La relación entre los niveles de presión arterial en la edad madura y problemas cerebrales posteriores -incluyendo la demencia- es complicada. La presión arterial tiende a descender con la edad, y también desciende en personas con demencia. Un equipo de Neuroepidemiología del Instituto Nacional de Envejecimiento de los Estados Unidos, decidió investigar la presión arterial en la edad madura y hacer el seguimiento de sus efectos en el cerebro. Estos resultados se han publicado en Neurology.
Los investigadores encontraron que parece ser, que la edad a la que se desarrolla la hipertensión es clave para entender el riesgo de problemas de memoria que surgen en la tercera edad. Es decir, es el historial de hipertensión lo que parece ser el elemento crítico en la asociación entre la presión arterial en la tercera edad y el funcionamiento cerebral.
Este estudio ofrece una nueva visión acerca de la relación entre el historial de hipertensión, la presión arterial en la tercera edad, y los efectos de la presión arterial en la estructura del cerebro, la memoria y el pensamiento.
Siempre se ha dicho que una baja presión arterial facilita la prevención de enfermedad coronaria y cerebrovascular y es cierto. Sin embargo, este estudio sugiere que ser hipotenso en la tercera edad podría vincularse a una peor memoria, al menos en individuos diagnosticados con hipertensión en la edad madura, quienes obviamente se medicaron para bajar la presión. Entonces, estos individuos, que empiezan a medicarse en la edad madura, deben mantenerse monitoreando su presión durante los años por venir, porque si llega a bajar demasiado podría ponerlos en riesgo de demencia.
Por otro lado, y de acuerdo a lo esperado, una presión arterial alta en la vejez se vinculó a un mayor riesgo de lesiones en la materia blanca y microhemorragias cerebrales, y esto ocurre aún en las personas que no eran hipertensas a su edad madura, quienes obviamente, deben medicarse y beneficiarse del tratamiento.
Los investigadores midieron la presión arterial a más de 4000 adultos con una edad promedio de 50 años, diagnosticados “libres de demencia”. Cuando los individuos alcanzaron una edad promedio de 76 años, se les midió la presión arterial, se estudiaron con RMN para investigar cualquier daño isquémico en el cerebro, e igualmente fueron sometidos a pruebas de memoria y de capacidad cognitiva.
Si bien el estudio no investigó el mecanismo, se sospecha que los problemas de razonamiento y de memoria asociados a una baja presión arterial en la tercera edad, parecen estar vinculados a un descenso de oxígeno en el cerebro. Los investigadores alertan por supuesto, que no debe pararse la medicación, simplemente, chequear con su médico.
Desgranando aún más los resultados
Los investigadores observaron que aquellos individuos que tenían alta presión arterial en la edad madura, pero en la tercera edad tenía baja presión diastólica (la más baja de ambas lecturas), presentaban volumenes menores de materia gris y del tamaño del cerebro, y obtuvieron calificaciones 10% más bajas en los tests de memoria.
Mientras que aquellos pacientes sin cuadros hipertensivos en la edad madura, pero que presentaron alta presión diastólica en la tercera edad, tenían 50% más de probabilidad de padecer lesiones cerebrales severas que aquellos con bajas presiones diastólicas.
Cada vez que el corazón late, bombea sangre hacia las arterias. En ese momento, su presión es más alta: la presión sistólica, (“la alta”). Cuando el corazón está en reposo, entre un latido y otro, la presión sanguínea disminuye. A esto se le llama la presión diastólica (“la baja”) que mide la presión en las arterias entre latidos del corazón. Se considera normales aquellas lecturas de presión arterial que se encuentran “en” ó “por debajo” de 120/80 milímetros de mercurio (mm de Hg).
Los expertos sugieren que es necesario medicarse cuando la presión arterial alcanza 140/90 mm de Hg, lo cual se considera hipertensión. Y esto es muy importante entre los 30 y 59 años. Un panel de expertos recomendó flexibilizar las guías para las personas de 60 y más años. Se sugiere que no se prescriba medicación hasta que las lecturas alcancen 150/90 mm Hg, debido a los efectos colaterales que puede tener como mareos, propensión a caidas, interacción con otros medicamentos.
Las nuevas guías fueron publicadas en febrero de 2014 en el Journal of the American Medical Association. La definición de hipertensipon no se cambia: sigue siendo 140/90. Las personas con enfermedd coronaria, diabetes o enfermedad renal crónica deben apuntar a lecturas de 130/80 o más bajas.
Ningún hipertenso puede dejar de medicarse por temer problemas posteriores de memoria. Las grandes recomendaciones sin duda son: monitoree su presión arterial, haga ejercicio, controle su peso y coma saludablemente. Recuerde bajar el nivel de sal en las comidas.
María Soledad Tapia
maria.tapia@5aldia.org.ve