La salud ósea está determinada por factores genéticos, endocrinológicos y ambientales como la alimentación y la actividad física. Desde la infancia hasta el adulto joven esta salud ósea se va construyendo, luego al aproximarnos a la senectud vamos perdiendo estructura ósea, lo que aumenta el riesgo de padecer osteoporosis. De aquí la importancia de aprovechar la niñez y adolescencia para alcanzar una adecuada mineralización ósea.
La osteoporosis representa un problema de salud pública entre la población de adultos mayores, debido a la morbilidad, mortalidad y discapacidad significativas que representa entre este grupo de riesgo. La osteoporosis es definida como una enfermedad crónica común caracterizada por una disminución de la densidad mineral ósea, deterioro de la resistencia ósea y un mayor riesgo de fracturas por fragilidad.
Muchas son las campañas para promover la salud ósea y prevenir la osteoporosis, la mayoría orientada a la ingesta de calcio y vitamina D, por ser nutrientes esenciales en la homeostasis del metabolismo óseo. Suplementos de calcio + vitamina D son ampliamente consumidos entre la población de riesgo. Ahora bien, a pesar de todos los esfuerzos para mantener la salud ósea, pareciera que no basta ingerir estos suplementos, sino se tiene hábitos de vida saludable, es decir, pareciera que para prevenir la osteoporosis se debería llevar un dieta saludable y realizar actividad física regular. En este sentido, es importante comprender la influencia de los nutrientes no solo de forma aislada sino también en el contexto de un patrón dietético, que es una mezcla compleja de nutrientes.
Hay varios nutrientes que tienen implicación en la salud ósea como el calcio, vitamina D, sodio, potasio, fósforo, vitaminas C, manganeso, zinc, entre otros. Todos estos, se pueden obtener en menor o mayor medida de los alimentos, principalmente a frutas, hortalizas, granos enteros y productos lácteos, la clave está en tener una dieta equilibrada para cubrir con nuestras necesidades nutricionales.
Las investigaciones científicas apuntan a que los patrones dietéticos occidentales, los cuales son altos en azúcares refinados, altos en grasas y bajos en calcio se han asociado a un mayor riesgo de padecer osteopenia y osteoporosis. Mientras que patrones dietéticos como la dieta mediterránea se han asociado a una mejor salud ósea.
¿Consumir o no consumir leche?
En las últimas dos décadas hay una corriente que defiende el NO consumir leche, argumentando que es un producto que no necesitamos más allá del destete en la infancia. Entre los argumentos que plantean los seguidores de esta corriente, se encuentran: que la leche puede acidificar la sangre lo que aumentaría la resorción ósea más haya de favorecer la reabsorción de calcio; que contiene lactosa, la cual en la edad adulta no se puede digerir por la deficiencia de lactosa que posiblemente tendrían los adultos; que aumenta el riesgo de cáncer debido a una hormona inyectada a la vaca (hormona recombinante de crecimiento bovino (rBGH)) la cual estimula el factor de crecimiento insulínico (IGF-1), hormona que se relaciona con la génesis de varios tipos de cáncer; por último, entre sus argumentos comparan al ser humano con otros animales, ya que no puede ser posible que los mamíferos tomen leche solo cuando están pequeños y nosotros tomamos leche hasta adulto y de otra especie, esto iría contra la naturaleza.
Pero la realidad es que tales afirmaciones no están sustentadas sobre una base científica robusta. Por ejemplo, la capacidad de acidificar la sangre es un efecto de las proteínas de origen animal, no sólo de la leche, pero tal efecto de acidificación se ve potenciado con las ingestas elevadas de proteínas e ingestas bajas de frutas y hortalizas los cuales tienen el efecto contrario de alcalinizar la sangre, en este sentido, si se respetan las cantidades recomendadas de ingesta y existe un equilibro entre los grupos de alimentos proteínas:hortalizas/fruta la ingesta de leche o proteínas en general no debería favorecer la resorción ósea. Por otro lado, si bien es cierto que la enzima lactasa se va perdiendo con la edad, esto sucede principalmente en la etapa de la vejez, pudiendo variar la cantidad de la enzima en el lumen intestinal y actividad, dependiendo de la exposición que tenga el individuo al sustrato (la lactosa), si un individuo está acostumbrado a consumir leche o productos lácteos frecuentemente, se estimulará la producción de lactasa, por lo cual será más eficiente en digerirla.
Las guías alimentarias y la evidencia científica establece como beneficioso incluir leche y productos lácteos como el yogurt, dentro de la dieta de la población, ya que constituye un alimento completo, aportando proteínas, grasas y carbohidratos, además de ser la principal fuente de calcio. Por supuesto, los beneficios de la leche se aprovechan mejor si se respeta las cantidades de consumo, 1 vaso al día, para población general y preferiblemente descremada.
Revisemos algunos patrones dietéticos:
– Dieta Mediterránea: Dentro de los patrones dietéticos que favorecen a salud ósea, se ha visto que llevar una dieta mediterránea disminuye el riesgo de osteoporosis, debido a que este tipo de dieta se centra en un buen aporte de frutas y hortalizas, aceite de oliva, frutos secos, pescados y vino tinto. Si bien es cierto que los lácteos no son el fuerte de este patrón dietético, los estudios señalan que el efecto ósteo-protector se debe al aporte de sustancias antioxidantes los cuales pareciera que aumenta el grosor del hueso trabecular, y disminuye la separación trabecular a través de la estimulación de la formación ósea y la supresión de la resorción. Además, se ha descrito que los compuestos fenólicos del aceite de oliva parecieran modular la capacidad de crecimiento y maduración celular de los osteoblastos aumentando la actividad de la fosfatasa alcalina y contribuyendo a la creación de la matriz extracelular.
Ahora bien, valdría la pena estudiar en futuras investigaciones si al complementar este patrón dietético con un consumo regular de leche o productos lácteos descremados y/o fermentados como el yogurt pudiera aumentar el efecto beneficioso y ósteo-protector de la dieta mediterránea.
– Dieta asiática: este patrón de alimentación se caracteriza por un consumo alto en pescados, arroz y hortalizas. Se ha asociado la ingesta de pescado con una mejor salud ósea, esto posiblemente por el contenido de omega 3, el cual pareciera que estimula la formación ósea e inhibe la resorción. Adicionalmente, la ingesta de hortalizas, entre los que llevan este estilo de alimentación es mayor que en otras poblaciones lo que puede traducirse en un efecto protector para la salud de los huesos, tanto por el contenido de antioxidantes de las hortalizas como por el aporte de minerales asociados a la formación y remodelación ósea.
– Dieta occidental: constituida por alimentos altos en azúcares refinados, grasas principalmente saturadas y trans y productos ultra procesados. Este tipo de patrón dietario pareciera ser perjudicial para la homeostasis del hueso. Por un lado, el exceso en el consumo de azúcares refinados y grasa puede interferir con la absorción de calcio. La ingesta de bebidas gaseosas muy característico en este estilo de alimentación favorece la resorción ósea debido a que las gaseosas contienen una alta proporción de ácido fosfórico, el cual aumentaría la relación calcio/fósforo en sangre, lo que activa la hormona paratiroidea y la actividad de los osteoclastos con la consiguiente resorción y remodelado del hueso. El sodio contenido en mucho de los productos procesados también deja su huella en el hueso, debido a que el sodio aumenta la excreción de calcio en la orina y se afecta la mineralización ósea. En líneas generales, la dieta occidental genera una carga ácida importante, por lo cual el cuerpo humano hace frente a este exceso de ácido en la sangre sustrayendo el calcio de los huesos para generar un efecto tampón, lo que desencadena el debilitamiento de hueso a largo plazo.
– Dieta vegana: este patrón de alimentación es controversial, ya que, si bien es cierto que consumen mayor cantidad de hortalizas y su consumo de productos ultraprocesados puede ser bajo, no hay que olvidar que tienen una pobre ingesta de calcio, vitamina D y proteínas de alto valor biológico, nutrientes importantes para el mantenimiento de la salud ósea. Pareciera que llevar una dieta vegana sin asesoría médico-nutricional pudiera aumentar el riesgo de osteoporosis. En todo caso, se recomienda a las personas que llevan este estilo de alimentación consumir alimentos vegetales ricos en calcio como almendras y brócoli y prodctos fortificados con calcio y vitamina D, así como equilibrar el consumo de proteínas vegetales para alcanzar la complementación proteica, y mantener la densidad mineral ósea.
Ahora, bien, otro aspecto que no se debe dejar de lado, es la actividad física. Pareciera que la tensión producida por el ejercicio moderado-intenso a nivel del hueso promueve la actividad de los osteoblastos, formando hueso y evitando la resorción. La evidencia científica ha encontrado que cuando se realiza actividad física regular (entre 3-4 días/semana) incluyendo ejercicios de impacto y explosivos se produce un incremento o mantenimiento de la masa ósea y por consiguiente disminuye el riesgo de osteoporosis y de fracturas.
Al analizar este contexto, se evidencia una vez más que migrar el comportamiento hacia hábitos de estilo de vida saludables resulta beneficioso para la salud. Llevar una dieta variada, donde los productos naturales sean los protagonistas, evitando en mayor medida los refinados y ultraprocesados, incorporar frutas y hortalizas, consumir la proporción diaria recomendada de lácteos, principalmente descremados y fermentados, así como consumir la cantidad adecuada de proteínas de alto valor biológico y practicar ejercicio de manera frecuente, contribuye al mantenimiento del hueso y la salud ósea.
Claret Mata y Pablo Hernández
Sobre los autores
La Profesora Claret Mata es Licenciada en Nutrición y Dietética de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Magister en Nutrición (USB). Profesora de Evaluación Nutricional en la Escuela de Nutrición y Dietética de la UCV y Profesora invitada del postgrado de Nutrición Clínica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la UCV. Miembro de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición y miembro institucional de la Fundación Celíaca de Venezuela.
El Profesor Pablo Hernández es Licenciado en Nutrición y Dietética de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Magister en Nutrición (USB), Especialista en Análisis de Datos en Ciencias Sociales. Profesor de Nutrición Humana en la Escuela de Nutrición y Dietética de la UCV. Profesor del Diplomado de Educación en Diabetes Terapéutica (UCV). Editor Asociado de la “Revista Digital de Postgrado” de la Facultad de Medicina de la UCV. Miembro del Observatorio Venezolano de Salud (OVS), de la Fundación “5 al día” Venezuela, de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición, y de la Fundación Bengoa para la Alimentación y la Nutrición.
4 Comentarios
Alicia Ponte-Sucre
Agradecida a los Profesores Claret Mata y Pablo Hernández por este excelente artículo y actualización del significado e importancia de la salud osea y de la influencia tan fundamental de la nutrición y el ejercicio. Felicitaciones por sus aportes tan claros
Mirador Salud
Agradecidos a usted Dra. Ponte Sucre.
Un honor recibir sus comentarios.
Coromoto Macias-Tomei
Felicitaciones Claret yPablo por el excelente abordaje de este tema tan complejo, se revisaron las diferentes aristas y componentes del metabolismo del calcio desde el punto de vista nutricional.
Sugerencia: publicación sobre adquisición de la masa ósea en adolescentes considerando el ritmo de maduración biológica.
Pablo Hernandez
Muchas gracias estimada Dra. Coromoto, agradecemos su tiempo y comentario.
Tomaremos en cuenta su valiosa sugerencia.
Saludos cordiales