La reciente actualización de las directrices para la detección de la depresión, emitida por el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos (U.S. Preventive Services Task Force), recomienda que la población adulta en general debe ser examinada de rutina, usualmente por el médico de familia, mediante pruebas específicas que permitan realizar un diagnóstico preciso de depresión y, de este modo, asegurarle a los afectados un tratamiento eficaz y un seguimiento adecuado.
Sin embargo, esta es la primera vez que los expertos incluyeron específicamente en su informe la recomendación de realizar pruebas para detectar síntomas de depresión durante el embarazo y poco después del parto. De acuerdo con los estudios analizados por el panel de expertos, aproximadamente 9% de las embarazadas y más del 10% de las mujeres en el período de postparto suelen presentar síntomas de depresión mayor.
Estas nuevas directrices son una actualización de las últimas recomendaciones que hizo el panel en 2009 y fueron publicadas en la revista Journal of the American Medical Association, el 26 de enero de 2016.
En los países de altos ingresos, el trastorno depresivo mayor es una de las principales causas de discapacidad en personas mayores de 15 años y se asocia a una mayor mortalidad por suicidio y al deterioro de la capacidad para manejar otros problemas de salud. La depresión afecta la calidad de vida del paciente y la de su entorno familiar, especialmente la de los niños. Por lo tanto, la detección de personas que padecen este trastorno es de vital importancia.
Igualmente, el trastorno depresivo mayor impone una carga económica significativa a través de los costes directos e indirectos. En los Estados Unidos se gastaron aproximadamente $ 22,8 mil millones, en 2009, para cubrir los tratamientos de esta afección. Por otra parte, los trabajadores estadounidenses que, en algún momento de sus vidas, han presentado diagnóstico de depresión pierden un estimado de 68 millones de días de trabajo adicionales cada año, en comparación con los empleados que no han presentado esta afección. Los resultados de la encuesta Gallup realizada en el período 2011-2012 reportaron una pérdida de productividad que alcanzó los $ 23 mil millones. Se estima que 7% de los adultos en los EE.UU. padecen de depresión cada año.
El panel de expertos revisó las evidencias más recientes con relación a la precisión de los métodos de detección de la depresión. En los centros de atención primaria, el cribado se hace, a menudo, a través de cuestionarios. El más utilizado es el Cuestionario de Salud del Paciente, que consiste en 10 preguntas sencillas que se pueden responder en pocos minutos.
Las preguntas del cuestionario indagan sobre el estado de ánimo de las personas, su capacidad de concentración, las manifestaciones de fatiga, alteraciones del apetito y del sueño y, además, el grado de motivación que tienen estos individuos para realizar diversas actividades y si han pensado en hacerse daño a sí mismos, en las dos últimas semanas.
Los médicos de atención primaria deberían estar entrenados para identificar a la mayoría de los pacientes con depresión, tratar los casos leves y remitir los pacientes con depresión mayor a un especialista en salud mental.
Detección de depresión en embarazadas y mujeres en el período de postparto
Los factores de riesgo que podrían contribuir con el desarrollo de la depresión durante el embarazo y el postparto incluyen: una autoestima baja, ansiedad prenatal, estrés crónico, disminución del apoyo social, ser madre soltera, antecedentes de depresión, embarazo no deseado, estatus socioeconómico bajo, depresión postparto previa y la dificultad de relacionarse con un recién nacido de temperamento difícil.
Por otra parte, los cambios hormonales, en alguna mujeres, pueden desencadenar los síntomas de depresión durante el embarazo y el postparto.
Además, muchas mujeres no duermen lo suficiente, para poder recuperarse totalmente del parto. La falta constante de sueño puede generar agotamiento, un factor que podría contribuir con los síntomas de la depresión postparto, en las mujeres que presentan factores de riesgo.
En la depresión postparto los sentimientos de tristeza y ansiedad pueden ser extremos y afectan la capacidad de la mujer de cuidarse a sí misma y a su familia
La inclusión de las embarazadas y mujeres en el período de postparto en las nuevas directrices para la detección de la depresión se debe a las recientes evidencias que demuestran que este padecimiento es más común de lo que se pensaba anteriormente, ya que muchos casos de depresión postparto, en realidad, comienzan durante el embarazo y si estas mujeres no reciben tratamiento, su bienestar y el de sus niños estaría seriamente amenazado.
Es importante resaltar que menos de 20% de las mujeres que padecen de depresión durante el embarazo y el postparto reportan sus síntomas. Algunas, con frecuencia, no aceptan que están deprimidas, debido al estigma que rodea a la enfermedad mental, otras creen que sólo están tristes y que se les pasará. Por lo tanto, la detección y la evaluación de los síntomas de depresión por parte del médico de atención primaria, el ginecólogo o el obstetra es importante para garantizar un tratamiento y seguimiento adecuado.
Por otra parte, algunas mujeres presentan tristeza postparto (baby blues), un término que se utiliza para describir los sentimientos de preocupación y tristeza que muchas mujeres experimentan después del parto. Es una condición benigna que dura aproximadamente una o dos semanas, los síntomas no son graves y no necesitan tratamiento.
Las investigaciones han vinculado la depresión durante el embarazo y el postparto con nacimientos prematuros, recién nacidos de bajo peso, retrasos en el desarrollo del lactante y alteraciones de su conducta, entre otras complicaciones.
El panel analizó los beneficios y daños de los tratamientos disponibles
El panel de expertos concluyó que la psicoterapia, en particular, la terapia cognitivo conductual mejora las manifestaciones clínicas de la depresión en las embarazadas y en las mujeres durante el período de postparto y, por lo tanto, podría ser el tratamiento de primera elección. Por otra parte, el uso de algunos agentes farmacológicos como los antidrepresivos podrían causar daños potenciales graves al feto y al recién nacido, aunque la probabilidad de estos efectos parece ser baja. Por este motivo, se reserva su uso para los casos de depresión mayor grave. Estos tratamientos pueden utilizarse conjuntamente o por separado.
Los integrantes del panel analizaron una serie de estudios recientes que incluían como tratamiento la terapia cognitivo conductual o intervenciones relacionadas. Todos los ensayos mostraron un aumento de la probabilidad de remisión con la terapia a corto plazo (aproximadamente 7,8 meses). La magnitud del efecto en mujeres embarazadas era similar a la que presentaban las mujeres después del parto. Los resultados combinados de todos los estudios, que tuvieron un período de seguimiento de 1 año, mostraron un incremento de la probabilidad de remisión de 35%.
El panel de expertos recomienda que los médicos de familia, los ginecólogos y obstetras deberían realizar la detección de las mujeres que presentan síntomas de depresión y luego remitirlas a los especialistas de salud mental.
Hay evidencias de un pequeño riesgo de daño a la salud del feto con el uso de antidepresivos de segunda generación (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, ISRS) en las mujeres embarazadas, pero hay pocas evidencias sobre los daños del uso de estos medicamentos durante el período de postparto. Por lo tanto, la escogencia del tratamiento debería ser personalizada, de acuerdo con la condición específica o situación de la embarazada o de la madre y, además, debería realizarse a través de la toma de decisiones compartidas entre el especialista en salud mental y la paciente.
El control de los síntomas de depresión durante el embarazo y el postparto es de vital importancia, ya que los cuidados que le brinda la madre al recién nacido y el desarrollo de los vínculos de apego, durante el período de la lactancia, dependen, en buena medida, de la salud mental de la madre.
Dra. Berdjouhi Tsouroukdissian