¿Sabía usted que mujeres que consumen dietas saludables previamente a salir embarazadas tienen menos probabilidades de que sus bebés nazcan con anomalías congénitas del corazón? Estos defectos incluyen la tetralogía de Fallot (causante que los bebés se pongan azules porque su sangre no puede transportar suficiente oxígeno), y deficiencia septal atrial (comunicación entre las aurículas).
Pues bien, estas mujeres alimentadas saludablemente tienen respectivamente, 37% y 23 % menos probabilidades de tener un bebé con estos defectos. Estos son los resultados de un artículo publicado en Archives of Disease in Childhood (Fetal & Neonatal Edition), que nos han llevado a discutir sobre un tema de enorme relevancia, muchas veces sub-estimado, como es la salud pre-concepcional.
Los investigadores del estudio mencionado, evaluaron los datos de casi 10.000 madres de bebés nacidos con defectos cardíacos, y cerca de 9.500 madres de bebés sanos, nacidos entre octubre de 1997 y diciembre de 2009, que forman parte de un gran estudio estadounidense realizado con fondos federales: Estudio Nacional de Prevención de Defectos Congénitos.
Se investigó la dieta que las madres siguieron en el año previo a su embarazo. La calidad de la misma fue evaluada utilizando dos sistemas de calificación validados: la puntuación de la Dieta Mediterránea; y el Índice de Calidad de la dieta para el embarazo (ICD-P por sus siglas en inglés), el cual es un plan dietario común recomendado a las madres embarazadas.
El Índice de Calidad de la dieta asigna puntuaciones positivas a los granos, hortalizas, frutas, ácido fólico, hierro y calcio, y puntuaciones negativas a las calorías provenientes de las grasas y los dulces. La dieta mediterránea por otro lado, promueve el alto consumo de legumbres, granos, frutas, frutos secos, cereales enteros, hortalizas y pescado, y el consumo moderado de productos lácteos, carne y dulces.
Las conclusiones lucen lógicas y hasta predecibles: Cuánto más alta sea la calidad de la dieta de las mujeres al menos 1 año antes de embarazarse, menor será el riesgo de anomalías congénitas graves en los bebés que tengan. Comer bien parece mejorar la salud de la madre, lo que a su vez aumenta la probabilidad de que el feto en desarrollo sea capaz de soportar los factores genéticos o ambientales que podrían causar un defecto cardíaco.
Estudios anteriores ya señalaban que dieta de alta calidad podría reducir el riesgo de otros defectos congénitos como labio leporino o defectos del tubo neural (espina bífida).
La recomendación esencial que surge de estos trabajos observacionales es que la transición a una dieta saludable debe hacerse antes de la concepción, ya que los defectos congénitos pueden ocurrir muy temprano en el embarazo: las anomalías cardíacas por ejemplo, pueden ocurrir durante las primeros 4 a 7 semanas. Si una mujer espera para empezar a comer bien justo después de estar embarazada, podría ser demasiado tarde.
Otra importante investigación había determinado en ratones que una dieta materna pobre en proteínas antes de la concepción puede resultar en una descendencia con bajo peso al nacer y un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo II y obesidad. Recordemos que los seres humanos y los ratones responden de la misma manera a la mala alimentación durante el embarazo
Los ratones del estudio que fueron alimentados con una dieta baja en proteínas durante 10 semanas antes de la concepción (pero que tenían una dieta normal durante el embarazo) produjeron crías con bajo peso al nacer, las cuales presentaron recuperación del crecimiento después del destete (crecimiento compensatorio), con un aumento de la sensibilidad a la insulina. Estos efectos combinados pueden conducir a mayores riesgos de obesidad, diabetes, hipertensión, enfermedad cardiovascular y osteopenia en la vida adulta.
Si los humanos responden de la misma forma que los ratones a la dieta pre-concepcional, entonces las mujeres no sólo deben tener en cuenta lo que comen durante el embarazo, sino también antes del embarazo si quieren reducir el riesgo de que sus futuros hijos adquieran enfermedades “de estilo de vida”.
Otra gran conclusión que se infiere de estos trabajos, es la importancia de los embarazos planificados, sobre todo si los padres tienen factores de riesgo conductuales, de manera que puedan tomar la responsable decisión de modificarlos a tiempo antes de la concepción.
¿Se trata solamente de la dieta?
Pero esto no se trata solamente de llevar una dieta saludable. Lo ideal es extender la transición a buenos hábitos de modo que abarque todas las conductas saludables durante la etapa pre-concepcional.
Un estudio publicado en julio de 2015 realizado en la Universidad de Queensland en Australia, sobre cómo los factores de riesgo conductuales- en particular el consumo de alcohol -antes y durante el embarazo afecta a la salud de la descendencia a largo plazo, concluye que en los bebés concebidos por mujeres que beben alcohol en la época cercana a la concepción, se puede aumentar drásticamente el riesgo de diabetes tipo 2 y de obesidad, en su adultez temprana.
Los factores de riesgo habituales de estas dos enfermedades se atribuyen a una mala alimentación y falta de ejercicio, pero la investigación mostró que la exposición al alcohol alrededor del período de la concepción presenta un riesgo similar al de haber seguido una dieta alta en grasas durante una parte importante de la vida.
Los investigadores encontraron en ratas de laboratorio que el equivalente a 5 bebidas estándar consumidas alrededor del momento de la concepción, antes implantarse el embrión, antes de que los órganos empezasen a desarrollarse, alteró el desarrollo del feto. Y fue el consumo de alcohol lo que produjo cambios en el embrión.
Dado que muchas mujeres pueden consumir alcohol mientras planifican un embarazo, y dejan de tomar una vez que descubren que están embarazadas, ocurre que una proporción significativa de mujeres consume alcohol en el momento de la concepción, por lo que sería importante alertar sobre sus potenciales efectos en la salud de la descendencia.
Debemos recordar que cualquier factor del entorno que afecte el desarrollo fetal puede causar la programación a largo plazo, (Programación “in utero”), lo que significa que la descendencia puede nacer con un mayor riesgo y susceptibilidad a enfermedad en el futuro. Recomendamos releer: Memoria de la nutrición: Eres lo que tu madre, padre y abuelos comieron
¿Y los hombres?
Cuando se habla de salud pre-concepcional se tiende a pesar sólo en las mujeres. Sin embargo, la salud antes de la concepción es muy importante para los hombres, también.
La salud masculina y cuidado de la misma antes de la concepción ha recibido poca atención por parte de los profesionales de la salud. Por otro lado, es raro que un paciente de sexo masculino vaya a una clínica para obtener información pre-concepcional. Los beneficios de la atención pre-concepcional masculina son importantes para ayudar a que todos los embarazos sean deseados y planificados, y sobre todo, a mejorar las contribuciones genéticas y biológicas del hombre al embrión y al embarazo, a mejorar la salud reproductiva y los resultados del embarazo para sus parejas femeninas, a mejorar la capacidad del hombre y su comprensión de la paternidad, y a mejorar de la salud en general del hombre a través del acceso a la atención primaria.
Algo muy importante que debemos recordar es la epigenética: La dieta, sea saludable o no, y otros factores de riesgo, pueden alterar la naturaleza del ADN de todas las células – tanto esperma como óvulos – y por lo tanto, estos cambios pueden ser transmitidos a la descendencia, pasando de generación en generación.
Finalmente, la nutrición durante el embarazo es esencial. Un estudio que usó ratones para modelar el impacto de la sub-nutrición durante el embarazo, investigó el mecanismo por el cual este efecto puede pasar de generación en generación, confirmando que la descendencia masculina de una madre desnutrida, era mucho más pequeña de lo normal y desarrolló diabetes a pesar de ser alimentada con una dieta normal. Sorprendentemente, las crías de esta progenie también nacieron con bajo peso y desarrollaron diabetes a pesar de que sus madres nunca fueron sometidas a desnutrición, mientras que la abuela sí. Esto confirma que la “memoria” de la nutrición durante el embarazo puede ser pasada a través del esperma de los hijos varones hasta los nietos.
Quedemos entonces con un mensaje claro: Los hombres y a las mujeres, ambos, no sólo la mujer, en edad reproductiva tienen una gran responsabilidad pues sus conductas -saludables o no- pueden determinar la salud de su progenie.
María Soledad Tapia
Maria.tapia@5aldia.org.ve