Dedicado a mi hijo, quien me autorizó para compartir esta experiencia
Mis planes de una vacación tranquila en un sitio de playa donde vive mi hijo adulto, de pronto se tornaron en una inesperada travesía de mar picado con olas iracundas, sin poder estimar puerto seguro alguno de llegada. No pensé tampoco que mi concentración estudiando la compasión, empatía y neuronas espejo iba materializarse tan nítidamente cómo sucedió en estos últimos quince días.
Fui invitada a alojarme en su grata casa, donde vive en compañía de su elegante gato siberiano “Loki”. Sucede que al día siguiente de llegar – en forma inesperada y abrupta – la relación de pareja de mi hijo fue declarada en banca rota y sin esperanzas de recuperación. Quizás mi instinto materno inmediatamente emergió poderosamente, al ver reflejado en él la incredulidad y el dolor que mi hijo sentía. Lo que comprobé con certeza absoluta fue que mis neuronas espejo, nítidamente reflejaron el vaivén de emociones por las cuales estaba atravesando él. Fui literalmente tomada por un sentimiento de empatía y compasión y pude acompañarlo con todo el amor posible en esos duros momentos.
Mi hijo es una persona que ha dedicado mucho tiempo y energía al trabajo psicológico personal y además, su entrenamiento de ingeniero centrado en la solución creativa de problemas, lo motiva a explorar a fondo lo que le sucede para aprender de sus experiencias. Esta vez, entre otras cosas, y con ayuda de una terapeuta de pareja, él quería precisar lo que no había visto venir y los aspectos internos que habían motivado la ruptura. Además, es categórico en lo que se propone; en esta ocasión, quería entender en donde fue que falló o lo que hubiera podido haber hecho mejor para no cometer los mismos errores en el futuro.
Fueron quince días intensos pero muy aleccionadores y a la vez gratificantes los que sentí al comprenderlo y apoyarlo amorosamente desde el inicio de este proceso. Mi hijo reconoció que por primera vez había sentido una gran calidad en nuestra relación. Estuvo de acuerdo en aceptar que esta ruptura va a requerir de su atención y energía, al menos un tiempo más. Dada mi experiencia en el tema cómo Coach Integral y colaboradora en Mirador Salud, lo invité a realizar distintas prácticas para tener autocompasión en este duro proceso, motivándolo a tratarse como un amigo compasivo consigo mismo. Además, para calmar su deseo de profundizar sobre las causas de la debacle, le sugerí hacer una poderosa práctica de Imaginación Activa, publicada en Mirador Salud durante el mes de marzo.
¿Qué papel juegan las neuronas espejo en este proceso?
Hicieron lo que naturalmente hacen: nos conectan con la humanidad del otro. Al percibir acciones y emociones de otros se activan áreas en nuestro propio cerebro, que típicamente responden, experimentando esas mismas acciones y emociones. Ejemplo claro de esto es el bebé que empieza a llorar cuando oye a otro llorar o cuando alguien bosteza y uno también lo hace. Ahora bien, aunque científicos presuponen que el funcionamiento de las neuronas espejo forma las bases neuronales de la empatía, no puede afirmarse que la empatía sucede todo el tiempo, ni que todos los individuos poseen la misma carga de neuronas espejo. En un extremo, por ejemplo, se encuentran individuos con sistemas de neuronas espejo disfuncionales que a su vez ocasionan déficits de empatía, como sucede con quienes sufren de autismo.
Para ampliar sobre este apasionante tema pueden empezar por el artículo de la Dra. Pérez Schael “De las neuronas espejo a la realidad virtual”, donde profundiza sobre las particularidades y propiedades de este tipo de neuronas. Nos informa que se ha establecido que estas neuronas sensorial-motoras habilitan al ser humano para comprender las acciones ejecutadas por otra persona o lo que equivaldría a “ponerse en el lugar del otro”, de allí nace la condición de ser empático lo que ha motivado que las llamen también las “neuronas de la empatía”, si bien, otros las llaman “células que leen la mente”. Igualmente, están asociadas a la capacidad de imitar y aprender a través de experiencias sensomotoras y es mediante ellas que los niños hasta los 7 años aprenden e interactúan con otros por imitación motora y sensorial a través de la vista, oído y tacto. Esta característica es muy importante en la evolución del lenguaje y la incorporación de la cultura sin necesidad de involucrar la genética.
También es muy interesante ver la entrevista al descubridor de las neuronas espejo, el neurobiólogo Giacomo Rizzolatti. Allí apreciamos dentro de sus logros la importancia del espacio peripersonal, es decir la zona que establecemos cómo margen de seguridad entre nuestro cuerpo y el resto del mundo. Este descubrimiento tanto cómo el de las neuronas espejo han motivado multitud de investigaciones relacionadas. ¿Sabían que mientras más ansioso sea un individuo requerirá de una mayor distancia de separación de los otros? Y justamente lo contrario, cuando nos deseamos acercarnos a otros jugamos a cuanto nos deja entrar en su espacio peripersonal y además podernos sincronizar con sus ritmos corporales.
Co-creando significado a través de la compasión
Sin embargo, aunque partimos del papel de las neuronas espejo para conectarnos cómo seres humanos, para poder conectarnos en un nivel de humanidad mayor y co-crear una mejor percepción y asentada en la realidad, requerimos desarrollar una serie de habilidades y capacidades. Por ejemplo, en este escenario, nada de estos exitosos resultados se hubieran logrado de no haber tenido la intención, en mi caso, de estar plenamente presente para poder escucharlo atentamente y poderme conectar con la situación y su dolor y, por parte de mi hijo, haber podido develarse ante mí con toda la vulnerabilidad necesaria para poder verlo claramente con sus conflictos. Todo esto requiere un desarrollo emocional de ambas partes que permita construir este significado conjunto y positivo. Mis neuronas reflejaron plenamente lo que estaba aconteciéndole a él y sentaron las bases para generar una empatía genuina con sus dificultades y luego de esta conexión actuar con compasión, recomendándole prácticas apropiadas a sus capacidades, estado y situación para que de alguna forma pudiera mitigarse su sufrimiento.
Espero que esta historia personal les ejemplifique una importante forma de relacionarnos cómo seres humanos. Nacemos con determinadas capacidades como las neuronas espejo, sin embargo, conectarnos con empatía y activar nuestra compasión requiere que voluntariamente desarrollemos las facultades que necesitamos para elevar nuestras capacidades en las relaciones sociales, aminorando nuestras tendencias egocéntricas e individualistas.
Cómo siempre, se les agradece cualquier comentario sobre este artículo o sugerencias de temas que desearían ver abordados aquí.
Jeannette Díaz
Fotografía: Getty images
Nota sobre la autora:
Jeannette Díaz es Doctora en Educación de la Universidad de Massachusetts, Amherst, Profesora Titular Jubilada de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela. Durante sus 28 años como docente, Coordinadora Académica y Coordinadora de Investigación disfrutó siendo mentora y coach de estudiantes y profesores apoyándolos en el desarrollo de sus habilidades creativas y progreso en sus carreras docentes. Formalizó esta área de interés cursando estudios y obteniendo la Certificación como Integral Master Coach® de Integral Coaching Canada. Es miembro de la Federación Internacional de Coaches en el nivel Profesional (PCC). Actualmente trabaja como coach, ayudando a profesionales creativos, arquitectos y emprendedores a cerrar la brecha entre sus expectativas y logros alcanzados. Página web de Jeannette Díaz.
2 Comentarios
Maria Cristina Di Prisco
Me gusto mucho tu articulo Jeannette. Podrías resumir cual es la preparación previa que se requiere para lograr la conexión con las neuronas espejo.
Muchas gracias por publicarlo
Maria Cristina Di Prisco
Alicia Ponte-Sucre
Un hermoso aunque doloroso crecimiento acompañaeste episodio. Gracias Jeanette. Mucho que aprender