Por un lado, los gestores de salud invierten millones de dólares para mejorar la salud de la población mas depauperada en Mesoamérica y por otro, economistas proponen ideas para salvar al mundo. Ambos coinciden en su hacer y pensar.
Carlos Slim y Bill Gates, los dos hombres más ricos del mundo según Forbes, y el gobierno español invierten 50 millones de dólares, cada uno, en la iniciativa Salud Mesoamérica 2015, con el propósito de reducir la mortalidad infantil, la desnutrición, la anemia, las muertes maternas y neonatales, controlar el dengue y la malaria y aumentar el número de niños con esquemas completos de vacunación en Mesoamérica.
La iniciativa Salud Mesoamérica 2015 es una asociación público-privada, muy innovadora, creada para reducir las brechas que existen en la salud de las poblaciones que viven en extrema pobreza, en Mesoamérica. El programa aspira cerrar la brecha en materia de cobertura y calidad de salud en el 20% más pobre de la población.
En esta actividad participan El Instituto Carlos Slim de la Salud, la Fundación Bill y Melinda Gates, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y el Banco Interamericanao de Desarrollo (BID). El BID se encarga del diseño y ejecución de los proyectos y El Instituto de Salud Carlos Slim, la Fundación Bill y Melinda Gates y la AECID donan el financiamiento, al que se le suma 54 millones en recursos provenientes de los gobiernos, como contrapartida en el programa.
Este programa, que durará hasta el año 2015, fue lanzado en México, en junio de 2010, con la asistencia de Carlos Slim, Bill Gates, la Infanta Cristina de España y el presidente Felipe Calderón de México. En ese momento, el Presidente de México enumeró las metas para Mesoamérica, entre las cuales se encuentran: reducir en 5% la desnutrición infantil que afecta a unos 2,5 millones de niños menores de 5 años, disminuir la mortalidad infantil a la mitad, la cual está en 63,6 por 1000 nacidos vivos y alcanzar la cobertura universal de la vacunación.
Los avances logrados en estos 2 años fueron presentados en una rueda de prensa en el marco de la Séptima Edición del Foro Económico Mundial para América Latina (2012), en Puerto Vallarta, México. En esta etapa se han beneficiado 1,7 millones de mujeres y niños en extrema pobreza de 121 municipios de la región.
Luis Alberto Moreno, presidente del BID, comentó “lo que se ha hecho es juntar el éxito de iniciativas privadas y ponerlas al servicio de las políticas públicas”.
El aspecto innovador de esta iniciativa reside en la sustentación del financiamiento en el tiempo debido a la participación de los donantes pero también de los gobiernos, a la vez que se contempla un incentivo que consistirá en el reembolso de hasta la mitad de la inversión en los casos donde se alcancen las metas pautadas.
Es interesante vincular esta iniciativa, salvando las distancias, con una nota curiosa sobre “Las soluciones más inteligentes para salvar al mundo”, con la autoría de Bjørn Lomborg, profesor en la Escuela de Negocios de Copenhagen (Copenhagen Business School) y director del Copenhagen Consensus Center. Recientemente, Bjørn Lomborg divulgó los resultados de una encuesta hecha a un panel de expertos formado por los mejores economistas, 4 de ellos Premio Nobel. Él les formuló la siguiente pregunta: “¿si tuviera 75.000 millones de dólares para gastar en 4 años y su objetivo fuera mejorar el bienestar de la humanidad, en especial, del mundo en desarrollo, ¿cómo le sacaría el máximo provecho a ese dinero?”
Lo sorprendente es que la investigación muestra resultados que apoyan y convalidan lo pensado y realizado por Salud Mesoamérica 2015. Bjørn Lomborg agrega: “gastarse inteligentemente, 75 mil millones de dólares –solo un aumento de 15% en el gasto actual en ayudas – servirá en gran medida para resolver muchos de los desafíos mundiales”.
Lo más asombroso de los resultados es que la inversión más importante para el panel fue fortalecer la lucha contra la malnutrición. Con una inversión de 12.000 millones de dólares que contemple intervenciones como abastecimiento de micronutrientes, alimentos complementarios, tratamiento para la diarrea y los parásitos y programas de modificación de conducta se podría reducir la desnutrición (subalimentación) crónica en un 36% en los países en desarrollo. Muchos de estos similares a los programas de Salud Mesoamérica 2015.
Ellos argumentan que esta inversión ayudaría a 100 millones de niños, lo que influiría positivamente en su futuro, ya que serían niños más productivos, ganarían más dinero, tendrían menos hijos y entrarían en la avalancha espectacular del desarrollo.
Asimismo, contemplaron inversiones para el control de la malaria, tuberculosis y el VIH y en investigación y desarrollo para mejorar la producción agrícola. Inversiones en el cambio climático, o en los desastres naturales fueron de menor cuantía.
Es decir, los economistas y los gestores de salud están de acuerdo en lo que habría que hacer para mejorar al mundo.
Irene Pérez Schael