El consumo regular de ácidos grasos poliinsaturados omega-3 provenientes de pescados grasos como el salmón, el atún y las sardinas está asociado a una reducción de 14% del riesgo de desarrollar cáncer de mama en mujeres postmenopáusicas, de acuerdo con un estudio publicado en la prestigiosa revista BMJ, el 27 de junio de 2013.
El cáncer de mama es la afección oncológica más frecuente en las mujeres tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo.
De acuerdo con los datos estadísticos reportados por GLOBOCAN 2008, el cáncer de mama representó 23% de todos los casos de cáncer en el mundo y fue responsable de 14% de todas las muertes producidas por enfermedades oncológicas.
Estudios previos han sugerido que una alimentación saludable es crucial para la prevención del cáncer de mama. Las grasas de los alimentos han sido uno de los componentes de la dieta más intensamente estudiados.
Grasas indispensables
Los omega-3 son considerados ácidos grasos esenciales, debido a la importancia que tienen en el mantenimiento de la buena salud, sin embargo, el organismo no puede producirlos, por lo tanto, los debe obtener a través de los alimentos.
Los ácidos grasos omega-3 están involucrados en la transmisión química de los mensajes en el cerebro y regulan ciertas funciones de los vasos sanguíneos y del sistema inmune.
Existen 4 tipos de ácidos grasos poliinsaturados omega 3:
• Ácido alfa-linolénico (ALA)
• Ácido eicosapentaenoico (EPA).
• Ácido docosapentaenoic (DPA).
• Ácido docosahexaenoico (DHA).
Las principales fuentes dietéticas de EPA, DPA y DHA provienen de los pescados grasos, mientras que el ALA se encuentra principalmente en las nueces, en los aceites que se extraen de las semillas de linaza, soya y canola y en los vegetales de hojas verdes.
Cuando la dieta incluye ácidos grasos omega-3 de origen vegetal como el ácido alfa-linolénico (ALA), el organismo debe convertirlos a ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA), para lograr los efectos fisiológicos beneficiosos que producen estas grasas. Los peces son mucho más eficientes que los mamíferos en realizar esta conversión, por esta razón la ingesta de pescados grasos es la fuente más importante de ácidos grasos omega-3 EPA y DHA.
Los ácidos grasos omega-3 representan el tipo de grasas más prometedoras para reducir el riesgo de cáncer, sin embargo, los hallazgos de estudios previos realizados en humanos han arrojado resultados poco consistentes.
Un estudio prospectivo de grandes dimensiones
Un grupo de investigadores liderados por el Dr. Duo Li, del Departamento de Ciencia de los Alimentos y Nutrición de la Universidad de Zhejiang, República Popular China, decidieron aclarar las inconsistencias de los hallazgos previos y realizaron un estudio de metanálisis de grandes dimensiones. Este tipo de estudios se basa en la integración estructurada y sistemática de la información obtenida de diferentes ensayos clínicos.
Los autores analizaron los resultados de 26 estudios provenientes de los EE.UU., Europa y Asia que involucraron a más de 800.000 participantes y reportaron, aproximadamente, 20.000 casos de cáncer de mama. El tiempo de seguimiento fue de 4 a 20 años.
Los investigadores analizaron la asociación entre la ingesta de pescado y otras fuentes de ácidos grasos omega-3 provenientes de la dieta y el riesgo de desarrollar cáncer de mama. La medición de los niveles de estas grasas se realizó en la sangre y a través de la evaluación de la dieta.
Los autores observaron que la ingesta de ácidos grasos omega-3 de origen marino se asoció a una reducción de 14% del riesgo de desarrollar cáncer de mama. Este porcentaje se ubicó en un punto intermedio entre las participantes que ingirieron la cantidad más elevada de omega-3 y las mujeres que consumieron los niveles más bajos de estas grasas.
Los resultados también mostraron lo que los investigadores llaman una relación dosis-respuesta: cada incremento de 0,1 g de ácidos grasos omega-3 de origen marino se asoció a una disminución de 5% del riesgo de cáncer de mama.
Por otra parte, el consumo de ácidos grasos omega-3 de origen vegetal no se asoció a la disminución del riesgo de esta enfermedad.
Los investigadores encontraron que los estudios que incluían el pescado como única fuente de ácidos grasos omega-3 no demostraron una disminución significativa del riesgo de desarrollar esta afección, sobre todo, aquellos ensayos que se habían realizado en poblaciones occidentales en las que la ingesta de pescado es demasiado baja para producir un efecto protector. Sin embargo, en ciertas regiones de Asia el consumo de pescado es muy elevado y se asocia a un menor riesgo de cáncer de mama.
Igualmente, las diferentes fuentes de los ácidos grasos omega-3 pueden haber influido en los resultados. No está claro si hay alguna diferencia, en cuanto a beneficios, entre la ingesta de pescado y el consumo de suplementos de omega-3 de origen marino.
Para lograr la disminución del riesgo del cáncer de mama, los autores sugieren que la ingesta de pescados grasos debe ser de 1 a 2 porciones por semana. Una ración de salmón contiene unos 4 g de ácidos grasos omega-3.
El estudió demostró que los efectos protectores de los omega-3 son más evidentes en mujeres postmenopáusicas, en comparación con las premenopáusicas.
Los autores señalaron que no se puede explicar con certeza cómo los ácidos grasos omega-3 reducen el riesgo de cáncer de mama. Es posible que estas grasas regulen las funciones involucradas con el crecimiento celular y los mecanismos de propagación de las células cancerosas.
Conclusiones
Los resultados del estudio mostraron una fuerte asociación entre el consumo de ácidos grasos omega 3 y la reducción del riesgo de cáncer de mama.
Estos hallazgos podrían tener implicaciones muy importantes en materia de prevención, sin embargo, no demuestran una relación causa efecto.
En cuanto a la prevención del cáncer de mama, además de considerar los hallazgos del estudio que nos ocupa, es importante que las mujeres consuman una dieta balanceada que incluya 5 porciones de frutas y hortalizas diarias, realicen 150 minutos semanales de actividad física aeróbica de moderada intensidad, mantengan un peso adecuado y limiten el consumo de alcohol a una bebida diaria.
Dra. Berdjouhi Tsouroukdissian