Hemos hablado de la importancia de la motivación y de nuestro convencimiento interno de que podemos ser creativos para lograr los proyectos que nos proponemos. Sin embargo, Valeria, denominada así para preservar su identidad, una joven profesional muy motivada para trabajar en un proyecto que no conseguía arrancar. Debimos dedicar unas sesiones de coaching para explorar – más allá de lo aparente – qué le impedía hacer lo que deseaba.
Es tentador pensar que al entusiasmarnos con una propuesta ya tenemos la vía libre para realizarla. Ciertamente, estar claros con lo que queremos hacer es el primer paso, pero frecuentemente no es suficiente. Requerimos tomar en cuenta y resolver otros aspectos que pueden dificultar llevarlo a cabo como quisiéramos.
En nuestro artículo de marzo pasado, nos referimos a la tríada de componentes para desarrollar proyectos creativos según Teresa Amabile: el conocimiento del campo, la motivación y las habilidades del pensamiento creativo. Se precisaba que la motivación interna era la que permitía llevarlos a cabo a largo plazo. De nuestra parte añadimos que además de estos factores era crucial tomar en cuenta las condiciones psicológicas de la persona, entre ellas la confianza creativa con la que contara y las condiciones del ambiente donde esta persona interactuaba.
Cuando empezó a trabajar en su programa de coaching, Valeria percibía su proyecto como un arcoiris entre las nubes brumosas de su vida. Al mismo tiempo, estaba llena de dudas ante su capacidad para realizarlo. Fue un gran paso para ella reconocer el temor que sentía – natural por lo demás – ante un nuevo camino. Sentía que estaba saltando al vacío sin paracaídas. Recordaba miedos que la habían paralizado en otras ocasiones, frustrando proyectos con buenas perspectivas de desarrollo.
Buscamos formas de evidenciar las tretas de su mente, imaginando el proyecto realizado – deseo motivador para la acción – que estimulaba su determinación, pero que también le debilitaba su auto-disciplina para hacer lo que se había propuesto. ¿Cómo puede ser esto posible?, se preguntaba Valeria. Sus temores la hacían fantasear con el arcoiris final evadiendo hacer las tareas necesarias para llevarlo a cabo.
Encontramos la respuesta a esta paradoja en nuestro artículo sobre la fuerza de voluntad. Allí comentábamos los planteamientos de Kelly McGonigal y explicábamos cómo nuestra mente confundía la promesa de la recompensa con la satisfacción del logro. La dopamina generada por el deseo nos moviliza hacia la búsqueda de la satisfacción, activando hormonas estresantes y motivando la ansiedad anticipatoria del resultado final, pero inhibiendo las acciones para la materialización de lo deseado. Se establece así una cadena viciosa al buscar una y otra vez activarnos ansiosamente sin poder generar resultados.
Esta vez, Valeria estaba determinada a que no le sucediera lo mismo y empezamos por incorporar prácticas en su programa para calmar su estado de ánimo revuelto en su programa. Al asumir el papel de observadora ante lo que le estaba sucediendo pudo apreciar con mayor claridad lo que verdaderamente requería para desarrollar su proyecto.
Por una parte, se dio cuenta del engaño de su mente que la hacía procrastinar lo que debía hacer, fantaseando con el tesoro al final del arcoiris. Pudo reconocer, sin criticarse ni juzgarse, que estaba evadiendo asumir los aspectos del proceso para los cuales no se sentía preparada. No manejaba unos programas particulares de computación y además necesitaba actualizar ciertos conocimientos aplicados hacía bastante tiempo.
Al elaborar una lista de las tareas que la sacaban fuera de su zona de confort con los tiempos requeridos para realizar cada tarea, Valeria constató su factibilidad. La angustia ante lo que veía como obstáculos al logro disminuyó, así como sus temores y miedos ante una situación desconocida. Organizar las tareas en pequeñas etapas contribuyó a crearle mayor seguridad ante el camino escogido para avanzar en este nuevo proyecto.
Todo este proceso de clarificación y pequeños pasos realizados aumentaron su determinación y auto-disciplina. Pudo establecer así un ciclo positivo de motivación interna al comprobar que podía acometer las tareas que le parecían más difíciles. Estos ciclos productivos la fueron llenando de orgullo, la estimularon a seguir con su proyecto y ahora disfruta el proceso y los nuevos aprendizajes.
¿Es la determinación un punto clave?
Ciertamente, para que Valeria siguiera motivada y se mantuviera enfocada para cumplir con los requerimientos y nuevas capacidades a desarrollar tuvo que apelar a su determinación. Pero observando su proceso, sería simplista pensar que sólo por su determinación y disciplina estaba obteniendo mejores resultados que en el pasado.
Aunque el concepto de grit o determinación es bastante popular, no hemos conseguido investigaciones que comprueben su eficacia para el logro de metas a largo plazo. Sin embargo, diversos autores apuntan que la determinación o capacidad de persistir en algo durante un largo período de tiempo no es siempre conveniente o efectiva. Señalan también que, en ciertos casos, mantener esta conducta “per se” pudiera dar pistas sobre factores psicológicos importantes por resolver. Por ejemplo, al estar muy enfocados en lograr un objetivo determinado, sin estar atentos a nuestras señales internas o indicaciones negativas del rumbo que seguimos, tendemos a ignorar lo que no está en sintonía con nuestros deseos o valores. Puede que la motivación encubierta de hacer este proyecto sea demostrar que somos mejores que otros, como familiares, compañeros de trabajo etc., deseando probar nuestro valor.
Otro ejemplo donde una fuerte determinación no es conveniente, sería cuando ante resultados negativos ésta nos impida detenernos para visualizar una perspectiva a largo plazo a partir de las circunstancias del momento. Sí por inercia proseguimos sin evaluar lo que sucede, no se dispondrían de parámetros firmes para definir si vale la pena continuar por el mismo camino. En este caso, se requeriría más coraje y determinación para dejar el proyecto que para seguirlo.
Como alternativa positiva, a contracorriente de una determinación a ciegas, al prestar atención consciente a lo que sucede y a su congruencia con nuestros valores y deseos, sería factible generar el coraje necesario para descontinuar un proyecto que nos haya apasionado o con el cual sigamos conectados emocionalmente.
Cerrando el caso de Valeria, vemos que, aunque tenía una alta motivación interna para realizar su proyecto, tuvo que superar trabas inesperadas durante su proceso. Se ha comprobado que las personas que tienen una alta motivación intrínseca o pasión por lo que hacen, tienden a necesitar menos auto-disciplina para lograr lo que desean. Sin embargo, encontramos casos como éste, donde por tretas de su mente – según Kelly McGonigal – su motivación interna se debilitó y le dificultó el seguimiento de su proyecto y la automotivación con el proceso. Para ella fue necesario detenerse y generar una estrategia para clarificar lo que le estaba sucediendo, para luego comprobar que sus temores eran infundados y convencerse de tener la capacidad para acometer el reto que se había propuesto.
Nos recuerda McGonigal que «Nuestros cerebros confunden la promesa de la recompensa con una garantía de felicidad, por lo que perseguimos la satisfacción a partir de cosas que no la llenan».
Si lo desean pueden hacer la siguiente prueba de recompensa/satisfacción que McGonigal sugiere: prestando mucha atención consciente dense el gusto de hacer algo que su cerebro les promete que los hará felices pero que pareciera que nunca los satisface (por ejemplo, comer pasapalos calóricos, desperdiciar tiempo online o viendo televisión). Pregúntense luego – sin ánimo de criticarse o juzgarse – ¿la realidad de lo que he obtenido coincide con la felicidad que me prometió mi cerebro?
Apreciaría mucho que me comenten sus experiencias. Hasta el mes próximo,
Fotografía: Leo Arroyo
Jeannette Díaz
Nota sobre la autora:
Jeannette Díaz es Doctora en Educación de la Universidad de Massachusetts, Amherst, Profesora Titular Jubilada de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela. Durante sus 28 años como docente, Coordinadora Académica y Coordinadora de Investigación disfrutó siendo mentora y coach de estudiantes y profesores apoyándolos en el desarrollo de sus habilidades creativas y progreso en sus carreras docentes. Formalizó esta área de interés cursando estudios y obteniendo la Certificación como Integral Master Coach® de Integral Coaching Canada. Es miembro de la Federación Internacional de Coaches en el nivel Profesional (PCC). Actualmente trabaja como coach, ayudando a sus clientes en el logro de transiciones exitosas en el ámbito personal o profesional. Página web de Jeannette Díaz
2 Comentarios
Jose Luis Quintero
Muy interesante el artículo y el tema de las motivaciones. Qué es lo que nos motiva? El resultado? el proceso? Ambos? uno mas que otro?…y antes de eso: Cómo conocer lo que realmente queremos? Gracias Jeanette por escribir y compartir tu sabiduría.
Jeannette Diaz
Mil gracias a ti por tus comentarios. Podemos motivarnos tanto por los resultados y el proceso, sin embargo lo que resulta a la larga más provechoso es enfocarnos en el camino al logro: es decir disfrutar el proceso.
En cuanto a conocer lo que realmente queremos es un proyecto de vida. En mi experiencia personal me ayuda descartar los motivos externos. Cuando me siento algo insegura sobre si quiero algo o nó, exploro interiormente si mi motivación proviene de posibles recompensas externas o de mis propios valores o deseos.
Espero estas palabras respondan a tus inquietudese, Jeannett