Los países diseñan políticas de promoción de estilos de vida saludable para la población que no son cumplidas por la gran mayoría de los adolescentes, como realizar actividad física (AF) y consumir frutas y hortalizas (F&H).
Los expertos recomiendan la inclusión de un componente de salud mental en esos programas pues tomaría en cuenta problemas de depresión, ansiedad, falta de autoestima, y factores sociales/comunitarios adversos que afectan a muchos jóvenes.
Son numerosos los elementos que influyen en los patrones de AF y de consumo de F&H de los adolescentes que pueden estudiarse desde una “perspectiva ecológica” relacionando al individuo y su ambiente social, y aplicarse en intervenciones nacionales para conductas saludables.
Este modelo asume que el realizar cambios apropiados en el contexto social producirá cambios en los individuos, y que la participación de los propios individuos es esencial para lograr cambios en su ambiente y en su conducta.
Un estudio publicado este año en la revista Research in Nursing & Health usa este interesante enfoque para predecir tanto AF como consumo de F&H en una muestra de 404 adolescentes de 2 escuelas secundarias de USA.
Este modelo ecológico podría predecir estas 2 conductas saludables en adolescentes evaluando una compleja interacción de factores: demográficos, intrapersonales, interpersonales, institucionales, comunitarios y de políticas públicas.
Una investigación previa ya había revisado la AF en niños y adolescentes con un enfoque de epidemiología conductual y determinantes demográficos, biológicos, psicológicos, conductuales, sociales y ambientales.
Otro estudio concluyó que los patrones de conducta para AF y hábitos alimentarios de los adolescentes no se dan de forma aislada. Ambos están relacionados y agrupados como conductas que coexisten. Pero hay más: generalmente se dan con otras conductas, saludables o no.
Cuando los adolescentes no cumplen con 1 de las conductas saludables recomendadas, p.ej. 60 min de actividad física/día, ó las 5 raciones diarias de F&H, tampoco cumplen otras como: ver menos de 120 min diarios de televisión, desayunar diariamente, peso adecuado, no fumar, bajas ingestas de grasa total y saturadas (<30 y 10% respectivamente de la energía total).
Una dieta inadecuada y el sedentarismo son factores de riesgo de enfermedades crónicas. En los jóvenes, el ejercicio y una dieta saludable que incluya el desayuno de manera regular y niveles adecuados diarios de F&H, tienen importantes efectos protectores de salud a mediano/corto plazo.
La AF en los jóvenes ofrece beneficios contra factores de riesgo cardiovascular y adiposidad y salud ósea; el consumo de F&H en niños se ha asociado con una menor incidencia de síntomas respiratorios y de protección contra cáncer en la adultez; y los jóvenes que desayunan tienen menos probabilidad de sobrepeso que los que no desayunan.
Se ha demostrado una asociación significativa y proporcional entre el consumo de F&H y los niveles de AF, lo cual indica que ambas conductas están influenciadas por los mismos factores.
En el estudio que nos ocupa, se aplicaron cuestionarios con escalas específicas validadas para medir los siguientes factores que afectan cambios de conducta de los adolescentes en cuanto a AF y consumo de F&H:
1) Demográficos: edad, género, raza
2) Intrapersonales:
a) Conocimiento o información sobre los beneficios de la AF y las F&H
b) Motivación personal: intenciones o propósitos de hacer AF y de consumir F&H
c) Creencias y facilidad para autoregular la conducta (auto-eficacia): realizar AF y consumir F&H
d) Barreras: medidas como dificultad percibida, por ej., carencia de tiempo para hacer AF y de alternativas saludables de alimentación, preferencias por otros alimentos, percepción de recompensa o de mejora del ánimo por alimentos distintos a las F&H
d) Habilidades cognitivas conductuales: habilidades de autoregulación o de cambio de estrategias -automonitoreo-, determinación de logros, solución de problemas, control de estímulos, autorecompensa y pre-planificación, para realizar AF y consumir F&H
3) Interpersonales o motivación social: Apoyo de padres, amigos y otros para hacer AF y consumir F&H (modelación de buenos hábitos alimentarios en el hogar y por amigos)
4) Comunitarios: la seguridad de la vecindad donde se vive se asocia a AF. Vecindades menos seguras se asocian con obesidad y con AF limitada.
Igualmente, se midió AF y consumo de F&H con preguntas como estas: En una semana típica ¿durante cuántos días fuiste activo físicamente? ¿Alcanzaste un total de al menos 60 min/día? ¿Cuántas porciones de frutas y hortalizas consumes en un día típico?
Se encontraron diferencias significativas en los tipos y frecuencia de AF realizada por chicos y chicas. Los primeros, reportaron más AF en campos deportivos, basketball y en el YMCA, y las muchachas registraron más actividad en los centros comerciales. El caminar hasta la escuela fue importante en ambos y el que las escuelas contasen con áreas deportivas.
El modelo predijo adecuadamente que los adolescentes que están bien informados (aunque la información por sí misma no es suficiente para un cambio de conducta), motivados, de buen ánimo, y que poseen las habilidades conductuales requeridas, inician y mantienen conductas promotoras de salud con resultados positivos de AF y consumo de F&H.
Se recomienda que los hacedores de políticas públicas y proveedores de salud estén conscientes de la influencia que tiene el contexto comunitario en las conductas y estilos de vida saludables. El modelo aplicado mejoró su ajuste al incluir estas variables contextuales externas al adolescente como la seguridad en el vecindario y en la escuela.
Entonces, las intervenciones que incorporan habilidades cognitivas conductuales pueden ser muy exitosas en la promoción de AF y de consumo de F&H en adolescentes. Muchos de estos factores pueden ser evaluados e incorporados en el hogar y en los colegios. ¡Conservemos la salud física y mental de nuestros hijos!
María Soledad Tapia
María.tapia@5aldia.org.ve