El ejercicio físico ha sido considerado fundamental para la buena salud, pero un nuevo estudio danés ha reportado que el exceso de actividad física como correr de modo muy vigoroso y extenuante podría reducir la expectativa de vida, mientras que trotar a paso moderado de dos a tres veces por semana podría favorecer la longevidad.
El estudio fue publicado en la revista Journal of the American College of Cardiology, el 15 de enero de 2015.
Cada vez hay un mayor consenso entre los médicos e investigadores sobre la importancia de realizar ejercicio vigoroso, al menos, ocasionalmente. Estudios previos han reportado, por ejemplo, que las personas que caminan a un paso vigoroso tienden a vivir más, en comparación con aquellos individuos que se mueven a un paso lento, aun cuando estos cubran, aproximadamente, la misma distancia.
Igualmente, un estudio realizado en 2012, que involucró un grupo de ciclistas en Dinamarca, concluyó que los participantes que habían pedaleado sus bicicletas vigorosamente vivieron más años, en comparación con aquellos que lo habían hecho más lentamente, aun cuando estos habían invertido más horas semanales en la carretera.
Sin embargo, estos resultados no aclaraban ni delineaban cuánto ejercicio vigoroso era necesario para proteger a las personas contra la muerte prematura. Tampoco especificaban si había un techo, en relación con la intensidad y la frecuencia de la actividad física, para obtener los beneficios óptimos para la salud.
Por esos motivos, un grupo de investigadores, la mayoría de ellos afiliados a la Universidad de Copenhagen, Dinamarca, analizaron la enorme base de datos sobre hábitos de salud del Copenhagen City Heart Study.
Para llevar a cabo la investigación, los autores decidieron escoger el jogging (correr), ya que es la actividad física extenuante más popular en todo el mundo
Los investigadores les hicieron seguimiento, a partir de 2001 y durante 12 años, a 1.098 corredores sanos (hombres y mujeres de diferentes edades) y a 3.950 voluntarios sanos sedentarios.
Los autores obtuvieron información sobre las horas que invertían los participantes en trotar o correr, la percepción que tenían de la intensidad del ejercicio que realizaban y su frecuencia semanal. Como estos datos fueron suministrados por los participantes, los investigadores utilizaron, para evaluar la intensidad del ejercicio, las categorías de lento, promedio o moderado y rápido o muy vigoroso.
Al final resultó, como era de esperar, que los trotadores viven más años, en comparación con las personas que no realizan ejercicio. Los investigadores registraron 28 muertes entre los corredores y 128 entre los no corredores sedentarios.
Sin embargo, cuando los investigadores evaluaron los datos relacionados con la intensidad y frecuencia del ejercicio, surgieron algunas sorpresas.
He aquí la gran sorpresa
Para el análisis del estudio, los autores utilizaron como punto de comparación el índice de mortalidad general de los participantes sedentarios.
La tasa de mortalidad de los individuos que trotaban lento de dos a tres veces por semana fue 90% menor, en comparación con aquellos participantes que eran sedentarios, mientras que la de los corredores moderados fue 60% inferior. Sin embargo, la tasa de mortalidad de los participantes que corrían con frecuencia de modo muy vigoroso y extenuante era prácticamente similar a la de los participantes sedentarios, no trotadores.
En este estudio, correr de 1 a 2,4 horas por semana se asoció a una tasa de mortalidad significativamente menor. La combinación más beneficiosa fue trotar a un paso lento o moderado, en promedio 8 Km. por hora, dos o tres veces por semana, para un total de entre 60 y 145 minutos semanales.
Es importante destacar que el ritmo de los corredores lentos, en este estudio, corresponde a un ejercicio vigoroso, de acuerdo con las directrices vigentes de la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) y trotar de modo extenuante equivale a realizar ejercicio muy vigoroso.
Los autores concluyen que la actividad física muy vigorosa sostenida a largo plazo podría acarrear riesgos para la salud, en particular para el sistema cardiovascular.
Estos hallazgos muestran resultados similares a los reportados en estudios previos, que han demostrado una asociación entre la actividad física moderada y la longevidad, así como un mayor riesgo de mortalidad vinculado al ejercicio muy vigoroso.
El ejercicio extenuante afecta al corazón
Un artículo de revisión publicado en la revista Mayo Clinic Proceedings, en su edición de junio de 2012, resalta los mecanismos y las manifestaciones clínicas del daño cardiovascular que puede ocasionar el entrenamiento de resistencia extremo que realizan los fondistas y atletas élite para poder participar en maratones y triatlones.
El Dr. O’Keefe, autor principal del artículo, y sus colaboradores reportaron datos que sugieren que el entrenamiento de resistencia llevado al extremo puede producir cambios estructurales transitorios en el sistema cardiovascular y aumento de biomarcadores cardíacos como la enzima creatina fosfoquinasa o CPK. Esta enzima se eleva cuando hay daño muscular debido, por ejemplo, a un proceso de inflamación o traumatismo muscular y durante las primeras horas del desarrollo del infarto de miocardio. Todas estas alteraciones regresan a la normalidad al cabo de una semana.
Sin embargo, el proceso repetitivo de daño causado durante meses y años como consecuencia de entrenamientos excesivos puede conducir al desarrollo de zonas de fibrosis o cicatrización irregular en el miocardio particularmente en la aurícula derecha, el tabique interventricular, el ventrículo derecho y un aumento de la susceptibilidad para desarrollar arritmias auriculares y ventriculares (alteraciones del ritmo cardíaco).
Los autores de este artículo de revisión señalan que las personas que realizaban ejercicio aeróbico vigoroso no extenuante, de modo regular, presentaban tasas de mortalidad, morbilidad y discapacidad bajas. La actividad física programada es altamente efectiva en la prevención y tratamiento de ciertas condiciones como diabetes, hipertensión, obesidad y enfermedad de las arterias coronarias.
Sin embargo, los resultados del estudio de Copenhague sugieren que para reducir el riesgo de muerte prematura y mejorar la expectativa de vida, trotar a un paso moderado pocas veces a la semana es una buena estrategia y puede ser parte de un estilo de vida normal. La actividad física extenuante no solo es innecesaria, sino que podría perjudicar la salud.
Dra. Berdjouhi Tsouroukdissian