La disminución moderada del peso corporal en las mujeres postmenopáusicas puede reducir significativamente los niveles de hormonas sexuales femeninas que están asociadas al aumento del riesgo de desarrollar cáncer de mama, de acuerdo con un estudio publicado en la edición en línea de la revista Journal of Clinical Oncology, el 21 de mayo de 2012.
La investigación fue liderada por Anne McTiernan, PhD, del Fred Hutchinson Cancer Research Center, y colaboradores de las universidades de British Columbia, Illinois, Washington y la Escuela de Medicina de Harvard.
Estudios previos han reportado la conexión entre la obesidad y el aumento del riesgo de desarrollar cáncer de mama en las mujeres postmenopáusicas. Los investigadores consideran que esta asociación se debe a que el tejido adiposo (grasa corporal) es la fuente más importante de producción de estrógenos (hormonas femeninas) durante la menopausia y estas hormonas son las responsables del desarrollo de ciertos tipos de tumores mamarios.
Las mujeres con sobrepeso y obesidad tienen una mayor cantidad de grasa corporal y, por lo tanto, producen una mayor cantidad de estrógenos, en comparación con las mujeres de peso normal.
Los niveles de estrógenos y andrógenos (hormonas masculinas) aumentan en las personas obesas y se han asociado, en estudios previos, a un incremento del riesgo de padecer cáncer de mama en mujeres postmenopáusicas.
Este es el primer estudio clínico controlado cuyo objetivo fue evaluar el impacto de la pérdida de peso en los niveles de hormonas sexuales en un grupo de mujeres postmenopáusicas que presentaban sobrepeso y obesidad.
Los investigadores reclutaron 439 mujeres de 50 a 75 años con sobrepeso y obesidad que practicaban menos de 100 minutos semanales de ejercicio físico y las distribuyeron al azar en cuatro grupos de estudio. Las pruebas se condujeron de 2005 a 2009.
- Al primer grupo de mujeres le asignaron practicar ejercicio aeróbico de moderada intensidad como caminar a paso rápido y vigoroso.
- Al segundo grupo le indicaron, únicamente, una dieta saludable, baja en calorías.
- Al tercer grupo de participantes le asignaron una dieta saludable, baja en calorías y, además, ejercicio aeróbico de moderada intensidad.
- El cuarto grupo fue el control y, por lo tanto, no se le indicó ningún tipo de intervención.
Las mujeres que consumieron una alimentación baja en calorías y aquellas que además de seguir la dieta realizaron ejercicio presentaron una disminución promedio de 10% de su peso corporal, en relación con las cifras iniciales.
Los investigadores, igualmente, determinaron los efectos que tuvo la pérdida de peso de las participantes en los niveles de varios tipos de hormonas sexuales.
De las tres variedades de estrógenos (estrona, estradiol y estradiol libre) que se midieron en la sangre de las mujeres, la disminución más impactante se observó en los niveles de estradiol libre, que es la forma biológicamente activa del estrógeno.
Las participantes que consumieron una alimentación saludable y baja en calorías presentaron una reducción promedio del nivel de estradiol de 21,4%, y en aquellas mujeres que siguieron la misma dieta y realizaron ejercicio el valor de la hormona disminuyó hasta 26%, en comparación con las mediciones reportadas al principio del estudio.
El aumento de la concentración de andrógenos como la testosterona, que se observa en las mujeres obesas, también se ha relacionado con el incremento del riesgo de presentar cáncer de mama, ya que una parte de esta hormona puede transformarse en estradiol.
El estudio reveló una disminución moderada de la testosterona libre tanto entre las participantes que consumieron una alimentación baja en calorías como en las mujeres que integraron el grupo que incluía dieta y ejercicio.
Igualmente, los investigadores midieron la SHBG (sex hormone binding globulin), una proteína que se une a las hormonas sexuales y las hace biológicamente menos activas. Los niveles de SHBG aumentaron 22,4% entre las participantes que consumieron una alimentación baja en calorías y 25,8% en las mujeres que integraron el grupo que incluía dieta y ejercicio.
Los niveles altos de SHBG están asociados a la disminución del riesgo de desarrollar cáncer de mama, de acuerdo con estudios previos.
El ejercicio, por sí solo, no produjo cambios importantes en los parámetros evaluados en el estudio. Sin embargo, la actividad física programada tiene un papel muy importante en los programas de reducción y mantenimiento del peso corporal como se observó en el grupo que incluía, además de la dieta, ejercicio de moderada intensidad.
Conclusiones y recomendaciones
Este es el primer estudio que demuestra que la pérdida de peso mediante una dieta saludable y ejercicio reduce los niveles de estrógenos en las mujeres postmenopáusicas y, por lo tanto, el riesgo de desarrollar cáncer de mama.
Los resultados de esta investigación podrían ser de gran importancia para aquellas mujeres que presentan obesidad o sobrepeso y que reciben tratamientos para la prevención del cáncer de mama. Algunos de estos medicamentos como el tamoxifeno y el raloxifeno bloquean la acción de los estrógenos. El exemestano interrumpe uno de los pasos en la producción de estas hormonas.
Ninguno de estos medicamentos se recomienda por más de cinco años, ya que pueden tener efectos secundarios importantes.
Algunos tumores mamarios dependen de los estrógenos para crecer, ya que tienen receptores de estrógenos (REs) y se llaman RE-positivos. Al disminuir, eliminar o bloquear la acción de los estrógenos se evita que el tumor se desarrolle o crezca.
Las mujeres necesitan soluciones a largo plazo para reducir el riesgo de desarrollar cáncer de mama. La pérdida de peso mediante una dieta saludable y ejercicio representa una opción adicional para disminuir los niveles de estrógenos, sin los efectos secundarios y las molestias que causan los medicamentos.
Dra. Berdjouhi Tsouroukdissian