Gastar energía para disponer más de ella pareciera un contrasentido, pero no lo es. Ya se enterarán, al seguir profundizando en los novedosos planteamientos de Loehr y Schwarts. En nuestro artículo anterior, “¿Cómo aprovechamos nuestro más preciado recurso humano?”, nos referimos al manejo y renovación de nuestra energía personal. En éste plantearemos la forma de aumentar nuestra capacidad energética para ir más allá de lo que creemos que somos capaces. Esto se aplica a nuestras distintas fuentes energéticas; «crecemos en todos los niveles cuando gastamos energía más allá de nuestros límites normales y luego nos recuperamos».
Extender nuestros límites físicos usuales
Múltiples investigaciones han corroborado y explicado, cada vez en mayor detalle, cómo nuestros músculos se desarrollan, incluso en la madurez. Sin entrar en explicaciones fisiológicas detalladas, al aumentar nuestra capacidad muscular – extendiendo el rango usual de exigencia – las fibras musculares se fortalecen, preparándose para futuras exigencias. Si, por el contrario, mantenemos nuestros límites acostumbrados, no sólo no crecen nuestros músculos, lo cual impide el fortalecimiento de nuestros huesos y mente, sino que disminuye nuestra masa muscular, haciéndonos más frágiles y perjudicando nuestras facultades mentales. Sin embargo, es posible revertir esta situación de deterioro progresivo, si retamos nuestro cuerpo a mayores exigencias físicas de acuerdo a las condiciones particulares de cada quien.
Se recomienda practicar con regularidad el exponernos gradualmente a mayores exigencias para aumentar el rango acostumbrado de nuestros esfuerzos físicos. Al hacer esto estaríamos activando nuestro metabolismo, beneficiando otras funciones de nuestro organismo. Es importante variar tanto el tipo de ejercicio como su intensidad, incorporando sesiones de intervalos donde se alternen prácticas más exigentes con la rutina acostumbrada. Una aplicación muy sencilla para las personas que caminan regularmente, sería intercalar en cada una de las caminatas varios intervalos de uno o dos minutos a mayor velocidad para luego volver a retomar el paso inicial.
Renovar nuestra energía emocional
Todos hemos experimentado cómo al sentir emociones negativas (miedo, frustración, ira, tristeza) – asociadas con la secreción de hormonas como el cortisol – disminuyen notablemente nuestra energía física y el empuje para realizar lo que deseamos. Al contrario, cuando hemos estado mejor dispuestos para asumir lo que nos hemos propuesto, hemos sentido emociones positivas como el disfrute de la tarea, estímulo por su complejidad y animación por la oportunidad que se nos presenta.
Los «músculos» o competencias que deberíamos fortalecer para generar más emociones positivas son autoconfianza, autorregulación, efectividad interpersonal y empatía. Otras capacidades complementarias son paciencia, franqueza, confianza y disfrute. Desde la perspectiva de Loehr & Schwartz, gastar nuestra energía emocional sin permitir su recuperación es igual a agotar la capacidad muscular ejercitándonos sin descanso para oxigenarnos. Para vigorizar estos músculos emocionales también requerimos ejercitarlos regularmente, introduciendo tiempos de recuperación cuando sentimos que la demanda está agotando nuestras reservas.
La psicología positiva ha puesto sobre el tapete la importancia de practicar conscientemente lo que nos nutre emocionalmente como base para vivir mejor y enriquecer nuestro desempeño laboral. Una conclusión de estudios realizados indica que ser felices nos predispone al éxito y no lo contrario. Cuando tenemos una actitud positiva, nos comprometemos más, activamos nuestra creatividad, motivación, energía y resiliencia, y así nos tornamos más productivos. Las múltiples oportunidades de ampliar nuestros límites emocionales se presentan constantemente en la vida diaria. El responder conscientemente – y no reactivamente – a las pequeñas frustraciones de nuestro día a día es una oportunidad para practicar el tomar distancia de lo que nos molesta, expandir nuestra perspectiva de lo que sucede y actuar en forma diferente a nuestra tendencia.
Nutrir nuestra energía mental
Una de las dificultades más comunes cuando se desea alcanzar resultados en nuestro trabajo es la falta de concentración. Para un mejor desempeño nos podemos entrenar en enfocarnos en lo que estamos haciendo y poder alternar entre una perspectiva amplia y una específica de la situación. También requerimos «una visión optimista realista, a través de la cual paradójicamente veamos al mundo como es, pero al mismo tiempo nos dirijamos positivamente hacia el resultado deseado».
Los músculos claves que permiten nutrir nuestra energía mental incluyen: la preparación mental, visualización, reflexión interna positiva, manejo efectivo del tiempo y creatividad. Al igual que la renovación de las otras fuentes de energías, mantener una óptima capacidad mental depende de la habilidad para cambiar intermitentemente nuestros canales mentales para detenernos y renovarnos, sin caer en tratar de hacer varias cosas a la vez. Podemos desarrollar estos músculos para un mejor desempeño – superar la dificultad para concentrarnos y evitar tener una perspectiva rígida ante los problemas – al entrenarnos sistemáticamente.
Es importante recordar que la energía física, emocional y mental se relacionan entre sí. Por ejemplo, si carecemos de energía física por no haber dormido suficientemente o activado nuestro cuerpo a través del ejercicio, se nos hace más difícil concentrarnos. De igual manera, estar ansiosos, frustrados o malhumorados interfiere con nuestra concentración y socava nuestro optimismo, especialmente cuando nos encontramos bajo presión.
Un ejemplo excelente de este ciclo natural de renovación mental lo encontramos en los procesos creativos. Durante el proceso creativo se activan dos tipos de funciones que se alternan iterativamente. En las fases de procesamiento lógico, usamos las funciones analíticas de nuestro cerebro, organizando y evaluando lo que ya tenemos en mente. En las fases de aplicación del pensamiento divergente o lateral, activamos una búsqueda libre de conexiones accediendo al ámbito de la pre-consciencia, para captar información no accesible conscientemente. En estas fases imaginativas, concentrarse en la tarea es contraproducente; lo más productivo es desconectarnos de ella para que el cerebro pueda realizar mejor su búsqueda y pueda sintetizar una nueva perspectiva o solución.
Esto se puede aplicar a cualquier situación en la que sea necesaria la renovación de la energía mental. Rendimos más si alternamos períodos de esfuerzo concentrado con tiempos de recuperación cambiando el canal de nuestra actividad.
Motivación y energía espiritual
La motivación ha sido un tema investigado desde hace más de 40 años; sin embargo, varios de sus conceptos vigentes se relacionan estrechamente con el tema de la energía planteado por Loehr & Schwartz. Estos investigadores sostienen que la cantidad de energía que poseemos en un momento dado depende de la capacidad desarrollada. Pero la motivación para determinar cómo gastar lo que tenemos es básicamente un tema espiritual, considerando éste como aquello que inflama el espíritu humano, al estimular nuestro compromiso pleno y maximizar nuestra actuación en cualquiera que sea la misión o proyecto de nuestro interés. A su vez, la motivación intrínseca – motor fundamental en el desarrollo de la creatividad individual y su impacto en el trabajo colectivo – también tiene su base en los valores que activan nuestros actos.
Aquí los músculos clave son el carácter: coraje y convicción para vivir según nuestros valores, así implique sacrificios y dificultades. Las capacidades de apoyo son la pasión, el compromiso, la integridad y la honestidad. La fuente de energía espiritual se nutre del balance entre el compromiso hacia otros y el cuidado hacia nosotros mismos. Al igual que sucede con las otras fuentes energéticas, nuestro espíritu requiere renovarse a través de nuestra reconexión con los valores que más nos inspiran personalmente. Cuando sentimos que nos falla esta energía, debemos ahondar detenidamente en nuestras motivaciones y su relación con nuestros valores más profundos. No es fácil este ejercicio que nos aparta de la rutina conformista y nos invita a salir de nuestra zona de confort para explorar nuevos retos.
Alternar exigencia y recuperación para obtener más energía
Como conclusión podemos apuntar que gastar más nuestra energía nos empuja fuera de lo acostumbrado en todas nuestras areas energéticas, lo que tendemos a resistir. Con respecto a la energía física, al igual que con las demás fuentes energéticas, es aconsejable estar atentos para escuchar lo que nos dice nuestro ser (físico, emocional, mental y espiritual). Así podremos saber cuánto podemos exigirle para no hacernos daño y aprender a interpretar adecuadamente sus señales. Todo proceso de cambio requiere salirnos de las rutinas que anquilosan nuestro crecimiento. Así como también es importante distinguir cuando las señales son un mensaje de crecimiento en lugar de uno de protección ante una amenaza a nuestra integridad.
Jeannette Díaz
Nota sobre la autora:
Jeannette Díaz es Doctora en Educación de la Universidad de Massachusetts, Amherst, Profesora Titular Jubilada de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela. Durante sus 28 años como docente, Coordinadora Académica y Coordinadora de Investigación disfrutó siendo mentora y coach de estudiantes y profesores apoyándolos en el desarrollo de sus habilidades creativas y progreso en sus carreras docentes. Formalizó esta área de interés cursando estudios y obteniendo la Certificación como Integral Master Coach® de Integral Coaching Canadá. Es miembro de la Federación Internacional de Coaches. Actualmente trabaja como coach, ayudando a sus clientes en el logro de transiciones exitosas en el ámbito personal o profesional. Página web de Jeannette Díaz