La Organización Mundial de la Salud (OMS) le dedica el mes de octubre al cáncer de mama para dirigir la atención y crear conciencia sobre la detección y el tratamiento precoz del cáncer de mama.
Esta enfermedad, que aflige a muchas mujeres en el mundo, es la más común de los tipos de cáncer en mujeres y representa el 16% de los cánceres femeninos. Cada año se diagnostican 1.380.000 casos nuevos y cada año ocurren 458.000 muertes por cáncer en el seno, en el mundo. El aumento de la incidencia se ha mantenido en los últimos años y esta situación se asocia al aumento de la esperanza de vida, a la creciente urbanización y a los estilos de vida occidentales.
El diagnóstico precoz es la mejor manera de mejorar el pronóstico y la sobrevida del cáncer de mama ya que si es tratado a tiempo este cáncer es curable. En cambio, si la enfermedad es diagnosticada tardíamente, las opciones de tratamiento y de sobrevida son muy limitadas. La mayoría de las muertes ocurren en mujeres cuyo diagnóstico ha sido en las fases tardías de la enfermedad, cuando el tratamiento no es una opción y lo que queda son los cuidados paliativos para disminuir el sufrimiento de los pacientes y ofrecerles una mejor calidad de vida.
Las tasas de sobrevivencia van desde el 80% en América del Norte, Suecia y Japón hasta el 40% en los países más pobres, aconteciendo el 60% en los países de ingresos medios. Es decir, las altas tasas están asociadas, por un lado, a la existencia de suficientes recursos para disponer los servicios de diagnóstico y tratamiento y, por otro, a la aplicación de programas nacionales de promoción para el control del cáncer, todo ello vinculado al grado de desarrollo de la población.
Por eso los programas nacionales en la lucha contra el cáncer son muy importantes. Estos deben promocionar las herramientas más asequibles para el óptimo diagnóstico como lo es la mamografía con el apoyo del autoexamen y en casos difíciles del eco mamario. En esta dirección, la función de la OMS es promover en los países, particularmente en los países en desarrollo, la implementación de programas nacionales para la detección precoz del cáncer de mama.
No se conocen las causas del cáncer de mama pero si se conocen algunos factores de riesgo, entre los cuales figuran los antecedentes familiares, cuya asociación con los genes BRCA1, BRCA2 y p53 sucede en pocos casos; la exposición prolongada a estrógenos endógenos como en los casos de menarquía precoz, menopausia tardía y mujeres primigestas con edades maduras y las hormonas exógenas en el uso de anticonceptivos y en la terapia de sustitución hormonal en la menopausia.
En este orden de ideas, un estudio realizado por Danaei y col. concluye que el 21% de las muertes por cáncer de mama son atribuibles al alcohol, sobrepeso, obesidad y falta de actividad física; entre estos los más importantes fueron el sobrepeso y obesidad. Es decir que la reducción de factores de riesgo ambientales y conductuales previene sustancialmente las muertes por cáncer.
También se puede hablar de factores protectores como son la lactancia materna, una buena alimentación, actividad la física y el adecuado manejo del stress. Estos factores son fáciles de desarrollar o amplificar porque están asociados a conductas y estilos de vida, sujetos a la voluntad personal y por lo tanto pueden ser modificados.
Aunque ningún alimento o dieta por sí mismos pueden causar o curar el cáncer, la dieta se asocia al 30-40% de todos los cánceres. Algunas investigaciones sugieren que la actividad física, una alimentación saludable (baja en grasas, y alta en frutas y vegetales y fibras) y un peso adecuado pueden reducir el riesgo de cáncer de mama. Aunque otras investigaciones muestran resultados contradictorios, a la vez que los estudios en países de menores recursos son muy pocos.
Una revisión reciente de la literatura muestra que el tipo de alimentos en la dieta, por ejemplo las frutas, vegetales y fibras, pudiera ser un factor modesto de protección contra el cáncer de mama, mientras que la ingesta total de energía y el alcohol definitivamente si son factores de riesgo comprobados.
El sobrepeso en la menopausia es factor de riesgo demostrado, cuya explicación biológica está asociada al aumento del tejido adiposo, productor de estrógenos durante la menopausia. Cualquier factor que influya en el tejido adiposo incidirá en los estrógenos como factor de riesgo de cierto tipo de cáncer en el seno.
Se conoce que la dieta tiene un impacto en los mecanismos epigenéticos de la transcripción genética, lo que sugiere que entender la interacción entre la nutrición y la epigenética es crítica a la luz de la influencia de la misma en los estados iniciales del desarrollo del cáncer de mama. Una revisión del tema señala que la identificación de marcadores biológicos y estudios específicos del efecto de la dieta en la prevención del cáncer de mama podrían ser claves en programas de intervención.
La relación del estrés con el cáncer, y en particular con el cáncer de mama, ha sido objeto de estudios controversiales. Principalmente, la explicación biológica de la relación entre ellos es específicamente importante para el establecimiento de una relación causa-efecto. Una explicación posible es la participación de algunas hormonas y neurotransmisores en la respuesta de lucha y huida ante el estrés, como son la norepinefrina y epinefrina, también llamadas adrenalina y noradrenalina. Su incremento como resultado del estrés está asociado a un mayor riesgo y a resultados negativos con respecto a la evolución del cáncer, como los muestra Paul J Fitzgerald en su excelente revisión.
Otra hormona relacionada con el estrés y vinculada específicamente al cáncer de mama es el cortisol, cuya liberación en situaciones de estrés incrementa el riesgo de cáncer.
La norepinefrina, epinefrina y el cortisol promueven la carcinogénesis a través de la disfunción de sistema inmune y de la respuesta inflamatoria patológica. Claro, la magnitud y la duración de la exposición al estrés intervienen en la probabilidad de desarrollo del cáncer, donde la exposición crónica juega un papel muy importante.
Otro factor de riesgo establecido con el cáncer de mama es la existencia de un evento traumático en la vida como la pérdida de un ser querido, una enfermedad grave, la jubilación, cambios marcados en el estilo de vida, entre otros.
En fin, un estilo de vida saludable conduce a un organismo sano con un adecuado funcionamiento del sistema inmune que ayuda a evitar o a mejorar la condición de esta enfermedad.
Nota: Existen dos maneras de conocer por ti mismo si tienes un peso saludable : el cálculo del Índice de Masa Corporal (IMC) que lo puedes calcular a través del enlace mostrado y el tamaño de la cintura.
Información sobre la reciente publicación del libro sobre cáncer de seno de la Clínica Mayo se puede ver en este enlace.
Artículos publicados en MiradorSalud relacionados con el tema:
El ejercicio prolonga la vida de los sobrevivientes de cáncer de mama y colon
El brócoli y el repollo mejoran la sobrevida de las mujeres con cáncer de mama
Tomar una copa de vino diaria se asocia al aumento del riesgo de cáncer de mama
¿Podemos protegernos de los efectos indeseables del estrés?
Irene Pérez Schael
2 Comentarios
Miguel Landa Tabosky
Muy buena publicación y resumen sobre el cáncer de mama, detección precoz y prevención.
Marianela Castés
Excelente artículo sobre el cáncer de mama, te felicito. Realmente abordas todos los aspectos incluyendo el de la epigenética y el estrés. Ya hay varios trabajos que sugieren que las modificaciones epigenéticas inducidas por la alimentación, estrés y emociones son más importantes en el cáncer de mama que el genoma, como tu también señalas. Finalmente los genes Brca1 y Brca2, cuentan para una proporción muy baja de los canceres de mama.
Finalmente la triada estrés, nutrición y ejercicio son los factores más importantes para mantener la salud, desde el punto de vista biológico. Yo añadiría una cuarta, tener un sentido y propósito en la vida es fundamental. De allí parte que queramos hacer lo necesario por mantener nuestra salud y por curarnos cuando estamos enfermos. Felicitaciones