Desde que evolucionaron las formas de vida complejas, éstas fueron asociadas con bacterias. Las bacterias que habitan en un individuo influyen en la capacidad de digestión del alimento y en la respuesta inmune, y esto podría ser determinado desde el momento del nacimiento. Es decir, las primeras bacterias adquiridas -de la madre- educan el sistema inmune.
Los humanos tenemos 10 veces más células microbianas que humanas, y aproximadamente 200 genes microbianos por cada gen de Homo sapiens. El conjunto de genes de los microbios es lo se conoce como microbioma (Scientific American, Junio 2012).
Un estudio realizado en Venezuela por el equipo conformado por María Domínguez-Bello, investigadora venezolana residenciada en Puerto Rico, Magda Magris y Glida Hidalgo del Centro Amazónico de Investigaciones y Enfermedades Tropicales (CAICET), Mónica Contreras del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) e investigadores norteamericanos de la Universidad de Colorado, determinó la composición bacteriana en diferentes partes del cuerpo de 9 madres y sus 10 bebés recién nacidos en las primeras horas del nacimiento. El artículo fue publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, en Junio, 2010.
Una hora antes del nacimiento de los bebés, se tomaron muestras de la piel de las madres, de la mucosa oral y de la vagina, y en un tiempo menor de 5 minutos después del nacimiento, se tomaron muestras de la piel de sus bebés, de la mucosa oral y del aspirado nasofaringe. Muestras de meconio fueron tomadas en menos de 24 horas después del nacimiento.
Los bebés nacidos por parto normal adquieren una población bacteriana similar a la de la vagina de sus propias madres. Esto era de esperarse. De hecho, todos los mamíferos nacen vía un canal de parto lleno de bacterias con capacidad de digerir leche, y los mamíferos recién nacidos se alimentan al nacer exclusivamente de leche.
Esto no es casualidad…
En el estudio, las especies dominantes variaron de niño a niño: los niños nacidos por partos vaginales presentaron microorganismos semejantes a la flora vaginal de la madre, altamente dominados por Lactobacillus spp. (88-94% de las secuencias) y 6 niños nacidos por cesárea tenían poblaciones de microorganimos como las que habitan en las superficies de los objetos, con alta frecuencia de Prevotella (15-57% de las secuencias), Coriobacterineae (Actinobacteria, principalmente del género Atopobium), Sneathia spp. (Fusobacteriaum) y otras especies.
Para sorpresa de todos, los niños nacidos por Cesárea no son estériles. A los pocos segundos de nacer, estos bebés han adquirido en su piel y boca, bacterias de piel humana. Pensamos que provienen del ambiente del quirófano que vienen de otras personas, que no son la madre, como médicos, enfermeras o pacientes previamente operados.
Los bebés nacidos por cesárea, no solo carecen de bacterias que digieren leche, sino que tienen mayoritariamente Staphylococcus spp. Esto es consistente con la mayor incidencia de infecciones de piel por Staphylococcus aureus (resistentes a meticilina) en niños nacidos por cesárea que en niños nacidos por parto normal.
Los autores sugieren que la transmisión directa de bacterias vaginales de madre a hijo durante el nacimiento puede ayudar a proteger a los recién nacidos contra la colonización de patógenos que causan enfermedades, ayudar a una mejor digestión de leche y probablemente al mejor desarrollo del sistema inmune en los bebés.
María Gloria Domínguez-Bello y Mónica Contreras
NOTAS SOBRE LOS AUTORES:
La Dra Maria Gloria Domínguez-Bello es egresada de la Universidad Simón Bolívar en Venezuela, hizo una MSc. en Nutrición Animal y un Ph.D. en Microbiología, en la Universidad de Aberdeen, Escocia, con una beca del Foreign and Commonwealth Office del Reino Unido. Trabajó durante 14 años en el IVIC antes de mudarse a la Universidad de Puerto Rico, en el 2003, donde es Profesora Asociada. Es profesora de cursos de Microbiología y Ecología Microbiana a nivel de pre y postgrado y ha publicado más de 60 trabajos en revistas arbitradas y capítulos de libros, en el área de simbiosis digestivas con microorganismos, relación entre microbioma y status nutricional y ecología del desarrollo de microbiomas de vertebrados.
La Dra. Mónica Contreras V. es egresada de la Universidad de los Andes, Mérida, Venezuela. Realizó el Ph.D. en Microbiología General, en conjunto con la Universidad Paris XI y el Instituto Pasteur, Paris, Francia. Actualmente es investigadora del Laboratorio de Fisiología Gastrointestinal del IVIC en el área de simbiosis digestiva con microorganismos en humanos.