Vacuna de rotavirus
El pasado mes de junio, The Lancet publicó un estudio donde compararon la eficacia de la vacuna oral de rotavirus en el primer año de vida y su duración después de 12 meses de aplicada entre países con tres niveles de mortalidad (baja, media y alta). Encontraron que la eficacia de la vacuna disminuye a medida que aumenta la mortalidad, así como también decrece la durabilidad de la protección en el tiempo.
En países con baja mortalidad, los resultados muestran una eficacia de 98% al año y 94% después de 12 meses de seguimiento; en países con mortalidad intermedia, la eficacia fue de 82% y 77% y de 64% y 44% en los países con alta mortalidad, respectivamente. Sin embargo, dado el alto impacto de la mortalidad y morbilidad por rotavirus en el primer año de vida en los países más pobres, la aplicación de la vacuna todavía representa un gran beneficio para la salud de los niños desde el punto de vista de la salud pública.
Esto no es nada nuevo, en la infección natural por rotavirus también ocurre lo mismo, así como en los estudios de efectividad de la vacuna, independientemente del tipo de vacuna (Rotarix® y Rotateq®). Sin embargo, este trabajo ratifica lo observado con anterioridad aplicando una metodología diferente. Igualmente sucede con la vacuna oral de polio (OPV), de allí una de las dificultades para su erradicación.
Los autores mencionan distintas razones que han sido ampliamente discutidas como: baja inmunogenicidad por interferencia con anticuerpos maternos, interferencia con OPV, factores neutralizantes, desnutrición, coinfecciones, variabilidad de las cepas vacunales e infección por HIV. También sugieren la competencia entre los huéspedes del intestino, por lo que ya se están realizando estudios sobre el papel de la microbiota intestinal en la efectividad de la vacuna de rotavirus. ¿Cómo solucionar este revés? Existen varias intervenciones al respecto que han sido argumentadas en distintas oportunidades.
En algunas revisiones se ha hablado de la Disfunción Entérica Ambiental (EED, por sus siglas en inglés) como causa de la disminuida eficacia de la vacuna de rotavirus en países pobres. En una nota publicada en el mismo número de la revista The Lancet, los investigadores señalan que la eficacia en comunidades muy pobres y con alta mortalidad podría estar asociada con la EED. Especifican que en una investigación con la vacuna de rotavirus, realizada en Bangladesh, se observó una eficacia de 74%, pero, además, la baja eficacia la vincularon con un estudio realizado en niños de 3 meses de Dhaka – Bangladesh en donde encontraron una frecuencia de 80% de EED en los niños estudiados. Diagnosticada la enfermedad por medio de la presencia de biomarcadores de inflamación intestinal en las muestras de heces. Concluyen entonces que la presencia de estos marcadores y la salud de la madre explican el 24% de los fracasos de la vacuna de rotavirus.
Disfunción entérica ambiental (EED)
La EED es un síndrome que cursa con la inflamación del intestino que no está completamente definido, donde la capacidad de absorción y funcional de la barrera de la mucosa en el intestino está reducida, causando desnutrición en la mayoría de los casos. La enfermedad suele ser asintomática o subclínica y es bastante común en poblaciones de medianos y bajos recursos.
Una revisión de 2015, señala que comienza en la infancia y se asocia a un saneamiento ambiental deficiente, a infecciones intestinales con patógenos y a deficiencias de micronutrientes. Añaden que el sobrecrecimiento bacteriano o una microbiota intestinal alterada, la desnutrición y ciertas toxinas pueden jugar un papel en esta patología.
Por otro lado, el circulo vicioso entre pobreza y deficiencia en el crecimiento ha incidido en que sea un problema hereditario causado por mecanismos epigenéticos y sea difícil de romper. En un más reciente análisis de los factores ambientales asociados a la desnutrición y de las intervenciones realizadas para aliviar el problema y sus consecuencias, se concluye que la EED es una pieza clave en este rompecabeza. En esta revisión, donde indican que el 23% de los niños menores de 5 años en el mundo tienen déficit en su crecimiento, proponen un proceso donde la EED causa o está asociada al déficit o estancamiento del crecimiento.
La magnitud de la EED es tal que entre la lista de inventos para el 2019 que harán que el mundo sea mejor, según Bill Gates, se encuentra la “endoscopia en píldora” diseñada para investigar y monitorear el curso de la EED y sustituir la tradicional endoscopia, un procedimiento costoso y complicado que requiere anestesia. El Dr. Guillermo Tearney, patólogo del Massachusetts General Hospital y profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard con más de 100 patentes, diseñó una cápsula o dispositivo que contiene un microscopio en miniatura y envía señales de video con alta resolución a través de un cable delgado. Elaboró una versión tan pequeña que se puede utilizar hasta en bebés, de una manera sencilla, menos invasiva y sin anestesia.
En fin, no se conoce la causa de la EED, ni su tratamiento y prevención. Los ensayos en curso incluyen suplementos nutricionales, intervenciones en el abastecimiento del agua y en el saneamiento ambiental y la utilización de inmunomoduladores.
Microbiota intestinal.
Por otro lado, quisiera relacionar la flora intestinal con la baja eficacia de las vacunas orales en algunas poblaciones. En el pasado número de MiradorSalud, se publicó un artículo que señala que el tipo de microbiota afecta la recuperación nutricional de niños con desnutrición. Específicamente, la microbiota inmadura presente en niños desnutridos impide la recuperación total de peso y talla, aún después de la aplicación del tratamiento nutricional para estos casos. Pero, además, los investigadores demuestran que al modificar la microbiota de los desnutridos y regenerarla hacia una flora bacteriana madura se alcanza el crecimiento compensatorio o catch-up y se logra la normalidad antropométrica en niños que padecían desnutrición severa.
Más sorprendente aún, los investigadores demostraron que una microbiota madura activa las vías metabólicas que promueven un crecimiento saludable y determinaron que alimentos como el garbanzo, cambur, maní y soya tienen la capacidad de restaurar la flora intestinal inmadura y contribuir con la mejoría de los indicadores del crecimiento. Al mismo tiempo, la inmadurez de la flora intestinal se correlaciona con un déficit antropométrico, específicamente con el peso y la talla, lo que refuerza la relación microbiota-desnutrición. Es así que una alimentación que promueva una flora intestinal sana mejorará la nutrición.
Volvemos a preguntarnos: ¿cómo solucionar el revés de las vacunas orales?
Al relacionar la EED y la microbiota intestinal alterada con la baja eficacia de vacunas orales en poblaciones muy pobres, me atrevo a proponer que se preparen alimentos terapéuticos a partir de estas comidas que restauran la flora intestinal para ser repartidos a gran escala es los sectores de bajos ingresos con el fin de mejorar la eficacia y durabilidad de la protección de las vacunas orales, polio y rotavirus. Igualmente, se deben hacer estudios para comprobar esta propuesta.
¡Es un reto que podría resultar!
Irene Pérez Schael
2 Comentarios
Miguel Miguel García
¡MUCHAS FELICITACIONES, Irene! ¡Un abrazo GRANDE! Miguel
Mirador Salud
Grande es mi agradecimiento a tus saludos y a la vida por permitir contribuir con una grano de arena
para la salud de los niños del mundo.
Irene