Siguiendo la zaga del artículo anterior “Cuando lo importante se convierte en urgente” en esta entrega les reportaré sobre mis progresos, tomando de la propia medicina que les sugerí en las tres prácticas del artículo. Deseaba atender al malestar existencial que sentía, pero no llegué a clarificar qué es lo esencial para mí en este momento de mi vida, tema de la primera práctica. Revisando el diario donde hice las reflexiones indicadas observé en los 20 días transcurridos, que escribí anotaciones en 13 días. Cuantitativamente, pareciera que no estuvo mal para cumplir con lo propuesto. Leyendo lo escrito destaco una conclusión importante: la necesidad de cuidar la movilidad de mi cuerpo, deteriorada por la interrupción de mi rutina de ejercicios debido al COVID. Sin embargo, darme cuenta de esto no es suficiente para clarificar un propósito esencial. Deseo iniciar mis mañanas energizada y sonreír desde mi corazón al pensar en el significado y aporte de lo que haré durante el día.
Analizando lo escrito con detenimiento, me di cuenta de que el cambio profundo que debo hacer en mis proyectos de vida implica cambiar aspectos clave de “quien soy” por los de “quien quiero ser”. Este es el tema central de este artículo y el que creo les puede interesar a mis lectores de Mirador Salud, deseosos de emprender nuevas iniciativas o de realizar cambios en sus rutinas de vida.
¿Qué es lo más difícil al desear cambiar una conducta o un hábito?
Al hacer las prácticas sugeridas en el artículo de agosto, con frecuencia me sentí bloqueada y desanimada para explorar o definir qué era lo esencial para mí, aun sabiendo que la motivación se activaría cuando precisara un propósito trascendente. Busqué referencias en autores conocidos que me pudieran brindar pistas a seguir, tal como Greg McKeown, cuyo libro Esencialismo inspiró el artículo pasado. También hice varias meditaciones para contactar las emociones que estuvieran bloqueando mis exploraciones de nuevos caminos a seguir, más allá de las tareas de cuido personal.
Según McKeown, no es suficiente “estar más o menos claros” en nuestras metas, aspiraciones y valores. Con frecuencia, sobrevaloramos las percepciones de otros y la forma con la cual nos presentamos ante los demás, sin estar en contacto con nuestros valores profundos. Tener certeza de nuestro propósito vital, incluyendo cómo deseamos trascender contribuyendo al bien común es diferente a estar más o menos claros de lo que nos motiva. Esta claridad uniendo mente-corazón, no solo activa la motivación en nuestro hacer sino la de las personas con las cuales interactuamos o formamos equipos, además de que al estar enfocados en lo esencial perdemos menos tiempo y energía realizando tareas no esenciales.
Un día, mientras meditaba me sobrevino una sensación de miedo tan patente, como su efecto paralizador. No podía precisar la causa del miedo y aumentaba mi angustia. Me calmé con respiraciones relajantes y recordé un escrito de Joanne Hunt, una de mis directoras en el programa de Integral Coaching Canada. Ella escribió que los procesos de cambio son difíciles porque implican ser una persona distinta a la que somos. Deseamos cambiar conductas o hábitos de muy larga data, pero sentimos inconscientemente que si los cambiamos seremos unas personas diferentes. Es decir, este cambio deseado, que pareciera una simple modificación de rutinas, en realidad nos va a convertir en otra persona. De modo que lo sentimos como una verdadera amenaza a nuestra identidad como persona – aunque sea la identidad que deseamos cambiar. Por ello se hace más difícil fortalecer las capacidades que nos permitirían hacer lo que nos proponemos.
En el artículo de Mirador Salud ¿Por qué es tan difícil cambiar? se destacan varios puntos a considerar que ilustran este complicado proceso evolutivo. Se nos advierte que para procesar la información generando nuevos caminos neuronales se requiere de una elaboración cognitiva de índole superior. Al mismo tiempo, la información presentada nos anima a explorar las capacidades que cada quien debe desarrollar para no optar por las respuestas automáticas que se facilitan por las redes neuronales ya establecidas por los hábitos y costumbres.
Desde el punto de vista del coaching personalizado se motiva a las personas a establecer rutinas de reflexión dirigidas. A través de ellas se pueden detectar las narrativas con las cuales exponemos los procesos que repetimos y que deseamos cambiar. Adicionalmente a la reflexión para conocer nuestras fortalezas y capacidades a desarrollar, en los procesos de Coaching Integral se hace hincapié en las prácticas, porque es a través de ellas -repitiendo las conductas nuevas que deseamos adoptar- que podemos desarrollar las capacidades para sostener los cambios a largo plazo. Las prácticas siempre incluyen aspectos reflexivos relacionados, que permiten, entre otros aspectos, contactar las emociones inconscientes que nos surgen ante la amenaza de un cambio, aceptado cognitivamente, más no emocionalmente. Es importante añadir a las dificultades personales el papel de las narrativas socio-culturales, donde las personas están inmersas y que en su mayor parte enfatizan valores y sentimientos contraproducentes a la evolución saludable de las personas.
Me viene a la mente el caso de una cliente que deseaba bajar de peso y enfrentaba los fantasmas que le impedían lograr su propósito. En una sesión reveladora me confesó que tenía miedo de no saber ser una persona delgada, porque ella siempre había vivido con sobrepeso. Con el tiempo, ya no se trataba del problema estético y de aceptación que había sufrido en su adolescencia -narrativa socio-cultural-, ahora tenía urgentes problemas de salud agravados por el sobrepeso. Este ejemplo nos describe con precisión la amenaza que sufrimos a nuestra identidad como personas cuando queremos cambiar hábitos o situaciones que nos han definido en el pasado. Es decir, tenemos miedo de dejar de ser quien somos, porque no sabemos como vamos a calzar en una nueva piel que no conocemos.
Estas dos revelaciones descubrieron el origen de mi miedo paralizante. Aun cuando me he reinventado varias veces y he experimentado exitosamente varias transiciones importantes en mi vida, comprobé que se activó de nuevo el miedo a vestir una nueva piel. El susurro diciéndome que en este último tercio de mi vida puedo y necesito ser útil a otras personas percibo que ha aumentado de volumen afortunadamente. También me dice que efectivamente seré otra persona, no mejor ni peor, sencillamente diferente.
Siento que voy en camino de aceptar el reto para estrenar una nueva piel. Esta realización me llevó a buscar la compañía de mi apreciada Pema Chodron. Sus enseñanzas en el libro “Taking the leap: freeing ourselves from old habits and fears” es exactamente la lectura que necesito en estos momentos. Entre sus pensamientos inspiradores encontré el concepto de la tolerancia compasiva buscando fortalecernos como amigos de nosotros mismos. En momentos de miedo paralizante, como el que he estado sintiendo, ella recomienda visualizarse como los seres cambiantes que somos, con la fuerza de la corriente de un río. “[Cuando estemos amenazados por sentimientos negativos] empecemos por armonizarnos con la experiencia que estamos viviendo y busquemos conciliarnos con la vieja identidad que deseamos actualizar. Luego, lenta, muy lentamente, suavemente, muy suavemente vamos profundizando en los sentimientos difíciles que estamos sintiendo. Este proceso nos lleva a confiar en la fortaleza y el buen corazón que requerimos para vivir en este mundo precioso, incluyendo sus minas terrestres, con dignidad y bondad”.
Chodron sugiere hacer una práctica del corazón cuando nos sintamos tomados por sentimientos negativos como el miedo o la rabia. En ese momento debemos parar y hacer una pequeña meditación respirando varias veces. Al tomar el aire, hacerlo conscientes de los sentimientos que deseamos eliminar, como aspirándolos. Al exhalar, enviarle a otros todo lo que consideramos placentero y confortable, significativo y deseable para ellos, multiplicando nuestra generosidad. De esta manera convertimos una sencilla meditación personal en una práctica expansiva, conectándonos con el fluir del río donde se entrelazan nuestras vidas colectivamente.
Espero que se aventuren a explorar esta práctica y al sentir emociones difíciles ante los cambios se recuerden del fluir del río, siempre cambiante. Agradezco la lectura de estos artículos y de cualquier comentario que deseen hacer a los mismos.
Jeannette Díaz
Fotografía: Vladimir Soares de Unsplash
Nota sobre la autora:
Jeannette Díaz es Doctora en Educación de la Universidad de Massachusetts, Amherst, Profesora Titular Jubilada de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela. Durante sus 28 años como docente, Coordinadora Académica y Coordinadora de Investigación disfrutó siendo mentora y coach de estudiantes y profesores apoyándolos en el desarrollo de sus habilidades creativas y progreso en sus carreras docentes. Formalizó esta área de interés cursando estudios y obteniendo la Certificación como Integral Master Coach® de Integral Coaching Canada. Es miembro de la Federación Internacional de Coaches en el nivel Profesional (PCC). Actualmente trabaja como coach, ayudando a profesionales creativos, arquitectos y emprendedores a cerrar la brecha entre sus expectativas y logros alcanzados. Página web de Jeannette Díaz.