Al planificar este último artículo del año, pensé que la serie sobre migración publicada en MiradorSalud estaba completa y que este cierre debía ser un texto distinto: un espacio íntimo para reflexionar, agradecer y renovar el espíritu. Como suele suceder cuando algo importante ocupa mi mente, apareció un motivo inspirador inesperado. Esta vez llegó durante una sesión de meditación grupal — una práctica que he mantenido semanalmente durante los últimos meses —.
El formato es sencillo: Christiane, quién nos guía, introduce un tema, hablamos unos minutos sobre él, meditamos en silencio durante 25 minutos con pequeñas intervenciones y luego compartimos impresiones. Christiane utiliza técnicas de mindfulness, frecuentemente inspiradas en la filosofía budista. El tema de la última sesión fue la alegría, y disfruté tanto la experiencia que sentí el deseo inmediato de compartirla con ustedes.
Dada la situación de incertidumbre y dificultad que vivimos en Venezuela, pensé que esta meditación inspirada en mi experiencia podía convertirse en un ritual para recibir el nuevo año.
Este artículo final del 2025, también marca el cierre de la serie sobre migración publicada este año. Me gustaría ofrecer aquí un breve resumen para quienes han seguido estos textos — y para quienes llegan ahora por primera vez.
En el primer artículo, “Comprender ambas caras para generar soluciones” exploré las dos caras de la migración: la partida, el duelo, la reinvención; y al mismo tiempo la oportunidad que surge cuando comunidades de acogida y migrantes se encuentran, colaboran y se enriquecen mutuamente.
En el segundo artículo, “Cuidar el cuerpo para sostener el alma: dentro y fuera de tu tierra” hablé del cuerpo como aliado esencial en tiempos de transición. Cuidar el sueño, la respiración, la alimentación y los pequeños hábitos cotidianos se convierte en una forma de sostener el alma, especialmente cuando el terreno emocional está en movimiento.
En el tercer artículo, “Tejer redes, construir futuro, el poder de la comunidad” me enfoqué en la comunidad: en cómo tejer redes y mantener vínculos genera pertenencia, propósito y un futuro más amplio. La migración no se vive en soledad; se vive entre otros, con otros, gracias a otros.
Con esta entrega quiero cerrar el año iluminándolo desde otra dimensión: la alegría como acto consciente, como disciplina espiritual y como invitación profunda a permanecer abiertos, presentes y conectados.
Las “cuatro alegrías”: sabiduría antigua, vigencia actual
Según la filosofía budista, para vivir de manera ética y armoniosa se cultivan las “cuatro alegrías”, parte de los Brahma Viharas: cualidades duraderas del corazón y la mente que pueden desarrollarse mediante su práctica.
- Amor benevolente (metta)
El deseo sincero de bienestar y felicidad para uno mismo y para todos los seres. - Compasión (karuna)
El impulso de aliviar el sufrimiento cuando lo vemos en nosotros o en otros. - Alegría empática (mudita)
La capacidad de alegrarnos por la felicidad, el éxito y la buena fortuna de los demás. - Ecuanimidad (upekkha)
La estabilidad serena que permite sostener las otras tres cualidades sin sentirnos abrumados.
Estas actitudes sublimes pueden cultivarse con prácticas sencillas, y expresan una visión profunda de conexión: al nutrirlas, nos relacionamos con mayor equilibrio, gentileza y claridad.
¿Por qué la alegría importa tanto?
Al preparar este artículo recordé que MiradorSalud republicó este año uno de mis textos anteriores:“¿Podemos cultivar nuestra alegría en tiempos tumultuosos?”Ese artículo estaba inspirado en “El libro de la alegría”, basado en el encuentro entre el Dalai Lama y el Arzobispo Desmond Tutu. Qué hermosa sincronía: cerrar el año volviendo a ese tema.
La ciencia moderna ha ido confirmando lo que estas tradiciones enseñan desde hace siglos. La alegría — lejos de ser ingenuidad o evasión — es una fuente directa de salud física, emocional y social.
A continuación, una síntesis de beneficios ampliamente documentados:
Beneficios físicos
- Reduce el estrés:
La alegría y la risa ayudan a disminuir los niveles de cortisol, la hormona liberada durante períodos de estrés. Esto reduce la inflamación y riesgo de enfermedades crónicas. - Mejora la salud cardiovascular:
Episodios regulares de alegría se asocian con una menor presión arterial y menor riesgo cardíaco. - Fortalece la inmunidad:
Las emociones positivas mejoran la capacidad del cuerpo para defenderse de las - Aumenta la longevidad:
Las personas más alegres tienden a vivir más tiempo.
Beneficios mentales y emocionales.
- Aumenta la resiliencia:
Facilita recuperar el equilibrio tras los desafíos y reveses. - Favorece el sueño:
Calma la mente y prepara para un descanso de mayor calidad. - Potencia la creatividad:
Abre la mente para idear soluciones más amplias y flexibles. - Mejora el bienestar general:
Profundiza el sentido de propósito y conexión con la vida.
Beneficios sociales.
- Fortalece las relaciones:
La alegría se contagia e incrementa los vínculos emocionales. - Amplía las redes de apoyo:
Las personas alegres suelen generar conexiones más sólidas. - Mejora las habilidades sociales:
Los estados emocionales expansivos nos vuelven más abiertos, claros y colaborativos.
Una invitación para iniciar el año desde la alegría
Me maravilla que la alegría forme parte de las enseñanzas budistas desde hace 25 siglos, y que hoy la neurociencia y la psicología positiva confirmen su poder.
Después de un año durante el cual hablamos sobre migración, transición, reinvención y comunidad, les propongo cerrar con el gesto íntimo, sencillo y significativo de una práctica para sembrar alegría al comenzar el nuevo año.
Ritual para el nuevo año: “Una semilla de alegría”
Duración: 8–10 minutos
Frecuencia: una vez al día durante los primeros siete días del nuevo año, con la opción de seguirlo haciendo diariamente.
Materiales: ninguno; sólo tu atención
- Cuerpo — Una respiración consciente
Siéntate con la espalda recta, donde y como te sea más cómodo.
Relaja tu cuerpo y cierra los ojos.
Coloca tus manos sobre el pecho.
Respira lentamente tres veces, sintiendo como se expande tu pecho.
Al inhalar, piensa: “Recibo este momento.”
Al exhalar, piensa: “Suelto lo que no necesito.”
- Emoción — Una sola fuente de alegría
Piensa en un motivo de alegría que tuviste en el día.
Solo uno.
No importa su tamaño: una sonrisa, un recuerdo, un gesto recibido, un rayo de luz en la ventana.
Esta sencillez facilita la constancia y entrena la sensibilidad para reconocer lo que ya está presente.
- Comunidad — Un gesto de conexión
Elige a una persona (cercana o lejana) y envíale un mensaje breve de gratitud, buenos deseos o acompañamiento.
Este acto de mudita amplifica tu bienestar y el de la otra persona.
- Cierre
Lleva ambas manos al corazón y repite internamente:
“Que esta alegría me sostenga, se multiplique y me conecte con los demás.”
Les deseo que este inicio de año sea un espacio para reconocer nuestras fortalezas, celebrar nuestras conexiones y cultivar las semillas de alegría que ya viven en nosotros. La alegría puede ser suave o intensa, silenciosa o expansiva; siempre es una compañía fiel.
Para el 2026 quisiera que tengan un año nuevo lleno de salud, serenidad, vínculos significativos y propósito.
Jeannette Díaz
Imagen: Lina Trochez de Unsplash
Nota sobre la autora:
Jeannette Díaz es Doctora en Educación de la Universidad de Massachusetts, Amherst, Profesora Titular Jubilada de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela. Durante sus 28 años como docente, Coordinadora Académica y Coordinadora de Investigación, disfrutó siendo mentora y coach de estudiantes y profesores apoyándolos en el desarrollo de sus habilidades creativas y progreso en sus carreras docentes. Formalizó esta área de interés cursando estudios y obteniendo la Certificación como Integral Master Coach® de Integral Coaching Canada. Es miembro de la Federación Internacional de Coaches en el nivel Profesional (PCC). Actualmente trabaja como coach, ayudando a profesionales creativos, arquitectos y emprendedores a cerrar la brecha entre sus expectativas y logros alcanzados. Página web de Jeannette Díaz.




















