A Marisela Febres. La artritis reumatoidea (AR) es un trastorno autoinmune inflamatorio sistémico, debilitante y crónico. Nuestro sistema inmune es una organización compleja de células y anticuerpos diseñados para buscar y destruir – a través de procesos como las infecciones -, organismos y sustancias que nos hacen daño. Cuando nuestro sistema inmune comienza a atacar nuestro propio cuerpo, confundiendo nuestros tejidos con invasores extraños, tenemos una enfermedad autoinmune.
En las personas con AR, el sistema inmune ataca por error a las células del revestimiento de las articulaciones, produciendo inflamación y tornándolas hinchadas, rígidas y dolorosas.
La AR afecta aproximadamente al 1% de la población mundial que ve comprometida gravemente su calidad de vida pues causa inflamación (hinchazón), rigidez, y dolor en las articulaciones, el tejido alrededor de las mismas, y otros órganos en el cuerpo humano llegando a ser discapacitante. Generalmente afecta las articulaciones de las manos, muñecas, y los pies primero, pero cualquier articulación puede verse afectada.
Con una población con AR en rápida expansión, la enfermedad representa una gran carga económica para la sociedad.
Diferentes estudios informan de una combinación de factores ambientales y genéticos responsables de la expresión completa de la enfermedad.
La detección temprana de los signos de la AR podría conducir a un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado. El manejo temprano y constante de la artritis puede prevenir el daño articular y, en última instancia, la discapacidad.
Tratamiento de la artritis reumatoidea
Los avances en la comprensión de la patogénesis de la AR han fomentado el desarrollo de terapias nuevas y mejoradas; sin embargo, con una causa desconocida y un pronóstico reservado, sigue siendo un campo abierto que requiere un enfoque especial.
La tasa de progresión es significativamente rápida en los primeros años de AR no detectada o mal diagnosticada.
El reconocimiento temprano y el tratamiento de la AR son complicados debido a la naturaleza heterogénea de la enfermedad. No hay ningún biomarcador disponible para detectar la aparición temprana de la enfermedad, y los biomarcadores tradicionales pueden no identificar a todos los pacientes que requieren intervenciones terapéuticas tempranas, y por lo tanto, los pacientes se enfrentan a complicaciones con daño articular grave y discapacidad.
La primera línea de tratamiento para la AR incluye fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (DMARD por sus siglas en inglés) que suprimen la actividad de la enfermedad y reducen los daños en las articulaciones. El metotrexato es el agente más comúnmente utilizado en esta clase, y es eficaz en las medidas clínicas estándar de la actividad de la enfermedad, es rentable y comparativamente bien tolerado.
Si una persona con artritis reumatoide no reacciona bien a estas drogas, los llamados modificadores de la respuesta biológica o «biológicos» son la opción de tratamiento de segunda línea.
Normalmente se usan junto con los DMARD, y son medicamentos modificados genéticamente que se dirigen a diversas moléculas de proteínas que están involucradas en la respuesta inmune e inflamación.
Ejemplos son los tratamientos con el factor de necrosis tumoral (TNF) – α (21): etanercept, infliximab y adalimumab, que actúan inhibiendo el TNF (citocina proinflamatoria que produce las células del sistema inmune y estimula la fase aguda de la reacción inflamatoria), y con los que se podría lograr la remisión completa en una buena proporción de pacientes. Se usa la combinación de DMARD con productos biológicos, aunque un pequeño grupo todavía muestra una recaída frecuente después de la interrupción de la terapia con TNF-α.
En este grupo de pacientes, las opciones terapéuticas fueron limitadas hasta hace poco y un enfoque de tratamiento establecido fue cambiar de un inhibidor de TNF a otro. En los últimos años, las opciones terapéuticas en estos pacientes han aumentado con la introducción de agentes biológicos con nuevos mecanismos de acción, como rituximab y abatacept.
Inmunoterapia específica con factor de transferencia (TF) luce también como un adyuvante importante en el tratamiento de la artritis reumatoide (AR).
Un factor de transferencia es un extracto producido y secretado por linfocitos de un humano o animal que ya ha desarrollado protección (inmunidad) contra una determinada enfermedad y que tras la incorporación a un linfocito que no ha sido sensibilizado le confiere la misma especificidad inmunológica que la célula sensibilizada, por ejemplo, extractos de leucocitos bovinos dializables, extractos de leucocitos humanos dializables.
La administración continua de productos biológicos entonces, es la única opción para la remisión prolongada de la AR, sin embargo, al ser tan costosos los pone fuera del alcance de la mayoría de las personas.
Intervenciones dietarias
Otro importante enfoque para el tratamiento de la AR son las intervenciones dietarias. De hecho, la autoayuda mediante intervenciones dietarias puede asistir en el tratamiento de diversos trastornos entre los que está incluida la AR.
Las intervenciones dietarias requieren que tanto los pacientes como los médicos crean en ellas y las tomen como algo muy serio y conveniente pues pueden ser muy atractivas por razones de asequibilidad, accesibilidad y por el cuerpo de evidencias científicas que demuestran beneficios sustanciales para reducir los síntomas de la enfermedad: dolor, rigidez en las articulaciones, hinchazón, sensibilidad y la discapacidad asociada con la progresión de la enfermedad
Una revisión de la investigación existente hasta ahora acaba de publicarse (noviembre de 2017) en la revista Frontiers in Nutrition, y es muy interesante porque enumera los alimentos que se ha demostrado que alivian los síntomas de la artritis reumatoide a largo plazo.
Investigadores del Instituto de Tecnología Industrial Kalinga (KIIT) en Bhubaneswar, India, se propusieron explorar alternativas dietéticas a los medicamentos en el Laboratorio de Biología de la Enfermedad de la Escuela de Biotecnología, y se dedicaron a revisar las investigaciones acumuladas de varios experimentos de laboratorio realizados bajo diferentes condiciones.
Así, redujeron sus hallazgos, seleccionando 33 alimentos comprobados para aliviar los síntomas de la AR y ralentizar la progresión de la enfermedad.
Sin embargo, todavía existe incertidumbre entre la comunidad acerca de los beneficios terapéuticos de las manipulaciones dietarias para la AR.
Los autores enumeran los alimentos, agrupándolos en ocho categorías:
- frutas,
- cereales,
- legumbres,
- cereales integrales,
- especias,
- hierbas,
- aceites y
- «misceláneos».
Las frutas incluyen ciruelas pasas, pomelos, uvas, arándanos, plátanos, granadas, mango, melocotones y manzanas.
Los cereales incluyen avena integral, pan de trigo integral y arroz integral, mientras que la sección de granos integrales incluye maíz, centeno, cebada, mijo, sorgo y semilla de canario (alpiste), a la mezcla.
Las especias, incluida la cúrcuma y el jengibre, el aceite de oliva, el aceite de pescado, el té verde y el yogur también se encuentran entre los que figuran como beneficiosos. Estos pueden reducir el nivel de citocinas, o sustancias secretadas por las células inmunes que pueden causar inflamación en personas con artritis reumatoide y reducir el estrés oxidativo, mejorando así la capacidad del cuerpo para combatir las toxinas.
Algunas indicaciones generales de los autores es el consumo regular de fibra dietaria presente en las frutas, hortalizas, cereales integrales, así como la eliminación de componentes que causan inflamación y daño. Igualmente, incorporar probióticos en la dieta también puede reducir la progresión y los síntomas de esta enfermedad.
Microbiota alterada en el intestino de los pacientes con AR
Una importante parte de esta revisión señala que ya que ha acumulado una creciente evidencia de que la microbiota en el intestino de los pacientes con AR está alterada con respecto a la microbiota de personas sin la enfermedad, (por ejemplo, tienen significativamente menos bifidobacterias y bacterias del grupo Bacteroides-Porphyromonas-Prevotella, del subgrupo Bacteroides fragilis y del grupo Eubacterium rectale – Clostridium coccoides), y que esto es responsable tanto de la patogénesis como de la progresión de la enfermedad (se ha asociado la presencia de Prevotella copri fuertemente correlacionada con la enfermedad en pacientes con artritis reumatoide no tratada, de nueva aparición. Los aumentos en la abundancia de Prevotella se han correlacionado con una reducción en Bacteroides y una pérdida de microbios supuestamente beneficiosos).
Por ello, debería ser deseable que los reumatólogos aboguen por una «terapia dietaria» suplementaria para los pacientes con AR.
El epitelio intestinal es una interfaz entre el sistema inmune de la mucosa y el entorno externo, y es la interacción entre las células epiteliales intestinales y el sistema inmune de la mucosa la que determina la respuesta inmune resultante a diversos antígenos alimentarios.
Se han informado varios planes dietéticos para AR desde hace mucho tiempo y se están proyectando repetidamente, como 7-10 días de ayuno supervisado médicamente, dieta vegana, o dieta mediterránea (MD). Se considera también una dieta de eliminación para eliminar los antígenos relacionados con los alimentos que pueden agravar los síntomas de la enfermedad, ya que ciertos alimentos y componentes alimenticios pueden empeorar las condiciones de la AR.
En el artículo se discuten las intervenciones dietarias que indican claramente los efectos a largo plazo, clínicamente y estadísticamente significativos y beneficiosos, para aliviar los síntomas, retrasar la progresión de la enfermedad y los daños asociados en pacientes con AR.
Recomendamos leer el artículo completo.
Compartimos aquí sus conclusiones:
Conclusiones
Con la creciente literatura que apoya el impacto positivo de la terapia dietaria en la disminución de la actividad de la enfermedad en la AR, con una mayor comprensión de la patología mediada por microbiota y los efectos beneficiosos de los nutrientes sobre la inflamación y la inmunidad, nuestro interés en las intervenciones dietarias está creciendo.
Los pacientes siempre están interesados en tratamientos alternativos para aliviar su condición debilitante. Creemos que uno debe promulgar la terapia alimentaria para pacientes con AR.
Además de los DMARD regulares y anti-TNF que se proporcionan para la curación efectiva de la RA severa, los pacientes deben estar motivados para cambiar sus hábitos alimenticios. Debemos trabajar para educarlos y capacitarlos con los beneficios de comer más dietas vegetarianas / veganas, eliminar los componentes alimenticios potencialmente alérgicos e introducir más ácidos grasos poliinsaturados / ácido oleico / simbióticos en sus planes de dieta.
Los primeros signos de AR pueden retrasarse con estas intervenciones dietéticas. Teniendo en cuenta que estos alimentos no son tan caros como cualquier terapéutica regular, se pueden incorporar fácilmente para pacientes de cualquier origen social o económico. Aunque será difícil observar los beneficios inmediatos de estas manipulaciones dietarias, ya se han informado los beneficios a largo plazo.
Creemos que una comida ideal puede incluir verduras crudas o cocidas moderadamente (muchas verduras, legumbres), con la adición de especias como la cúrcuma y el jengibre, frutas de temporada, yogur probiótico; todos los cuales son buenas fuentes de antioxidantes naturales y producen efectos antiinflamatorios.
El paciente debe evitar cualquier alimento procesado, alto en sal, aceites, mantequilla, azúcar y productos de origen animal.
Los suplementos dietéticos como la vitamina D, el aceite de hígado de bacalao y las multivitaminas también pueden ayudar a controlar la AR.
Esta terapia de dieta con ejercicios aeróbicos de bajo impacto se puede utilizar para un mejor grado de autocontrol de la AR con una carga financiera mínima. Sin embargo, siempre es necesario un mejor cumplimiento por parte del paciente para un cuidado y tratamiento efectivos de la AR.
Con base en los hallazgos discutidos en esta revisión, hemos diseñado una tabla de alimentos antiinflamatorios que puede ayudar a reducir los signos y síntomas de la AR.
Esto puede no curar a los pacientes; sin embargo, una incorporación efectiva de estos alimentos en el plan alimenticio diario puede ayudar a reducir la actividad de la enfermedad, retrasar la progresión de la enfermedad y reducir el daño articular y, finalmente, disminuir la dosis de medicamentos administrados para el tratamiento terapéutico de los pacientes.
A continuación, la lista de alimentos antiinflamatorios elaborada por los autores:
- FRUTAS: Ciruelas pasas, grapefruits, uvas, moras, granada, mango (como fruta de temporada), cambur (banana), melocotón, manzanas.
- CEREALES: Avena integral, pan de trigo integral, arroz integral (aplastado),
- LEGUMBRES: Soya negra, lenteja negra
- GRANOS INTEGRALES: Trigo, arroz, avena, centeno, cebada, mijo, sorgo, alpiste (canary seed)
- ESPECIAS: Jengibre, turmerico (cúrcuma)
- HIERBAS: Sallaki (Boswellia serrata), especie de planta que produce el incienso indio llamado Salai, y conocida por su poderosa acción antiinflamatoria, antiartrítica y analgésica (medicina ayurvédica), y Ashwaghanda: (Withania somnífera) conocida como gingseng indio. Hierba medicinal muy utilizada en la India (medicina ayurvédica).
- ACEITES: Aceite de oliva, de pescado, aceite de semilla de borraja (Borago officinalis) en forma encapsulada.
- MISCELANEOS: Yogurt (cuajada), té verde, té de albahaca india o tulsí, considerada sagrada por el hinduismo, y pariente cercana de la albahaca común Ocymum basilicum.
María Soledad Tapia
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2 Comentarios
Herminia calderon
Me ha gustado mucho este articulo
En lo personal estoy padeciendo de dolor en las rodillas y se me inflman mucho.
Agradecere si me pueden dar algunos consejos.
Saludos cordiales.
Tania Barrera
Es un artículo enriquecedor, estoy segura que me ayudará a llevar de mejor manera a mi amiga la artritis, me inspira a llevar una dieta más saludable, gracias