El consumo de soya, un alimento básico de la dieta de los asiáticos desde hace muchos siglos, ha generado últimamente mucha controversia y preocupación debido a su contenido de fitoestrógenos, y la relación de estos compuestos químicos naturales con el cáncer de mama.
El grano de soya (soja) en su forma natural, el edamame, y sus productos derivados (leche de soya, tofu, tempeh, miso, hamburguesas vegetarianas y otros alimentos elaborados con harina de soya) contienen fitoestrógenos, unos compuestos cuya estructura molecular es muy parecida a la de los estrógenos.
Es importante resaltar que las habas, los dátiles y el maní (cacahuate) tienen cantidades pequeñas de fitoestrógenos, pero la linaza, la soya y sus productos derivados tienen un contenido más alto de estos fitoquímicos.
Los fitoestrógenos compiten con los estrógenos
Algunos tumores mamarios dependen de los estrógenos para crecer, ya que tienen receptores de estrógenos (REs) y se clasifican como RE-positivos.
Para explicar cómo actúan los estrógenos en las células tumorales podríamos utilizar un ejemplo sencillo, pero muy ilustrativo: el mecanismo de la llave y la cerradura.
La llave, en este caso, es el estrógeno y la cerradura es el receptor, que está ubicado en la membrana de las células tumorales del tejido mamario. La consecuencia del acoplamiento entre el estrógeno y su receptor genera la activación de una serie de procesos que pueden estimular el crecimiento del tumor.
Uno de los factores de riesgo del cáncer de mama es la exposición prolongada del tejido mamario al efecto de los estrógenos endógenos que ocurre, por ejemplo, en los casos de menarquia precoz, menopausia tardía y cuando el primer parto se presenta a una edad madura.
Igualmente, el sobrepeso y la obesidad aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de mama en mujeres postmenopáusicas. Estudios previos han demostrado que el tejido adiposo (grasa corporal) es la fuente más importante de producción de estrógenos durante la menopausia y estas hormonas contribuyen con el desarrollo y crecimiento de los tumores mamarios RE-positivos, el tipo de cáncer de mama que presenta receptores de estrógenos.
Los estrógenos provenientes de la terapia de sustitución hormonal, igualmente, representan un factor de riesgo de cáncer de mama y tienen el mismo mecanismo de acción.
Medicamentos como el tamoxifeno y el raloxifeno se utilizan con frecuencia para bloquear los receptores de estrógeno, lo cual impide la acción de la hormona femenina en las células del tejido mamario.
Ante estas evidencias de la relación de los estrógenos tanto endógenos como exógenos con el cáncer de mama, surge la actual controversia sobre el efecto de los fitoestrógenos tanto en el tejido mamario sano como en el cáncer de mama RE-positivo.
Los fitoestrógenos, también conocidos como isoflavonas, además de tener una estructura parecida y algunas funciones similares a la de los estrógenos, tienen un efecto anti-estrogeno, ya que evitan que parte de los estrógenos, que son más potentes, se fijen a los receptores mediante un mecanismo de competencia por el sitio de unión.
Los fitoestrógenos tienen una actividad biológica de 100 a 1.000 veces menor que los estrógenos, por lo tanto, se ha sugerido que su consumo podría reducir el efecto de la hormona femenina (estradiol libre), en las células tumorales, al competir con esta.
Además, los fitoestrógenos inhiben la producción de estrógenos en el tejido adiposo (grasa corporal). Por otra parte, estimulan la síntesis de una proteína (“sex hormone binding globulin”) que se une a los estrógenos que circulan en la sangre y los hace menos disponibles y biológicamente menos activos.
Es importante resaltar que el estradiol libre (estrógeno no unido a la proteína) es el que se fija a los receptores y ejerce su efecto en el tejido tumoral, mientras que el estrógeno ligado a la proteína es inactivo.
Los fitoestrógenos tienen, además, propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que podrían reducir el crecimiento del tumor.
Sin embargo, algunos especialistas consideran que las mujeres con cáncer de mama o aquellas con alto riesgo de padecerlo deberían disminuir la cantidad de fitoestrógenos de su dieta.
Igualmente, recomiendan reducir la dosis de fitoestrógenos en aquellas mujeres que están recibiendo terapias hormonales (bloqueadores de receptores de estrógeno) con medicamentos como el Tamoxifeno y el Raloxifeno.
¿Qué aportan los estudios?
Investigaciones realizadas en animales de experimentación han reportado que dosis muy elevadas de fitoestrógenos pueden aumentar el crecimiento de los tumores de mama.
Sin embargo, la mayoría de los estudios epidemiológicos realizados en mujeres no han observado que el consumo de soya aumente el riesgo de desarrollar cáncer de mama.
La Dra. Anna H. Wu, de la Escuela de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California, EE.UU., y colaboradores reportaron en un estudio que las mujeres que consumían el equivalente de una a dos porciones de alimento de soya al día tenían un menor riesgo de desarrollar cáncer de mama y menos probabilidades de presentar recurrencias.
Un estudio prospectivo realizado a gran escala y publicado en la revista The American Journal of Clinical Nutrition, que incluyó mujeres chinas y provenientes de los EE.UU., reportó que las participantes con cáncer de mama que consumían una porción de alimento de soya al día, equivalente a una cantidad promedio de10 mg de isoflavonas, presentaban una reducción significativa del riesgo de recurrencias.
Las participantes que reportaron el mayor consumo de soya presentaron 29% de reducción de la mortalidad relacionada con el cáncer de mama y 36% de disminución del riesgo de recurrencias.
Las mujeres chinas consumían un promedio de 45,9 mg de isoflavonas/día, (cuatro porciones y media de alimentos de soya) mientras las mujeres estadounidenses ingerían 3,2 mg de isoflavonas/día (menos de media porción de alimentos de soya).
Por ejemplo, una porción de tofu (100 g) equivale a 3 rebanadas medianas del queso de soya, y una porción de leche de soya es igual a 6 onzas.
Es importante resaltar que la dieta que se consume en los países asiáticos tiene un alto contenido de soya, y se ha sugerido que esta es una de las razones que explicaría por qué la población asiática tiene una incidencia más baja de cáncer de mama, de endometrio y de próstata.
Por otra parte, los hallazgos de este estudio no apoyan la hipótesis de que los alimentos de soya interfieren con la eficacia de la terapia con tamoxifeno.
Luz verde para las sobrevivientes de cáncer de mama
Las directrices para el 2012 de la Sociedad Americana del Cáncer sobre nutrición y actividad física para los sobrevivientes de cáncer señalan que el consumo moderado de alimentos de soya tradicionales como el tofu, miso, tempeh y la leche de soya no producen efectos perjudiciales a las sobrevivientes de cáncer de mama. Sin embargo, no recomiendan los suplementos de soya, ya que contienen elevadas concentraciones de isoflavonas, tienden a ser altamente procesados y no han sido rigurosamente probados.
De todos modos, lo más prudente y aconsejable es consultar con su médico.
Dra. Berdjouhi Tsouroukdissian
2 Comentarios
Merissa
Hello There. I found your weblog the use of msn.
This is a very neatly written article. I’ll make sure
to bookmark it and return to learn more of your useful information.
Thank you for the post. I’ll definitely comeback.
bdsm sites
I am regular reader, how are you everybody? This paragraph posted at this web page
is actually good.