El 25 de abril fue el día mundial del paludismo y a propósito de ello, Juan Carlos Gabaldón publicó en Caracas Chronicles un artículo sobre su primo Arnoldo Gabaldón intitulado “El hombre que venció la malaria”. Hoy, es ineludible recordar y homenajear a nuestros héroes venezolanos. Gabaldón es uno de ellos, como lo señala Juan Carlos Gabaldón en su excelente y hermoso artículo, el cual será la base para esta historia.
El Dr. Arnoldo Gabaldón Carrillo fue médico, parasitólogo, entomólogo, salubrista pero antes que todo fue un investigador venezolano. Nació en Trujillo el 1 de marzo de 1909 donde vivió hasta que le tocó ir a la universidad, momento en el cual viaja a Caracas para graduarse de médico en la Universidad Central de Venezuela. Cuenta Juan Carlos, también médico, que desde pequeño tuvo afición por la lectura señalando que “desde Dante hasta el conde Buffon, cientos de libros se acumularon en su biblioteca personal pero uno de ellos lo marcó para toda la vida: la obra maestra de la historia natural de Ernst Haeckel, Kunstformen der Natur, un libro lleno de cuadros…” en cuyas “detalladas ilustraciones casi fractales de esas extrañas criaturas, Arnoldo encontró la chispa que encendió su interés por la biología”. Compartía sus lecturas con sus compañeros de bachillerato, otros ilustres personajes, como Leopoldo Briceño Iragorry, Joaquín Gabaldón Márquez, Numa Quevedo y César Briceño (Biografía de Arnoldo Gabaldón por Oswaldo Carmona en “Cazadores de Microbios en Venezuela”, 2005).
Su contacto con el paludismo o malaria fue precoz, en un pueblo del Estado Trujillo llamado Monay en donde cundía el paludismo por doquier. Allí, el niño enfrentó a la terrible malaria para luego regresar a ese pueblo con un grupo de estudiantes de medicina con el fin de desarrollar un proyecto de investigación que los llevó a identificar que el trasmisor de la enfermedad era un mosquito llamado Anopheles darlingi que también fue identificado en los Llanos Venezolanos. Un gran paso que señalaba el camino por donde se debía comenzar, se había dado.
Se graduó de bachiller a los 15 años y de médico a los 21; hablaba inglés, francés y alemán. En 1931 viaja a Hamburgo donde estudia malareología y de allí parte a Roma para realizar cursos de fármacos antimaláricos. Posteriormente obtiene un doctorado en Ciencias e Higiene en la Universidad de John Hopkins, Estados Unidos.
A su regreso en 1936, cuando tenía 27 años, Enrique Tejera, el ministro de Sanidad y Asistencia Social, lo nombra Jefe de la Dirección General de Malareología, creada para tal fin, desde donde comienza su lucha contra el paludismo. En aquél momento, la malaria se encontraba en más de la mitad del territorio nacional.
El paludismo o malaria en una enfermedad grave si no es tratada a tiempo, causada por el parásito Plasmodium, que se trasmite por la picadura de un mosquito infectado. Se manifiesta con fiebre, sudoración, escalofríos, vómito y dolor de cabeza que aparecen a los 10 – 15 días después de ocurrida la picadura.
La campaña la inició entrenando a enfermeras, trabajadores sanitarios e inspectores de campo en malaria a fin de investigar, tratar y prevenir la malaria. Estudiaron a más de 100.000 niños y a más de medio millón de mosquitos y sus larvas. Además, realizaron 8.000 exámenes de laboratorio para la identificación del parásito así como llevaron a cabo más de tres millones de visitas buscando a los enfermos. De la investigación se concluyó que el área más afectada eran los Llanos, además de que los estanques, charcos y pantanos eran los criaderos de los zancudos o mosquitos. Igualmente, se distribuyó la quinina usada como tratamiento.
Sin embargo, esta hazaña no fue suficiente. Hasta que Gabaldón conoció el DDT, un insecticida que eliminaba a los zancudos, en un viaje a los Estados Unidos en 1943, no se alcanzó el éxito deseado. Con el apoyo del gobierno de Medina Angarita, Gabaldón emprendió su cruzada con el DDT, fumigando casa por casa, pueblo por pueblo y estado por estado. Con persistencia y disciplina, cinco años después de la campaña se había logrado bajar la mortalidad por paludismo en 103 personas por cada 100.000 habitantes (de 112 bajó a 9 x 100.000 hab.). En 1955, moría 1 persona por cada 100.000 habitantes. Venezuela fue ejemplo para el mundo; al país venía mucho personal a entrenarse así como también Gabaldón viajaba para compartir toda su experiencia en esta célebre jornada de salud pública.
Lo triste de esta historia, es que Venezuela ha regresado al tiempo de Gabaldón en cuanto a la prevalencia de paludismo se refiere. En Venezuela han aumentado los casos de malaria en los últimos 4 años, principalmente en los estados Bolívar y Amazonas. Las estimaciones para el 2017 indican que los casos llegarán a más de medio millón con una mortalidad entre 320 y 350 fallecidos. Cifras escandalosas para un país pionero en la prevención de la malaria.
En el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se ha avanzado mucho en el descenso de la incidencia y mortalidad por paludismo, decreciendo 21% y 29%, respectivamente, entre 2010 y 2015. Sin embargo, todavía ocurren 212 millones de casos de paludismo al año por lo que en 2017, la campaña mundial está enfocada a dar un impulso a la prevención.
En 1959, Gabaldón continuó su trabajo como sanitarista al ser nombrado Ministro de Sanidad y Asistencia Social, lo que le permitió luchar contra otras enfermedades endémicas como las diarreas y neumonías. Durante su estancia en el ministerio, Arnoldo Gabaldón logró aumentar la esperanza de vida al nacer en 6 meses por cada año de trabajo en ese ministerio, pasando de 63 años en 1958 a 66 años en 1963. Una proeza.
Su hijo Arnoldo Gabaldón Berti, exministro de las carteras de Obras Públicas y del Medio Ambiente, comenta acerca de su padre: “Era un padre muy afectuoso, a quien le encantaba pasar tiempo con sus hijos, pero también era muy exigente. La educación era muy importante para él. Continuamente decía que no le importaba lo que estudiáramos, siempre que se hiciera bien, en las mejores instituciones y dando lo mejor de sí mismo. Recuerdo una historia que nos contaba de uno de sus amigos del ministerio, un médico español que vino a Venezuela para escapar de la dictadura de Franco. Mi padre decía que el hombre había perdido todo pero no lo que estaba en su cabeza; eso nos lo repetía todo el tiempo”.
Era respetado, temido y querido. Muy disciplinado pero fácil de abordar. Para mí era humilde y les relato esta historia personal: En mi laboratorio en el Instituto de Biomedicina, gracias al Dr. Leonardo Mata, investigador brillante quien determinara que las diarreas agudas eran causa de desnutrición, fuimos los primeros en Venezuela en diagnosticar el Cryptosporidium, un parásito que causa diarrea. Después de publicado nuestro trabajo en 1985, el Dr. Gabaldón se acercó al laboratorio con su corbata de pajarita para felicitarnos y me dijo: “Nosotros en nuestros estudios observábamos esas estructuras refringentes al microscopio en muestras de heces y pensábamos que podrían significar algo pero no sabíamos qué eran, me alegro que ya han sido identificadas como Crytosporidium”. Que orgullo y que privilegio conocer en persona y de esta manera tan significativa al héroe de nuestra historia.
Es importantísimo recordar que como consecuencia a su estancia en la cárcel por su lucha contra el dictador Gómez, Arnoldo Gabaldón en su trabajo empleó lo que él llamaba tácticas militares contra la malaria. Según Carmona, en una conferencia dijo: “El capitán que no conoce a fondo el frente dominado por el enemigo, abocado está a la derrota, o por lo menos a no conseguir victoria alguna”.
¡Qué extraordinaria vigencia tienen estas palabras en los tiempos aciagos que vive nuestra Venezuela!
Irene Pérez Schael
Nota: Las partes citadas del artículo “El hombre que venció la malaria” son traducciones libres del autor.
2 Comentarios
liriosira@gmail.com
Exelente resumen de un gran medico
Mirador Salud
Muchas gracias. Él se lo merece.