«Cuanto más nos centramos en los demás, más felices somos, y cuanto más felices somos, más alegría podemos ofrecer a los demás”. Dalai Lama y Arzobispo Desmond Tutu
El tema planteado en esta edición pareciera ir contracorriente del bombardeo de energías perturbadoras a que estamos sometidos, no sólo producto de lo que sucede en Venezuela, sino en el mundo entero. Ya finalizando el año, este artículo será el penúltimo de la serie inspirada en «El libro de la alegría: felicidad duradera en un mundo cambiante«, donde pertinentemente el Dalai Lama y el arzobispo Desmond Tutu nos brindan prácticas para ayudarnos a «cultivar la felicidad en un mundo cambiante». Comentamos el mes pasado sobre la especial conexión entre el perdón y la gratitud. Esperamos en esta ocasión explorar la relación entre compasión y generosidad.
El término compasión proviene de la traducción del vocablo griego sympathia [sufrir juntos] que describe el sentimiento que nos embarga cuando percibimos y deseamos aliviar el sufrimiento de otro ser humano. También en el Hebreo Bíblico compasión se expresa como rachamin, término que proviene de la raíz rechem: útero. El Dalai Lama suele decir que a través de los cuidados de nuestra madre aprendemos la compasión. Es así como expandimos este instinto maternal crucial para la sobrevivencia de nuestra especie. Cuenta además que, después de una experiencia personal en un avión, pensó que «tomaría muchos años de práctica monástica igualar el crecimiento espiritual generado por una noche sin dormir con un niño enfermo».
Para estos autores la raíz de nuestro sufrimiento está en centrar nuestros pensamientos en torno a nosotros mismos; en cambio, la fuente de la felicidad se basa en la preocupación compasiva que tengamos por el bienestar de otros. Tradiciones de diferentes religiones coinciden en su creencia sobre la naturaleza del ser humano como un ser compasivo. Justamente, esta afirmación está siendo demostrada por investigaciones llevadas a cabo en diferentes centros interesados en explorar el desarrollo evolutivo del ser humano.
Thupten Jimpa, presidente del Instituto de Clásicos Tibetanos y traductor oficial del Dalai Lama, plantea que «La compasión es lo que activa el sentimiento de la empatía hacia actos de amabilidad, generosidad y otras expresiones de tendencias altruistas». Este experto, directivo de Mind and Life Institute e investigador visitante de Stanford Institute for Neuro-Innovation and Translational Neurosciences de la Universidad de Stanford nos ofrece una versión online gratuita de su libro «A fearless heart: how the courage to be compassionate can transform our lives [Un corazón intrépido: cómo el valor de ser compasivo puede transformar nuestras vidas] . Además, en este link pueden acceder a su charla de presentación del libro en Google.
Una fuente importante de investigaciones sobre los efectos de la práctica de la compasión es el Centro para la Investigación y Enseñanza de la Compasión en la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, California [The Center for Compassion and Altruism Research and Education].
Según estos investigadores no hay duda de los beneficios que se obtienen en términos de bienestar al practicar la compasión. Entre ellos se encuentran: la generación de endorfinas, activándose los mismos centros cerebrales que cuando comemos chocolate; reducción de la inflamación en el sistema cardiovascular; liberación de oxitocina, hormona generada también por las madres que lactan, percibiéndose una grata sensación emocional.
A nivel interpersonal, se ha comprobado que la compasión se contagia al igual que muchas otras conductas como la risa. Así que lo que empecemos como una iniciativa personal, puede generar una ola de acciones que impacten positivamente desde nuestras relaciones cercanas hasta desconocidos.
¿Cómo podemos cultivar la compasión? Comencemos por nosotros mismos nos dice Kristin Neff, investigadora de la autocompasión, quien nos anima a distinguir entre la autoestima y la autocompasión. La autoestima, uno de los constructos psicológicos populares en nuestra cultura occidental, nos lleva constantemente a evaluarnos en relación a otros. Por ello, no nos sentimos bien al ser o actuar según el promedio, lo que nos empuja a sobresalir del resto, reforzando el círculo vicioso de minusvalía, porque siempre encontraremos a alguien que sea o haga algo mejor que nosotros. A través de su página web esta experta nos ofrece variados recursos para desarrollar la autocompasión, empezando por una evaluación para saber cuán auto-compasivos somos. Si desean profundizar estos conceptos les recomiendo su charla TEDx y la del psicólogo Daniel Goleman, autor de Inteligencia Emocional.
La generosidad, a su vez, es la cualidad que nos permite poner en acción nuestra compasión. «Dando es que recibimos» es el tema final del Libro de la Alegría. De acuerdo a esto, la generosidad es la mejor manera de alegrarnos más y más.
Jimpa explica que de acuerdo a las enseñanzas budistas hay tres tipos de generosidad: la material, la que brinda la liberación del temor (incluyendo protección, orientación y consuelo) y la espiritual cuando se comparte sabiduría, se imparten enseñanzas morales y éticas y al ayudar a las personas a ser más autosuficientes y felices.
Richard Davidson y sus colegas del Center for Healthy Minds de la Universidad de Wisconsin-Madison han identificado la generosidad como uno de los cuatro circuitos fundamentales del cerebro que se correlacionan con el bienestar a largo plazo. Los investigadores David McClelland y Carol Kirshnit, por su parte, afirman que la generosidad es tan poderosa que sólo con pensar en actos generosos, aumenta la producción de inmunoglobulina A, proteína salival destacada por sus propiedades inmunológicas y protectoras.
En la literatura sobre la felicidad se encuentran gran cantidad de investigaciones relacionadas con la intención. Se trata de cómo podemos contribuir a ser generosos con otros, cómo somos necesitados o del valor sentido por otros. Exploraremos ese aspecto en el próximo artículo para finalizar esta serie. Mientras les dejo la foto de una maravillosa instalación en el Museo Broad de Los Angeles de la artista Yayoi Kusama: El cuarto de infinitos espejos, Las almas de los millones de años luz (2013), cuya selección fue inspirada por esta frase del Libro de la Alegría que nos conmina a «convertirnos en un oasis de paz, un pozo de serenidad que propaga olas a quienes están alrededor nuestro». Agradezco mucho los comentarios que me hagan llegar a través de mi página web.
Jeannette Díaz
Nota sobre la autora:
Jeannette Díaz es Doctora en Educación de la Universidad de Massachusetts, Amherst, Profesora Titular Jubilada de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela. Durante sus 28 años como docente, Coordinadora Académica y Coordinadora de Investigación disfrutó siendo mentora y coach de estudiantes y profesores apoyándolos en el desarrollo de sus habilidades creativas y progreso en sus carreras docentes. Formalizó esta área de interés cursando estudios y obteniendo la Certificación como Integral Master Coach® de Integral Coaching Canadá. Es miembro de la Federación Internacional de Coaches en el nivel Profesional (PCC). Actualmente trabaja como coach, ayudando a sus clientes en el logro de transiciones exitosas en el ámbito personal o profesional. Página web de Jeannette Díaz
4 Comentarios
JL Quintero
Excelente e iluminador artículo. Me permitió entender la diferencia entre autosestima y autocompasión . Antes de leerlo consideraba a la última como algo pernicioso «pobrecito yo». La charla de TED a la que remites ayuda también mucho a dilucidar la diferencia. Tu llamado y el de ella (la de TED) a abrazar el concepto de promedio como algo en el que es bueno estar y abandonar el esfuerzo de sobresalir me parece muy lúcido. Agradezco mucho este escrito y todos los anteriores.Aludes de bienaventuranzas!
Jeannette Díaz
Mil gracias por leer mis artículos y por este comentario. Me anima saber que mi intención se multiplicó en sabiduría para ti. Si tienes algún tema o asunto que quisieras explorar, déjamelo saber, estoy preparando los temas para el próximo año.
Grato saludo, Jeannette
Adrian B
Muchísimas gracias por el artículo. Lo he leído varias veces. Necesitamos practicar estas cosas diariamente para obtener esa felicidad que tanto aspiramos. Saludos
Jeannette Diaz
Me alegra que encuentres valor en lo sugerido en el artículo. Tienes toda la razón en lo referente a la práctica necesaria si deseamos incorporar nuevas conductas en nuestra vida. Cuando intentamos cualquier cambio es muy importante tenernos paciencia cuando fallamos en hacer lo que nos habíamos propuesto. Me puedes escribir a través de mi página web si tienes dificultad tratando de modificar alguna situación en particular. Te deseo las mejores energías de cambio para el año que comienza.