la reducción del consumo de sal, y un esquema de etiquetado de alimentos. Después de 10 años, el consumo de sal en el Reino Unido se ha reducido en 1,4 g / día, lo que equivale a una reducción del 15%: de 9,5 a 8,1 g / día. Esta reducción se ha asociado con un descenso de la presión arterial de 3,0 / 1,4 mm Hg y una disminución paralela de la mortalidad por enfermedades del corazón y derrame cerebral. El contenido de sodio de los alimentos procesados en los supermercados también se ha reducido en un 20-30%, particularmente en el pan industrializado, el mayor contribuyente de la ingesta de sal en la dieta británica
Entonces, se decidió estudiar los efectos de una reducción similar de azúcares añadidos. Para ello, utilizaron datos nacionales representativos de la Encuesta Nacional de Dieta y Nutrición (NDNS RP por sus siglas en inglés), para los años 2008-2012 y los informes anuales de la Asociación Británica de Refrescos. Los autores calcularon el nivel de consumo de las bebidas endulzadas, incluyendo o no los jugos de frutas, y su aporte en azúcares libres y a la ingesta de energía en la población del Reino Unido.
Luego calcularon la reducción estimada en el consumo de energía como resultado de la estrategia propuesta a nivel individual y modelaron la reducción prevista en el peso corporal por cada adulto. Al escalar la distribución del peso corporal pronosticado en la NDNS RP a la población adulta del Reino Unido, se obtuvo la reducción estimada en el número de adultos con sobrepeso, obesos y diabéticos.
Los cálculos mostraron que una reducción del 40% en los azúcares libres añadidos -a lo largo de cinco años- daría lugar a una reducción media en el consumo de energía de 38,4 kcal (calorías) por día, a finales del quinto año, lo que a su vez conllevaría a una reducción promedio de peso corporal de 1,20 kg en adultos, que se reflejaría en una reducción del número de adultos con sobrepeso y obesos, en aproximadamente 0,5 millones (1,0%) y 1,0 millones (2,1%) respectivamente. Esto podría prevenir en los próximos dos decenios, entre 274.000 y 309.000 casos de diabetes tipo 2 asociados a obesidad
Si se excluyen los zumos de frutas de las bebidas con azúcar añadida, la correspondiente reducción en la ingesta de energía y el peso corporal sería 31,0 kcal / día y 0,96 kg, respectivamente dando lugar a un 0,7% (0,3 millones de casos) de reducción del sobrepeso y a un 1,7% (0,8 millones de casos) de reducción de la obesidad, que a su vez podría prevenir alrededor de 221.000 a 250.000 casos de diabetes en dos décadas. El impacto previsto fue mayor en adolescentes, adultos jóvenes y personas de familias de bajos ingresos que consumen más bebidas con azúcar añadida.
¿Nos podemos acostumbramos a comer más “simple”?
La gran pregunta sería si los consumidores pueden adaptarse a consumir bebidas con menos azúcar, y cómo afectaría ese aspecto a la industria de las bebidas azucaradas.
Los autores responden diciendo que la apreciación de dulzura puede adaptarse a cambios graduales en la ingesta de azúcar, siendo poco probable que la estrategia propuesta influya en la elección de los consumidores siempre que sea gradual a lo largo de cinco años.
Es sabido que los individuos que se adhieren a dietas con reducción de sodio, llegan a preferir menos sal en el tiempo, sin embargo, no está muy claro si la percepción del sabor dulce también es modulada por la ingesta de azúcar.
Con respecto a la sal, los fabricantes de alimentos a menudo argumentan que la razón del alto contenido de sal de sus productos se debe a las preferencias de gusto de los consumidores, y que si se reduce el contenido de sal se produciría rechazo. Sin embargo, a medida que baja la ingesta de sal, los receptores específicos del sabor salado en la boca se vuelven mucho más sensibles a concentraciones más bajas de sal y este ajuste se produce en sólo dos meses. Por tanto, es muy poco probable que la disminución de las concentraciones de sal en los alimentos de lugar al rechazo de los alimentos. De hecho, toda la evidencia sugiere que una vez que se reduce el consumo de sal, los individuos prefieren alimentos con menos sal y rechazan los alimentos muy salados que comían antes. La experiencia en el Reino Unido indica que no ha habido una reducción en las ventas ni quejas sobre el sabor de los productos cuya concentración de sal ha sido reducida.
Es poco probable que el azúcar, o las calorías perdidas o no consumidas a partir de bebidas con azúcar añadida sean sustituidos por otras fuentes, por lo que una reducción de azúcar no debería tener influencia en el costo y el precio del producto y afectar las ventas y los beneficios de la industria, si bien la industria del azúcar si podría verse comprometida.
En un estudio muy reciente, después de 3 meses en una dieta con reducción de azúcar, los individuos percibían alimentos y bebidas más dulces que quienes no tenían restricción de azúcar, pero lamentablemente, regresaban a los niveles de azúcar preferidos cuando se sentían libres para hacerlo. Este rápido rebote sugiere que las personas pueden resistir los cambios en los niveles de azúcar en sus dietas.
Comentarios finales
La estrategia propuesta en el artículo discutido podría conducir a una reducción efectiva en la ingesta de energía a partir de bebidas endulzadas con azúcar, y en consecuencia, reducir la prevalencia del sobrepeso, la obesidad y la diabetes tipo 2 en el largo plazo.
Es indispensable el apoyo de la industria pues la determinación de los individuos que deciden disminuir el consumo de azúcar puede verse afectada por la potente publicidad de la industria. Esto igualmente debe ser regulado por los gobiernos. La reducción gradual del consumo de energía a partir de bebidas endulzadas con azúcar y su combinación con otras estrategias, como el impuesto a las bebidas con azúcar añadida, produciría un efecto más poderoso.
María Soledad Tapia
maria.tapia@5aldia.org.ve
Foto: http://mexico.cnn.com/salud/2015/03/04/la-oms-quiere-reducir-aun-mas-el-consumo-diario-de-azucar